viernes, 29 de enero de 2010

LA ÚLTIMA HAZAÑA DE NEWBERY

Jorge Newbery (Junín) 1 - 0 River Plate
Torneo Nacional 1974 - 8ª fecha - 08/09/74.


Hugo Spadaro se secó la transpiración de la frente con la manga de su camiseta de piqué azul y blanca. No habían pasado 15 minutos de partido y ya estaba ante la situación que había imaginando desde que, meses antes, supo que el destino lo pondría cara a cara con un coloso del fútbol. Un penal a favor. Enfrente estaba River, intimidando con su camiseta inalcanzable, y su nombre soñado. Enfrente también estaba el mítico Perico Pérez, un arquero que sabía de la gloria de copar titulares de diarios por haber detenido 14 penales seguidos. Entonces Spadaro agachó la cabeza, corrió firme, eligió la derecha del arquero y justo levantó la vista para ver como Perico se inclinaba a su izquierda y la pintier se introducía en la valla levantando tierrita. Lo último que habrá escuchado fue el alarido de todo un pueblo que había asistido al Estadio Eva Perón de Sarmiento para ver si era cierto que David podía vencer a Goliat. Luego la emoción lo habrá embargado.
Junín está en el corazón de la Provincia de Buenos Aires. Es grande para ser chica, pero chica para ser grande. Plaza en el centro, Iglesia, Municipalidad y Colegio a los costados. Idiosincrasia de pueblo. Calles con adoquines. Gente mansa. Gente buena. Mucho campo. Alguna industria pujante. Una cárcel famosa. Una enorme laguna aledaña. Nunca pasa nada hasta que un día, un acontecimiento sacude la monotonía de una ciudad acostumbrada a que las cosas relevantes siempre pasen en otro lado. La vida deportiva de Junín no volvió a ser la misma luego del batacazo de Jorge Newbery.
Es la tarde del domingo 8 de septiembre de 1974. 8ª fecha del Grupo B del Torneo Nacional de Fútbol. River visita a Jorge Newbery, una humilde institución juninense, detentando el honor de ser el primer cuadro de esa ciudad en jugar por los porotos un certamen oficial de Primera División, abriendo una herida eterna en el orgullo de Sarmiento, el genuino referente de Junín en los Torneos de AFA. La tarde es luminosa. Toda la región está convulsionada y por días no se habla de otro tema. Los 11 que saltan a la cancha por los locales son –salvo alguna excepción- verdaderos desconocidos para el gran público del fútbol. Pero tienen hambre de gloria. Juegan el partido como si fuera el último de sus vidas. No tienen miedo. Encuentran un penal por falta de Tomate Pena al paraguayo Vidal Ayala. Defienden la ventaja con la piel y el corazón. El festejo del final se transforma inmediatamente en uno de los hitos de la ciudad. Han hecho historia.
El River que visitó Junín era bastante difícil de presentar. Era un cuadro depresivo arrastrando el peso de 17 años de fracasos. Con varios nombres de peso en su plantilla y con Sívori como entrenador. Había arrancado el Nacional con 3 victorias (incluido un 10-1 a Huracán de San Rafael), pero ya para ese entonces, el empuje inicial había acabado. Con la caída ante Newbery, River –literalmente- estaba tocando fondo.
El partido fue arbitrado por Jorge Romero. River fue con Perico Pérez; Japonés Pérez, Hugo Pena, Dardo Urchevick –debutante- y Daniel Passarella; J.J. López, Víctor Marchetti –de cinco- y Sabella; Mastrangelo, Morete y la chiva Di Meola. Luego entraron Carlos María Pinto y Walter Durso. Jorge Newbery jugó con Gironacci –ex River-; Vilches, Oscar Sharry, Horacio Medina e Isamat; Burgos, Hugo Spadaro y Acosta; Vidal Ayala, Rodolfo Cadile y Molina. Su DT era Miguel Ángel Villafañe. En el complemento entró Horacio Rodríguez. Dicen que 22.000 vieron el partido.
Jorge Alejandro Newbery fue un personaje polifacético y genial, temerario y ambicioso. Tuvo uno entre tantas sueños en su vida: Dominar el aire. Llegar lejos. Volar alto. Algo de ese espíritu pionero se corporizó esa tarde juninense del 74 en esos muchachos vestidos de blanco y azul que defendían una institución con su nombre. Llegaron hasta donde nadie había llegado antes. Llegaron, nada menos, que a los territorios de la historia.

miércoles, 27 de enero de 2010

EL TIGRE TUCUMANO

Monteros es el lugar. Uno como cualquier otro. Uno inigualable e irrepetible. 50 kilómetros al Norte, San Miguel de Tucumán, populosa, apiñada, empobrecida, atiborrada de historias y carencias. Pero Monteros es otra cosa. Sur del Jardín de la República. A la vista de quien quiera, como un lomo de buey imponente, el Cerro Ñuñorco, origen y nombre de casi todo lo importante en este pueblo del interior profundo, pringado de humildades eternas e ilusiones postergadas.
Monteros es el lugar. Zafra y caña de azúcar. Veintipicomil personas que viven al compás de la zamba, lejos de los macro shoppings, amigos del saludo amable y la santa inocencia que solo la gente de pueblo puede tener. De Monteros era Segundo David Peralta, el famoso mate cosido, bandolero argentino robinhoodesco. De Monteros, dicen, era Julio Argentino Roca, rector de corte marcial de la vida Argentina, durante buena parte de la historia. De allí es Social Monteros, orgullo de la provincial, alguna vez campeón de la Liga Nacional de Voley. Y finalmente, de Monteros, también es Atlético Ñuñorco. El club de fútbol del lugar. Motivo de exaltación en las tardes domingueras en las que no muchas cosas pasan.
Ahora. ¿Nos interesaría Ñuñorco si no tuviera una directa vinculación con River Plate?. Probablemente no. Es innegable que cuando uno se entera que hay en los torneos Nacionales un equipo que se viste como River, que tiene un escudo como River, y que tiene una historia que es el reflejo de la pasión riverplatense, inevitablemente el prisma con el que se lo observe será radicalmente distinto.
El Club Atlético Ñuñorco nació el 22 de junio de 1941. Lo alumbraron, reunidos en una sala de cine, un grupo de muchachos que jugaban al fútbol representando al Ingenio Ñuñorco, alma laboral del pueblo. Debutaron perdiendo 1-7 por la Liga Tucumana. En sus primeros años usaban una casaca blanca con puños negros, hasta que una iniciativa dirigencial decidió modificar para siempre sus colores. Dicen que las deliberaciones fueron arduas e inconducentes. Había entre los noveles dirigentes simpatizantes de River y Boca que proponían los colores de la insignia de sus amores para engalanar a Ñuñorco. La decisión salomónica arribada optó por que decidiera el azar. El ganador del superclásico inmediato aportaría los colores y el diseño de la vestimenta. No hace falta preguntar quien fue el vencedor.
A Ñuñorco sus hinchas lo llaman el Tigre Tucumano. Tiene un estadio que es orgullo de la localidad, con tribunas en los 4 laterales y una capacidad para 15.500 personas. La mitad de Monteros entra allí. Ganó 16 veces la Liga Tucumana del Sur. Recibió la visita amistosa de River, Boca, San Lorenzo, Lanús, Central, Ferro, Cerro Porteño de Paraguay, U. Católica de Chile y Mariscal Santa Cruz de Bolivia, entre otros. Conoció sus días de gloria en los años 90 cuando animó por varias temporadas el Torneo Argentino A. Su nombre (Junto a Ben Hur, Alianza San Juan, Huracán San Rafael, Estudiantes Río IV, 13 de Junio de Pirané, Juventud Antoniana, CAI de Comodoro, Cipolletti, etc,etc), se hizo sinónimo de ese titánico certamen de exigua y jugosa recompensa: Una plaza en la B Nacional.
Hoy, el River tucumano es –junto a Deportivo La Florida de San Miguel- una tercera opción ineludible, si se busca un referente del fútbol tucumano que no sea Atlético o San Martín. Por estos días, Ñuñorco anda con el perfil mas bajo que de costumbre, pero dispuesto a afrontar el arduo camino del Torneo del Interior, buscando la quimera de llegar alguna vez a los grandes círculos del balompié nacional.

lunes, 25 de enero de 2010

LOS PODERES DE LA MENTE

River Plate 1 (3) - 1 (1) Boca Juniors
Amistoso - Copa Revancha.
Malvinas Argentinas (Mendoza) - 24/01/10.


RIVER PLATE: Vega; Ferrari, Ferrero, Quiroga y Díaz; Affranchino, Ahumada, Abelairas y Ortega; Bou y Funes Mori. Posteriormente Coronel, Villalva y Ludueña. DT: Leonardo Astrada.
BOCA JUNIORS: Abbondanzieri; Ibarra, Cáceres, Bonilla y Morel Rodríguez; Medel, Rosada, Erbes y Colazo; Mouche y Viatri. Posteriormente Sánchez Miño. DT: Abel Alvez.
GOLES: Lucas Viatri (BJ) 31 pt. Gustavo Bou (RP) 6 st.
PENALES: Por River convirtieron Matías Abelairas, Gonzalo Ludueña y Rogelio Funes Mori. Paulo Ferrari desvió su remate. Por Boca convirtió Lucas Viatri. Daniel Vega le contuvo a Ariel Rosada y Nicolás Colazo. Juan Sánchez Miño desvió su disparo.
ARBITRO: Sául Laverni.
ROJAS: Hugo Ibarra (Boca Jrs)
MAN OF THE MATCH: Daniel Vega (River Plate)
RESULTADO MORAL: River Plate 1 - Boca Juniors 1.

Primero lo importante, para que el árbol no vuelva a tapar el bosque: Se trata solamente de un partido de verano.
Segundo y abusando de la objetividad. Anoche no ganamos. Empatamos. Festejó River porque las definiciones por penales en este tipo de partidos se realizan solo porque a alguien hay que darle la copa, y porque los diarios del dia después tienen que venderse.
Se va el verano. Se viene lo importante. Pocos sospechabamos que en estos tórridos días de Enero, River encontraría un capital anímico tan grande como el que se lleva de sus excursiones por Mar del Plata y Mendoza. 45 minutos brillantes en La Felíz, un par de pibes prometedores, y una enorme voluntad de cambio expuesta en todos. No es para tanto, pero solo introduciendose en los fabulosos poderes de la mente se puede explicar que River arranque el próximo fin de semana el Torneo Clausura con esta ilusión desbordada y este optimismo a flor de piel.
El juego en Mendoza no dió para mucho. Boca planteó el juego con más pelea y se puso en ventaja con un cabezazo de Viatri. River mostró chispasos de Funes Mori y Ortega, pero solo le alcanzó para encontrar el empate merced de una escapada de Bou. Los penales le abrieron las puertas del lucimiento a Daniel Vega, un tipo al que solo por su cara de buenazo querés que le vaya bien. El neuquino interpuso las manos en los remates de Rosada y Colazo y propició la fiesta.
Y allí está River, festejando de cara a su gente en el Malvinas Argentinas. Festejan los pibes y está muy bien que festejen. Se suman los mas grandes y todos se aferran a esa Copa de nombre incierto, pero que es mucho mas que eso. Estan aferrados a una esperanza. Al fin y al cabo, esa bendita esperanza es una de las pocas cosas genuinas que nos quedan. El resto nos las han robado en el camino.

sábado, 23 de enero de 2010

RIVER / CAMISETA TITULAR 1994 - 1995


Salvo algunas excepciones a la regla, River Plate siempre ha sido una entidad que ha tratado de cuidar la sobriedad de su atuendo. Esta también es una característica fundamental de Adidas, la histórica empresa proveedora de la indumentaria del Millonario. El diseño usado por River entre los años 1994 y 1995, evidentemente, saltó esos parámetros para quedar en el recuerdo.
Sin dudas se trata de los pantalones mas feos usados algunas vez por River. Ocurre que su estreno se produjo en circunstancias tan favorables, que después fue un pecado cambiarlos. River saltó con esta vestimenta por primera vez a la cancha, cuando le ganó a Boca en la Bombonera por 2-0, la tarde de los goles de Ortega y Crespo.
El short en cuestión fue un diseño exclusivamente usado por River. No se recuerda algún otro equipo con ese modelo. Negro, con motivos romboidales en blanco y rojo, que lo emparentaban vagamente con cualquier diseño poco logrado de cualquier empresa de indumentaria boliviana. También, esta equipamiento planteó una variante en la estética de las medias, que incluían las tres tiras de adidas en un formato mucho mas grueso a la altura de la mitad de la pantorrilla, desechando la tradicional vuelta de rayas sobre la rodilla.
River se vistió de esa forma durante las temporadas de 1994 y 1995. Ganó invicto el torneo Apertura del 94. Fue una prenda muy exitosa ante Boca (recordar el 2-0 mencionado, el inolvidable 3-0 del Apertura 94, sumado a 3 victorias en superclásicos de verano: 2-0 en Mendoza en 1995 con goles de Amato y Berti, y dos 1-0 en Mendoza y Mardel en 1996 con tantos de Rivarola y Enzo respectivamente).
Cuando arrancó la Copa Libertadores del año 1996, Adidas planteó el cambio y los benditos pantalones estrafalarios pasaron al recuerdo. Usaron estas prendas jugadores como Fernando Gamboa, Juan Gómez, Gabriel Amato y Ricardo Altamirano.

jueves, 21 de enero de 2010

GOLEADA MORAL

River Plate 3 - 1 Boca Juniors
Amistoso - Copa Desafío
Estadio J.M. Minella (Mar del Plata) - 20/01/10


RIVER PLATE: Vega; Ferrari, Sánchez, Quiroga y Díaz; Barrado, Almeyda, Abelairas y Rojas; Villalva y Funes Mori. Posteriormente Bou, Ahumada y Ludueña. DT: Leonardo Astrada.
BOCA JUNIORS: Abbondanzieri; Medel, Muñóz, Cáceres y Morel Rodríguez; Erbes, Rosada, Giménez y Riquelme; Gaitán y Palermo. Posteriormente Colazo, Monzón y Mouche. DT: Alfio Basile.
GOLES: Rodrigo Rojas (RP) 3 pt. Martín Palermo (BJ) 30 pt. Rogelio Funes Mori (RP) 10 st. Daniel Villalva (RP) 19 st.
ARBITRO: Héctor Baldassi.
MAN OF THE MATCH: Daniel Villalva (River Plate)
ROJAS: Nicolás Gaitán (Boca Jrs.)
RESULTADO MORAL: River Plate 5 - Boca Juniors 1.

Primero algo importante para que el árbol no tape el bosque: No es mas que un partido de verano.
Pero a quien queremos engañar. Escribo esto temprano por la mañana, ya varias horas después de la victoria y con las exaltaciones un poco mas contenidas. Pero volver a ver el gol de Villalva todavía sigue despertando un orgullo difícil de contener. Esa jugada y ese gol tienen que ser una bandera para el futuro. Llevan el sello inviolable de nuestra marca centenaria. Ese gol demuestra que no todo está perdido, y que debajo de las capas y capas de mediocridad que nos han cubierto en los últimos años, está vivo todavía el fuego sagrado que nos hizo el mas grande de todos de nuestro fútbol. La joyita del Keko (toque de primera de espaldas, gambeta y definición maestra) está respaldada por décadas de tradición y buen gusto. Desde Pedernera hasta Ermindo. Desde Peucelle hasta Alonso. Desde Sívori hasta Orteguita.
Seguro que no hay que agrandar las cosas ni pensar que todo ha cambiando, pero vamos amigos, que bravo es disimular la sonrisa y mantener el trasero en el sillón, cuando ocurren cosas como las que ocurrieron en el segundo tiempo en Mar del Plata. River aplastó a Boca y debió golearlo. Lo hizo con el desparpajo de sus juveniles y la actitud de todos. Seguramente es apresurado pensar que nació un nuevo equipo, pero con la calidad de las actuaciones de Almeyda, Rojas o Villalva, no se puede dejar de pensar que este es el camino correcto. El tiempo dirá.
Obvio que un superclásico es otra cosa. El placer es distinto. Ver a Rosada pasar de largo, a Morel pateando el aire, a Abbondanzieri derrotado en el piso, disfrutar con la cara de traste de Basile, Riquelme y Palermo. Uno se siente distinto. El día es un día barbaro, pase lo que pase, caiga quien caiga.
El domingo habrá revancha en Mendoza y será una nueva historia. Hasta podremos perder y no importará. Porque al margen de estos pequeños orgasmos de rivalidad, la principal noticia de la noche marplatense tiene muy poco que ver con nuestros primos feos: La de haber confirmado que -ante Boca o ante cualqueira- River puede jugar a otra cosa y ser mucho mas que un mediocre rejunte de individualidades.
Que así sea.

martes, 19 de enero de 2010

HOY JUEGA LA SELECCIÓN

Nunca falta aquel fanático agrandado que anuncia el partido de su equipo diciendo “je, esta noche juega la selección”. Hoy en día, al menos por estos lados, donde cada partido del representativo nacional significa el arribo a Ezeiza de un paisano de cada pueblo, imaginar la conformación de un equipo con jugadores del mismo club es algo poco menos que risueño.
En determinada época y en ciertos países (sobre todo los del Este de Europa, Rumania, Hungría, URSS, Bulgaria, Yugoslavia) pocos equipos monopolizaron los jugadores de sus respectivas selecciones. En Argentina la historia siempre fue mucho mas repartida debido a la enorme presencia de buenos futbolistas en diversos clubes de gran prestigio y arraigo popular.
Pero de todas formas, River Plate ha sido históricamente el mayor proveedor de elementos para el equipo nacional. Esa tendencia incontrastable alcanzó su pico en el año 1957, en la Eliminatoria Sudamericana para la Copa del Mundo de Suecia. En el partido jugado ante Bolivia en la cancha de Independiente de Avellaneda, 9 de los 11 que saltaron al terreno de juego eran jugadores de River Plate. Amadeo Carrizo; Alfredo Pérez, Federico Vairo, Néstor Rossi, Gilberto Sola, Eliseo Prado, Norberto Menéndez, Ángel Labruna -38 pirulos- y Roberto Zárate. Solo Francisco Lombardo (Boca Jrs.) y Omar Orestes Corbatta (Racing) no vestían domingo tras domingo la banda roja. 7 días antes, en ocasión del juego ante Chile, el DT Guillermo Stábile, había plantado el mismo equipo, pero con Pedro Dellacha en lugar de Alfredo Pérez.
La realidad le daba la razón por aquellos días al entrenador argentino. River era por escándalo el mejor equipo del país, estaba a días de dar su quinta vuelta olímpica en seis años y se hallaba en el pináculo de un ciclo inolvidable para el Club. River era la imagen del Fútbol Argentino para el mundo, y la Selección lo reflejaba.
Esta situación idílica, se contrastaría notablemente con lo que ocurriría apenas un año mas tarde, con la eliminación catastrófica del combinado Argentino en el Mundial de Suecia. Acontecimiento que significó un violento despertar para nuestro fútbol, que había vivido aislado del mapa mucho tiempo, y comprobaba cruelmente que se encontraba bastante lejos del nivel de los mejores del planeta. River pagó muy cara la factura de ese fracaso por aquello de ser la cara visible del balompié nacional. Tanto que puede signarse aquella situación como el puntapié de inicio, para la larga noche de 18 años sin campeonatos.
Ese partido de eliminatorias, jugado a cancha llena en la Doble Visera de Cemento, es histórico. Significó la mayor cantidad de jugadores de un mismo equipo jugando para la selección en la era profesional. Argentina ganó 4-0. A los 8 minutos abrió la cuenta el “mono” Zárate. En el complemento 3 goles en 3 minutos definieron el pleito. Corbatta a los 17, Prado a los 19, y Menéndez a los 20. Dirigió el suizo Raymond Wyssling, quién expulsó al “negro” Sola de Argentina y a Brown de Bolivia.
Con el tiempo, Amadeo Carrizo, José Manuel Ramos Delgado, Ermindo Onega, Luis Artime y José Varacka, ganarían la Copa de las Naciones de 1964 en Brasil. El Pato Fillol, Daniel Passarella, Norberto Alonso, Oscar Ortiz y Leopoldo Luque obtendrían el Mundial de 1978. Nery Pumpido, Héctor Enrique y Oscar Ruggeri sería Campeones en México 86.
Otros equipos, Otros jugadores, Otro club, Otros tiempos.

lunes, 18 de enero de 2010

PECADOS DE JUVENTUD

River Plate 2 - 3 Independiente
Amistoso - Triangular de Verano
Padre Martearena (Salta) - 17/01/10.


RIVER PLATE: Ojeda; Villagra, Pezzella, Coronel y Orban; Rojas, Giménez, Lamela y Díaz; A. Ortega y Ríos. Posteriormente Bou, Villareal y D. Ortega. DT: Leonardo Astrada.
INDEPENDIENTE: Navarro; Vella, Matheu, Velázquez y Mareque; Fredes, Acevedo, Herrón y Busse; P. Rodríguez y Gandín. Luego D. Rodríguez, Núñez, Piatti y González. DT: Américo Gallego.
GOLES: Walter Acevedo (IND) 26 pt. Gustavo Bou (RP) 27 pt. Ariel Ortega (RP) 42 pt. Ignacio Piatti (IND) 17 st. Ignacio Piatti (IND) 21 pt.
ARBITRO: Patricio Luostau.
MAN OF THE MATCH: Ignacio Piatti (Independiente)
RESULTADO MORAL: River Plate 2 - Independiente 3

A los 19 minutos del segundo tiempo, Leonardo Astrada decidió el cambio de Ariel Ortega. Nuestro viejo genio baqueteado e irrompible había demostrado durante el tiempo que estuvo en cancha, que su libro de trucos y mañas todavía tiene algunas paginas por escribirse. Otra vez una ovación lo acompañó al banco, y casi inmediatamente, una pequeña llamita de ilusión de encendió en los corazones millonarios.
Sin quererlo también, Astrada con ese cambio, decidió el final del partido. La salida de Ariel -cansado y cuidado para Boca en Mar del Plata-, mas la modificación obligada de Lucas Orban (el jugador mas serio de la defensa) minaron las chances de ganar el juego de un River demasiado púber e inocente. Independiente encontró espacios amplios para desplegar el peso de su técnica, su físico y su experiencia.
Pero haber perdido este partido es solo un pecado de juventud. Nadie se acordará la semana que viene. Será solo una anécdota menor, si se cumple con éxito el proceso de maduración de estos frutos de la cantera. Es preferible caer apostando a mejorar el futuro, que ganar sin aspiraciones de crecimiento. Por ejemplo, creemos entender que al hincha de River le gustan mas los Pezzella que los Nico Sánchez, los Lamela que los Archubi, los Giménez que los Paniagua, los Bou que los Fabbiani, los Pereyra que los Galmarini. Las macanas se perdonan, las derrotas se superan. ¿Para que comprar pan duro en la panadería, si tenemos los ingredientes para cocinarlo nosotros en casa?.

viernes, 15 de enero de 2010

SOLO EL COMIENZO

River Plate 1 - 2 Racing Club
Amistoso - Triangular de Verano
Padre Martearena (Salta) - 14/01/10


RIVER PLATE: Navarro; Villagra, Sánchez, Coronel y Orban; Barrado, Giménez, Pereyra y Díaz; Bou y Ríos. Luego Rojas, Ortega y Antonio. DT: Leonardo Astrada.
RACING CLUB: Santillo; Avendaño, Martínez y Cahais; Mercado, Falcón, Zuculini, Litch y Grazzini; Bieler y Colombini. Posteriormente Lluy, Fernández y Steinert. DT: Claudio Vivas.
GOLES: Gabriel Mercado (RAC) 9 pt. Diego Barrado (RP) 18 pt. Juan Carlos Falcón (RAC) 31 pt.
ARBITRO: Néstor Pitana.
MAN OF THE MATCH: Juan Carlos Falcón (Racing Club).
RESULTADO MORAL: River Plate 1 - Racing Club 2.

La independencia que otorga el mundo blogger nos exime a los escribientes afrontar arduas tareas, nada recomendables para la salud mental, como por ejemplo, tratar de llenar páginas de diarios con comentarios sobre partidos como el que River y Racing jugaron en el Padre Martearena de Salta.
No da para mucho mas que decir que Racing ganó bien, y no por haber sido mejor, sino por haber sido mas oportuno. Que dentro de un nivel muy chato hubieron algunos pasajes interesantes de fútbol de River cuando los pibes (Díaz, Bou, Ríos, Pereyra) liberaron su inventiva para generar en ataque combinaciones veloces, como la que provocó el empate de Barrado. Que debutó el paraguayito Rojas pero que apenas tocó el balón. Que Navarro volvió a comerse un gol, en este caso fallando en una pelota sencilla enviada por Gabriel Mercado.
En realidad, debería estar prohibido elucubrar conclusiones periodisticas de algo tan irrelevante como un partido de verano, al menos hasta que el equipo vaya tomando forma y la temporada empiece a orejear las cartas de la mano que le a tocado en suerte.

martes, 5 de enero de 2010

JUAN PABLO ÁNGEL


La celebración de Marco Tardelli de su tanto en la final del Mundial de España 1982, ha quedado instalado como el festejo de gol mas emotivo y movilizante del que se tenga memoria. Tardelli gritaba el gol con los ojos vidriosos, con el rostro deformado por el éxtasis de tocar el cielo con las manos, en el medio del trance mental que solo las grandes alegrías pueden provocar. Algo muy parecido le debe haber ocurrido a Juan Pablo Ángel, aquella tarde de octubre de 1999, cuando convirtió el segundo gol de un triunfo de River ante Boca en el Monumental. Esa carrera desbocada, ese grito visceral, esas venas hinchadas, esa camiseta en los puños, esa descarga catártica de rodillas frente a la popu del Río de La Plata. El fanático jamás se olvida esos detalles. Es aquella explosión del Torneo Apertura 99, (junto a los del Beto el día de la pelota naranja), el mejor grito de gol de River que recuerde. Uno los gritaría así.
Juan Pablo Ángel, paisa de Medellín, llegó a Núñez a principios de 1998. Tenía 23 años. River había descubierto su talento meses antes, merced de los sofocones padecidos en los enfrentamientos ante Atlético Nacional por las semifinales de la Supercopa. Le costó un tiempo subirse al tren imparable del River de aquellos años, donde todo era suntuoso y abundante, y donde cada figura que llegaba estaba obligada a hacer la diferencia en forma veloz y evidente. Ángel no la hizo, y de pronto, su tranquito en puntas de pié y su escaso feeling tribunero, pasaron a ser carne de cañón de una hinchada impaciente. Pero el problema de Ángel no era ni su talento y su temperamento. El problema era la confianza. Un año mas tarde, ya adaptado a la vida y el trajín de un club y una ciudad imponentes, conformó con Aimar y Saviola, un terceto ofensivo que ha logrado quedar en el recuerdo de nuestra mejor historia. En el Apertura 1999, sencillamente, la rompieron.
Ángel era completo. Cuerpo flexible, mente inteligente, estilo elegante. Tenia buen tranco en velocidad, estatura para el cabezazo, lomo para el roce físico, y una técnica depurada para delanteros de su característica. Era capaz de estremecer redes con un bombazo, o de mandarla mansita a las mallas con un sutil desvío de taco. En River ganó dos campeonatos (Apertura 99 y Clausura 00). Entre torneo y Copa anotó 63 goles. Hoy sería titular indiscutido.
Se fue a principios de 2001. Jugó largas temporadas en la Premier League de Inglaterra defendiendo los colores de Aston Villa de la ciudad de Birmingham. Fue referente de una Selección Colombiana que fracasó en su intento por llegar a los Mundiales de Japón- Corea y Alemania. Hoy anda por los 32 y actúa para los New York Red Bull de la Mayor League Soccer de Estados Unidos. Tal, como ayer, sigue haciendo goles a montones, pero nunca más se lo vio gritarlos como aquella tarde del 99, cuando su chanflazo de derecha derrotó a Oscar Córdoba y lo metió en el recuerdo de la gente para siempre.

lunes, 4 de enero de 2010

VICENTE LOCASO

River 1928/ 1932 - 25 goles – 0 títulos.

Se supone que pasar a la historia significa también tallar eternamente tu nombre en el mármol del recuerdo. Eso no siempre es así, porque si bien el mármol existe, no todos se toman el tiempo para leerlo. Si eligiéramos al azar a 100 hinchas de la popular de River Plate, podría arriesgarse sin temor a equivocarse que solo un puñadito conoce el nombre del homenajeado de este post.
Vicente Locaso está muy metido en la historia de River por un único y relevante detalle. Es el autor del primer gol en la era profesional de nuestro Club. Ocurrió en un lugar que ya no existe como tal, la vieja cancha de Atlanta, el 31 de mayo de 1931, cuando a los 18 minutos del primer tiempo, un remate cruzado suyo, doblegó las manos del golero Bohemio Mascheroni, y le brindó a River el triunfo por 1-0. El primero en la era rentada.
Para ese entonces, Locaso era un muchacho de 22 años, rulos rubios y físico diminuto, que venía mostrando desde hacía algunas temporadas en el amateurismo, una calidad que lo sobresalía de la media habitual. Había debutado con gol el 26 de agosto de 1928 en la cancha de Alvear y Tagle ante Sportivo Barracas. Enseguida ganó consideración por su juego atildado, armonioso, pensante, y por una llamativa facilidad para llegar a posiciones de gol (24 en el amateurismo) desde su rol de armador de juego, además de ser uno de los preferidos del público, por ser un elemento de las divisiones formativas del club.
Locaso solo pudo vestir la banda roja en 8 partidos durante el profesionalismo. Arrancó la temporada del 31 como titular junto a Carlos Peucelle, el uruguayo Pedro Lago, Emilio Castro y Pedro Marassi. Lo fue hasta el 9 de agosto cuando en un partido ante Vélez Sarsfield, una seria lesión en la rodilla izquierda le truncó la carrera. A fines de esa temporada jugó su último partido oficial en River en una caída ante Boca 0-3. Recibió el pase en su poder y decidió probar suerte en Huracán y en Gimnasia de La Plata, pero apenas corría la rodilla se le hinchaba como una pelota. Logró jugar 5 partidos contando ambas camisetas.
Pero su ligazón con la historia de River no recide solo en aquel gol en Villa Crespo. Tras su retiro, decidió estudiar la carrera de Contador Público Nacional. Se recibió en 1942 y enseguida consiguió un puesto en River Plate, lugar del que nunca se había alejado afectivamente. Hasta su jubilación en 1985, Don Locaso fue contador, Jefe de contadores, asesor financiero y contable y fuente de consulta permantente de presidentes como Liberti, Pardo, Kent, Aragón Cabrera y Santilli. Falleció a los 86 años, el 4 de abril de 1994.
Es imposible saber cuando, como, donde y quién convertirá (si es que ocurre alguna vez) el último gol de la vida de River Plate. Se supone que falta mucho para que esa persona nazca. Si es mucho mas fácil seguir los rastros de la persona que abrió el camino. Se llama Vicente Locaso. La historia lo guarda como un ilustre anónimo.