lunes, 31 de agosto de 2009

NADIE MUERE EN LAS VISPERAS

River Plate 4 - 3 Chacarita Juniors
Torneo Apertura 2009 - 2º fecha.
Estadio Monumental - 30/08/09.


RIVER PLATE: Vega (4); Ferrari (4), Cabral (6), Coronel (4), Villagra (5); Barrado (5), Paniagua (4), Gallardo (3), Buonanotte (6) y Ortega (7); Ríos (4). Posteriormente Díaz (6), Villalva (7) y Almeyda. DT: Néstor Gorosito.
CHACARITA JRS: Tauber; Fontana, Echeverría, Gravinsky y López; Zarif, Vismara, Pereyra y Centurión; Parra y Alustiza. Posteriormente Sciorilli, Ramírez y Cano. DT: Ricardo Zielinski.
GOLES: Diego Buonanotte (RP) -tiro libre- 5 pt. Matías Alustiza (CHA) 22 pt. Gustavo Cabral (RP) 32 st. Matías Alustiza (CHA) -penal- 46 pt. Facundo Parra (CHA) 8 st. Daniel Villalba (RP) 23 st. Ariel Ortega (RP) 41 st.
ARBITRO: Rafael Furchi (bien)
RESULTADO MORAL: River Plate 4 - Chacarita Juniors 3.

Si Freud viviera se haría un picnic con este River de sonrisas volátiles e insultos descartables. Escribiría nuevos postulados sobre el comportamiento de la mente humana sometida a los impulsos de la histeria y la desesperación. Se quedaría perplejo observando esas remeras que ahora se revolean exultantes sobre las cabezas de tantísimos miles de fieles, que 10 minutos atrás, exigían a viva voz, múltiples sacrificios para los responsables de una nueva amargura.
Acaba de jugar River y uno termina contracturado, con dolores en el cuerpo, con los nervios a flor de piel. Este River te saca. Te sube de prepo a una montaña rusa. Te cura o te mata. Parece que está muerto hasta que lo impensado pasa, y es imposible no soltar un alarido que sacuda la siesta cuando Ortega blandea a varita y saca del pañuelo tenso de la tarde una paloma en forma de golazo, que modifica caras de tuje e inventa una victoria de la nada misma.
Quienes somos enfermos del fútbol, y vimos a Chacarita en la B Nacional, sabíamos que el funebrero no era el rival accesible que los medios pintaban desde la previa. Por la astucia de un DT como Zielinsky, por la categoría de jugadores como Vismara, Parra o Alustiza, o por la valía de nuestro River, alejado de aquellos tiempos donde solo con la camiseta se intimidaba. El partido
fue una moneda que giró en aire y cayó del lado de la fortuna. ¿Por qué ganó River?. Porque Gorosito entendió a tiempo que el camino era por abajo y con los pibes, porque no siempre hay que ser mejor que el rival para festejar, y porque –afortunadamente- el ídolo del siglo XXI está contento, esta intacto, y está de vuelta.
¿En verdad puede cambiarnos tanto el panorama una victoria como la lograda ante Chacarita?. Hay una respuesta que se cae de madura, pero que omitiéremos expresarla. Más no sea para que el encanto que produce este nuevo hipo de esperanza, perdure en el tiempo mas que una burbuja de detergente.

viernes, 28 de agosto de 2009

CREO EN DIOS Y EN BERNABÉ FERREYRA

River Plate 1932 / 1939 - 185 partidos - 187 goles - 3 títulos

En algún lugar del tiempo debe existir una esquina donde las calles del mito y la realidad se bifurquen. Donde todo lo soñado adquiera grado posible, y donde las cosas reales e incontrastables no sean mas que conjeturas tiradas al azar.
Seguramente allí, en el codo formado por las calles mito y realidad, estará apoyado este buen señor, cuya carrera tiene demasiados condimentos mitológicos como para ser tomado como un mortal más. Un hombre con ropaje de superhéroe, autor de hazañas alimentadas por el tiempo y la distancia.
El que sigue bien podría ser un cuento border, una viñeta improbable. Hecha esta salvedad, todo lo que se cuente sobre él, debería tomarse como verídico, e interpretarse con el respeto y la gracia que su credulidad le permita. Se llamaba Bernabé, y ni siquiera hace falta nombrar su apellido.
Dicen que nació en Rufino, provincia de Santa Fe el 12 de Febrero de 1909, y que creció de niño a adolescente, edificando su mito de romperedes en los campos de la enorme llanura, jugando para el Jorge Newbery de su pago y el BAP de la bonaerense Junín.
Dicen que la Buenos Aires de finales del 20, taimó su fama de crack en un pueblo que explotaba de pasión por la pelota, al tiempo que otras redes seguían siendo quemadas por el artillero, que ahora se vestía de Vélez, Huracán y Tigre.
Alguien oyó decir por allí que una tarde en la vieja cancha de Boca, le hizo 3 goles en 10 minutos a San Lorenzo de Almagro, y cuando salía de la cancha, la gente ya lo aclamaba como “La Fiera”.
Otros muchos afirman que River Plate pagó 50.000 pesos para tenerlo en su equipo. Un disparate de guita en años pos caída de Wall Street y con un profesionalismo apenas incipiente.
No son pocos los que aseguran que en 1932, Bernabé hizo 44 goles en 35 partidos y que convirtió aquella alocada inversión inicial en el mejor negocio de la historia del Club, porque “la Fiera” acarreó multitudes deseosas de sus goles, transformado a River en el fenómeno popular que hoy se conoce.
Todos cuentan que era una estrella, y como tal tenía sus exigencias. Dicen que le concedieron viajar a Buenos Aires los viernes y esperar el partido del domingo. Dicen que pidió un auto último modelo. Dicen que filmó películas de cine. Dicen que le gustaba la boite y las trasnoches con Troilo y Gardel.
Hay varios que sostienen que no sabía cabecear y que nunca tiraba una gambeta. Pero que le pegaba como los dioses desde todos los ángulos. Que mojaba la pelota para que tuviera mas potencia, que metía los arqueros con pelota y todo, que un diario puso un premio para el arquero que finalizara 90 minutos invicto de Bernabé. Y el diario tuvo que pagar… 13 partidos después.
Otros aseveran que luego de ganar 3 campeonatos y ser una gloria viviente del Fútbol Argentino, su estrella se fue apagando lentamente cerca de los 30, cuando la enorme cantidad de patadas recibidas empezaron a percutir en su cuerpo, como el ácido al metal. Dicen que no quiso jamás ser técnico y que a duras penas aceptó que el Club lo empleara como cuidador de las canchas de Pelota a Paleta de la sede.
Muchos aseguran haber visto en los libros de la AFA la siguiente estadística: Bernabé Ferreyra: River 32/39 - 185 partidos. 187 goles.
¿A quién le entra en la cabeza?. Mas goles que partidos jugados. Esta historia no puede ser mas que una leyenda. Ningún humano podría ser capaz de semejante proeza.

miércoles, 26 de agosto de 2009

EL BAILE DE LOS BAILES

River Plate 5 - 1 Boca Juniors
Campeonato 1941 - 29ª fecha - 19/10/41.


Concebido como una compulsa de hacha y tiza, parada de guapos y compadritos, porfías bravas de ceño fruncido. El River - Boca en ocaciones ha escapado de su lógica de paridades para entregarnos resultados, que por su disparidad, han quedado en la historia. Y en ese catálogo no muy extenso de peludos superclásicos, el 5-1 de 1941 es sin duda el mas evidente de todos.
Si la Maquina nació el 21 de septiembre del 41 en la cancha de Independiente, tuvo su bautismo de fuego en el Monumental una tarde calurosa de octubre ante los primos de la Ribera. El evento esperado, la situación propicia. River- Boca. El choque presagiaba definición de torneo, aunque a decir verdad, nadie esperaba tamaña demostración de superioridad. El domingo anterior Boca Juniors le había ganado a San Lorenzo de Almagro, puntero hasta esa fecha, propiciando el ascenso de River a la cima. El xeneize llegaba entonado y sabiendo que ganar en Núñez, lo ponía a tiro de la vuelta olímpica.
Cerca de 90.000 personas asistieron esa tarde a Núñez, que todavía no era un barrio tan urbano y tan distinguido. Imaginen el calor golpeando sobre el cemento fresco de una nueva Buenos Aires. El tumulto humano llegando como sea a la fiesta. El anillo superior de la herradura apiñando gente a mas no poder. La lengua marrón del Plata asomándose detrás del arco. Y en la cancha, un gran River que venía volteando muñecos en serie, y un gran Boca, campeón el año anterior y con jugadores legendarios en su elenco titular.
Pero esa paridad fue solo una ilusión óptica. En cancha había un equipo de extraterrestres. A los 11 minutos del primer tiempo, una serie de toques veloces terminó con Labruna definiendo de cabeza ante Estrada. Boca comprendió entonces que no tenía chances, pero ni siquiera consiente de su inferioridad, pudo contener el paredón de fútbol que se le vino encima. Fue humillación. La primera parte concluyó 3-0 solo por mala puntería. En el complemento llegó la hora del toque. Ernesto Lazzatti, el rubio jerarca del medio bostero, acabó agitado y fuera de linea en su vano intento por contener el floreo de Pedernera. Lucho Sosa, un tipo de look distinguido, bailó con la mas fea ante un Moreno superlativo. Muñoz ante Valussi y Labruna ante Ibáñez ganaron sus duelos por escándalo. Jaime Sarlanga, figura de alta clase, padeció la sobria y rotunda custodia de Bruno Rodolfi, quién lo maniató con la facilidad con que se domestica un perro manso.
El Charro hizo el segundo pisando el área, escoltando el ataque por las puntas. Deambrossi marcó el tercero tocando corto debajo del arco tras una serie de rebotes. El mismo Mono y Adolfo Pedernera, entrando a la valla con pelota y todo, completaron la goleada en la segunda parte. Dicen que los aplausos acompañaron el toque de los millonarios en los minutos finales del partido. Faltando unos instantes, una escapada del atómico Mario Boye estableció el descuento final. El grito de gol de los hinchas de Boca apenas se escuchó.
Por River fueron Barrios; Vaghi y Cadilla; Yácono, Rodolfi y Ramos; Muñóz, Moreno, Pedernera, Labruna y Deambrossi. Señores, nada menos que La Máquina. Boca jugó con Estrada; Ibáñez y Valussi; Sosa, Lazzatti y Penas; Boyé, Monestés, Sarlanga, Alarcón y Emeal. Se los nombra porque en cada espectáculo siempre debe haber un partenaire.
El juez del partido fue el inglés Braum. Seguro que al retornar a su tierra se habrá replanteado seriamente la idea de en que lugar se jugaba el mejor fútbol del mundo.

domingo, 23 de agosto de 2009

ESTE RIVER NO VALE LA PENA

Banfield 2 - 0 River Plate
Torneo Apertura 2009 - 1ª fecha.
Estadio Florencio Sola - 23/08/09.


BANFIELD: Lucchetti; Barraza, López, Méndez y Bustamante; Rodríguez, Bustos, Erviti y Quinteros; Silva y S. Fernández. Posteriormente Pío, Broggi y Marchant. DT: Julio Cesar Falcioni.
RIVER PLATE: Vega (5); Ferrari (4), Cabral (3), Coronel (4) y Villagra (4); A. Fernández (5), Paniagua (3), Abelairas (3), Gallardo (4) y Ortega (4); Rios (3). Posteriormente Buonanotte (4) y Gil. DT: Néstor Gorosito.
GOLES: Santiago Silva (BA) 1 pt. Sebastián Fernández (BA) 32 pt.
ARBITRO: Diego Abal (bien).
RESULTADO MORAL: Banfield 2 - River Plate 1.

La verdad es que no hay mucho para decir. O nada nuevo para decir. Por mas que se renueven los titulares catástrofe, o que se agudize el ingenio de los cronistas, y los opinadores de ocasión auguren futuras tempestades, la explicación de nuestro penar sigue siendo una sola. River juega muy muy muy muy mal al fútbol. Mal como en los amistosos de pretemporada, mal como en el torneo pasado, mal como en la Copa, mal como hace ya mucho tiempo.
En el Sur el partido duró 1 minuto 33 segundos. El tiempo que demoró Cabral -en un error de pre novena- en bajarle la pelota a Santiago Silva para que el uruguayo ajusticie a Vega. Luego, River fue. Solo porque sabía que tenía que ir. Puro ponchazo, puro empuje, puro nervio. Ataques que en su mayoría fueron presa fácil de Víctor López y el Gallego Méndez, quienes rechazaban a las carcajadas.
¿Para que entonces hacer una autopsia de este cadáver?. ¿Que patología nueva se pretende encontrar?. Para que desmenusar nuevamente verdades que desde hace rato son irrefutables. Que se puede decir de Cabral que no se haya dicho. Que se puede agregar de Abelarias que no se haya agregado. O del planteo de Gorosito. O de la nula generación de juego. O del flan con crema que somos atras. Este River no logra justificar ni siquiera la pena que nos da verlo jugar así. Claro que esto recién empieza, que todavía se puede revertir el panorama. Pero todas las esperanzas de cambio chocan y no sobreviven cuando se enfrentan a una pregunta fundamental: ¿Cómo?.
El mal que padece River no es una enfermedad incurable. Existe antídoto y tiene forma de escoba. Cuanto mas grande sea la dosis, mejor.

sábado, 22 de agosto de 2009

RIVER / CAMISETA 1985 - 1990


La camiseta de Santilli, como muchos la llaman. La ropa utilizada por River Plate desde el año 1985 hasta el cierre de la década, quedó en la memoria por varias razones, pero fundamentalmente por dos de ellas: Rompió ciertas reglas sagradas hasta el momento jamás quebrantadas. Y porque acompañó un proceso victorioso sin parangón en la vida de la institución.
El diseño de Adidas para la temporada 1985 proponía la herejía de quitar la banda roja de la parte trasera de la camiseta. No cayó bien y aún hoy es difícil digerirla. River de espalda parecía Huracán o All Boys, y usaba unos números con un diseño ilegible, siguiendo la tipografía de las tres tiras de la marca.
Pero además de ello mostró dos novedades mas. La aparición del logotipo de la primera firma que patrocinó la casaca millonaria, la firma de neumáticos Fate, y del famoso León de Caloi, establecido por Hugo Santilli a través de un concurso, con la finalidad de borrar del mapa el –por entonces- cruel apodo de gallinas.
La casaca apareció oficialmente en el certamen de verano de 1985 en Mar del Plata en una derrota ante San Lorenzo 1-2. Se usó sin publicidad durante gran parte del Torneo Nacional de ese año. Fate comenzó su sponsoreo con el arranque del campeonato 1985/1986 y recien culminó su relación en el año 1989. Luego fue sucedido por la dupla patrocinante de Sevel y Peugeot. La camiseta, pasó a la historia por su innovación, pero sobre todo, por vestir a un equipo fascinante del Bambino Veira, que ganó el Torneo casero, la Copa Libertadores, la Copa Intercontinental y la Copa Interamericana, ya con Griguol.
En el último partido del Campeonato de 1989/1990, ante Unión de Santa Fe, y dando una nueva vuelta olímpica, River oficializó el cambio de camiseta con el retorno de la banda en la espalda y la desaparición del logo del león. Claro, muchas cosas ya no eran las mismas, incluso el Presidente del Club. La utilizaron, entre otros, jugadores como Nelson Gutiérrez, Roque Alfaro, Patricio Hernández, José Tiburcio Serrizuela y Rubens Navarro.

jueves, 20 de agosto de 2009

A REMARLA

River Plate 1 - 2 Lanús
Copa Sudamericana 2009. Ida Fase preliminar.
Estadio Monumental - 19/08/09.


RIVER PLATE: Vega (6); Ferrari (5), Cabral (5), Coronel (5) y Villagra (6); Barrado (5), Musacchio (5), Archubi (3), Ortega (5) y Buonanotte (6); Fabbiani (5). Posteriormente ingresaron Gallardo (5) y Galmarini. DT: Néstor Gorosito.
LANÚS: Caranta; Arce, Hoyos, Viera y Velázquez; Salvio, Fritzler, Ledesma y Blanco; Salcedo y Lagos. Posteriormente Pelletieri y Biglieri. DT: Luis Zubeldía.
GOLES: Cristian Fabbiani (RP) 22 st. Eduardo Salvio (L) 34 st. Eduardo Salvio (L) 45 st.
ARBITRO: Sergio Pezzotta (bien).
RESULTADO MORAL: River Plate 1 - Lanús 1.

Vuelve River a la cancha. Vuelve Ortega a su casa. Vuelve el fútbol a los argentinos por fin. Pero también vuelve la misma sensación que nos ha acompañado en los últimos tiempos y la cual ya nos parece tan propia. La desilusión. Llega y nos roba la sonrisa. Viene y sin avisar nos vuelca un balde de agua fría en el cogote. A esta altura del partido, pedir explicaciones convincentes de porque ocurre lo que nos ocurre se parece mucho a una práctica masoquista.
Faltaban segundos para que el pitazo de Pezzotta sentencie un empate para nada beneficioso. Pero el pibe Coronel salió lejos y erró en el cálculo. Santiago Biglieri escapó con todo el campo a su favor, y ya pisando el área, hizo bien algo muy difícil: No ser egoísta. Lo vio solo a Salvio, y este, sometió a Vega con un toque colocado y de primera. 1-2 y a remarla en el Sur en la revancha. Por ahora la derrota es solo eso. Ojalá no sea un presagio de como viene barajado el semestre.
En el debut Sudamericano, River fue un cúmulo de insinuaciones. No se puede decir que jugó mal, pero sabemos perfectamente que estuvo lejos de hacerlo bien. Merodeó el área, amagó romper el molde con alguna gambeta de Buonanotte o algún pase de Ortega. Pero solo disparó con balas de fogueo, salvo a los 22 del complemento, cuando Fabbiani sacudió la valla de Caranta con un derechazo bajo. Fue ese el punto cúlmine de una noche con mucha paridad. A partir de allí, Lanús creció en silencio y gracias a un Salvio inspirado se llevó un partido de Núñez que ni siquiera esperaba.
Dejemos las ilusiones, las premoniciones y los análisis para mas adelante. Soñar en grande es un lujo demasiado caro para el River de estos tiempos. Solo esperemos que lo mas pronto posible, el cuadro mejore lo suficiente como para poder ganar el próximo partido.

miércoles, 19 de agosto de 2009

YO, MATÍAS


Hay noticias que dan para pensar cualquier cosa. Y otras, sobre las cuales mejor no decir nada. En realidad, de este tema uno no sabe bien que pensar. Lo cierto es que Matías Almeyda a los 35 años dejará de ser –otra vez- un ex jugador de fútbol, para volver a vestir la camiseta de River por un año.
Almeyda era un volcán en erupción, derrochaba el magma de su energía vital, haciendo llegar la sangre hasta su punto de ebullición. Dejaba la piel en la cancha. Tenía el pecho caliente y el temperamento explosivo, detentaba la garra sagrada de la estirpe de nuestros grandes número cinco. Era todo pasión. Era un jugadorazo.
Lamentablemente es imposible referirse al Pelado sin utilizar el tiempo pretérito. No es su culpa. Pero así como nadie lo empujó al retiro, nadie le puso un revolver en la cabeza para que retorne al club que ama, arriesgando el enorme prestigio que supo forjarse.
Resulte como resulte la apuesta, esta “audaz” movida solo logra desnudar la tremenda precariedad con la que se desenvuelve la conducción del club, recurriendo a viejos remaches para tapar las enormes grietas provocadas por su propia desidia.
Reconozcámoslo. Todos los que vimos a Almeyda jugando con los Seniors, nos dijimos: “Che, mirá que bien esta el pelado”. Pero de allí a verlo jugar nuevamente en primera hay un campo de distancia. ¿Qué queda esperar ahora, entonces si se lesiona Almeyda?. ¿Qué le digan a Merlo que baje unos kilitos para hacer la pretemporada?. ¿Que pensarán Facundo Affranchino, Fabio Giménez y varios de los pibes de las inferiores?. Como se entiende que ante la lesión de un jugador se opte por recurrir a los servicios de un ex.
No importa lo que cobre y cómo lo cobre. Sabemos que no viene a robar. El pasado de Almeyda en River merece respeto. Por eso sabremos comprender (en las buenas y malas de su retorno) que toda esta fantochada no lo tiene como responsable. Aparte… ¿que tanto peor que Ahumada y Domingo puede jugar?.

lunes, 17 de agosto de 2009

DE PUERTO RICO CON AMOR


En épocas de vacas gordas, el boxeo desataba en nuestro país, pasiones similares a las del fútbol. Pasiones que todavía viven hermanadas en el corazón de la gente. Varios de los mejores exponentes del deporte de los puños no ocultaron su fanatismo por sus respectivos equipos. Monzón y Baldomir por Colón, Castro y Coggi por Boca, Bonavena por Huracán, Barrios por Tigre, Galíndez por San Lorenzo.
Un riverplatense de pura cepa es Sergio "Maravilla" Martínez, un quilmeño recidente en España, actual campeón interino de los superwelters de la CMB. También de River era Falucho Laciar, aunque en realidad, era mas hincha de Talleres de Córdoba que del Millonario.
Resulta increíble entonces, reconocer que el pugilista mas identificado con el millonario no haya nacido por estos lados y sí en un lugar donde –literalmente- el fútbol no existe. Se trata de Puerto Rico, Estado libre asociado y satélite de los Estados Unidos. Tierra de pugilistas y basebolistas. De allí es Miguel Cotto, el fenómeno oriundo de la ciudad de Caguas, actual monarca welter de la OMB. Actor preponderante de ese mundo tan paradigmático y atractivo como el boxeo, tierra de héroes, lujos y obscenidades.
Bob Arum, Top rack, HBO pay per view, Mandalay Bay, Atlantic City, celebridades del ringside, Michael Buffer y “¡Lets go ready to rumble”!. Es un circo magnífico, y Cotto lo desafía subiendo al cuadrilátero con la casaca de River. Podría colgar 45 sponsors en su bata, o blandir la bandera de su país. Pero no, sale con la camiseta de River. Lo hace porque lo siente. Y eso se respeta.
Ha estado en Buenos Aires exclusivamente para ver partidos del millonario, se puso la casaca con el 14 en la espalda en honor a los Borrachos, compartió paravalanchas en un superclásico con los jefes de la barra, recibió plaquetas de los jefes de la otra barra, la directiva. Cuando en rueda de prensa le preguntaron como fue que se hizo hincha, el contestó que era gracias a su amigo Steven Álvarez, Presidente de la filial riverplatense de San Juan de Puerto Rico. El mundo es un pañuelo.
El boricua tiene 28 años. Boxea y es bueno de verdad. Hasta hace algunos meses poseía un record perfecto en su carrera profesional, pero en junio de 2008 el mexicano Antonio Margarito le acomodó la carretilla en el Madison Square Garden de New York y lo dejó sin invicto. Igual, su estadística es envidiable. 34 victorias (27 por knock out) y 1 derrota. Cotto fue campeón mundial de los Superligeros versión OMB, hasta que decidió abandonar su cetro para pasarse a la categoría welter. En este peso también fue campeón. En su carrera detenta grandes victorias ante rivales como Shane Mosley, Zab Judah, DeMarcus Corley, Paul Malignani y Randall Bailey. Ahora, tras ganarle el pasado 13 de junio de Joshua Cotley, Cotto está preparando su combate ante el Filipino Manny Pacquiao, programado para el 14 de noviembre en el MGM de Las Vegas. Será el choque del año. Pacquiao es considerado por muchos el mejor boxeador de la actualidad. Viene de retirar de la actividad al mismísimo Oscar de la Hoya. Cotto deberá buscar contener la intensidad del filipino y aplicar la velocidad y precisión de sus golpes. Que Dios y la banda roja lo iluminen.

jueves, 13 de agosto de 2009

EL PRIMER CODIFICADO


“Señoras y Señores. En una presentación de Torneos y Competencias para todo el país. River Plate le acaba de ganar a Rosario Central por 2 a 1”. En un tono pasmoso y muy alejado de la veta histriónica que se le conocería luego, Marcelo Araujo cerraba así aquella transmisión de fútbol en vivo, que hoy estaría perdida en un rincón mugriento de cualquier videoteca, de no ser por el suceso fundamental que la propició. Aquel fue el primer partido emitido por la Televisión Satelital Codificada. Era el 30 de Agosto de 1991. Viernes por la noche. La sigla TSC dominaba, cargada de enigma, el vértice superior derecho de la pantalla. Era la advertencia de que algo nuevo había llegado sin anunciarse demasiado. Acababa de comenzaba una nueva era en el Fútbol Argentino.
En los 19 años que han transcurrido desde entonces, TSC (o TyC, Clarín, Cablevisión, Multicanal, o cualquier empresa surgida del poderoso holding), se fagocitaría millones con la excusa de la pasión de los argentinos, y a expensas de un contrato ruin y leonino, avalado por malhechores de traje y corbata, encabezados por Julio Humberto Grondona, un de-lin-cuen-te, con tanta habilidad para hacer negocios como para no quedar pegado en ninguno de ellos.
Pero en esa noche invernal de Santa Rosa, la estafa apenas tenia su bosquejo de construcción. Con la tele codificada se inauguraban también los torneos cortos. River recibía de nuevo a Ramón Díaz, retornado de su experiencia europea de 10 años. El partido se emitió desde la tribuna San Martín alta, algo inusual ya que ese es el sector contrario al de las cabinas de transmisión. Había pocos carteles publicitarios. El césped del Monumental mostraba las marcas de un reciente recital. El flaco Comizzo lucia su buzo rosa, y Central su camiseta con el sponsor de Zanella y en la espalda la leyenda de 100 años, aunque en 1991 el Club tenía 102. Hacía un frío espantoso y el viento arrastraba los papelitos desde las despobladas tribunas hasta el campo de juego.
Aún está en la memoria del hincha el fenomenal viraje que River le dio al partido en los minutos finales con dos goles de Ramón Díaz, a los 39 y 45 del complemento, redondeando la vuelta soñada con la camiseta de sus amores, y redimiéndose en un penal fallado en el primer tiempo. River jugó esa noche con Comizzo; Basualdo, Higuaín, Rivarola –debutó en ese partido- y Gordillo; Toresani, Astrada, Berti y Borrelli; Medina Bello y Ramón Díaz. Entraron luego Zapata y Carlos Enrique. Por el Canalla actuaron jugadores como David Bisconti (autor de la apertura del score, con un zapatazo lejano), Cuffaro Russo, Cornaglia, Trivisono, Forletta y un joven Marcelo Delgado. Lo dirigía el legendario Ángel Tulio Zoff. Arbitró Ricardo Calabria.
Por ese entonces solo se entregaba el partido de los viernes, pero en la medida que el imperio se hizo mas poderoso, la oferta creció desmedidamente y se lo apoderó todo. Llegó el partido del sábado, luego el Clásico del Domingo, el soporífero partido del lunes, hasta llegar a nuestros días, en donde los fixtures ya no se sortean, donde los partidos no arrancan con el pitazo del árbitro sino con el ok del productor, donde los entretiempos duran 25 minutos para favorecer la tanda, donde los goles de la fecha permanecen cautivos en un cassette hasta el domingo por la noche, donde el millonario negocio de unos pocos, destruyó las finanzas de la gran mayoría de los clubes del país.
El tiempo dirá si en verdad esta semana se puso fin a una era controversial en la historia del Fútbol Argentino. Mucho mas fácil es identificar el comienzo de esa era. Aquella noche del 91, con el River de Passarella como protagonista, como lo sería durante toda la década del 90. La década de Menem y de Cavallo, la del uno a uno, la de los grandes negocios y los grandes saqueos. La década en donde el fútbol ya no explotó en las tribunas sino en las pantallas. La década en que la tele anunciaba que llegaba al fútbol para quedarse. Para siempre.

lunes, 10 de agosto de 2009

MARTIN DEMICHELIS


Faltaba poco para el Mundial de Alemania y una noticia cambió la vida y la carrera de Martín Demichelis. Luego de utilizarlo en toda la gira previa, José Pekerman le avisaba que no iba a estar entre los 23 convocados para la Copa del Mundo. “No tengo ganas ni de jugar ni de vivir” fue su desgarradora respuesta en caliente ante el primer micrófono que se le puso enfrente. Ya no sería el mismo.
Nacido en Justiniano Posse, Provincia de Córdoba, el 20 de Septiembre de 1980. Es, a la luz de los hechos, el mejor defensor surgido de las inferiores de River en los últimos 20 años. Parece exagerado, y tal vez lo sea, pero en una cantera que no se especializa en defensores, Demichelis es el mejor exponente en mucho tiempo. Y eso lo sabían desde el vamos los hinchas testigos de aquellos primeros pasos como titular, quienes enseguida se percataron que el pibe tenia ese “nivel europeo” tan difícil de argumentar como sencillo de reconocer. Desde su irrupción en primera (Septiembre de 2001 ante Estudiantes en el Monumental. 3-0) hasta su venta al exterior, pasaron apenas 2 años. Suficiente tiempo como para instalarse en el corazón y el reconocimiento del pueblo millonario, como un embajador mundial del juego de la casa.
Lo recuerdo en varias situaciones especiales de aquellos años. La ridícula expulsión de Baldassi en el primer tiempo de un superclásico en La Bombonera. O su gol de cabeza a Corinthians en el Morumbí por Copa Libertadores. O con el buzo del Flaco Comizzo haciéndole frente a un tiro libre al borde del área para Racing, jugada que terminaría en el inolvidable gol de Cuevas.
Lo compró Bayern Munich a mediados de 2003, y si bien le costó adaptarse, una ves asentado en una nueva cultura y en una nueva forma de juego, demostró con creces su estatura de defensor repleto de recursos, técnico, veloz, elegante y áspero cuando la circunstancia lo amerita. En una institución, que gracias a su dinero consigue lo que quiere, Demichelis es un incuestionable, y ante eso hay poco para agregar.
Muchos dicen que cumplió el sueño del pibe. Llegar del interior, jugar y ser campeón en River. Asegurarse millones en una transferencia al exterior. Ganarse a la vedette en cartelera. Jugar para la selección. Sin embargo, uno puede suponer que Demichelis aún no cristalizó su sueño. Tal vez lo pueda hacer dentro de poco menos de un año, cuando vaya (si vamos) a Sudáfrica para defender los colores del país en el mundial que se avecina. Solo así sanará aquella herida abierta 4 años atras.

viernes, 7 de agosto de 2009

HÉCTOR ÁRTICO

River Plate 1975/ 1977 - 88 partidos - 4 goles - 3 títulos.

Lo trajo Ángel Labruna porque sabía que dentro de ese Gringo tosco y mancarrón, había un caudillo en potencia. Pero no un caudillo normal, de esos que sacan chapa a los gritos y a puro gesto tribunero. No, Héctor Ártico era todo lo contrario a una figura carismática, pero su nobleza, voluntad y entrega fueron claves para apuntalar el camino al éxito en la inolvidable campaña del año 1975.
Nacido en la localidad cordobesa de Colonia Caroya, tenía 25 años cuando pisó por primera vez el Monumental. Ya el feo lo había apalabrado acerca de ese gigante dormido que era River y del peso de la patriada que estaban por encarar: Devolverle al Millonario las vueltas olímpicas. No era un extraño. Se había presentado en sociedad unos meses antes cuando con un golpe de cabeza había provocado el empate de su Talleres ante River en la cancha de Racing. Su debut no pudo ser mejor. River peloteó a Estudiantes sin poder romper el cero, pero El Gráfico calificó su actuación con 10 puntos.
Ártico era arrojado y expeditivo. Jugaba al extremo de sus capacidades físicas y dejaba en la cancha la piel. Raspaba. Aplicaba con rigor la generosidad de su musculatura. Imponía respeto. Tenía apetito ofensivo, agarraba la lanza y se sumaba al ataque sin miedo, cosa que en ese equipo era condición sine qua non.
Formó con Roberto Perfumo la zaga central del equipo campeón del Metropolitano del 75. Quedó en la historia. En el Nacional de ese año una lesión lo obligó a alternar con Hugo Pena y Daniel Passarella, hasta que el nivel del “Kaiser” despejó todas las dudas sobre quien debía portar la 6 titular.
Igual, Ártico siguió sumando para el equipo desde el silencio, la humildad y el trabajo. Para él, estar en River era un regalo del cielo por toda su lucha de vida desde su cuna humilde en Colonia Caroya. Hizo banco en el 76 y vio como se escapaban del buche dos finales dolorosas para la historia de River: Ante Cruzeiro en Santiago y ante Boca en Avellaneda. En el 77, Passarella comenzó a viajar con la Selección preparándose para la Copa del Mundo, y fue el Gringo quién ocupó su lugar. Lo hizo con presencia, vigor y derroche de energía. Siempre fiel a los atributos que lo llevaron a vestir la casaca de River. La mas importante de toda su carrera.
Jugó su último partido la tarde del 11 de diciembre del 1977 en la cancha de Huracán, ante Gimnasia de Jujuy. A fin de temporada lo vendieron a Vélez Sarsfield. Mas tarde jugaría en Belgrano de Córdoba, Unión de Santa Fe y Tigre.
Fue un canto al coraje. Viéndolo jugar y correr y meter, a nadie se le pasaba por alto un gesto de admiración a su hombría. Héctor Ártico era –y lo sigue siendo hoy a los 60- un enfermo crónico del Mal de Chagas. La enfermedad provocada por la picadura de la vinchuca, que secreta un parásito que afecta las funciones de órganos tan delicados como el baso, el riñón y el corazón, y que reduce la expectativa de vida de las personas en 10 años. Así y todo, el cordobés no se guardó nada. No se lo hubiera permitido.

martes, 4 de agosto de 2009

FINAL DE GIRA

Montreal Impact (Canadá) 1 (1) - 1 (3) River Plate
Amistoso internacional - 04/08/09.
Saputo Stadium - Montreal, Canadá


MONTREAL IMPACT: Jordan; Braz, Pizzolitto, Joqueviel y Zanzan; Testo, Donatelli, Gjertsen y Di Lorenzo; Brown y Placentino. Luego O'Brien, Aaboubou, Zahar, Deodato, Sebrango, Mayard. DT: Marc Dos Santos.
RIVER PLATE: Marinelli; Ferrari, Cabral, Coronel y Orban; A. Fernández, Abelairas, Barrado, Díaz y Buonanotte; Fabbiani. Posteriormente Musacchio, Villagra, Lamela, Archubi, Bou, G. Fernández. DT: Néstor Gorosito.
GOLES: Cristian Fabbiani (RP) 21 pt. Roberto Brown (MI) 18 st.
PENALES: Por River convirtieron Abelairas, Ferrari y Bou. Matt Jordan le contuvo a Lamela. Por Montreal Impact convirtió Pizzolitto. Gonzalo Marinelli le contuvo a Braz. Di Lorenzo y Sebrango ejecutaron desviado.
ARBITRO: Silviu Petrescu (Canadá).

A veces, ver un partido de River puede ser una tarea complicada. No hay tele. Tampoco radio. Pero si existe Roja Directa y allí vamos, ávidos por desahogar el fanatismo extremo. No soporto saber que está jugando River y uno sin noticias. Doble click entonces. La ventana se abre y lo que primero se oye es un relato en frances. Es una tortura para alguien que apenas se defiende con el castellano, pero un alivio para los que estamos podridos de los berridos, exageraciones y mentiras de los Vignolos, Nelsons, Macayas y Fabbris. Lo malo es que la imagen llega de a ráfagas. Se congela, retorna unos segundos y cuando te acomodás, vuelve para repetir su inmovilidad. Te quema la cabeza. Adivinas que llueve a cántaros, adivinás el gol de Fabbiani tirandose al piso. Te enterás que en Montreal juega "Tikitiki" Di Lorenzo. Suponés que el partido es parejo a pura intuición nomás. Al rato, finalmente desistís. Te preguntás "¿que tengo que estar haciendo yo acá?". Obviamente no encontrás un respuesta lógica.
Cenás, charlás, te distraés un rato, pero River te da vueltas por la cabeza. Así que al rato chequeas de nuevo y te anoticiás que el resultado cambia. Ahora es 1-1. Pero lo que no cambia es la imágen. Listo. Buenas noches. Pero, recapacitás y te das cuenta que te costaría dormir sin saber como salió River. Cerca de la medianoche en la tele alguien dice "River ganó en los penales 3-1 sobre Montreal Impact". "Ajá", te decís. "No sabía que había penales". No da para otra cosa.
La noticia habilita a volver a internet. Ahora para buscar algún comentario sobre lo que pasó en el partido. Leés rápido y sin mucho interés, pero leés. No tiene sentido si uno razona la intrascendencia del amistoso. Pero el fanático no conoce ciertas reglas de la lógica. Una vez satisfecha la sed del hincha, te dormís plácidamente. Como si nada hubiera pasado.

domingo, 2 de agosto de 2009

CAMPEONATO AFA 1941


1941. Es domingo y amanece templado y calmo en Hawai, hasta que flotillas de aviones japoneses deciden ponerle fin a la paz del lugar y cambiar para siempre el rumbo de la Segunda Guerra Mundial. 13 portaaviones y 188 aviones norteamericanos son destruidos en un ataque sorpresa. 2500 muertos. El día pasa a la historia con el nombre de la bahía atacada: Pearl Harbor. Ante la resistencia inglesa, los Nazis varían de objetivo y enfilan sus fuerzas al Este. Nace la operación Barbarroja con el objetivo de conquistar la URSS. Golpean las puertas de Moscú, pero el cruel invierno los detiene. Al mismo tiempo, un alto Jerarca Nacionalsocialista llamado Rudof Hess realiza una movida insólita. Pilotea en soledad un avión hasta Escocia y se lanza en paracaídas sobre la residencia del Duque de Hamilton. Pretende negociar la paz con Inglaterra. Solo logra que lo metan preso.
En Madrid nace Plácido Domingo, y en Duluth, Estado de Minessotta, Bob Dylan. La música agradecida. En Argentina el Presidente es Roberto Ortiz, sucesor a puro fraude de Agustín P. Justo. Maneja la Nación tratando de limpiar el sistema corrupto del cual él es producto, al tiempo en que ya comienzan a escucharse rumores sobre su delicado estado de salud. En Septiembre de ese año arriba al país Walt Disney y provoca una revolución. Es inaugurada la Avenida General Paz, el límite que separa la Capital Federal del resto del país, que también se llama Argentina. Buenos Aires estalla a puro tango. Es la década de oro. Troilo, D’arienzo, Cadícamo, Castillo, Discépolo, Pugliese, animan noches tan largas como memorables. El fútbol le va en zaga y también colma los estadios al clamor popular. Surgen estrellas inolvidables como Erico, De la Mata, Tucho Méndez, Luis Sosa, Pontoni, Martino, Sarlanga, Boyé. Es una época añorada e irrepetible. Y como si todo esto fuera poco, surge “La maquina”. Aparece por primera vez en la cancha de Independiente un 21 de septiembre. Goleada al rojo 4-0. Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna y Deambrossi. La idea es de Peucelle quién aconseja a Cesarini para que Pedernera deje la punta izquierda y pase al centro del campo. Bingo. River inventa otro fútbol. Mas divertido, mas artístico, mas moderno, mas efectivo. La Máquina transforma una campaña correcta en campeonato con un rush final inolvidable que tiene como corolario un fantástico peludo a Boca en la anteúltima fecha. 5-1. Luego de 10 campañas, se retira Carlos Peucelle. River contrata a dos uruguayos, Ismael Rivero y Avelino Cadilla. El primero anota varios goles en el arranque, pero se desinfla. El otro será un puntal clave de la defensa. El goleador del año es Moreno con 15. River logra el 4º título de su historia, cuatro puntos por delante de San Lorenzo.

CAMPAÑA
1- Atlanta 5-0 - Rivero (2), Ramos, Moreno, Deambrossi.
2- Newell's O. B. 1-2 - Rivero / Cantelli, Belén.
3- Racing Club 2-3 - Rivero, Pedernera / Liztherman, F. Díaz (2).
4- Banfield 2-2 - Ramos, Deambrossi / Alcalde, Sanz.
5- Huracán 1-2 - D'alessandro / Cadilla (ec), Baldonedo.
6- Platense 3-2 - Peucelle (2), D'alessandro / Prado (2).
7- Gimnasia (LP) 3-0 - Labruna, Moreno, Deambrossi.
8- Ferro C.O. 4-0 - D'alessandro (2), Labruna, Moreno.
9- Rosario Central 5-3 - Labruna (2), Moreno, D'alessandro, Deambrossi / Aguirre, Armendariz, Hayes.
10- Independiente 2-1 - Moreno, Pedernera / Martínez.
11- Lanús 4-2 - Labruna, Ramos, D'alessandro, Deambrossi / Ingunza, Arrieta.
12- San Lorenzo 1-2 - Ramos / Lara (2).
13- Tigre 3-0 - D'alessandro, Peucelle, Moreno.
14- Boca Jrs. 1-2 - D'alessandro / Emeal, Valeschi.
15- Estudiantes (LP) 1-0 - Rivero.
16- Atlanta 1-1 - Pedernera / Tenorio.
17- Newell's O.B. 2-2 Moreno, Pedernera / Cantelli, Ferreyra.
18- Racing Club 2-0 - Pedernera, Labruna.
19- Banfield 4-2 - Labruna, Muñóz, Pedernera, Moreno / Farro, Alcalde.
20- Huracán 0-0.
21- Platense 2-1 - Muñóz, D'alessandro / Esperón.
22- Gimnasia (LP) 3-3 - Ramos, Moreno, Muñóz / Cerioni (2), Pérez.
23- Ferro C.O. 2-1 - Muñóz, Pedernera / Danza.
24- Rosario Central 2-1 - Labruna, D'alessandro / Aguirre.
25- Independiente 4-0 - Pedernera (3), Muñóz.
26- Lanús 4-0 - Moreno (2), Labruna, Pedernera.
27- San Lorenzo 1-1 - Moreno / Martino.
28- Tigre 2-0 - Moreno, Pedernera.
29- Boca Jrs. 5-1 - Deambrossi (2), Moreno, Labruna, Pedernera / Boyé.
30- Estudiantes (LP) 3-1 - Moreno, Labruna, Muñóz / Laferrara.

EQUIPO BASE: Julio Barrios; Ricardo Vaghi y Avelino Cadilla; Norberto Yácono, Bruno Rodolfi -José María Minella- y José Ramos; Juan Carlos Muñóz -Carlos Peucelle- , José Manuel Moreno, Adolfo Pedernera -Roberto D'alessandro-, Ángel Labruna y Aristóbulo Deambrossi.

GOLEADORES: José Manuel Moreno 15- Adolfo Pedernera 13- Ángel Amadeo Labruna 11- Roberto D’alessandro 10- Aristóbulo Deambrossi 7- Juan Carlos Muñoz 6- Ismael Rivero 5- José Ramos 5- Carlos Peucelle 3.