miércoles, 29 de agosto de 2012

JUGADOREEEEE...

River Plate  1 - 0  Newell's Old Boys
Metropolitano 1983 - 14/08/83
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   La canción se llama “It’ a heartache”, fue compuesta en el año 1977 e impulsada a la fama por la voz ronquita de Bonnie Tyler. El folclore tribunero del país convirtió su melodía en una especie de hit de la bronca cuando los resultados deportivos resultan esquivos. Su letra está dedicada a los jugadores y al sexo de sus madres, y habla de poner huevos y de no jugar contra nadie. En 1983 su potencial incendiario aún no había sido descubierto por la chispa creativa de algún iluminado barra con beta musical. Si así hubiese sido, el ya clásico “Jugadoreeee….” No hubiese dejado de atronar en aquellas rabiosas tribunas del Monumental, la tarde del 14 de agosto de 1983, en ocasión de la 13ª fecha del Torneo Metropolitano.
   Hasta el maldito 2011, ningún hincha de River más o menos leído hubiese dudado en calificar a 1983 como el peor año en la historia institucional de la banda roja. La decadencia en la que se encontraba sumido el proceso de Aragón Cabrera arrastraba al Club a una debacle deportiva y económica sin parangón. River debía mucha plata. River despedazaba su plantel exitoso. River cedía protagonismo escénico. River asustaba con la posibilidad de descender. Para colmo de males, cierta cadena de desgracias (Asesinato del barra Alberto Taranto tras un superclásico en Vélez. Muerte inesperada del ídolo Ángel Labruna en un sanatorio capitalino. Muerte del delantero Oscar Trossero por un aneurisma en pleno vestuario del Gigante de Arroyito) sumían el ánimo del mundo River dentro de un pesimismo que fue el verdadero protagonista de toda esa temporada.
   Y si como toda aquella concatenación de mufas no fuese suficiente, la huelga a la que se plegó el plantel profesional por falta de pago en el arranque del Metro de ese año, hizo estallar la bronca de un hincha que hasta allí se había mostrado dispuesto a tragarse todos los sapos posibles para no espesar más un clima demasiado turbio. Durante el largo mes y medio que duró la protesta, River jugó sus partidos con elementos de la cuarta y la quinta división, cuyo esfuerzo y enjundia para inmolarse en la desventaja, no hizo más que exacerbar los ánimos de los parciales –de por sí ya muy caldeados- contra la postura de los huelguistas.
   Todo se desmadró el 14 de agosto de 1983 ante Newell’s Old Boys de Rosario, día en que los profesionales volvieron a jugar tras la medida. El Monumental fue un hervidero que no necesitó más de 15.000 almas para explotar. Los jugadores, sabedores de la mala onda reinante, se comprometieron a ser lo menos demostrativos posibles ante su propio público enervado. Salieron a la cancha a paso cansino y con la cabeza gacha, escoltados por por una rechifla que tapaba a los tibios aplausos. Apenas saludaron cuando se pararon en el círculo central. Los insultos caían ya como pesadas piedras a sus pies sin que el grueso límite de la pista de atletismo los ponga en salvaguarda de su daño moral. Epítetos hirientes llovían al por mayor: Traidores!. Ladrones!. Mercenarios!. Gallinas!. Mostaza Merlo miraba a sus constados y con un par de aplausos bruscos buscaba contagiar ánimo a los suyos.  Un pibito como Carlos Tapia intentaba en la descarga de algún pique corto espantar las tensiones de una realidad que no le pertenecía. Los uruguayos Bica y Francescoli miraban absortos como un Club (del cual habían dicho era la Casa Blanca) podía consumirse en su fuego interno sin miramientos.
   El hincha puede ser muy cruel al momento de demostrar su enojo. Cada toque de Newell’s era acompañado por un “ole” hiriente. Cada pase errático era procedido por un murmullo irritante. Cada salida del banquillo del DT José Varacka despertaba inmediatamente el “Sentate allá, ladrón!” de la San Martín. Promediando el primer tiempo, el volante millonario Daniel Messina tuvo que ser atendido por un golpe y de la tribuna bajó un conteo socarrón modo juez de box hasta darle el out al lesionado.
   Cuando faltando 20 minutos para culminar un match anodino, Enzo Francescoli maniobró en el borde del área, alcanzó a rematar chanfleado al segundo palo provocando el rebote largo del arquero Civarelli. Alberto Bica llegó primero que todos y la mandó a guardar en el arco del Río de la Plata. Una montonera de jugadores se aferró en un abrazo de bronca y revancha. En las tribunas el gol se gritó sin la enjundia habitual. En muchos casos lo hicieron por compromiso.
   Gabriel Puentedura; Julio Olarticoechea, Eduardo Saporiti, Enrique Nieto y Jorge García; Daniel Messina, Reynaldo Merlo, Carlos Tapia y Enzo Francescoli; Oscar Víctor Trossero y Alberto Bica salieron a la cancha por River. Cuando pitó el final Jorge Romero nadie sabía bien que hacer. Los jugadores ni saludaron antes de bajar a los vestuarios. El público, dolorido pero tal vez anestesiado por la victoria, los despidió con mas tristeza que bronca. Todos sabían que algo se había roto para siempre.

lunes, 27 de agosto de 2012

ANTIFUTBOL PARA TODOS

River Plate  0 - 0  San Lorenzo
Torneo Inicial 2012 - 4ª fecha.
Estadio Monumental - 26/08/12.
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RIVER PLATE: Barovero (6); Mercado (5), Maidana (5), González Pírez (5) y Ramiro Funes Mori (5); Sánchez (4), Cirigliano (4), Ponzio (6) y Lanzini (4); Rogelio Funes Mori (5) y Trezeguet (4). Posteriormente Cazarez (5) y Villalva. DT: Matías Almeyda.
SAN LORENZO: Migliore; Masuero, Bianchi Arce, Alvarado y Kannemann; Prosperi, Buffarini, Aguiar y Telechea; Furch y Jara. Luego H. Villalba, Mercier y Álvarez. DT: Ricardo Caruso Lombardi.
GOLES: No hubo.
ÁRBITRO: Germán Delfino (bien)
MAN OF THE MATCH: Pablo Migliore (San Lorenzo)
RESULTADO MORAL: River Plate 0 - San Lorenzo 0.

No es un OVNI. No es un avión. No es un asteroide. Es una pelota que vuela sin control. Allá va expulsada por un expeditivo zapatazo. Parará varios metros más adelante a merced de otro bartolero que la vuelva a poner en órbita. Yirará errática de pié en pié sin dueño ni sentido. 90 minutos sometida a un destrato irrespetuoso. Es un himno a lo ordinario. Foules, fricciones, protestas, demoras, imprecisiones, chamuyos. A sus costados el espectáculo monstruoso hierve en el climax de su decadencia, socabado por la inescrupulosa excusa de la pasión. Para peor, la masa come esa bazofia con fruición. Acepta el mamarracho como parte de las presiones y las urgencias que agobian a nuestros clubes y que el negocio prefabrica con perversión. Y mientras tanto seguimos sin ver lo evidente y -al parecer- irremediable: Que partidos como el que protagonizaron esta noche River y San Lorenzo hieren de muerte a esto que aún dice llamarse "Glorioso Fútbol Argentino".
¿Y River?. ¿y San Lorenzo?. Disfrazados con los ropajes que la circunstancia les impone, hicieron lo que todos sabíamos que iban a hacer. Y lo hicieron con tanta perfección que otra cosa que no hubiese sido un rotundo 0-0 hubiera sido batacazo. El millonario fue a buscar la victoria tratando de hallarla al tanteo en una pieza oscura y lo único que hizo fue chocarse contra las paredes. San Lorenzo vino a buscar el punto. Respetó una receta humillante para su gloria pero efectiva para su presente y se aferró al negocio del cero ya desde el primer tiempo. Y entre el "no puedo" de uno y el "no quiero" del otro, salió un bodrio espantoso que exime de todo comentario a los que nos sometimos a la tortura de observalo.

jueves, 23 de agosto de 2012

"JUGÓ COMO UNA MÁQUINA EL CAMPEÓN"


El título va textual para graficar el verdadero poder una frase exacta, dicha en el momento preciso y en la adecuada circunstancia. Resulta fascinante imaginar a Borocotó (Ricardo Lorenzo Rodríguez, uruguayo, periodista de El Gráfico) yendo hacia la redacción de su revista buscando las frases justas para describir en una crónica la demostración que acababa de presenciar. Podría haber figurado un ballet clásico, o un jardín florido, o un veneno letal. Pero no. Eligió una máquina como metáfora, algo que suponga perfección, fortaleza, modernidad. Borocotó no lo sabía, pero estaba poniéndole nombre artístico a un pedazo de historia del fútbol mundial.
   La vieja cancha de Chacarita en Villa Crespo estaba en la calle Humboldt al 300, al lado del estadio de Atlanta. Las separaba un alambre y una calle, y tan cerca estaban que en los partidos importantes la gente ocupaba la parte alta de la tribuna bohemia para ver el partido en el reducto de al lado. En esa tarde del 7 de junio del 42 ocurrió una de las más altas funciones de La Máquina que se recuerden. Toques irreverentes, gambetas indescifrables, paredes supersónicas, goles impecables, rivales que la veían pasar. Fue un 6-2 (2 Angelito, 2 Adolfo, el Charro y Emanuelli en contra) que mereció ser una docena. Moreno descosió el cuero como siempre, de puro ególatra que era, y también para desmentir sus 4 horas de sueño. Pedernera el estratega más perfecto, Muñoz el wing del demonio, Labruna el apellido del gol. Cuando caía el sol porteño un estruendoso aplauso cerrado nació de las tribunas y bajó por los tablones. A esos 11 hombres que arrancaron la jornada bajo insultos no les quedó otra que saludar y retribuir la admiración. Pocos habrán percatado en ese instante el bajar presuroso de los escalones de un anonadado periodista, que ya llevaba en su cabeza la idea de plasmar en la perpetuidad del papel el nombre de esa maravilla

lunes, 20 de agosto de 2012

TIEMPO DE SIEMBRA

Tigre  2 - 3  River Plate
Torneo Inicial 2012 - 3ª fecha.
Monumental de Victoria - 19/08/12.
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TIGRE: García; Paparatto, Echeverría y Orban; Galmarini, Castaño, Pío, Leone y Pérez García; Toraza y Maggiolo. Posteriormente Ftacla, Ferreyra y Janson. DT: Rodolfo Arruabarrena.
RIVER PLATE: Barovero (5); Mercado (6), Maidana (6), González Pírez (5) y Ramiro Funes Mori (5); Sánchez (7), Ponzio (7), Cirigliano (4) y Lanzini (6); Rogelio Funes Mori (7) y Villalva (6). Luego Rojas (5), Aguirre y Luna. DT: Matías Almeyda.
GOLES: Daniel Villalva (RP) 10 pt. Carlos Sánchez (RP) 15 pt. Lucas Orban (TIG) 20 pt. Manuel Lanzini (RP) 1 st. Diego Ftacla (TIG) 15 st.
ARBITRO: Saúl Laverni (bien)
MAN OF THE MATCH: Rogelio Funes Mori (River Plate)
RESULTADO MORAL: Tigre 2 - River Plate 3.

   El ejercicio es rutinario y hasta folclórico. La irresistible visteada previa al comienzo de un certamen al fixture de partidos e imaginar someramente la suerte que puede caberle a tu equipo en cada presentación. Hoy en día ningún hincha medianamente informado tildaría a la visita al Monumental de Victoria como una cosecha segura de puntos. Cancha chica, tribuna ardiente, clima espeso, accesos difusos, serruchando la tabla de equilibrio para ayudar al Matador, ese cuadro que es (amén de lo anteriormente mencionado) un buen -aunque desmantelado- equipo de fútbol.
   Pero el valor del triunfo millonario no está únicamente en la complejidad que pueda suponer el adversario y la circunstancia, sino por ciertas aristas que se dejaron ver en la concepción propia de la victoria. Fueron tres puntos que River pretendió desde el inicio mismo del match y por el que hizo mal que mal los mayores méritos para obtenerlos. Salvó con acierto el escollo de tener ausente a su figura y referente, para saber explotar la mayor virtud que su plantilla en cancha exponía: La rapidez y movilidad en posiciones de ataque. Tocó, buscó sociedades, mostró apetito, transmitió menos dudas que de costumbre. Con Villalva picante, Funes Mori lúcido en el área, Lanzini y Sánchez martillando en las trepadas, Ponzio con la batuta del medio, la banda cimentó 20 minutos iniciales de alto vuelo, coronados con 2 goles repletos de belleza en elaboración y concreción.
   Ocurrió que al mínimo contratiempo (inexorable ley del ex de Lucas Orban) la solvencia inicial se fue esfumando y el millonario quedó atrapado en la maraña de indecisiones que provocaba la certeza de saberse poderoso en ofensiva, pero absolutamente vulnerable en la retaguardia. Diga que este Tigre lastimado de ausencias no pasó de ser una turba voluntariosa arremetiendo al tun tun, y el festejo -más allá de algún sofocón a las perdidas- no corrió peligro.
   No es casualidad que River haya ganado todos sus puntos en el torneo en condición de visitante. La riqueza técnica suele explotar con mayor facilidad en la libertad del campo abierto, y este equipo la tiene. Es cuestión de darle valor agregado a lo ya hecho y cimentar punto por punto, victoria tras victoria, una estructura que nos permita saber para lo que verdaderamente estamos en este primer semestre. Hay que ser optimistas y pacientes. Para cosechar alegrías, primero hay que saber plantar ilusiones. Este de ahora, es el tiempo de siembra.

miércoles, 15 de agosto de 2012

CAMPAÑA 1962

Año agitado si los hay. El U2, avión espía norteamericano, detecta varias plataformas lanzamisiles en las costas cubanas apuntando a yankilandia. Son 13 días donde el mundo queda a las puertas de una nueva guerra mundial. Kennedy impone un bloqueo económico sobre la isla que perdura hasta hoy. Aparece muerta Marilyn Monroe en una habitación de su mansión de Beverly Hills. Tiene 36 y se habla de una sobredosis de barbitúricos. Juan Carlos (entonces Príncipe heredero al trono de España) y Sofía de Grecia se casan en Atenas. Jamaica se independiza de Gran Bretaña y Argelia hace lo mismo de Francia. Spider-man aparece publicado por primera vez en formato historieta en la revista Amazing fantasy. Ringo Starr se une a los Beatles. Los Rolling Stones tocan por primera vez en un sucio teatro londinense llamado The Marqueé.
   River debe afrontar el sabor de una frustración fuerte. Apuesta a la sapiencia de un viejo cacique de la casa: Néstor Rossi. Pipo borra todo atisbo del "fútbol espectáculo" y apuesta a lo nacional. Llegan Vladislao Cap, Martín Pando, Nicha Sainz y Luis Artime. El el verano ocurre una celebrada victoria por 2-1 en el Monumental ante el famoso Santos de Pelé. El equipo es durante buena parte del certamen una aceitada máquina de ganar. Compite palmo a palmo con Boca por la vuelta olímpica. Faltando una fecha se enfrentan en La Bombonera. Faltando poco y en desventaja por uno, Antonio Roma le ataja un penal a Delem en flagrante adelantamiento. El juez Nai Foino se traga el silbato ante lo evidente. Luisito y Delem arremeten con grandes temporadas en lo individual de 26 y 18 goles cada uno. Puntales de un buen equipo que se quedó sin nada.


CAMPEONATO AFA 1962

1-  Estudiantes (LP)  3-1  -  Artime (3) / Sainz (ec).
2-  Chacarita Jrs.  2-2  -  Artime, Sarnari / Restivo, Diego.
3-  Racing Club  1-2  -  Delem / Belen, Mansilla.
4-  Independiente  0-2  / Dacquarti, D'ascenzo.
5-  Ferro C.O.  4-0  -  Delem (3), Pando.
6-  Vélez Sarsfield  1-1  -  Griguol / Yudica.
7-  Argentinos Jrs.  2-0  -  Griguol, Artime.
8-  Atlanta  1-0  -  Delem.
9-  Huracán  1-1  -  Artime / Medina.
10- San Lorenzo  3-1  -  Artime (2), Delem / García.
11- Quilmes  4-0  -  Artime (3), Delem.
12- Rosario Central  1-0  -  Artime.
13- Boca Juniors  3-1  -  Artime (2), Delem / Valentím.
14- Gimnasia (LP)  0-2  /  Rojas, Prado.
15- Estudiantes (LP)  2-2  -  Delem, Artime / Koroch (2).
16- Chacarita Jrs.  1-0  -  Artime.
17- Racing Club  6-2  -  Artime (3), Cap, Pando, Delem / Marchetta (2).
18- Independiente  4-1  -  Artime (3), Roberto / Etchegaray (ec)
19- Ferro C.O.  0-0
20- Vélez Sarsfield  4-1  -  Delem (2), Sarnari, Pando / Benedetto.
21- Argentinos Jrs.  3-2  -  Delem, Artime, Pando / Canseco (2).
22- Atlanta  2-1  -  Artime, Roberto / Fernández.
23- Huracán  1-2  -  Onega / Juárez, Marchesse.
24- San Lorenzo  4-1  -  Delem (2), Sarnari, Pando / Sanfilippo.
25- Quilmes  1-0  -  Delem
26- Rosario Central  3-1  -  Artime (2), Delem / Fernández.
27- Boca Juniors  0-1  / Valentím.
28- Gimnasia (LP)  4-1  -  Artime (2), Sarnari, Daniel Bayo (ec) / Diego Bayo.

GOLEADORES: Luis Artime  26-  Delem  18-  Martín Esteban Pando  5-  Juan Carlos Sarnari  4-  Ermindo Ángel Onega  2-  Mario Griguol  2-  Roberto  2-  Vladislao Wenceslao Cap  1-  Daniel Bayo (Gimnasia y Esgrima La Plata -EC-)  1.

EQUIPO BASE: Amadeo Raúl Carrizo (Rogelio Domínguez); José Manuel Ramos Delgado (Roque Mario Ditro),y Marcelo Edmundo Etchegaray; Alberto Carlos Saínz, Vladislao Cap y José Varacka; Martín Esteban Pando, Juan Carlos Sarnari (Ermindo Ángel Onega), Luis Artime, Delem y Roberto Frojuello.

sábado, 11 de agosto de 2012

AQUEL SABOR

Estudiantes (La Plata)  0 - 2  River Plate
Torneo Inicial 2012 - 2ª fecha.
Estadio Único de La Plata - 11/08/12.
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ESTUDIANTES: Villar; Angeleri, Alayes, Desábato y Ré; Núñez, Braña, Martínez y Jara; Fernández y Carrillo. Posteriormente Auzqui. DT: Diego Cagna.
RIVER PLATE: Barovero (6); Mercado (5), Maidana (6), González Pírez (5) y Ramiro Funes Mori (6); Sánchez (5), Cirigliano (5), Ponzio (6) y Lanzini (4); Rogelio Funes Mori (8) y Trezeguet (7). Posteriormente Aguirre (5), Rojas (6) y Ledesma. DT: Matías Almeyda.
GOLES: Rogelio Funes Mori (RP) 8 st. Rogelio Funes Mori (RP) 21 st.
ARBITRO: Diego Abal -mal-.
MAN OF THE MATCH: Rogelio Funes Mori (River Plate)
RESULTADO MORAL: Estudiantes 0 - River Plate 1.

   Lo tengo muy presente hasta hoy, tal vez para guardar como sea esa sensación placentera. Fue un sábado otoñal del año pasado ante Racing, un 30 de abril frío y nublado como este. Recuerdo que Carrizo atajó el viento y que Lamela la descosió con su repertorio de pisadas. No me olvido el potente taponazo de Pavone en el penal de la victoria y el festejo a brazo tendido de cara a una tribuna, que entre el penar ruin del descenso, se animaba a la inconsciencia del campeonato. Quedó tan lejos aquella última victoria en Primera que todo el tiempo transcurrido desde aquel día hasta hoy parece parte de otra vida, de otra historia, de una nebulosa eterna de la cual volvimos como pudimos, enteros, pero absolutamente distintos.
   River resolvió en La Plata un tramite que amenazaba desde la previa en volverse un peloteo engorroso. Lo hizo con cierta autoridad y sin demasiados contratiempos, y no fue necesario extremar los límites del ingenio, la creatividad y el aguante para volverse de las diagonales en paz interior. Chapoteando en un campo veloz, la banda debió adaptarse a un juego donde el pelotazo y la fricción fueron ley. Supo morder, supo rechazar y supo ser efectivo cuando el adversario descubrió el mentón en una contra. Poquísimo para nuestra historia. Justo y necesario para nuestra realidad.
   Quedan tres unidades indispensables para abortar cualquier mala onda y un puñado de sensaciones sobre las cuales apoyarse para crecer: Barovero superó ampliamente un debut chivo, alejando con solvencia la sensación de cagada inminente que expelía la valla millonaria en el último tiempo. Ariel Rojas, dentro de la soberbia timidez que aún lo envuelve, dejó advertir algunas cositas (excelente pegada zurda, vocación para el orden y el juego) que lo hacen un elemento al que no deberían faltarle las oportunidades. David Trezeguet con tres pinceladas (cabezazo maestro sacado por Villar, pase gol a Lanzini y asistencia a Funes Mori) demostró que puede ser tan determinante como siempre, aún sin anotarse en la red, tanto para ser el faro y titiritero de la ofensiva, como para servirle de efecto descompresor al mellizo delantero, quién no en vano recuperó en estos ocho meses de 2012, los pergaminos de gran delantero que supo mostrar en sus tiempos de novato. 
   Vuelvo a degustar aquel legendario sabor. El dulce aroma de una victoria en Primera. Paseo un largo rato ese néctar por todo el paladar hasta dejarlo irse lentamente por la garganta, tan revitalizante y placentero como siempre. Solo allí comprendo cuanto lo extrañaba. Está claro que ganar no es todo en la vida, pero a veces se vuelve tan necesario...

miércoles, 8 de agosto de 2012

BRUNO RODOLFI

River Plate 1934/44 – 1947/48  -  170 partidos – 5 goles – 5 títulos
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Había dos cosas imposibles de lograr con Bruno Rodolfi. Primero despegarse de su persecución a la hora de la marca. Y segundo arrancarle una sonrisa entre tanto despliegue de sobriedad. Así era este mendocino derecho y señorial, cortado con la tijera del recato y la timidez, reacciones lógicas para un paisano de tierra adentro que se aventura a las desmesuras de la gran ciudad.
   Bruno Rodolfi había nacido el 26 de Abril de 1915 en la provincia de Mendoza. La magia del boca a boca y la cadena de contactos informales, acercaron los rumores de volante en jefe que despertaba cada domingo en los pelados reductos viñateros, a oídos de un par de dirigentes riverplatenses que aceptaron jugarle una fichita (de 5000 pesos) a este desconocido centrojás de Gimnasia y Esgrima.
   La fascinación constante, el movimiento permanente, la paz esporádica de una ciudad bestial y de una camiseta por todos conocida seguramente habrán hecho mella en las costumbres de un muchacho de palabras contadas y gestos sencillos. Pero nada de eso se notó en el campo de juego, donde su rectitud y compromiso prendieron rápido en la consideración de un hincha siempre exigente. Jugó al lado de Esteban Malazzo y Aarón Wergifker sus primeros partidos como profesional en la extensa temporada de 1934 apuntalando siempre en base a marca y orden las pulsiones ofensivas de nenes como Bernabé Ferreyra, Nolo Ferreira y Carlos Peucelle.
   La rutilante adquisición de José María Minella, lo relegó un par de temporadas a un segundo plano del que logró escapar por su aptitud para ocupar la zaga central en casos de fuerza mayor y por una sorprendente convocatoria a la Selección Nacional en el año 1937, cuando era reserva en el equipo que lo contenía. Tanta paciencia y dedicación le redituaron dividendos personales al poco tiempo, cuando las tabas del gran Pepe poco a poco acusaron la edad y el esfuerzo.
   Más canchero y más experto en su función de contrapeso del equipo, Rodolfi entregó sus mejores años entre 1940 y 1943. Si la fabulosa irrupción de La Máquina es definida como un violento reverdecer de la primavera futbolística, Bruno (y Ramos, y Vaghi, y Yácono, y Ferreyra) deben ser necesariamente ubicados en los roles de jardineros prolijos, prestos a eliminar cualquier maleza que surgiese para entorpecer la enorme belleza de ese cantero millonario. Los memoriosos recordarán por siempre su fabulosa actuación en el superclásico del año 1941, mientras el quinteto mágico deleitaba con su show de goles (5-1 final), Rodolfi se encargaba de borrar de la cancha al magnífico playmaker xeneize Jaime Sarlanga, con una limpieza y autoridad que fue imposible pasarla por alto.
   Con 4 campeonatos en la mochila y un respeto consolidado en el mundo River, Bruno Rodolfi optó como tantos por emigrar al calor monetario de la novel liga mexicana. Fichó en el Puebla y allí jugó dos temporadas relajadas y exitosas, siendo comandante junto a otros argentinos (Ricardo Alarcón, Eladio Vaschetto, Norberto Pairoux, Emilio Baldonedo) de un cuadro que fue gran protagonista de campeonatos. Emprendió el retorno a mediados del 47 y encaró su último año y medio como profesional a la sombra cada vez más inmensa de Pipo Rossi. Tal vez en esos minutos finales de su carrera haya esbozado alguna mueca de sonrisa dentro del campo, esa que guardo siempre para los suyos, pero que pocas veces se permitió en el fragor de la batalla.

domingo, 5 de agosto de 2012

IGUAL QUE EL SOBREVIVIENTE

River Plate  1 - 2  Belgrano (Córdoba)
Torneo Inicial 2012 - 1ª fecha.
Estadio Monumental  - 05/08/12.
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RIVER PLATE: Vega (3); Mercado (5), Maidana (4), González Pírez (4), Vella (3); Ocampos (6), Cirigliano (5), Ponzio (5) y Lanzini (6); Trezeguet (4), Rogelio Funes Mori (4). Luego Rojas (4) y Aguirre (4). DT: Matías Almeyda.
BELGRANO: Olave; Barrios, Turus, Rodríguez y Quiroga; Zapata, Farré, González y Velázquez; Aquino y Melano. Posteriormente Carranza, Pittinari y Martín. DT: Ricardo Zielinzky.
GOLES: Lucas Melano (BEL) 44 pt. Cesar Carranza (BEL) 1 st. Manuel Lanzini (RP) -tiro libre- 30 st.
ARBITRO: Germán Delfino (mal)
ROJAS: Juan Carlos Olave (Belgrano)
MAN OF THE MATCH: Cesar Carranza (Belgrano).
RESULTADO MORAL: River Plate 1 - Belgrano 1.

Primero la historia...
Hay un estribillo de Ciro y los persas que dice: "Que placer verte otra vez, nos dijimos sin hablar, hoy todo vuelve a empezar, y será lo que ya fue". Amanece un domingo en el que por la tarde juega River. Hace rato que no trasunta tanta paz en una previa. La vida tiene sentido, por fin, el círculo completo, la vuelta de tuerca, la casa en orden, el yin y el yan. Sale River inflando el pecho con el orgullo del sobreviviente que vuelve de la guerra. Lo recibe el monstruo bancatodo, centinela de mil angustias palmeandolo en la espalda con una ovación conmovedora. Suena eso de "Esta campaña volveremo' a estar contigo" al tiempo en que la historia comienza a escribir en esta tardecita de Agosto otro capítulo de esta apasionante biografía.
Despues la realidad...
Mucho podrá discutirse sobre las hipotéticas diferencias que puedan haber entre Primera y Ascenso. Podrá concluirse que las diferencias son pocas, pero existen, sobre todo en dos de los ítem que River padeció en su reestreno: La defensa y la eficacia. Disciplinado en un irrestricto 4-4-2, Belgrano complicó amuchando gente y revoleandola lo más lejos posible, un argumento simplista que suele revatirse con el fútbol que River nunca tuvo. En la primera de cambio, Vega otorgó el regalo que venía prometiendo desde hacía 6 meses ofreciéndole en bandeja el gol a Melano cuando moría la etapa inicial; Eso, más la imperfecta cesión de Cirigliano que derivo en el golazo de Carranza cuando nacía el complemento redondearon la sensación de noche torcida que no se cambiaría, ni con el descuento de Lanzini, ni con el penal errado malamente por Rogelio Funes Mori.
Por último el futuro...
Tal vez ahora que todo está en pañales, sea el momento de poner las cosas en claro. Da la sensación (siempre la dió) que Almeyda no termina de definirse y arrastra en sus vaivenes a todo el equipo. Jugó con un 4 de 3, con un delantero de volante por derecha y un enganche como volante por izquierda, dejó a uno de los mejores arqueros del campeonato en el banco y sacó al primer error al único agente de fútbol claro del mediocampo, para terminar tirandole pelotazos de 50 metros a los dos grandotes de área. Nadie lo entendió. Horneandose todavía en una tarea demasiado compleja, tal vez la lógica del "prueba y error" o el "cara o cruz" deba dejarle paso a la elección sensata de una línea de juego y respetarla a rajatabla. El momento es ahora que tiempo y crédito es lo que sobra.

miércoles, 1 de agosto de 2012

"MATAR A PASSARELLA"


   El Hotel El Mirador es tan austero como la localidad que lo cobija. Mar Chiquita. Hay un solo televisor en el hall y un único teléfono en la oficina de recepción. Se llega por la Ruta 11, adentrandose luego hacia la izquierda por unos dos kilómetros de pavimento austero. Son las 19:30 del viernes 29 de enero de 1993. River acaba de concluir el último entrenamiento de su pretemporada y retorna a la posada para descansar y esperar el partido del día siguiente ante San Lorenzo en Mar del Plata y luego el ansiado retorno a Buenos Aires tras 17 días de castigo en los médanos. A mitad de camino hay un pequeño puente que cruza el arroyo El cangrejo que separa en dos mitades el pueblo. Es allí, camuflados en el papel de solitarios pescadores, donde 4 ojos fisgoneaban el paso del colectivo con el plantel millonario, era la señal que esperaban para dar el zarpazo que tanto habían tramado. Había en sus mentes sed de poder y de revancha. La coyuntura deportiva del momento –Boca campeón tras 11 años, Comizzo borrado sorpresivamente del plantel- lo propiciaba.
   Una hora más tarde, una vetusta camioneta Dodge azul aparca en el hostal. Bajan raudamente 2 personas envalentonadas por la inconciencia, el alcohol y alguna otra cosa más. Sobrevienen cinco minutos de terror. Uno de ellos lleva una manija de crique en la mano, el otro una filosa navaja. El profe Pizzarotti y el utilero Carlos Peralta son los desafortunados en recibirlos en el hall. Ligan duro y parejo. El tumulto aplaca el eterno relax de un lugar simple y familiar. José Miguel y Daniel Passarella, que charlan sentados en el comedor, salen al rescate. Rapidamente, el entonces entrenador, pasa a ser foco exclusivo de los maleantes. “Passarella hijo de puta, poné a Comizzo”. Un navajazo revoleado tajea el ocaso y abre la oreja izquierda del Kaiser. Hay estupor. Un segundo de duda permite que Pizzarotti, en un enorme acto de valentia, tome por la espalda a uno de los facinerosos hasta caer juntos al suelo. Más joven, más fuerte, y más sacado, el barra se incorpora primero y tiene a merced del puntazo al veterano profe. Un instante antes del ataque letal una voz conocida le frena el brazo en medio del recorrido. “Pará Sandokán!!!, que vas a hacer?!!!”. Era el Tolo Américo Gallego. Los delincuentes comprenden que es el momento de la retirada y rápidamente se pierden en las sombras de la noche.
   “Sandokán” era el nombre de guerra de Miguel Alejandro Cano, un pesado que supo conocer el verdadero poder de la barra en los tiempos de Hugo Santilli, pero que había sido apartado de las altas esferas del paravalanchas conforme al cambio de dirigencia de principios de los noventa. Buscaba volver al reinado perdido y –de paso- lavar una afrenta personal que le lesionó el orgullo de matón, cuando el 26 de julio de 1991, Daniel Passarella lo echó a las piñas de la concentración del Monumental, tras una visita nocturna a los jugadores para pedir guita y entradas.
   Cano era changarín y alquilaba una piecita de hotel en la zona de Villa Martelli. No son pocos los que juran haber escuchado de su boca aquello de que un día de estos iba a “matar a Passarella”, en medio de charlas beodas rememorando sus días de gloria al comando del hampa. De aquellas épocas provenía su amistad con Ismael Guassardo, su compañero de correrías en aquella jornada balnearia. A Guassardo le decían Melena y la leyenda del tablón cuenta historias inverosímiles de sus enormes pelotas a la hora del aguante, pero que lo describian como bastante desequilibrado como para arribar a la mesa chica de los bravos, allí donde no solo se debe poseer vocación para la rosca sino frialdad para el negocio y la estrategia.
   La repercusión del altercado cobró velozmente alcance nacional y la Policía no tardó en caerles. Se habló de penas duras, de medidas de fondo, de punto de inflexión, de “basta de violencia”, bla, bla, bla. Finalmente pasó lo que se suponía iba a pasar. Cano y Guassardo fueron condenados y cumplieron penas de 8 y 6 meses de prisión y todo se olvidó con el retorno del campeonato Cuando volvieron a la luz la historia ya había cambiado. Passarella al poco tiempo se fue de Núñez rumbo a Ezeiza, y la barra, gradualmente fue reemplazando sus fichas conforme al crecimiento descontrolado de la maquinaria de violencia, extorsión y pillaje que conocemos hoy. Sandokan y Melena son eslabones de una prolongada cadena forjada con dinero y sangre, donde hasta el propio Passarella (el mismo que alguna vez le plantó lucha a trompada limpia) es responsable de no erradicar y detener.