jueves, 29 de septiembre de 2011

HERNÁN CRESPO


La vida de Hernán Crespo puede resumirse en una sola palabra. ¿Hace falta mencionar cual es?. River Plate, inferiores y primera. Parma, Lazio, Inter, Chelsea, Milan, otra vez Chelsea, otra vez Inter, Genoa, otra vez Parma. Siempre Selección Argentina y siempre la misma noticia. Gol de Crespo. De zurda o de derecha, de cabeza o de anticipo, de rebote o de taquito. Como sea, siempre gol de Crespo. Podrán encontrarse en la historia de River Plate puñados de productos de su cantera dotados con mejores cualidades técnicas. Pero si de goles hablamos, Crespo larga en primera fila.
Surgido en un tiempo particularmente fecundo para las formativas millonarias. El domingo de su debut (4-1 a Newell’s en el Monumental por el Apertura 93) jugó apenas 5 minutos y en la primera que le quedó adelante sacó un disparo desde posición incómoda que se fue lejos del arco. A nadie en las tribunas se le pasó por alto ese detalle que denotaba cual sería la obsesión de toda su carrera.
Daniel Passarella fue un pilar fundamental en aquellos primeros años, dándole pista conforme a la continuidad de sus goles que caían como catarata. Fue top scorer del Clausura 94, y luego de un bache propio de su juventud, actor fundamental en la celebrada vuelta olímpica de la Libertadores de 1996. Sus goles fueron fundamentales. El gol en Lima a Sporting Cristal y la memorable chilena en la revancha. Los goles a Passet en cuartos ante San Lorenzo, y claro, los de la final ante América, el día que se subió al cielo millonario en dos escalones. Primero empujando entre los papelitos un centro – pase de Ariel Ortega, y luego cabeceando desde el punto penal hacia una valla desguarnecida por un obsequio del golero Oscar Córdoba. Salió faltando pocos minutos. Fue la última vez que vistió la banda roja. Imposible imaginar una despedida mejor.
Italia lo convirtió lentamente en un as del festejo. Le dio paciencia, le dio porte físico, le dio explosión en las piernas, le dio una táctica ideal para su estilo de ariete omnipresente. Sus goles llevaron a Parma a ser alto protagonista del Calcio y a ganar lo que hoy conocemos como la Europa League. Lazio compró su pase en 55 millones de dólares. Pagó siendo capocannonieri de la temporada 2001-02 y obteniendo la Copa Italia. Otra carretilla de dólares lo deposito en el Inter de Milán, donde obtuvo gran parte de todos los festejos de su carrera. En el medio, fue prestado al Chelsea de Londres y al AC Milan, donde cumplió como un empleado fiel, la cuota de gol que se le reclamaba.
Después de Labruna es el mejor centrodelantero que ha dado las inferiores millonarias. Los números de Crespo lo dicen todo. 323 goles en casi 700 partidos. Casi un gol cada dos juegos. En River aportó 36 y en la Selección 35, siendo goleador aún en tiempos de reinado de Gabriel Batistuta. Según parece, su soñada vuelta a Núñez no se dará, y no deja de ser una lástima. Pero en algún punto está bien que eso pase. A veces es mejor dormir plácidamente en un hermoso recuerdo, que despertarse comprobando que la realidad y el tiempo todo lo cambian.

martes, 27 de septiembre de 2011

HÉROES DE COCHICÓ


A veces cuesta mucho llamar verdaderamente las cosas por su nombre. Los libros de historia hablaran de la famosa “conquista del desierto” como una hazaña patriótica, cuando en realidad fue un exterminio indiscriminado de gente dueña milenaria de su tierra. Podemos ver la historia desde miles de puntos de vista. Incluso a través de los ojos de un equipo de fútbol. Ese es en parte el sentido del Sportivo Cochicó de Victorica.
A ningún pampeano de pura cepa se le podrá pasar por alto la importancia de Victorica como punto neurálgico de su historia. Emplazada en el corazón de la “pampa seca”, antesala del oeste profundo, rodeada de infinitos caldenares y de un horizonte sepia al que hay que pedir ayuda para abarcarlo por completo. La localidad de Victorica fue fundada en 1882 como asentamiento insignia de la avanzada del ejército que “conquistó” el desierto de los ranqueles. Lleva su nombre en homenaje a Benjamín Victorica, Ministro de Guerra en los años de Roca y es el primer pueblo fundado en esa provincia, allá cuando a La Pampa aún no se la conocía así.
El Club lleva ese nombre en homenaje a la batalla de Cochicó, desarrollada el 19 de agosto de 1882 en las cercanías de lo que hoy es la localidad de Puelén, en las orillas pampeanas con Río Negro. El combate significó el último estertor de resistencia armada de los pueblos originarios ante el Ejército Nacional tras el final de la matanza. Una treintena de lanceros aborígenes comandados por el cacique Gregorio Yancamil se topó en su fuga con una patrulla de avanzada compuesta por otros tantos indígenas sometidos al ejercito, armados con fusiles Remington. La sorpresa del encuentro obligó a una lucha cuerpo a cuerpo que duró horas. Caída la noche, los uniformados cortaron el asedio decidiendo huir y relegando su posición.
Tal vez algo de ese espíritu heroico debió habitar en el grupo de vecinos que un 21 de febrero de 1923 decidió fundar el Club Sportivo Cochicó. Su acta fundacional explica que nació con el objetivo de “practicar y fomentar distintos deportes, dentro de la cultura, amistad y orden social". Seguro también estaba la de honrar la memoria de aquellos que lucharon por su tierra. Como sea en todo caso: Tarea cumplida, muchachos.
Cochicó es un humilde club del interior provincial. Desde siempre ha usado la banda roja como atuendo a pesar de que su acta fundacional establezca el azul y blanco como sus colores divisas. Se dedica al fútbol y al básquetbol preponderantemente. Tiene una prolongada tradición en los certámenes de la Liga Cultural, una de las dos de importancia en el territorio pampeano, torneos a los que ha vuelto en este 2011, tras varias campañas jugadas en la Liga zonal del Caldenal. Rivaliza con Banco Nación de Victorica y con el vecino Deportivo Telén. Su gente luce con orgullo la pequeña tribuna de cemento que es característica distintiva de su reducto.
La Plaza central de Victorica se llama "Héroes de Cochicó". En sendos monolitos descansan las cenizas de los combatiendes caídos por parte del Ejercito y del lejendario Cacique Gregorio Yancamil. Es uno de los pocos lugares donde la historia -muy a su modo- intenta hacer justicia con lo que realmente pasó.

sábado, 24 de septiembre de 2011

O2

River Plate 2 - 0 Gimnasia y Esgrima (La Plata)
B Nacional 11/12 - 7ª fecha.
Estadio Gasómetro - 24/09/11.



RIVER PLATE: Chichizola (7); Vella (5), Ferrero (6), Maidana (6) y JM. Díaz (6); Sánchez (5), Cirigliano (6), Ocampos (6) y M. Díaz (4); Domínguez (5) y Funes Mori (7). Posteriormente Aguirre, Villalva y Affranchino. DT: Matías Almeyda.
GIMNASIA Y ESGRIMA:
Monetti; Benítez, Goux y Soto; Méndez, García, De Blasis, Casco y Ruíz; Vargas y Vizcarra. Luego Miloc, Quiñónez y Chávez. DT: Osvaldo Ingrao.

GOLES:
Rogelio Funes Mori (RP) 3 st. Juan Manuel Díaz (RP) 23 st.

ARBITRO:
Alejandro Toia (mal)

MAN OF THE MATCH:
Rogelio Funes Mori (River Plate)

RESULTADO MORAL:
River Plate 2 - Gimnasia La Plata 0.


- La previa... caliente.
Llegamos invictos. Cierto. Hace tres partidos no ganamos. Cierto también. Todo tan cierto como lo fue haber comprobado descarnadamente que la pilcha de la B todavía nos queda incómoda. Entonces ganar no solo aparece como lo necesario, sino como lo único admisible. La semana es irritante en preguntas sin respuesta. Apestada de teorías lejanas a la práctica. Pizza partys y humo periodistico. Viene Gimnasia tan a los tumbos como el millonario. Almeyda mete mano. Demasiada tal vez. Encima Cavenaghi se contractura y no se cura.
- El trámite... ningún trámite.

El juego no parece uno de la B. Hay menos pata y mas ritmo. Nos conocemos mucho. Nos enfrentamos demasiado. Nuestra camiseta no los sobremotiva. Tal vez por ello existen más espacios. Tal vez por lo mismo se nos animan un poco más también. Antes de los 5 Vizcarra asusta desde afuera y Funes Mori tiene su "funesmoriada" de costumbre errando un gol increíble en el área chica. Pero a los 10 el trámite se rompe para siempre. El juez sanciona un burdo penal de JM Díaz. Gonzalo Vargas se hace cargo con un remate de mediocre para abajo. Chichizola da uno, dos, tres pasitos fuera del reglamento y detiene con sus tibias. Si le hubiesen protestado, Toia hubiera hecho la gran Nai Foino. "Aire, penal bien pateado es gol".
-El triunfo... el oxigeno.

Muchas cosas deseamos los riverplatenses. Una de ellas es que Funes Mori nos haga tragar de prepo el rosario de agravios que le hemos dedicado en el último tiempo. Ojalá haya empezado en esta tarde del Gasómetro. A los 3 del complemento, dejó de largo a Goux con un sombrero elegante y lanzado en carrera entrando al área, sacó un fierrazo a la Batistuta que estremeció la portería de Monetti. Terrible golazo. Inyección necesaria de moral. Martillazo en la sien para un Gimnasia ya timorato.
-El futuro... esa incógnita.
Estamos punteros, que no es poco. Ya llegarán momentos álgidos donde serán necesarias respuestas más contundentes, pero por lo pronto, no está mal ir construyendo de a tres pisos una torre que necesita -por lo menos- 70. Ante el Lobo pasó lo que la lógica decía que tenía que pasar. Ganó el mejor equipo y el más certero con las oportunidades que el trámite le dio. Nada para remarcar demasiado. River mostró un arquero (muy) serio, una defensa que ganó pragmatismo con el ingreso de Ferrero, un volante central en Cirigliano que escribió siempre sobre el renglón, un Chori Dominguez demasiado intermitente -lesión a cuestas-, y un centrodelantero que tal vez haya comprendido cual es el camino. No jugó bien. Jugó lo necesario. Lejos de aquellas ostentasiones lujosas de otrora, pero cerca de las necesidades imperiosas de nuestros días.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

UN GOL, UNA CASA, Y UN RECORD


El Barrio Kennedy está en la zona Sur de Posadas, justo detrás del jardín botánico “Alberto Roth”, principal pulmón verde de la ciudad. Allí, en la casa 133 vive Don Walter Bogado, un humilde señor septuagenario que guarda en su interior un orgullo difícil de dominar. Esas cuatro paredes que lo cobijan, ese patio al fondo, ese jardincito al frente, son producto del suceso que marcó para siempre su vida: El de haberle convertido un gol a Amadeo Carrizo, el legendario portero de River Plate.
El martes 9 de julio de 1968, River Plate fue invitado a Posadas para participar del partido inaugural del nuevo estadio Rocamora del Club Bartolomé Mitre. Sin tele ni Internet a la vista, los jugadores de River eran para los fanáticos del interior como una especie de deidades mitológicas que llegaban domingo tras domingo a través de los relatos radiales de sus hazañas. Por ello, una interminable caravana embanderada acompañó a la delegación desde su arribo al aeroparque posadeño hasta el Hotel de Turismo. Las modestas instalaciones a inaugurar se desbordaron velozmente y hubo que buscar lugar en las copas de los árboles y en los techos aledaños para poder ver “in situ” las apariciones de Amadeo Carrizo, Ermindo Onega, Roberto Matosas o Pinino Más.
El Gobernador de Misiones Hugo Montiel, asistente del partido, no pudo con su genio de bostero confeso. En la previa del choque bajó a los vestuarios para saludar a los planteles y cuando pasó al lado de Walter Bogado le tiró una frase que le detuvo el corazón: “Si le hacés un gol a Carrizo, el miércoles tenés una casa”. A los 17 minutos del primer tiempo “bogadito” cumplió su sueño de cortar para siempre su vida de inquilinato. Recibió un centro en el área, vio como Carrizo lo achicaba con toda su gloria a cuestas, pero alcanzó a esquivarlo para luego definir con la valla descubierta. Nadie sabe que cosas habrán pasado por su cabeza en el momento del festejo. Lo cierto es que tras los gritos y los abrazos, Bogado cayó al césped por unos segundos, desvanecido.
Al miércoles siguiente, un señor impecablemente vestido preguntó por Bogado en el trabajo. Un auto lo esperaba en la puerta y en él se dirigieron a la zona sur de Posadas. Al bajar lo esperaban su mujer, sus tres hijos, el Gobernador Montiel y el Ministro de Obras Públicas Ramón Mariani para entregarle las llaves de su flamante casita. Le dijeron “Solo tenés que pagar durante un año, el 1% del valor. El resto es todo regalo por el gol”. Apenas un gol como cualquiera. Pero no cualquier gol.
River puso en Posadas lo mejor que tenía y apenas arrancó un empate 2-2. Jugaron Carrizo; Morcillo, M.A. López, Guzmán y Chávez; Recio, Matosas, Solari y Ermindo; Daniel Onega y Más. Al gol de Bogado le siguió el empate de Daniel. En el complemento un tal Lorenzo Ríos puso el 2-1 y a 6 del final, Jorge Recio estampó el empate definitivo.
Otro detalle sensacional corona el gol del paraguayo Bogado. A los 41 años, Amadeo Carrizo había mantenido invicta su valla en los únicos 8 partidos que había jugado en el año (Central, Tigre, Huracán, Chacarita, Argentinos, Boca, Gimnasia e Independiente), y se encontraba a 21 minutos de doblegar el record de imbatibilidad en poder de Antonio Roma, cosa que efectivamente lograría el 14 de julio ante Vélez en el Amalfitani. El gol de Bogado no posee valor estadístico oficial. De haberlo tenido, Amadeo hubiese quedado a 4 minutos de la marca y no sería Carlos Bianchi el verdugo que finalizó su record.

sábado, 17 de septiembre de 2011

BIENVENIDOS AL ASCENSO

Deportivo Merlo 0 - 0 River Plate
B Nacional 11/12 - 6ª fecha.
Estadio Libertadores de América - 17/09/11.


DEPORTIVO MERLO: Capogrosso; Martinez, Delgado, Manchot y Almada; Sequeira, García, López, Ribolzi y Melián; Barreiro. Posteriormente Menéndez, Yeri y Conti. DT: Felipe de la Riva.
RIVER PLATE: Chichizola (6); Sánchez (5), Alayes (5), Maidana (6) y JM Díaz (5); Aguirre (5), Ledesma (4), Domingo (4) y Ocampos (6); Dominguez (5) y Cavenaghi (6). Luego Funes Mori (5), González y Ríos. DT: Matías Almeyda
GOLES:
No hubo.
ARBITRO:
Mauro Vigliano (mal)
MAN OF THE MATCH: Ramiro López (Deportivo Merlo)
RESULTADO MORAL:
Deportivo Merlo 1 - River Plate 1.

Para muestra basta un botón. A los 42 del segundo tiempo, Chori Dominguez recibió de espaldas un pase sobre la banda a la altura de la línea media. La acomodó con su muslo y cuando el esférico picó en el césped, tres casacas azules se le vinieron al humo hambrientas de pelota, hombre o ambas cosas. Terminó desparramado en el suelo, dolorido, frustrado, y sobre todo, sin el balón. Durante la semana, Felipe de la Riva había exclamado en los medios: "Para ganarnos, River deberá jugar mejor que nosotros, a correr y a meter, no creo que nos gane". Esto es así, muchachos. Y será así hasta el final. En Primera, en la B, en la C o en donde sea, lo que vale es jugar. Ante Deportivo Merlo jugamos muy poco, corrimos bastante menos, y -obvio- no nos dio para ganarles.

Con el morbosómetro a full, la partida en Avellaneda surgió como la lógica indicaba. River deshojando la margarita para encontrar un espacio donde generar peligro, y Merlo elevando a la categoría de sacerdocio su táctica de marcación ordenada. El trámite fue un calco sin goles de lo ocurrido la semana pasada ante Defensa y Justicia.
Sin ideas tácticas ni desequilibrio individual, el paso de los minutos fue enmarañando a un River preso de su propia impotencia, y llevando el desarrollo del match al terreno que Merlo más quería. El de la fricción, el de los nervios, el de correr mucho. el de pensar poco.
A esta altura algunas cosas tendrían que quedar claras: Si River no comprende que afrontará todos sus partidos ante rivales que literalmente se jugarán la vida, padecerá bastante seguido noches como la del Libertadores de América, y esto va mas allá de algún hipotético cambio de nombres o sistema táctico a emplear. Aparte de eso. Está bueno que el equipo pretenda salir jugando desde abajo como el Barcelona, pero (por favor) tomemos rápida conciencia que Alayes, Maidana y Domingo no son Piqué, Xavi y Dani Alvez. No da para jugar con los corazones de ese manera, sobre todo cuando casi siempre se termina tirando un bochazo a la bartola.
También durante la semana otro oráculo del ascenso como Caruso Lombardi había dicho que a Merlo se le ganaba con una ametralladora. A 6 fechas del comienzo, a la efectiva Kalashnikov del millonario de los primeros tres partidos se le ha trabado el cargador, y su poder de fuego apenas hace cosquillas en esquemas tácticos craneados para una final de Champions League. Merlo es tan humilde que no da para jugar con comparaciones tendenciosas. Con tres empates seguidos y las primeras señales de alarma sonando, habrá que cerrar filas y terminar de aclarar las ideas. El torneo es infinito y por ahora, tiempo es lo que sobra.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

EDGARDO DI MEOLA

River Plate 1973/74 - 44 partidos - 8 goles - 0 títulos.
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Le decían “la chiva”, pero en realidad era la oveja negra de una familia tatengüe que se convirtió de la noche a la mañana en ídolo de la vereda de enfrente. Tanto lo fue que un domingo del 77, su vieja lo hecho de la casa porque le había dado sobre la hora un triunfo a Colón en un clásico. Jugador destacado en Gimnasia de La Plata, con paso por Tigre y The Strongest de Bolivia, hombre de Selección Nacional. Suspendido por 29 fechas tras agredir en un partido al árbitro Juan Carlos Loustau en 1981. Entre tantos detalles de una carrera muy rica, Di Meola habrá contado con mucho orgullo un detalle que la enaltecía: Haber jugado dos temporadas en River Plate. Un River demasiado complicado como para que su talento se imponga.
Edgardo Roberto Di Meola había nacido en Santa Fe el 23 de septiembre de 1950. Cuando pibe, la negativa a pagar el precio de 10 pares de botines lo alejaron para siempre del sueño de jugar en Unión. Buscó y encontró revancha en el sabalero, sitio donde sus gambetas picantes y su velocidad en los metros finales se potenciaron hasta destacar, no solo en la Liga Santafecina, sino también en la Primera División.
River lo incorporó a comienzos de 1973. Junto a Quique Wolf y Baudillo Jáuregui fueron las caras nuevas de un plantel golpeado por la final perdida ante San Lorenzo en el Nacional de 1972. Di Meola sabía de antemano que le iba a resultar muy difícil jugar en tanto el nivel de Alonso, Daniel Onega, Mastrangelo, Morete y Más fuese óptimo. Hizo banco buena parte de sus primeros meses en Núñez, pero la salida de Urriolabeitia y la llegada de Delém le abrieron nuevas posibilidades de jugar. En la parte final de 1973 se vió lo mejor de su experiencia con la banda roja. A veces de 10, a veces de punta, Di Meola aportó su cuota de desequilibrio y picardía para llevar a ese equipo (en medio de una tormenta interna de pelea por los premios) al cuadrangular final del Nacional de 1973. Tuvo su gran jornada el sábado 22 de diciembre cuando le hizo dos goles a San Lorenzo en la cancha de Racing, pero que solo alcanzó para lograr otro subcampeonato.
Sin ritmo ni confianza por parte de Pipo Rossi y Enrique Omar Sívori, la chiva se pasó buena parte de 1974 viendo los partidos desde el banco y desde la tribuna. Era un River anémico y sin brújula que reclamaba imperiosamente cambios drásticos. Y dentro de esos cambios, Di Meola no estaba comprendido. Pasó entonces a Gimnasia de La Plata en 1975, donde recuperó el nivel que se le conoció en sus inicios. Luego jugó para Tigre y en el fútbol boliviano hasta que pegó la vuelta a Colón, al pago que lo vio nacer y en el Club del que fue ídolo y referente.
Fue el máximo goleador del sabalero en Primera hasta que hace poquito tiempo lo supero Esteban Fuertes. Sorpresivamente murió a los 55 años, el 16 de noviembre de 2005, por causa de una severa infección que afectó su actividad cerebral. Media provincia lo lloró.

domingo, 11 de septiembre de 2011

¿DEFENSA?... ¿JUSTICIA?

River Plate 2 - 2 Defensa y Justicia
B Nacional 11/12 - 5ª fecha.

Estadio Gasómetro - 10/09/11.



RIVER PLATE: Chichizola (7); Vella (4), Alayes (4), Maidana (5), J.M. Díaz (4); Sánchez (5), Domingo (4), Aguirre (5) y Ocampos (6); Dominguez (5) y Cavenaghi (6). Posteriormente FunesMori (6), Ríos y González. DT: Matías Almeyda.
DEFENSA Y JUSTICIA:
Silva, Perafán; Aguilar, García Carreño, Guarino y Lazzaroni; Rearte, JerézMatías Díaz y Bustamante; Fernández y Píriz Álvez. Luego Silva e Irala. DT: Ricardo Rodríguez.
GOLES:
Fernando Cavenaghi (RP) 34 pt. Víctor Píriz Álvez (DYJ) 40 pt. Víctor Píriz Álvez (DYJ) 13 st. Rogelio Funes Mori (RP) 44 st.
ÁRBITRO:
Germán Delfino (bien).
MAN OF THE MATCH: Víctor Píriz Álvez ( Defensa y Justicia).
RESULTADO MORAL:
River Plate 2 - Defensa y Justicia 2.

Tal vez varias de las mentes iluminadas que frecuentan este blog tratarán de explicar en la zona de comentarios lo que desde hace varias horas no me entra en la cabeza. ¿Como puede un equipo que va en ventaja recibir dos goles de contragolpe?.
A los 40 y con el envión de la reciente ventaja, River ejecuta defectuosamente un centro al área. Desde allí salen despedidos 4 jugadores del Halcón. Cruzan el campo a los santos pedos. Hay una barrida, un efecto mal calculado, un mano a mano y un rebote mandado a la red. A los 13 del segundo la escena se repite con tanta similitud que parece un mal chiste. Un corner rechazado y todos a correr. Los de Varela van en Jet, los nuestros vuelven en carreta. Vuela un centro preciso para el bombazo de Piriz Álvez. Increíble.
Un repaso somero por estas cinco fechas iniciales servirá para pintar un panorama de lo que nos espera. La B Nacional no será un desfile en alfombra roja escoltado por bellas promotoras. Es probable que River frecuente poco estadios precarios, pisos baqueteados, climas prebélicos, arbitrajes que se traguen el silbato. Pero deberá soportar y acostumbrarse sábado tras sábado a lidiar contra 11 tipos en la cúspide motivacional de sus carreras, empujados por su lógica del "perdido por perdido" y sedientos de flashes y protagonismo en tiras deportivas. Deberá exprimir su inteligencia y capacidad para desbaratar planteos diagramados con malicia no exenta de osadía. Pocos equipos de Primera se le plantaron a River con tanta dignidad como Chaca, Independiente Rivadavia, Quilmes o Defensa y Justicia.

River entró a jugar un partido más, a
nte un rival que se jugaba su final del mundo. Terminó pagando un empate que resultó saliendo barato. No hubo imaginación ni cambio de ritmo en la mitad de la cancha. Tapado Sánchez, encerrado Domínguez, discontinuo Ocampos. El mediojuego riverplatense careció de dinámica y cambio de ritmo, y fue fagocitado por 4, 5, y hasta 6 casacas amarillas que cortaban con limpieza y salían en velocidad provocando verdaderos tembladerales en la retaguardia de la banda. Diga que Funes Mori tuvo una buena noche y su magnifico cabezazo ubicó un poco de justicia en el score y evitó que los tituladores se hagan un festín en las portadas de los suplementos deportivos del domingo.
¿Queda algo bueno de esta noche del Gasómetro?. Muy poco. La confirmación de Cavenaghi en su reencuentro con el gol. Las sobrias respuestas del pibe Chichizola. La certeza de saber que en el próximo partido de local, seremos locales de verdad. Aún ante Defensa y Justicia, en la B Nacional, jugar en casa sin gente es dar mucha ventaja.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

DUPLAS CENTRALES


Pienso en zaguero central y recuerdo a Jorge Solari Gil, un histórico del ascenso y los regionales de los 80. Era un tipo que se tomaba muy a pecho eso de amedrentar a los adversarios tanto que antes de salir a la cancha se comía media cebolla para tener el aliento putrefacto y así molestar a los delanteros. En esa línea de pensamiento iba también un entrenador de la juventud que postulaba que un defensor central, básicamente, debe ser un tipo jodido. Tener carácter podrido, mal hablado, inculto, insensible, intimidante. Una persona despreciable que, lógicamente, también sienta desprecio por los atacantes a perseguir. Afortunadamente la historia del fútbol Argentino ha aportado decenas de jugadores que han hecho del defender un arte, sin perder por ello ese ápice de severidad que el zaguero debe mostrar para marcar su terreno. A lo largo de su vida River contó con duplas centrales que hicieron época. Lujosas o expeditivas, técnicas o temperamentales, cortinas de hierro o verdaderos flanes. Aquí va un catálogo personal y sumamente opinable de varias de las que –para bien o para mal- marcaron época.
1- Nelson Gutiérrez / Oscar Ruggeri: En una nota, Claudio Morresi dijo que con el Tano y el Cabezón él se animaba a cruzar el cementerio de noche. No eran bebes de pecho. Conocían el abc del zaguero y lo aplicaban con extremo rigor. De arriba no los pasaba nadie y era difícil que un atacante culmine un partido sin una marquita de estos dos muchachos. La dupla debutó el 9 de marzo del 86 el día que River le ganó a Vélez y fue campeón de la temporada 85-86. Se solidificaron en las finales de la Libertadores y a partir de allí fueron intocables hasta completar 58 partidos. Ganaron 4 títulos y escribieron una página dorada del club Se fueron a mitad del 88 rumbo a Lazio y Logroñés respectivamente.
2- Alfredo Pérez / Federico Vairo: Signo distintivo de un River apoteótico, ganador de todo en los 50. Sus temporadas en la cúspide fueron las del 56 y 57. Vairo llegó en 1955 y ese año jugaron juntos su primer partido como tándem el 4 de diciembre en una goleada 5-2 sobre Vélez. Se afianzaron al año siguiente con la salida del equipo de Julio Venini. Defensa de lujo para un equipo de lujo. El Gallego Pérez fue el defensor más limpio de la historia de River. Un osado y un demente que gambeteaba en el área chica. Vairo era su complemento ideal, más expeditivo pero igualmente técnico. Actuaron juntos 65 partidos hasta que a fines de la década los alcanzó el declive, pero no el olvido.
3- Roberto Perfumo / Daniel Passarella: Sus apodos hablan mejor que nadie. El Mariscal y el Gran Capitán fueron 2 de los más grandes defensores de la historia y River tuvo el privilegio de contar con ellos 3 campañas. Perfumo llegó de Brasil en el 75 para aportar lo que a él le sobraba: Sapiencia y temple para un equipo que desesperaba por volver a las vueltas. Passarella fue un crack inigualable. Intenso, felino, ganador. Debutaron en marzo del 75 en un triunfo 2-1 sobre Central en Núñez. Jugaron juntos 53 partidos, aunque en varios de ellos Daniel fue lateral. Ya con Passarella afirmado como back tuvieron continuidad en 1976. Las lesiones apuraron en retiro de Perfumo en 1977 cuando ya jugaba poco y espaciado. Lo reemplazó Lonardi hasta la llegada del Pavoni. En tanto, el mito del Kaiser recién comenzaba a forjarse.
4- Ricardo Vaghi / Luis Antonio Ferreyra: Dicen que la mejor defensa es un buen ataque. Pero también podría decirse que no hay buen ataque sin una gran defensa, porque la genialidad de “La Máquina” debía estar apuntalada por una defensa bien parada. Vaghi fue una gloria. Un señor impasible e impasable, de gran velocidad y mando. Ferreyra era más rústico y ponía su vida en cada disputa del balón. Su primer partido lo jugaron en julio del 40 ante Banfield. Se hicieron fija del equipo en 1942. Actuaron en dupla 95 partidos hasta que la llegada en 1945 de Eduardo Rodríguez –otro histórico- les fue sacando continuidad. Las piernas frescas y jóvenes de Alfredo Pérez y Lidoro Soria los reemplazaron a comienzos del 50.
5- Celso Ayala / Eduardo Berizzo: De lo último, lo mejor. Celso Ayala había llegado de Central en 1995 y fue titular en la Libertadores ganada en 1996, pero fue recién con la llegada de Berizzo cuando se afirmó como indiscutido. Hasta allí era un paraguayo más. Sólido en la marca, serio y callado, y con un admirable timming para el juego aéreo. Su gol a Boca en la remontada del Clausura 97, es inmortal. “Toto” Berizzo (surgido en Newell’s y fogueado en varias campañas en México) trajo aplomo y sobriedad con su arribo para el Apertura 96. Debutaron un martes a la tarde en Santa Fé ante Unión. Durante 2 años y medio formaron un equipo de alta clase. Vital para sostener las campañas exitosas de aquellos años.
6- José Manuel Ramos Delgado / Marcelo Etchegaray: Abanderados de la tortura de los 60. Ramos Delgado y Etchegaray fue la dupla central de los primeros y vanos intentos por romper la racha sin éxitos. El negro llegó de Lanús en el 59 y despuntó un estilo con muy pocas comparaciones desde la limpieza y la técnica de su juego. Etchegaray fue comprado a Atlanta en el 60 y sus características eran otras. Lucha, marca, huevo. Dupla en 104 partidos oficiales y tres veces subcampeones. Ninguno tenía el carácter de caudillo. Ramos Delgado jugó hasta el 65 y tras un año en Banfield, partió a ser figura en el Santos de Pelé, dejando una gran imagen. Etchegaray actuó hasta el 64 y su recuerdo es mucho mas humilde. Su participacion en el penal que Valentím convirtió en el famoso 1-0 en la Bombonera en 1962.
7- Ricardo Pellerano / Cesar Larraigneé: Muchachos de veintipocos animaron tardes pesadas de comienzos de los 70. Didí había traído preceptos claros y jugó todas sus fichas a los jóvenes del club, borrando todo vestigio de caudillazgo que hubiese en el plantel. Cesar Larraigneé debutó con rumores de crack y no defraudó. Tenía todo. Firmeza, técnica, estampa, pegada. Llegaron a compararlo con Beckenbauer, y pese de la exageración, sus estilos guardaban un evidente parentesco. Junto a Pellerano fueron dupla en el Metro del 71. En realidad, el nombre de Pellerano (más humilde en sus recursos) va en representación de los Héctor Rodríguez, René Daulte, Japonés Pérez o Rulo Giustozzi, pibes de la cantera que pusieron la jeta por la patriada de Didí.
8- Horacio Ameli / Eduardo Tuzzio: Uno era líder desde el carácter, el otro desde el ejemplo. Ameli y Tuzzio se complementaban en sus opuestos y hacían una dupla confiable, fija en los últimos conjuntos millonarios con serias aspiraciones de triunfo. Se conocían desde los tiempos del San Lorenzo y River debutaron con el Ingeniero como DT el Apertura 2002. Jugaron en yunta 50 partidos oficiales y abrazados dieron 2 vueltas olímpicas. Claro que todo lo que se diga de ellos queda en un segundo plano luego del escandaloso affaire de polleras que los involucró en plena disputa de la Libertadores 05. El equipo lo sintió y fue eliminado por San Pablo en semis con un 2-3 en Núñez. Ese fue el último partido en dupla. Tuzzio siguió humilde y cumplidor hasta fines de 2008. Ameli fue separado del plantel y dejado en libertad. Como corresponde a los traidores.
9- Miguel Ángel López / Jorge Recio: El flamante mote de gallina desvivía al mundo River a fines de los 60. Para sacudir ese oprobio llegaron a Nuñez señores de armas tomar. El Zurdo López era un cuevero, arribado de Ferro Carril Oeste. El Laucha Recio era un tapado que Labruna se trajo de Platense. Sólidos, corpulentos, pétreos. Delimitaban territorio a punta de codo y planchita. Expertos en boquilla para ablandar árbitros, debutaron en el primer partido de 1968 ante Central, en una escuadra que contaba además con Pipo Ferreiro o la Garza Guzmán, tipos que hacían tronar el escarmiento. Pero meter la chaucha no fue la solución. River en esos años se especializó en salir segundo, solidificando el apodo con el que ya hemos aprendido a convivir.
10- Gustavo Cabral / Nicolás Sánchez: Tranquilamente podría haber sido Danilo Gerlo / Facundo Quiroga. Muestra de los tiempos mediocres que atravesamos. Cabral y Sánchez daban risa y pavor en partes iguales. Chambones, lentos, limitados, expertos en levantar la mano para pedir off side. Nunca una defensa de River aseguró tantos regalos por partido a los adversarios. Gustavo Cabral llegó de Racing y en su primer campeonato festejó. Dejó algunos goles de cabeza pero que jamás le quitarán lo burro que demostró ser. Nico Sánchez estaba en River desde 2007 y había atravesado una larga inactividad por una lesión fea en la rodilla. Hoy alterna en Godoy Cruz, con lo cual no hay mucho que decir. Jugaron 27 partidos en pareja de los cuales mejor no acordarse.

domingo, 4 de septiembre de 2011

EL SINSABOR DEL ENCUENTRO

Quilmes 1 - 1 River Plate
B Nacional 11/12 - 4° fecha.
Estadio Centenario - 03/09/11.


QUILMES: Trípodi; Serrano, Martínez, Aguero y Goñi; Mandarino, Rimoldi, Garnier y Corvalán; Caneo y Cauteruccio. Posteriormente Vázquez, Telechea y Romero. DT: Ricardo Caruso Lombardi.
RIVER PLATE: Chichizola (6); Abecasis, Alayes (4), Maidana (6) y J.M. Díaz (5); Sánchez (5), Domingo (3), Aguirre (7) y Ocampos (5); Domínguez (7) y Cavenaghi (6). Luego Ferrero (5), Ledesma (5) y Funes Mori. DT: Matías Almeyda.
GOLES: Fernando Cavenaghi (RP) 35 pt. Fernando Telechea (QUI) 46 st.
ARBITRO: Pablo Lunati.
MAN OF THE MATCH: Martín Aguirre (River Plate).
RESULTADO MORAL: Quilmes 1 - River Plate 1.

Faltaba tan poquito que el recuerdo de tamaña picardía durará un poco más de lo debido. Era un centro más, un despeje más, un estorbo más. La victoria estaba ahí, al alcance de la mano, palpable, como una jarra de cerveza dorada y espumosa esperando ser bebida. Pero el trago del final resultó siendo amargo. Fernando Telechea no estaba previsto en las marcas y al flaco Alayes se le escapó como a un burdo principiante. Su frentazo salió con la fuerza de un proyectil que zumbó veloz hasta la red de Chichizola. Corazón detenido. Con 46 en los relojes no hubo otra que cerrar los ojos y beber el sorbo caliente sin chistar. Nada ni nadie mas que nosotros tuvo la culpa de esta igualdad.
El millonario sabía que sería visita no grata en el Centenario en un partido de primera disfrazado de B Nacional. Cascarrabia y peleador, el equipo de Caruso complicó en base a enjundia y presión. Pero sus "virtudes" apenas conmovieron a River en los primeros lapsos del juego. Con el paso de los minutos, lo que se anunciaba como la primer prueba de importancia en la ruta del ascenso, terminó siendo un juego deslucido pero intenso, administrado mayormente por un River práctico para golpear primero (habilitación al claro de Aguirre, derechazo bajo de Cavenaghi) y para no complicarse demasiado a la hora de ahuyentar el peligro de su área. Cuando el cervecero se deshilachaba en su propia impotencia, llegó el corner de Cauteruccio, la dormida general, y el estallido sórdido de una tribuna local que ya marchaba resignada.
Pero, pensándolo bien, no está tan mal que estos puntos perdidos duelan tanto. Hasta hace algunas semanas, los millonarios nos habíamos habituado a conformarnos con las sobras y rasguñar puntos a como de lugar. El chip de este River de Almeyda es otro, bah, es el de siempre. River sale a ganar. Y si River no gana, no hay motivo para que haya sonrisas en nuestros rostros. Así que duela. Para no desconcentrarse ni perder el foco, para no pensar que la ruta del ansiado ascenso es un lecho de rosas. Que duela para que el empate sobre la hora se transforme en apenas un contratiempo que se olvide con una victoria el próximo fin de semana.

jueves, 1 de septiembre de 2011

PILCHA NUEVA, LUCE BIEN


Casualidades o no, cada vez que River “revolucionó” su ropa, auguró un proceso histórico. En el 32 revivió la banda roja en unas inmaculadas casacas abotonadas de seda. Debutó Bernabé Ferreyra y fue campeón por primera vez en el profesionalismo. El 1975, Labruna archivó definitivamente las medias grises a cambió de las blancas que hoy ya son tradición. El millonario cortó 18 años de sequía con doblete de Metropolitano y Nacional. En 1985 a Adidas y a Santilli se les ocurrió quitar la banda roja de la parte de atrás de la casaca, cambiar el escudo por un dibujo de Caloi y estampar en el pecho el primer sponsor de nuestra historia. El River de Veira arrolló a todos con una topadora de fútbol y títulos. En 1997 las tres tiras puso escuditos degradé en el blanco de nuestro paño. La casaca se estrenó en Tokio ante la Juve, pero luego ganó todo lo que se le puso enfrente al son de un equipo espectacular.
La nueva casaca de River vuelve a las fuentes. La banda se une en el hombro con la parte dorsal, es un poco más ancha que de costumbre y culmina debajo de la axila, como la que usaba La Máquina en los 40. El cuello es al estilo chomba, el escudo desaparece a cambio de otro logo evocativo del 110º aniversario. Revolucionará porque los pantalones no serán negros, pero -tranquilos- tampoco serán blancos. Serán grises oscuros, a la vieja usanza de los primeros años.
Seguro gustará porque le dará al hincha riverplatense una pequeña dosis de algo que hace rato esta buscando: Reencontrarse con su esencia. Reemplazará a la no menos bella casaca actual, pero que portará por siempre el signo cruel del descenso. Saltará a la cancha en el juego contra Deportivo Merlo a mitad de mes. Entre tanta hermosura, un solo detalle de fealdad. El mal necesario de los sponsors.