lunes, 20 de diciembre de 2010

BICHO, MI BUEN AMIGO

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Están muy frescas en el recuerdo las imágenes de Boca y Oriente Petrolero tocando para atrás, en ese empate pactado para dejar afuera a River de la Copa Libertadores de 1991, o del “¿que haces, bolú?” de los compañeros de Ricardo Solbes, cuando éste anotó el famoso gol de San Martín de Tucumán en la Bombonera, la tarde que el xeneize ganó el Apertura 92. Uno a veces recuerda lo que bien le conviene, pero dicen que el que esté libre de pecados, que arroje la primera piedra. Así que este resumen no tratará de esconder un muerto guardado en el placard, ni tampoco empañar nuestro nombre inmaculado. Solo reflejará un tiempo en que la ley de las conveniencias y del favor recíproco pesaron más que los valores de la deportividad. En los 90, hermanados por las “casualidades” del fixture, River Plate y Argentinos Juniors escribieron con las manos sucias y sin rubor, varios episodios de los cuales es difícil sentirse orgullosos.
Cuando venció a River con gol de Sergio Martínez, todos comprendimos que era prácticamente imposible arrebatarle a Boca ese Apertura del año 1992. Pese a eso, hubo una aflojada bostera al final que no fue aprovechada por el cuadro de Passarella (1-1 vs Talleres y 2-3 vs Lanús). 2 puntos debajo y con una fecha por jugar, River debía derrotar a Argentinos y aguardar la quimera de que San Martín de Tucumán ganase en La Boca. Disturbios ocasionados por los Borrachos del tablón frenaron media hora el arranque del juego en Caballito. Sabiendo del gol de Solbes, River jugó 45 minutos en serio y le ganaba al bicho 1-0 con gol de Ramón Díaz. Pero bastó la noticia del tanto de Benetti para que toda ilusión se desvanezca. Con Boca ya festejando su primer título en 11 años, la Brava arremetió de nuevo con la violencia y el juego se suspendió. Los 45 restantes fueron reprogramados por la AFA para abril del 93, en plena disputa del Clausura de ese año. Un miércoles por la tarde, con casi nadie en las tribunas, los desinteresados suplentes de River no le hicieron demasiada fuerza a Argentinos que se jugaba la vida con el descenso. Nicolás Lauria Calvo derrotó a Sodero con un toque corto dentro del área y le dio al bicho un punto que necesitaba imperiosamente. A las pocas semanas (ya por el Clausura) volvieron a verse las caras en el Monumental un River apático y sin chances de campeonar y un Argentinos necesitado de la victoria para zafar. Ese viernes debutaron en primera Facundo Villalba, Hernán Buján y el Guatemalteco Rojas. Dos bombazos de Javier Netto consumaron un resultado que no sorprendería a nadie.
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El Apertura de 1993 fue un verdadero cambalache. Sin fechas, producto de las eliminatorias jugadas a mitad de año, el certamen debió culminar en 1994. River, Racing, Vélez Sarsfield y Boca aspiraban al cetro, pero para la jornada final la ventaja de River era inestimable. Le bastaba empatar de local con Argentinos para ser campeón. Era un River juvenil, talentoso e inmaduro. Llegaba a los tumbos pero confiado por la diferencia aliviadora y por un respaldo multitudinario que adquiría, bajo la incesante lluvia de ese sábado 19 de marzo en Buenos Aires, dimensiones épicas. La realidad del Bicho no era muy distinta a la del año anterior salvo por una sola circunstancia: Eran locales en Mendoza. Llegaban a Nuñez con la calculadora en el bolsillo y dispuestos a hacer negocios. Días previos al choque, ambas directivas habían acordado el traspaso de Gabriel Cedrés a Núñez. Cuando entró a reconocer el campo de juego, una estruendosa ovación lo recibió, a la cual el uruguayo saludo ampulosamente. River arrancó ese partido como para desmentir cualquier tipo de rumor. A los 8 una jugada tejida entre Sergio Berti y Hernán Crespo le permitió a Julio Cesar Toresani ajusticiar a Mondragón tras un rebote e irse a besar la camiseta (otra más) a la popu del Río de la Plata. Después, obvio, las caretas se cayeron. River no quería y Argentinos hacía como que no podía. Faltando 3 para el cierre, alguien de rojo cayó en el área, Aníbal Hay marcó penal, y el Beto Ortega Sánchez empató la historia. Con el punto, River festejó a lo grande un título obtenido con mayoría de pibes de la casa, y Argentinos sonrió al sumar en una cancha en la que, en condiciones normales, difícilmente lo hubiera hecho.
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El Apertura de 1997 fue un mano a mano entre River y Boca. Una carrera excitante entre un equipazo y otro que se había reforzado hasta las muelas para romper su hegemonía. La infartante victoria sobre Colón por 2-1, había dejado al cuadro de Ramón en una posición inmejorable de cara al festejo: Otra vez bastaba con empatar para lograr el título. Argentinos Juniors, que había logrado el ascenso a mitad de temporada, naufragaba en la mitad de la tabla acosado por el promedio. Un joven Polo Quinteros, delantero de La Paternal, avivó el fuego de los rumores ante la prensa mostrándose gustoso de ser incentivado y diciendo que ante River se jugaba “el partido de su vida”. Nada de eso pasó. Promediando el primer tiempo un centro de Escudero fue cabeceado al gol por Marcelo Salas para el 1-0 y finiquitar la historia. Esa tarde Francescoli jugó su último partido. Gallardo fue reemplazado a poco del final y partió raudo hacia su casamiento, realizado esa misma noche. En Argentinos, además de un inexpresivo Polo Quinteros, jugaron Diego Cocca –ex River- y Rolando Schiavi, otrora héroe xeneize. Al fin y al cabo, la mejor figura del Bicho terminó siendo Cristian Zermatten, un fana confeso de la banda, que el miércoles anterior había estado en las tribunas del Monumental festejando la obtención de la Supercopa ante San Pablo.
Con la ventaja, River replegó sus líneas para aguardar el festejo y Argentinos, cuidando vaya uno a saber que cosa, jamás se decidió a tomar el protagonismo. Cerca del final del partido, Roberto Saavedra capitalizó un borbollón en área para poner el empate. Y después si. Los minutos finales fueron un concierto de pases laterales y pelotazos sin sentido. El famoso pacto tácito y silencioso –una vez mas- iba a cumplirse.

7 comentarios:

Marcelo desde Mendoza dijo...

Que recuerdos Adrian ..una de las páginas más oscuras del club . Si hubiera estado el escribano Kent de presidente que hubiera dicho ? Juguemoslo a matar o morir ?

dalmassito dijo...

Ja.
Hubiera dicho. "Los partidos se ganan en la cancha".

Yo creo que- igual- si hubieramos jugado a cara de pero (por los equipos que teníamos) les hubieramos ganado tambien.

Pablo Monti dijo...

Muy buen post. Está bueno no solo ver la paja en el ojo ajeno. Y opino igual que dalmassito, si se hubiesen jugado a cara de perro seguramente los ganábamos igual

Anónimo dijo...

A proposito de "arreglos" recuerdo que a mediados de los 80 el "amigo" de turno fue Platense al que le dimos una ayudita en la última fecha de la temporada 86-87 (el día de los 3 goles de Gambier)y en la penúltima del 87-88 (0-1). Muy buen blog. Lo mejor, lejos, que haya leído hasta al momento sobre River. Muy crítico y objetivo (aunque la objetividad 100 % no existe). Me gustaría un informe sobre el River de Griguol y que indicios hay sobre si efectivamente le hicieron la cama como dicen por ahí.

Anónimo dijo...

A proposito de "arreglos" recuerdo que a mediados de los 80 el "amigo" de turno fue Platense al que le dimos una ayudita en la última fecha de la temporada 86-87 (el día de los 3 goles de Gambier)y en la penúltima del 87-88 (0-1). Muy buen blog. Lo mejor, lejos, que haya leído hasta al momento sobre River. Muy crítico y objetivo (aunque la objetividad 100 % no existe). Me gustaría un informe sobre el River de Griguol y que indicios hay sobre si efectivamente le hicieron la cama como dicen por ahí.

Gustavo Stacchiotti dijo...

William Kent era muy inocenre y un gran tipo,Aragon Cabrera era practico y vivo,sabia que Alberto J Armando era tramposo y decidio jugarle de otra forma que el escribano Kent Lamentablemente el futbol es para vivos y con Kent hubieramos seguido con la sequia

Anónimo dijo...

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