Campeonato 1941 - 29ª fecha - 19/10/41.
Concebido como una compulsa de hacha y tiza, parada de guapos y compadritos, porfías bravas de ceño fruncido. El River - Boca en ocaciones ha escapado de su lógica de paridades para entregarnos resultados, que por su disparidad, han quedado en la historia. Y en ese catálogo no muy extenso de peludos superclásicos, el 5-1 de 1941 es sin duda el mas evidente de todos.
Si la Maquina nació el 21 de septiembre del 41 en la cancha de Independiente, tuvo su bautismo de fuego en el Monumental una tarde calurosa de octubre ante los primos de la Ribera. El evento esperado, la situación propicia. River- Boca. El choque presagiaba definición de torneo, aunque a decir verdad, nadie esperaba tamaña demostración de superioridad. El domingo anterior Boca Juniors le había ganado a San Lorenzo de Almagro, puntero hasta esa fecha, propiciando el ascenso de River a la cima. El xeneize llegaba entonado y sabiendo que ganar en Núñez, lo ponía a tiro de la vuelta olímpica.
Cerca de 90.000 personas asistieron esa tarde a Núñez, que todavía no era un barrio tan urbano y tan distinguido. Imaginen el calor golpeando sobre el cemento fresco de una nueva Buenos Aires. El tumulto humano llegando como sea a la fiesta. El anillo superior de la herradura apiñando gente a mas no poder. La lengua marrón del Plata asomándose detrás del arco. Y en la cancha, un gran River que venía volteando muñecos en serie, y un gran Boca, campeón el año anterior y con jugadores legendarios en su elenco titular.
Pero esa paridad fue solo una ilusión óptica. En cancha había un equipo de extraterrestres. A los 11 minutos del primer tiempo, una serie de toques veloces terminó con Labruna definiendo de cabeza ante Estrada. Boca comprendió entonces que no tenía chances, pero ni siquiera consiente de su inferioridad, pudo contener el paredón de fútbol que se le vino encima. Fue humillación. La primera parte concluyó 3-0 solo por mala puntería. En el complemento llegó la hora del toque. Ernesto Lazzatti, el rubio jerarca del medio bostero, acabó agitado y fuera de linea en su vano intento por contener el floreo de Pedernera. Lucho Sosa, un tipo de look distinguido, bailó con la mas fea ante un Moreno superlativo. Muñoz ante Valussi y Labruna ante Ibáñez ganaron sus duelos por escándalo. Jaime Sarlanga, figura de alta clase, padeció la sobria y rotunda custodia de Bruno Rodolfi, quién lo maniató con la facilidad con que se domestica un perro manso.
El Charro hizo el segundo pisando el área, escoltando el ataque por las puntas. Deambrossi marcó el tercero tocando corto debajo del arco tras una serie de rebotes. El mismo Mono y Adolfo Pedernera, entrando a la valla con pelota y todo, completaron la goleada en la segunda parte. Dicen que los aplausos acompañaron el toque de los millonarios en los minutos finales del partido. Faltando unos instantes, una escapada del atómico Mario Boye estableció el descuento final. El grito de gol de los hinchas de Boca apenas se escuchó.
Por River fueron Barrios; Vaghi y Cadilla; Yácono, Rodolfi y Ramos; Muñóz, Moreno, Pedernera, Labruna y Deambrossi. Señores, nada menos que La Máquina. Boca jugó con Estrada; Ibáñez y Valussi; Sosa, Lazzatti y Penas; Boyé, Monestés, Sarlanga, Alarcón y Emeal. Se los nombra porque en cada espectáculo siempre debe haber un partenaire.
El juez del partido fue el inglés Braum. Seguro que al retornar a su tierra se habrá replanteado seriamente la idea de en que lugar se jugaba el mejor fútbol del mundo.
Si la Maquina nació el 21 de septiembre del 41 en la cancha de Independiente, tuvo su bautismo de fuego en el Monumental una tarde calurosa de octubre ante los primos de la Ribera. El evento esperado, la situación propicia. River- Boca. El choque presagiaba definición de torneo, aunque a decir verdad, nadie esperaba tamaña demostración de superioridad. El domingo anterior Boca Juniors le había ganado a San Lorenzo de Almagro, puntero hasta esa fecha, propiciando el ascenso de River a la cima. El xeneize llegaba entonado y sabiendo que ganar en Núñez, lo ponía a tiro de la vuelta olímpica.
Cerca de 90.000 personas asistieron esa tarde a Núñez, que todavía no era un barrio tan urbano y tan distinguido. Imaginen el calor golpeando sobre el cemento fresco de una nueva Buenos Aires. El tumulto humano llegando como sea a la fiesta. El anillo superior de la herradura apiñando gente a mas no poder. La lengua marrón del Plata asomándose detrás del arco. Y en la cancha, un gran River que venía volteando muñecos en serie, y un gran Boca, campeón el año anterior y con jugadores legendarios en su elenco titular.
Pero esa paridad fue solo una ilusión óptica. En cancha había un equipo de extraterrestres. A los 11 minutos del primer tiempo, una serie de toques veloces terminó con Labruna definiendo de cabeza ante Estrada. Boca comprendió entonces que no tenía chances, pero ni siquiera consiente de su inferioridad, pudo contener el paredón de fútbol que se le vino encima. Fue humillación. La primera parte concluyó 3-0 solo por mala puntería. En el complemento llegó la hora del toque. Ernesto Lazzatti, el rubio jerarca del medio bostero, acabó agitado y fuera de linea en su vano intento por contener el floreo de Pedernera. Lucho Sosa, un tipo de look distinguido, bailó con la mas fea ante un Moreno superlativo. Muñoz ante Valussi y Labruna ante Ibáñez ganaron sus duelos por escándalo. Jaime Sarlanga, figura de alta clase, padeció la sobria y rotunda custodia de Bruno Rodolfi, quién lo maniató con la facilidad con que se domestica un perro manso.
El Charro hizo el segundo pisando el área, escoltando el ataque por las puntas. Deambrossi marcó el tercero tocando corto debajo del arco tras una serie de rebotes. El mismo Mono y Adolfo Pedernera, entrando a la valla con pelota y todo, completaron la goleada en la segunda parte. Dicen que los aplausos acompañaron el toque de los millonarios en los minutos finales del partido. Faltando unos instantes, una escapada del atómico Mario Boye estableció el descuento final. El grito de gol de los hinchas de Boca apenas se escuchó.
Por River fueron Barrios; Vaghi y Cadilla; Yácono, Rodolfi y Ramos; Muñóz, Moreno, Pedernera, Labruna y Deambrossi. Señores, nada menos que La Máquina. Boca jugó con Estrada; Ibáñez y Valussi; Sosa, Lazzatti y Penas; Boyé, Monestés, Sarlanga, Alarcón y Emeal. Se los nombra porque en cada espectáculo siempre debe haber un partenaire.
El juez del partido fue el inglés Braum. Seguro que al retornar a su tierra se habrá replanteado seriamente la idea de en que lugar se jugaba el mejor fútbol del mundo.
7 comentarios:
la bandera de Bolivia la pusiste al revés....en el tema del superclásico que se jugará en Santya Cruz
Hola anónimo
Es cierto el error y ya está subsanado.
La bandera de Bolivia es Rojo, oro y verde. El reino animal, mineral y vegetal.
Espero sepas disculpar.
Saludos
Tenés idea de cómo era la disposición táctica?
Barrios; Vaghi y Cadilla; Yácono, Rodolfo y Ramos; Muñóz, Moreno, Pedernera, Labruna y Deambrossi
Escuché alguna vez que estos equipos de River hacían fútbol total, todos sabían jugar de todo
Un abrazo
Hola Negro.
Era 2-3-5 pero en realidad el sistema de la maquina tambien podía entenderse como un 3-2-2-3.
Segun tengo entendido:
- Vaghi era como un líbero, tiempista, sobraba y ordenaba la defensa.
- Abajo lo acompañaba el uruguayo Cadilla y el Pacha Yácono, que era especialista en marcaciones individuales a los mejores jugadores del rival.
- Alguna vez escuche hablar del "cuadrado mágico": es decir Rodolfo - Ramos - Moreno - Pedernera. Ellos jugaban en el medio del campo generando el fútbol de River. Pedernera era el cerebro y un jugador muy fino (algo asñi como un Riquelme dicen (perdon por la herejía de la comparación, no), pero con mucho mas gol -hizo mas de 180). Rodolfi y Ramos eran mas sacrificados pero aportaban (especialmente Ramos) en ataque. De Moreno no hay mucho para decir. Estaba en todos lados y en todos lados hacía la diferencia.
- Muñoz no se movia de la derecha. Era desborde y centro. Y era buenisimo.
- Labruna y Loustau jugaban mas combinadamente, hacian paredes, cambian de roles. Claro que labruna era el ejecutante de las jugadas y el hombre gol. En tanto que Loustau -ademas de su talento natural- tenía tanto sacrificio que ayudaba en el medio en la marcación también cuando era necesario.
Si alguien lee esto, que aporte y corrija lo necesario.
Ojalá existieran archivos de partidos completos de la maquina. Una lástima.
Pero este equipo ya era la máquina? porque falta Lousteau que ingresaría unos años después
Por la comparación que hacés de Pedernera:
Conocí en un laburo a un Sr muy mayor y fanático del fútbol, más bien enfermo, hincha de Excursio y bostero. Pero principalmente amante del fútbol. Por ej te podía decir la formación de la reserva de Excusio del año '59.
Decía que Pedernera fue el mejor jugador que vio en su vida por encima de Di Stefano, Maradona o Pelé
Negro.
Pedernera fue el eje fundamental de la maquina. Sin el no hubiese existido. Nació cuando lo pusieron de armador (jugaba de wing izquierdo como Loustau). Ese primer partido fue en la cancha de Indpendiente en el 41 (allí jugaron por primera vez Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna y Deambrossi).
Loustau recién debutó a mediados del 42.
Claro que los nombres famosos de la maquina son los de Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna y Loustau. Pero ellos "apenas" jugaron 18 partidos oficiales juntos. aunque parezca raro.
Pero La maquina no eran esos cinco nombres sinó todo el equipo y -sobre todo- su estilo de juego.
Cuando se fue Moreno a México en el 44 lo reemplazó un tal Gallo. A veces jugaba Deambrossi, a veces entraba Joaquín Martínez, otras veces entraba Baez. Luego volvió Moreno.
Pero realmente la máquina dejó de existir cuando a principios del 47 vendieron a Pedernera a Atlanta, por un quilombo que tuvo Don Adolfo con Liberti por su contrato.
Saludos
DAlmasitto solo dejame acotar que Pedernera se fue de River no solo por el conflicto con su contrato (Pidio una plata imposible) pero esto se debia a varias cosas:
Estaba enfrentado muy fuertemente con Labruna desde hacia mucho tiempo atras y tambien aunque hoy nos suene increible tenia cierta resistencia de la hinchada que lo acusaba de no tener gol!!!!!!
Sumado a eso abajo venia empujando un pequeño nene de pecho y que la temporada anterior la rompio en HUracan: Alfredo Distefano.
Si lo consiguis (por internet yo lo hice) lee Futbol todo tiempo e historia de la maquina de Carlos Barullo Peucelle. donde dan detalles precisos de esto que hablamos
PD: Lousto llego a River como defensor
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