lunes, 31 de mayo de 2010

AARÓN WERGIFKER

River Plate 1932/1941 – 203 partidos – 2 goles – 4 campeonatos.
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Hartos de estrangularse con su lengua en el intento de llamarlo correctamente y haciendo gala de la nunca bien ponderada practicidad argenta, los compañeros de plantel de Aarón Wergifker, allá por los años treinta, cortaron por lo sano y comenzaron a llamarlo “Pérez”, que tanto. Era un pequeño gesto de cariño y pertenencia para alguien que tenía un apellido complicado y una historia fantástica en su haber.
Aarón Wergifker nació en el año 1915 en la ciudad brasileña de San Pablo. Hijo de padres rusos, su destino quedó atado al sueño de progreso de sus progenitores, que miraron con ojos de salvación el próspero y lejano horizonte que trazaba la nueva América. No era fácil vivir en aquella Rusia pre-bolchevique, embarcada en las sangrientas batallas de la Primera Guerra Mundial y asfixiada por los últimos coletazos del régimen zarista. Sin nada que perder, los Wergifker (con Aarón en la panza de mamá) se subieron a un barco y dejaron para siempre su Vosnesenck natal. Ellos sabían que también, con la estela en el mar de ese barco que se alejaba, estaban dejando atrás su pasado.
Solo tres meses estuvieron en los Wergifker en Brasil, allí fue cuando alguien les dijo que la verdadera prosperidad estaba un poquito mas al sur de esas tierras paulistas fértiles en cacao. Buenos Aires sería entonces el puerto definitivo donde los Wergifker anclarían en su periplo, ya con Aarón en el seno familiar. Criado en medio de la humildad y la privación, el joven “rusito” fue mamando la pasión por el fútbol que en aquellos años ya ganaba Buenos Aires. Tenía apenas 18 años recién cumplidos cuando lo hicieron debutar en primera de River el 2 de octubre de 1932. Fue en la cancha de Lanús en un 1-0 ante el granate. Jugó al lado de Bernabé Ferreyra y Carlos Peucelle. No lo podía creer.
Wergifker era marcador de punta. Un taponcito petiso y fornido. Perro de presa de la banda izquierda, desprovisto de altas condiciones técnicas, pero dotado de un sacrificio encomiable para marcar, morder, y sumar para el equipo. Fue la histórica rueda de auxilio para el andar señorial de José María Minella y el vértigo superlativo del Charro Moreno. Jugó en la primera de River 203 partidos entre 1932 y 1941, siendo campeón en 4 oportunidades. Anotó dos goles con la banda roja. Uno ante Tigre en Alvear y Tagle y otro ante Atlanta en el Monumental ambos tantos para sendas victorias por 2-1.
Es, junto al español Pedro Aricó Suarez y el paraguayo Heriberto Correa, uno de los tres jugadores extranjeros que vistieron la camiseta de la Selección Nacional. Sin dudas un premio para un futbolista ejemplar, considerado por propios y extraños como un ejemplo de caballerosidad y lealtad deportiva. Quizá por eso, no cayó del todo bien que la dirigencia encabezada por José Degrossi le diera el pase libre a fines de 1941. El 29 de junio de ese año había disputado su último cotejo con la casaca banda sangre.
Pasó a Platense y allí se retiró algunas temporadas mas tarde. River Plate no le brindó ni siquiera un aplauso de despedida. Está claro que mereció Aarón Wergifker algo más que esta permanencia perpetua y silenciosa en el recuerdo de los memoriosos millonarios como el ruso de apellido difícil.

viernes, 28 de mayo de 2010

CAMPAÑA 1948

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El año comienza con una gran pena. El 30 de enero un fanático hindú asesina de un balazo a Mahatma Ghandi, alma de la independencia de la India. Estados Unidos pone en funcionamiento su Plan Marshall, para beneficio de la reconstrucción europea y de los millones de sus empresas. En Colombia una revuelta culmina con la muerte del líder político Eliecer Gaitán y es el principio del “Bogotazo”. Israel se independiza del Reino Unido. Se crea la Organización Mundial de la Salud, y en París, la ONU, proclama la declaración Universal de los Derechos Humanos. En 1948 nacen Ozzy Osborne y Steven Tyler, lideres de Black Sabbath y Aerosmith respectivamente, y Gerard Depardieu, magnifico actor francés. Mueren en cambio los poetas Antonin Artaud y Vicente Huidobro, y el fabuloso beisbolista Babe Ruth, “el gran Bambino”.
En Argentina todos hablan de Delfo Cabrera y su brillante victoria en el maratón de los Juegos Olímpicos de Londres. Evita comienza a tener una influencia decisiva en el gobierno de su marido, Juan Perón. El tango es amo absoluto de la noche porteña, y el fútbol explota en multitudes en las tardes domingueras.
En el verano del 48, River juega la Copa de Clubes Campeones en Santiago de Chile, antecedente de lo que sería luego la Copa Libertadores. Sale segundo luego de no poder vencer en el partido clave a Vasco da Gama. A nivel local, el Torneo es muy reñido hasta que un suceso determinado lo vuelve muy irregular. Faltando 5 fechas, los jugadores van al paro por una cuestión salarial y en las últimas jornadas salen a la cancha juveniles. River pelea el torneo palmo a palmo hasta que Independiente lo vence en Núñez 4-3. Por primera vez vence a Boca Juniors en La Bombonera, en un 2-1 con goles de Labruna y Reyes. Moreno juega su último partido con la banda roja. Labruna es, otra vez, el goleador del equipo con 16.

COPA DE CLUBES CAMPEONES 1948

1- EMELEC (Ecuador) 4-0 - Reyes (3), J. Martínez.
2- Municipal (Perú) 2-0 - Loustau, Labruna.
3- Nacional (Uruguay) 0-3 / García, Castro, Orlandi.
4- Litoral (Bolivia) 5-1 - Di Stéfano (3), Moreno, Loustau / Capparelli.
5- Vasco da Gama (Brasil) 0-0.
6- Colo Colo (Chile) 1-0 - Di Stéfano.

CAMPEONATO AFA 1948

1- Tigre 4-1 - Labruna (2), Di Stéfano, Reyes / González.
2- Vélez Sarsfield 4-2 - Labruna (2), Di Stéfano, Loustau / Scliar, Espinoza.
3- Newell's O.B. 2-1 - Labruna, Di Stéfano / Runzer
4- Lanús 1-1 - Loustau / López.
5- Racing Club 2-2 / Di Stéfano (2) / Bravo, Méndez.
6- Huracán 0-2 / Caserio, Durán.
7- Gimnasia (LP) 5-3 - Labruna (2), Moreno (2), Di Stéfano / Walter (2), Alarcón.
8- Chacarita Jrs. 1-1 - R. Coll / Busico.
9- Rosario Central 0-0.
10- Independiente 1-2 - R. Coll / Romay, Mourín
11- Platense 2-1 - Labruna, Di Stéfano / Sayago.
12- Banfield 3-2 - Guzmán (ec), Loustau, Labruna / Gallo, Walter.
13- San Lorenzo 0-0.
14- Boca Jrs. 2-1 - Labruna, Reyes / Gómez Sánchez.
15- Estudiantes (LP) 2-1 - Di Stéfano (2) / Gagliardo.
16- Tigre 2-2 - Labruna, Loustau / Giorgetti (2).
17- Vélez Sarsfield 3-3 - Moreno, Muñóz, Labruna / Allegri, Bermúdez, Bottini.
18- Newell's O.B. 1-0 - Labruna.
19- Lanús 2-0 - Moreno, Labruna.
20- Racing Club 1-2 - Labruna / Bravo, Simes.
21- Huracán 4-3 - Loustau (2), Di Stéfano, Uzal (ec) / Caserio (3).
22- Gimnasia (LP) 2-1 - Moreno, Labruna / Walter.
23- Chacarita Jrs. 1-1 - Di Stéfano / Pessarini.
24- Rosario Central 3-4 - Di Stéfano, Moreno, Loustau / De Zorzi (2), Bravo (2).
25- Independiente 3-4 - Muñóz, Labruna, Di Stéfano / Pairoux (2), Cerviño, Fernández.
26- Platense 2-2 - Cardozo (2) / Blásquez, Cadaval.
27- Banfield 2-2 - Latanzio, Cardozo / Hernández, Álvarez.
28- San Lorenzo 3-3 - Prado, O. Coll, Otero / Gutiérrez (2), Paolazzi.
29- Boca Jrs. 1-1 - Latanzio / Garfagnoli.
30- Estudiantes (LP) 0-0.

FORMACIÓN BASE: Héctor Grissetti -Amadeo Carrizo-; Ricardo Vaghi y Luis Antonio Ferreyra -Eduardo Rodríguez-; Norberto Yácono, Néstor Raúl Rossi y José Ramos -Héctor Ferrari-; Hugo Reyes, José Manuel Moreno, Alfredo Di Stéfano, Ángel Labruna y Félix Loustau.

GOLEADORES: Ángel Amadeo Labruna 17- Alfredo Di Stéfano 17- Félix Loustau 10- José Manuel Moreno 7- Hugo Reyes 5- Roberto Coll 2- Hipólito Leandro Cardozo 3- Juan Carlos Muñoz 2- Rubén Nicolás Latanzio 2- Oscar Coll 1- Eliseo Prado 1- Roberto Rubén Otero 1- Joaquín Martínez 1- Héctor Uzal (Huracán -EC-) 1- Teobaldo Guzmán (Banfield -EC-) 1.

miércoles, 26 de mayo de 2010

HECTOR RODOLFO VEIRA


Mucho antes de que su alter ego se lo fagocite como leños de una hoguera. Antes de preferir acomodarse en el confort de la carcajada cómplice y la simpatía popular. Antes de volverse un exagerado relator de anécdotas y de dejarse llevar por las luces de la caja mágica y la gran ciudad. Antes de todo eso, el Bambino Veira alguna vez fue Director Técnico de fútbol. Y uno de los muy buenos.
Cuando llegó a River a mediados de 1984, Veira tenía un objetivo muy diferente al que finalmente consiguió. Sumar lo mas posible porque el descenso era un problema no muy lejano. Había debutado en Banfield en el año 1982, y había explotado formando un gran San Lorenzo en el año 1983, equipo que empujado por el fervor de su gente en el retorno a primera, le peleó palmo a palmo el título a Independiente.
Enseguida Veira mostró que tenía apta la muñeca para dar un golpe de timón. Le quitó a Roque Alfaro el peso de la conducción del equipo y lo envió a la izquierda del mediocampo donde encontró espacio para correr y tiempo para pensar. Bajó al Negro Enrique de wing a volante derecho y descubrió un jugador colosal, virtuoso y arrojado. Desató las alas de Francescoli colocándolo en la delantera con el simple mandato de hacer lo que quisiera. “Si Francescoli no triunfa en River, yo no dirijo nunca más”, dijo. Sus cambios fueron tan evidentes como beneficiosos.
Debutó con una derrota ante Vélez, la bestia negra de esos años, pero el equipo enseguida mostró síntomas de recuperación y encaró el 85 con intensiones serias de ganar algo. No se pudo en el Nacional, batido en semifinales otra vez por El Fortín. Pero ya para el flamante torneo Temporada 85/86 la verdad era evidente. River era el mejor equipo de todos por lejos. Liderado por el talento supremo de Enzo, otros hombres alcanzaron por esos días el rendimiento mas alto de sus carreras. Claudio Morresi, Héctor Enrique, Luis Amuchástegui, Roque Alfaro. River era un cuadro suntuoso. Te mataba en defensa, tenía piña de nocaut y con espacios era letal.
La partida de Enzo obligó a Veira a conformar un River mas cauto, contragolpeador y –tal vez- mas apto para jugar la Libertadores, en cuyos partidos a veces conviene tener una armadura de hierro debajo de la camiseta. Con los goles de Alzamendi y el resurgir de Alonso, mas la personalidad de un equipo de hombres con hambre de gloria, River levantó esa Copa tan esquiva y se dio el lujo de adueñarse del mundo, aquella madrugada gloriosa ante el Steaua de Bucarest.
Cuando Funes clavó el 1-0 en aquella final ante los colombianos, el Bambino terminó el festejo arrodillado en el círculo central del Monumental. Así era Veira, locuaz, extrovertido, de una avasallante personalidad, un playboy de pelo rubio y facha cuarentona. Era un motivador formidable y un entrenador de ideas sencillas y claras. Se fue de Núñez a mediados del 87 y no volvió más. Siempre su nombre sonó para un retorno pero nunca se dio, y está bien que eso haya pasado. El Bambino nunca hubiera podido igualar lo que realizó en aquella formidable campaña. Hoy el hincha lo guarda en el corazón como un grande de nuestra historia. Y ante eso no se compite. La vida le regaló nuevas alegrías (campeón con su San Lorenzo en 1995) y horribles sinsabores (Affaire Candelmo y prisión en Devoto). Hoy a los 60 y pico, es un señor entrañable, distendido en su función de periodista y personaje. Pese a una dilatada campaña, el Bambino es uno de los pocos hombres de nuestro fútbol que se puede dar el lujo de ser bien recibido en todos los estadio del país. Algo habrá hecho para lograrlo.

domingo, 23 de mayo de 2010

LOS EDILES LIMEÑOS


Es muy usual que el fanático del fútbol adopte simpatía por equipos de otros países. Generalmente la elección es sencilla: Optamos por el que gana mas seguido o con el que tiene un buen número de compatriotas. Pero para los fundamentalistas de la camiseta, existen también otros parámetros de selección. Los colores que porte la escuadra en cuestión. Entonces en Perú, los hinchas millonarios no podemos dejar de simpatizar por Municipal de Lima, el River peruano.
El Club Centro Deportivo Municipal no tiene en su génesis ninguna relación con River Plate. No importa. Su camiseta nos hermana para siempre. Fundado el 27 de julio de 1935, por idea de un empleado de la gobernación limeña llamado Angel Pissani, quien junto a otros trabajadores ediles, llevaron adelante la idea de conformar un Club para jugar al fútbol. Su casaca y sus colores fueron tomados del pabellón patrio, ya que su nacimiento se produjo un día ante del aniversario de la independencia peruana. Además –dicen- dio pié incluso para que la Selección Peruana halle definitivamente un diseño con el cual identificarse al mundo.
Es uno de los conjuntos peruanos con más tradición. En su primer año de vida se ganó el derecho de jugar en la Primera del fútbol Peruano al quedar segundo en el certamen de ascenso. En rigor de verdad, sus primeros años de vida fueron los mas exitosos. Obtuvo el certamen de Perú en las temporadas de 1938, 1940, 1943 y 1950. En esos años se anotó también 7 de los 8 subcampeonatos que posee.
El Deportivo Municipal fue el primer equipo del Perú en jugar un torneo continental a nivel de Clubes. Lo hizo en la Copa de Clubes Campeones organizada por Colo Colo de Chile en el año 1948, torneo que obró como antecedente mas importante para la creación en la década del 60 de la Copa Libertadores. El Muni registró allí su único enfrentamiento oficial ante River Plate. El millonario –que relegó la banda roja esa noche- venció por 2-0 con tantos de Reyes y Loustau. Culminaron cuartos y sumaron 3 victorias en 6 partdos.
Una de las grandes figuras de su historia es el Cholo Hugo Soltil, protagonista junto a Cubilla, Chumpitaz, Challe, Gallardo y otros de la camada mas magnifica de futbolistas incaicos de todos los tiempos. Con el correr de los años, Municipal fue cayendo paulatinamente en desgracia y entregó mucho del prestigio ganado en sus primeros años. En 1967 descendió por primera vez. Retornó y alcanzó su nuevo subcampeonato en el año 1981, que le permitió jugar la Libertadores del año 82, pero no pasó de la primera ronda. En los noventa obtuvo el Torneo Intermedio de 1993 (con Norberto Solano en el equipo) que le permitió clasificarse para la Copa Conmebol del año siguiente. El nuevo milenio vino con malas noticias para el “Muni”. En 2000 se fue a segunda y tras un retorno en 2006, volvió a perder la categoría al año siguiente. La campaña del año 2009 significó una nueva decepción para las huestes ediles, ya que el equipo relegó su plaza en la segunda división y actualmente juega la Copa Perú (Algo así como el Torneo Argentino en nuestro país).
Pese a los continuos traspiés, la parcialidad de Municipal se ha mantenido vigente en su fidelidad a toda prueba. Su barra se hace llamar “Echa Muni” (exclamación quizá similar al Uruguay que no ni no). Sigue allí, aguantando domingo tras domingo los castigos de un presente desafortunado, esperando el tiempo en que “su” banda roja, retome el sendero de gloria que alguna vez transitó. Quizá no lo sepan, pero no están solos en esa ilusión.

jueves, 20 de mayo de 2010

APUNTES DE OTRO SEMESTRE OLVIDABLE


El verano: Prueba fehaciente de que uno ve lo que quiere ver. Esos 45 minutos finales ante Boca en Mardel fundaron una ilusión que siempre se supo descabellada. Las piernas frescas de los juveniles hicieron estragos en la dureza veterana de un xeneize distraído en una interna feroz. Muchos se lo creyeron y pobre de ellos. 1 triunfo, 2 empates, 1 derrota. Originalidad aparte, no fue más que el sueño de una noche de verano.
La Copa: Disculpas por la ironía barata. Pero es un dato de esta cruda realidad que River Plate, luego de 16 semestres iniciales consecutivos, vea una Copa Libertadores por televisión. Lo peor de todo es que no se sabe cuando podrá pegar la vuelta.
El Clausura: Para los mas racionales, 30 puntos significaban una muy buena campaña. River logró 22. Mucho, si se tiene en cuenta el nivel general del equipo en el certamen. Las últimas jornadas trajeron consigo un nuevo empuje anímico, que permitió la recuperación del estilo y de las victorias necesarias. Antes de eso hubieron 14 fechas de terror en donde River careció de todo lo necesario para triunfar: Ataque, defensa, talento, temperamento, paciencia, creatividad, gol, suerte.
El mejor: Alexis Ferrero. Venció la desconfianza de muchos con una personalidad avasallante. No jugó para la tribuna y jamás se preocupó por disimular sus evidentes carencias técnicas. Sus bartoleadas causaron picazón a mas de uno, pero fue –sin dudas- lo mas regular del semestre y cerró el certamen (Cappa mediante) intentando amigarse con el complicado arte de llevar la pelota al pié. Mención especial para Paulo Ferrari y sus heroicas escaladas por la banda derecha.
El peor: Mauro Rosales, Gustavo Cabral, Nicolás Sánchez, para quienes pido exilio forzado en Martín García. La lista incluye a Oscar Ahumada y Matías Abelairas, pero ellos se salvan solo por ser de la casa.
La revelación: Roberto Pereyra y Facundo Affranchino. Parecidos y distintos a la vez. Zancadas largas, lindo manejo, peso en el área de enfrente, buena vuelta. El tucumano arranca y levanta a la gente, aunque todavía cae demasiado seguido en prolongados letargos. Affranchino es más anfibio, la lucha le sienta tanto como el juego, menos explosivo, pero mas inteligente y temperamental. Opciones interesantes para puestos donde el buen material no abunda.
Los históricos: Ortega, Gallardo y Almeyda llevaron la bandera en este drama. A su modo y con sus peculiaridades, los tres pusieron la jeta cuando escapar y vivir de la gloria era lo mas tentador. Ariel volvió a subir y bajar en el infierno de su caos personal. Separado del plantel, fue casi un ex jugador. Cappa le devolvió la alegría de jugar y reavivó destellos de su magia. Hoy está bien, pero eso puede realmente durar muy poco. El Muñeco quedó enredado en lesiones crónicas. Sin ritmo, sin fortaleza, y hasta sin ánimo, su despedida casi se veía venir. Será mejor así. Dolerá verlo con otros colores, pero es preferible una despedida digna y no un retiro forzado. Del Pelado hay poco para agregar. Su aporte en cuanto experiencia, capacidad, entrega y carácter es, simplemente, asombroso.
Los refuerzos: Rodrigo Rojas sorprendió en el verano con un fútbol prolijo y versátil. Astrada lo puso en tantas posiciones que lo mareó. Una lesión le restó juego, pero por lo mostrado, merece una nueva chance. Gustavo Canales confirmó y desmintió su capacidad durante todo el año con chambonadas a las que precedía con un toque talentoso, al que precedía con otra chambonada. Lento y de buen lomo, no se ayudó ni lo ayudaron. Ahora deberá lucharla desde atrás. Juan Manuel Díaz no se soltó jamás y lateral de River que no pasa al ataque, dura poco. Lo que en Estudiantes alcanzaba para el elogio, en River solo recaudó indiferencia.
Los técnicos: Astrada no se creyó el espejismo del verano, pero pronto comprobó que la mano venía mas fulera de lo que se pensaba. El punto de inflexión fue el superclásico. Hasta ese partido, River la peleó sangrando cada punto obtenido. Tras Boca, la partida de Leo era solo una cuestión de tiempo. Cappa llegó con su aura doctoral y su discurso inflamado de romanticismo. Logró otro ánimo y otra convicción, su River generó mas fútbol en esos partidos (salvo ante Tigre, obvio), que en las últimas 5 campañas. Pero aún es muy pronto como para tomarlo en serio.
El mejor partido: El 3-0 sobre Racing en Avellaneda está un escaloncito arriba del 2-1 a Vélez y el 2-1 a Godoy Cruz. Los únicos tres partidos del semestre en donde River intentó (y logró) reconciliarse con el estilo de su vieja escuela. Ah, y para ser buenos con Astrada, los segundos 45 en el bosque ante Gimnasia.
El peor partido: Hay una larga hilera de por lo menos 10 cotejos encabezados por el 0-2 ante Boca. Por la jerarquía del partido, por el contexto en el que se llegaba, y por la impresentable mansedumbre con la que el equipo se entregó a la adversidad.
Lo bueno: La bocanada de aire fresco que significó la llegada de Cappa, el retorno al fútbol de Buonanotte, la linda sensación de verlo bien a Ariel Ortega, la conmovedora entrega de Matías Almeyda
Lo feo: El lamentable accidente de Buonanotte en el que se mataron sus 3 amigos, el turbio e injusto despido de Astrada en aquel vestuario tucumano. El nudo en el estomago que provoca ver a River en zona de descenso. El adiós a la banda de una figura como Marcelo Gallardo.
La hinchada: La misma popularidad, las mismas tribunas a reventar, el mismo aliento fervoroso, el mismo aguante ante las pálidas, los mismos giles que insultaron a un ídolo como Astrada o pusieron banderas contra Gallardo. El respaldo de siempre para el peor plantel de nuestra historia.
La dirigencia: Tan personalista como siempre, Passarella ocupó estos meses en tapar y denunciar agujeros, y en la búsqueda desesperada de financistas que banquen la conformación de un cuadro decente. Echó a Astrada para traer a Cappa. Una movida jugada que demostrará o no su visión estratégica.
La pregunta inquietante: ¿Qué sensaciones esteremos experimentando todos los riverplatenses dentro de exactamente un año?.

martes, 18 de mayo de 2010

Y TU NOMBRE FLOTANDO EN EL ADIOS


De River no hay que irse nunca, dijo Labruna, pero te vas querido Muñeco, y estas palabras salen a la luz atoradas por el nudo en la garganta que nos dejó tu anuncio. Te vas y entenderlo es difícil pero comprenderte no tanto. Te vas y da bronca que sea éste el momento y la circunstancia, y que tu despedida no sea la soñada, sino apenas decorosa.
Llegará ahora el momento de la nostalgia, Muñeco. Muy a menudo para apreciar una obra de arte hay que tomar un poco de distancia. Hoy, has dejado de protagonizar la historia para formar parte de ella, y de la eternidad no se vuelve. Ya no fallarás pases, no quedarás en off side, no volverás a lesionarte, ya no tirarás penales afuera, ni te harás expulsar. Saldrás de lo habitual, Muñeco, para meterte en el recuerdo en forma de poster, o de foto autografiada. Tal vez ahora, con la distancia que impondrá tu ausencia de la arena cotidiana, dejemos de solo verte, para por fin poder observarte.
Y como no conmovernos con tu adiós, Marcelo. Tal vez ya sabías tu futuro aquella tarde en la Boca cuando capitaneaste al equipo al círculo central de La Bombonera y te fundiste en un abrazo con Almeyda mientras saludabas a la tribuna. Nos faltará tu toque distinto, tu pegada sensible, tu pase medido a un claro que solo vos veías, tu liderazgo positivo, tus salidas de cadena, tu “molesta” costumbre de decir lo que pensabas, tu compromiso, tu amor por la camiseta.
Nos dejas, y es agria la sensación de reconocer que algo mal hicimos para que esto pase. Nos quedan cientos de imágenes tuyas para jugar en la mente a que el tiempo no ha pasado. Y como hombre de tantas tardes de River, permitinos el atrevimiento hacer un alto en la vorágine y recordarte con las medias bajas, el pelo cortito y esa pinta de ballboy de tus comienzos, dejanos volver a gritar aquellos tirolibrazos a Abbondanzieri o a ese chanfle memorable con el que dejaste colgado a Mondragón para toda la vida, en ese 1997 fantástico.
Pero por sobre todas las cosas, querido Muñeco Gallardo, autorizanos a imaginarnos ya un poco ancianos, contándole a nuestros nietos sentados en las rodillas, que hubo alguna vez en River Plate un jugador con tu nombre que fue por muchos años el embajador de nuestra escuela en el mundo, y que de la mano de un talento impar, nos llevó a vivir la gloria de tantas tardes inolvidables.

sábado, 15 de mayo de 2010

CUANDO SOBRAN LAS PALABRAS

River Plate 1 - 5 Tigre
Torneo Clausura 2010 - 19ª fecha.
Estadio Monumental - 15/05/10.


RIVER PLATE: Vega (4); Ferrari (4), Ferrero (4), Quiroga (3) y Villagra (4); Affranchino (4), Cirigliano (4), Pereyra (3) y M. Díaz (3); Ortega (4) y Funes Mori (6). Posteriormente Rojas (4), Buonanotte (3) y N. Sánchez. DT: Ángel Cappa.
TIGRE: Ardente; San Román, Pérez, Fontanello y Arruabarrena; Fondacaro, Castagno, Pasini y Leone; Lazzaro y Luna. Luego Botta, Rodríguez y Blanco. DT: Caruso Lombardi.
GOLES: Claudio Pérez (TIG) 10 pt. José San Román (TIG) 12 pt. Pablo Fontanello (TIG) 17 pt. Mariano Pasini (TIG) 37 pt. Leandro Lazzaro (TIG) 44 pt. Rogelio Funes Mori (RP) 6 st.
ARBITRO: Luis Álvarez -bien-.
MAN OF THE MATCH: Leandro Lazzaro (Tigre)
RESULTADO MORAL: River Plate 2 - Tigre 6.

Todavía nos duele la carretilla, así que nos evitaremos la tarea de explicar el resultado, porque ni una fría distancia pasional, ni un esforzado ejercicio de razón, justificarán este marcador lapidario con que Tigre despachó a River en el cierre del Clausura. En el fútbol de siempre, los goles eran consecuencia del trámite del partido, pero hoy es absolutamente a la inversa. Como ante Racing en Avellaneda, los goles determinan el trámite. En la era del estudio y la táctica, la defensa de River omitió el valioso detalle de marcar al adversario en el área y el Matador lo sopapeó de lo lindo en un primer tiempo de terror. Queda el triste consuelo de saber que -si no aminoraban la marcha- el score pudo haber sido mas histórico (aún).
Ahora. Que hacemos con el supuesto envión anímico, la pretendida cara nueva, la vuelta a las fuentes, el tiki tiki?. Donde guardamos las palabras elogiosas que el equipo nos arrancó en los últimos partidos?. Que debemos pensar de cara al futuro?. Con el tiempo, puede que este resultado sea una simple anécdota o carne de cañón para los que piensan (pensamos) que Cappa es un error. Demasiado pronto para conclusiones. Habrá que dejar que esta fruta madure o se pudra por completo. Solo una cosa queda clara: River necesita jugadores. Formados, hechos y derechos, para reemplazar a estos pataduras y apoyar a los mas pibes. Nos vamos al mundial tan preocupados como arrancamos el año. Si esta goleada despierta la alarma, bienvenida sea.
Y entre tantas broncas este sábado, una pequeña bronquita pasajera. No en vano dicen que el sentido común es el menos común de los sentidos. Su ausencia podríamos esperarla de cualquiera, menos de alguien que desde su filosofía y su preparación intelectual se ha ganado un lugar de consideración en el mundo fútbol. 1-5 abajo y con solo 20 por jugar, Cappa, poné a Gallardo, hermano. ¿Meter a Nico Sánchez para que?. ¿Para cuidar que cosa?. ¿Para equilibrar que defensa?. Raro en un tipo que dice conocer el feeling millonario, no percibir el deseo de una multitud que colmó graderías, no solo por los últimos resultado, sino también por la necesidad de despedir a pleno aplauso a su ídolo transpirando por última vez su camiseta. Gallardo merecía ese gusto que le negó.

jueves, 13 de mayo de 2010

LA LEY PRIMERA

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En sus “Instrucciones para elegir en un picado” del libro “Crónicas del Ángel Gris”, Alejandro Dolina reflexiona lo siguiente: “…Manuel Mandeb, que casi siempre oficiaba de elector, observó que no siempre sus elecciones recaían sobre los más hábiles… comprendió que lo que en verdad deseaba era jugar con sus amigos mas queridos… El criterio de Mandeb parece apenas sentimental, pero es también estratégico. Uno juega mejor con sus amigos… Un equipo de hombres que se quiere y se respeta es invencible. Y si no, mas vale compartir la derrota con los amigos, que la victoria con los indeseables”. Esta idea no pretende comparar los lazos de amistad y de hermandad, ni mucho menos, definir las relaciones que unen a dos personas de la misma sangre. Solo sirve como un vulgar disparador para tratar de imaginar las emociones que se deben desatar teniendo un hermano como compañero en la primera de River. Solo 6 parejas de hermanos se dieron ese gusto.
Juan Carlos y Jorge Iribarren: Jugaron juntos en el profesionalismo en el año 1931 y lo hicieron en un total de 24 partidos. Jorge Iribarren, actuaba de arquero y se fue al terminar el año, Juan Carlos, que era back izquierdo, jugó una campaña más, donde logró dar la vuelta olímpica con el famoso equipo de Bernabé. Llegaron a River a mediados de la década del 20. Ambos venían de Argentinos Juniors y tuvieron una prolongada campaña en la etapa amateur. Sus nombres son sinónimo de aquel River que buscaba forjarse el nombre que hoy detenta.
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Federico y Juan Apolonio Vairo: Nacieron en la cuna de Rosario Central hasta que ésta les quedó chica, luego ambos, tomaron avenidas diferentes. Federico (el mayor) era un back izquierdo de categoría internacional. Llegó a River en el 55 y armó junto a Alfredo Pérez una dupla defensiva inolvidable. Juan Apolonio en cambio, tuvo un paso por Boca, Juventus de Italia y Liverpool de Uruguay antes de recalar en Núñez para la temporada de 1957. Era un volante morrudo, de mediana estatura y con algo de habilidad. El 23 de junio del 57 jugarían el primero de sus cuatro partidos juntos. Fue en un 2-0 en el Parque de la Independencia ante Newell’s. Ese año se coronarían campeones.
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Néstor y Omar Rossi: Hay muy poco para agregar acerca de lo que significa Néstor Rossi para la gloria de River. Seguramente Pipo recordaría con mucho cariño aquellos 8 partidos de 1956, jugados en la primera de River junto a Omar Guillermo, su hermano menor. Se parecían mucho físicamente, jugaban en el mismo puesto y Omar reemplazaba a Pipo cuando este era expulsado o tenía compromisos con la Selección. El primer partido juntos fue el 7 de octubre del 56 ante Newells. Dieron la vuelta olímpica juntos ese año. Omar no se asentó en primera y falleció joven el 11 de julio de 1967 a causa de un linfoma. En su homenaje, Pipo bautizó con su nombre a uno de sus 4 hijos, quien murió 20 años luego, el mismo día, a la misma hora y por la misma causa.
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Ermindo y Daniel Onega: Decir Onega y decir River es casi lo mismo. Son la pareja de hermanos que mas partidos juntos jugaron en la banda, aunque no tantos como se podría pensar. 47 cotejos en total. Ermindo debutó en el 57. Era un crack, un tocado, un distinto. Fue “la” figura de River en los años de sequía, y eso le pasó factura. Daniel recién debutó en el 66. Su juego mutó con el tiempo. Primero fue un 9 con juego y mucho gol, y luego se transformó en un armador de juego de gran calidad. Las lesiones del Ronco, y las ideas conservadoras de Toto Lorenzo, hicieron que ambos recién tuvieran continuidad en la segunda parte de 1967. Al año siguiente, Ermindo volvió a lesionarse y a fin de temporada fue vendido a Peñarol y no volvió más. Se mató en un accidente a los 40 años. Daniel jugó en River hasta 1973, con una temporada a préstamo en Racing en el 72. Entre ambos sumaron 219 goles y mas de 500 partidos. Fueron, son y serán una bandera.
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Héctor y Carlos Enrique: Cuando se encontraron en Núñez, El Negro y el Loco Enrique ya era jugadores consagrados. Héctor Adolfo había llegado a River proveniente de Lanús. Sus primeros años en la Banda fueron de delantero, y rindió poco. El ojo clínico de Veira lo reinventó de volante por derecha y fundó un jugador soberbio de despliegue y calidad. Carlos Alberto llegó de Independiente en el 88. Marcaba con furia, se proyectaba con hambre, y tenía un carácter podrido que le generó mas de un problema. Jugaron juntos 22 partidos entre 1988 y 1990 y ganaron un campeonato. Con su rodilla maltrecha a cuestas, el Negro fue cedido a Deportivo Español a mediados del 90. El loco ganó un campeonato más en 1991 hasta que fue separado del plantel por problemas disciplinarios.
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Claudio y Darío Husaín: Pese a formarse en Vélez, ambos siempre reconocieron su simpatía por la banda. Claudio Husaín (el Turco) llegó a River en el 2000, cuando estaba en su mejor momento. Por eso, a los pocos meses, fue vendido al Parma de Italia. Al tiempo retornó y se encontró en el plantel con Darío (la Furia), su hermano menor, y por entonces, un veloz y promisorio delantero. Juntos jugaron 12 partidos en el año 2003. Debutaron en el estadio de los Defensores del Chaco en un juego ante Libertad. Ganaron un campeonato, el Clausura 2003 con Pellegrini como DT. Claudio Husaín tuvo una lesión a mitad de temporada que lo sacó de las canchas hasta 2004. La Furia estuvo presente en River jugando sin demasiada continuidad hasta que terminó la temporada 2003, cuando partió.
Un caso similar a los narrados, aunque no igual, es el de los hermanos Jorge Orosmán y Rubén Fernando Da Silva, centrodelanteros orientales que actuaron en River con un año de diferencia. El “Polilla” desde 1987 a 1989 y el “Polillita” desde 1990 a 1993. Aunque en rigor de verdad, si de hermanos Riverplatenses se trata, mal que nos pese, esta reseña no puede dejar de mencionar a Alan y William Schlenker, por quienes –ojala en poco tiempo- hablen mejor de ellos las condenas judiciales que las páginas de un blog. Aunque en la espera, no está mal citar a Don José Hernández cuando escribía “Los hermanos sean unidos, porque esa es la ley primera, porque si entre hermanos se pelean, los devoran los de afuera”. Nunca tan cierto.

martes, 11 de mayo de 2010

SENCILLAMENTE CHAPLÍN

River Plate 1942 / 1957 – 365 partidos – 101 goles – 8 títulos.
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Lo deben haber dejado en las puertas del Monumental envuelto en papel celofán, dentro de una cajuela con la leyenda de “Cuidado, frágil”. En la cancha, el viento se embolsaba en su casaca siempre holgada, y lo arrastraba como una pluma liviana hacia las libertades que el fútbol de aquellos equipos riverplatenses no solo otorgaban, sino que también exigían. Loustau era una marioneta insólita. Un títere desgarbado que nunca enredaba sus piolines al describir arabescos extraños con el balón en sus pies o transitando durante 90 minutos distancias inverosímiles, dignas de los atletas mejores dotados, cosa que él no era.
La prensa deportiva, siempre tan afecta a la exageración en el calificativo, jamás estuvo tan certera a la hora de crear un apodo. Chaplín. Así y todo, Felix Loustau jamás convocó a la risa o al llanto, y si al respeto y la admiración. Tenía el físico de un jockey y cuando salía a la cancha parecía más una mascota que un jugador. Menudo, casi escuálido, sus piernas eran dos escarbadientes coronados en su base por un bollo de media arremangada, que descubría al apetito voraz de los zagueros, sus canillas peladas, a fuerza de barrio y potrero.
Pocos recuerdan un jugador tan extraordinario en su genialidad y su valentía. Travieso con el esférico atado a los botines, desequilibraba con su gambeta sin perfiles, su freno en seco y su toque preciso para la habilitación o el remate. Era veloz en la ida, pero también lo era para la vuelta. Los corría de atrás levantando tierrita de sus botines, arriesgaba el cuerpo sin miedo, metía la chaucha pese a saberse en desventaja física y cuando terminaban los partidos lo tenían que juntar en pedacitos y armarlo en el vestuario.
Fue un ignoto dirigente llamado Juan Pagels quien lo arrimó desde Avellaneda. Se probó de 3 hasta que el ojo sagaz del maestro Peucelle lo reubicó en la banda izquierda del ataque. Simplemente descubrió oro. Loustau fue la pieza final que ensambló la más perfecta máquina de jugar al fútbol, como lo fue el equipo de River entre las temporadas 1941 y 1946. Cada característica de sus actores se complementaba a la perfección. Muñóz era el silencio. Moreno el carisma. Pedernera el liderazgo. Labruna la explosión. Y, como el George Harrison de los Beatles, Chaplín era la vanguardia, la excentricidad, el misterio, ese detalle raro e irresistible que detentan todas las obras de arte.
Signo de un tiempo romántico e irrepetible, jugó 16 temporadas en la banda. Dio 8 vueltas olímpicas, actuó en más de 350 partidos y superó la línea de los 100 goles. Su despedida –junto a la de Labruna- significó el cierre de una época dorada para el millonario y el preanuncio de un oscuro período de casi dos décadas. En 1957 le dieron en pase libre y se retiró 6 meses mas tarde jugando para Estudiantes de La Plata. Lo mandaron a laburar en un rinconcito de AFA, con esa particular manera que tenemos los argentinos de reconocer a nuestras glorias. Murió de viejo en 2003. Nadie sabe como hizo para llegar caminando a Viamonte todos los días, con el peso de la enorme leyenda que sus piernas flacuchas debían transportar.

domingo, 9 de mayo de 2010

COLOR ESPERANZA

Racing Club 0 - 3 River Plate
Torneo Clausura 2010 - 18ª fecha.
Estadio Cilindro de Avellaneda - 08/05/10.


RACING CLUB: De Olivera; Mercado, Aveldaño, Martínez y Cahais; Lluy, Yacob, Fernández y Grazzini; Luguercio y Bieler. Posteriormente Castroman, Hauche y Litch. DT: Miguel Ángel Russo.
RIVER PLATE: Vega (6); Ferrari (8), Ferrero (7), Quiroga (6) y Villagra (6); Affranchino (7), Almeyda (6), Pereyra (5) y M. Díaz (6); Ortega (6) y Funes Mori (9). Luego Rojas, Buonanotte y Cirigliano. DT: Ángel Cappa.
GOLES: Rogelio Funes Mori (RP) 2 pt. Rogelio Funes Mori (RP) 16 pt. Rogelio Funes Mori (RP) 24 pt.
ARBITRO: Juan Pablo Pompei -bien-
ROJAS: Matías Almeyda (River Plate)
MAN OF THE MATCH: Rogelio Funes Mori (River Plate)
RESULTADO MORAL: Racing Club 1 - River Plate 4.

Dos minutos en los relojes. Si no te acomodaste perdiste. River sale a mostrar que lo que dicen de su nueva cara no es cuento. Affranchino pasa raudo con su motoneta por la banda derecha y frena justo para levantar un centro medido sobre el área de Racing. Funes Mori salta arqueando su cuerpo y de lejos parece Francescoli. Parietal izquierdo precioso que sacude su mufa y se clava allá arriba, lejos de un De Olivera que apenas entra en la foto de los diarios del domingo.
Ahora van 16 y ya Racing ha golpeado insistentemente la puerta con ganas de entrar. El palo, el arquero y la suerte se lo han impedido. Pero en un descuido, pasa lo que pasa cuando un equipo viene derecho. Funes Mori va a pelear una imposible contra Matías Martínez y el destino le da un premio a su tezón. El zaguero yerra fiero y el pibe queda mano a mano con ángulo cerrado. Semanas atrás hubiera pateado de una y lo hubiera errado, pero ahora (desde hace 15 minutos) ya no tiene presión y piensa. Y si piensa hace la diferencia. Enganche temerario y definición fría sobre un defensor local que cerraba desesperado. 2-0. Lo del cambio de cara no es verso.
8 minutos mas tarde, la faena se completa. Lo que era insistencia de Racing ahora se transforma en suicidio. Su gente lo sabe y nosotros también. Affranchino lo ve a Ortega y éste lo ve a Ferrari. En 5 segundos llegan de tres cuartos de campo propio a la linea final. Paulo la bombea por sobre De Olivera y el héroe de la noche aparece en el segundo palo para poner la cabecita y hacer -ahora sí- un gol de goleador. 3 goles en un partido!. 3 goles en un clásico!. 3 goles en media hora!. 3 goles de un delantero!. Mira si no va a ser redondita y hermosa esta luna de sábado en Avellaneda.
Allí esta el tren. La puerta está abierta y la máquina en marcha rugiendo en el andén. Deseo subirme a esta esperanza que renace porfiada como la maleza. Tantas veces rompimos ilusiones a las que nos montamos sin mas argumentos que los que dicta el corazón. Hoy vemos otra cosa en la cancha y palpamos otro semblante en caras acostumbradas a las pálidas de siempre. River sacó ante Racing (y ante Godoy Cruz y Vélez Sarsfield) un pequeño boleto de confianza para poder, de una buena vez por todas, reconstruirse de sus ruinas. El simple retorno a las fuentes, y la apuesta al fútbol de siempre -ese que vimos más en estos tres partidos que en los últimos dos años- son sus argumentos irrefutables.
Ojalá sea el tren correcto. Ojalá el tren no se vaya.

jueves, 6 de mayo de 2010

PIÑAS EN EL MORUMBÍ

San Pablo (Brasil) 2 (2) - 0 (4) River Plate
Copa Sudamericana 2003 - 03/12/03.
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El uruguayo Jorge Larrionda se aprestaba a pitar el final del partido cuando Fabiano y Diego Barrado trabaron temerariamente en el círculo central. Volaron patadas y manotazos. Oscar Ahumada (un pibe en aquel tiempo) llegó rápido en auxilio de su compañero y agredió de atrás a Fabiano con un coscorrón. A partir de allí sobrevino el pandemonium, y la escena se degeneró en un mar de patadas voladoras y trompadas poco ortodoxas.
Fabio Santos llegó como poseído y arremetió contra Ahumada obligándolo a retroceder. Un poco mas allá, un Barrado sacado se cacheteaba con Fabio Simplicio. Algunos (como Diego Lugano o Eduardo Tuzzio) intentaba separar pero era imposible. Instantes mas tarde se sumaron 4 nuevos actores al loquero. Guille Pereyra entró a bancar la parada a pleno sopapo, pero velozmente fue sacudido por Luis Fabiano (el hoy promocionado delantero de Sevilla y el scratch) por una soberana patada karateka en el lomo. También se sumó Roger, arquero suplente de los paulistas, repartiendo voladoras, hasta que fue abarajado a la carrera por Franco Costanzo, que lo mandó al suelo con un cross de derecha que le hubiera provocado envidia al propio Roña Castro. Un bochorno. Segundos mas tarde, con la Policia en el terreno, la calma se restablece. Barrado, Ahumada y Ameli por River, y Jean, Rico y Luis Fabiano por San Pablo, ven la roja. Varios –la gran mayoría- la sacaron barata.
River y San Pablo jugaban ese 3 de diciembre de 2003 la revancha de las semifinales de la Copa Sudamericana en un Morumbí a medio llenar. Días antes, el millonario había ganado 3-1 en el Monumental y viajaba confiado para la revancha. Luego de eliminar a Independiente y Libertad de Paraguay, la ilusión de esta Copa mantenía en pié al chileno Manuel Pellegrini, pese ha haber ganado en el primer semestre el Clausura local.
Durante gran parte del juego, el millonario controló relativamente el trámite hasta que promediando el segundo tiempo y en cinco minutos, una ráfaga de San Pablo le empató la serie con goles de Rico y Diego Tardelli. El juego estaba picado desde el primer tiempo, merced de varias entradas fuertes y por la permisividad del uruguayo Larrionda, que esa lluviosa noche paulista tuvo un arbitraje lamentable. Por River fueron Costanzo; Ameli, Tuzzio y Rojas; Coudet, Pereyra, Ahumada, Lucho González y Gallardo; Rolfi Montenegro y Máxi López. Luego entraron Barrado, Ludueña y Chori Domínguez. Por los San Pablo salieron Rogerio Ceni; Jean, Gabriel, Lugano y Adriano; Souza, Fabio Simplicio, Gustavo Nery y Fabio Santos; Luiz Fabiano y Diego Tardelli. Luego Rico y Fabiano. Su Técnico era el “cóndor” Roberto Rojas.
Con los ánimos mas o menos apaciguados tras la trifulca, llegó el momento de la definición por penales para clasificar el finalista. Franco Costanzo detuvo el primer remate de San Pablo ejecutado por Souza, y el travesaño rebotó violentamente el tercer disparo efectuado por el uruguayo Diego Lugano. El 100 por ciento de efectividad del Millonario hizo el resto. Chacho Coudet, Alejandro Domínguez, Daniel Ludueña y finalmente Eduardo Tuzzio convirtieron y sellaron el pasaje para enfrentar en la finalísima a Cienciano de Perú. Una noche muy agitada acababa con sonrisa.
El manual del fútbol esta poblado de frases hechas que reportan un enorme grado de falacia. Ejemplos: “Dos cabezazos en el área es gol”. “El campeón siempre es el mejor”. “Los penales son una lotería”, “Equipo que gana no se toca”, etc. Usualmente, una de las máximas esgrimidas por los periodistas para explicar alguna batahola en torneos continentales, es la de “un incidente de la vieja Copa Libertadores”. No se sabe bien cuando la Libertadores dejó de ser vieja para pasar a ser nueva, lo cierto es que las trifulcas en pleno partido han ocurrido sin distinción de tiempo a lo largo de toda la historia. Sino recordar Colo Colo – Boca en el 91, Lanús – Atl Minero en 1997, América de México – Sao Caetano en 2004 o Lanús – Universitario hace poco. Este San Pablo – River es uno más en la hilera.

lunes, 3 de mayo de 2010

2 AÑOS DESPUÉS


El mocoso que piensa sentado sobre la pelota en la vereda de su casa, custodiado por un perro pulguiento y por la infinita calma de una tarde cualquiera en el interior profundo de la provincia de Buenos Aires, es (27 años mas tarde) este escriba entusiasta y amateur que dos, tres o cuatro veces por semana comparte con ustedes porciones de su amor por River a través de este invento milagroso llamado internet.
Amigos, Este blog cumple 2 años. Se preguntarán porqué la foto. Muy sencillo: Una imagen vale mas que mil palabras. ¿Puede una foto resumir mejor que ésta un amor tan incondicional?, difícil. Esta es -por lejos- la mejor foto que me sacaron. Seguramente se parecerá a alguna que ustedes atesoren en sus casas como un recuerdo entrañable de tiempos en donde el amor riverplatense se formaba.
Estamos contentos y con ganas de seguir. Peleándole al tiempo y la rutina que impone otras prioridades. Tipeando y suprimiendo palabras buscando una coherencia estilística autoimpuesta. Atravesamos épocas extrañamente duras y el deseo es acompañar y ayudar en la superación de este trance. En el camino hemos recogido un capital pequeño y valioso de amigos, cuya cultura y discernimiento, no solo enorgullece, sino que también obliga.
A ellos este abrazo.
Y a todos los demás también.

sábado, 1 de mayo de 2010

VA QUERIENDO

River Plate 2 - 1 Vélez Sarsfield
Torneo Clausura 2010 - 17ª fecha.
Estadio Monumental - 30/04/10.


RIVER PLATE: Vega (5); Ferrari (7), Ferrero (7), Quiroga (4) y Villagra (7); Affranchino (7), Almeyda (5), Pereyra (4) y M. Díaz (5); Ortega (8) y Funes Mori (4). Luego Buonanotte (6), Abelairas y Cirigliano. DT: Ángel Cappa.
VÉLEZ SARSFIELD: Montoya; Olivera, Tobio, Torsiglieri y Lima; Cabrera, Razzotti, Cabral, Alvarez y Velázquez; Zárate. Posteriormente Bella, Cristaldo y Bíttolo. DT: Ricardo Gareca.
GOLES: Ricardo Álvarez (VZ) 8 pt. Paulo Ferrari (RP) 45 pt. Diego Buonanotte (RP) 36 st.
ARBITRO: Carlos Maglio -regular-
MAN OF THE MATCH: Ariel Ortega (River Plate)
RESULTADO MORAL: River Plate 2 - Vélez Sarsfield 1.

Con todo lo que pasa ante nuestras narices a veces es difícil ser crédulo con el destino y con la justicia. Pero a veces una tregua se produce y las cosas adquieren el sentido lógico y justo que realmente merecen. Buonanotte merecía este guiño del destino, aquel que le quitó tanto y que hoy le otorga esta caricia al alma. Merecía este desahogo íntimo, esa lágrima rodando, esos abrazos sinceros, esa ovación emocionada de quienes sentimos su dolor. Merecía Diego, dormir esa pelota llovida de Villagra con la puntita de su botín derecho y acomodarla en el mismo movimiento de zurda, lejos, al palo izquierdo de Montoya. Desatar ese estallido que sacudió una noche que pintaba tan monótona como tantas. Merecía darnos una victoria y encontrar en el (su) fútbol un remedio que empiece a cicatrizarle las heridas.
Intentando ser el de siempre (el de toda la vida), este River ya no es el de siempre (el de los últimos años). A veces ilusiona, a veces desencanta. Pero ya no lo rige la depresión de saberse menos, sino la ambición de querer volver a ser. Los cambios saltan a la vista. Cappa no posee ninguna fórmula mágica ni ha descubierto la receta salvadora. Pero parece haber encontrado en un discurso simple y llano, la llave para elevar la moral de varios jugadores. Hoy Ferrari y Villagra ya no van al ataque a ver que pasa, sino que trepan para hacer daño. Ferrero ya no revolea tanto a la bartola, sino que intenta jugar al pié, sin eso quitarle su enorme personalidad. Los carrileros van y vienen con frenesí, pero ahora parecen saber para que corren tanto. Ortega y Mauro Díaz ya no están tan aislados a la hora de crear. Hoy se buscan más, y a menudo se encuentran.
La victoria ante este pseudo-Vélez fue tan clara como la de Godoy Cruz. Esté quien esté enfrente, hoy es muy difícil en nuestro fútbol virar un resultado adverso con tanta claridad y sin nada extraño que lo provoque. Desde el tanto tempranero de Ricardo Álvarez (primer error grueso de Vega desde que es titular) hasta el gol de Buonanotte casi sobre el cierre, hubo un millonario hambriento, inconexo por momentos, pero siempre claro en su convencimiento de ir al frente y buscar el gol sin que esto parezca una epopeya griega. La rompió Ortega. También Ferrari, Affranchino, Villagra y más el plus de Buonanotte. Es muy loco, pero hacía meses que en River no se destacaba mas de un jugador al mismo tiempo en un partido. El cambió está planteado. Es tiempo de profundizarlo.