Copa Libertadores 1967 - 29/06/10.
.
Se sabe que River Plate y Racing Club de Avellaneda son los protagonistas del enfrentamiento clásico más antiguo del Fútbol Argentino. Se sabe también de la histórica y abrumadora paternidad del millonario sobre la academia, la brecha más grande entre los choques de los equipos mas populares del país. Pero además, existen otras particularidades que vinculan a ambos y que se centran exclusivamente en un período particularmente dulce para la entidad de Avellaneda: La época dorada del equipo de José.
El primer vínculo es aquel partido legendario de septiembre del 66, cuando el millonario le cortó a Racing una serie invicta de 39 cotejos, ganándole 2-0 con goles de Más y Cubilla. Pero muy pocos saben que fue –en parte- gracias a la “colaboración” de River, el equipo de Pizutti logró edificar su gloriosa campaña internacional del año 67, que lo llevó a ganar la Copa Libertadores de América y el Trofeo Intercontinental.
Para eso en necesario centrarse en el juego que Universitario de Perú y River Plate jugaron la tarde del jueves 29 de junio de 1967 en el Estadio Nacional de Lima. Con la sangre en el ojo por la insólita caída ante Peñarol en la final del año anterior, el millonario había galopado sin inconvenientes durante la primera fase con varias goleadas estrepitosas ante los representantes de Bolivia y Colombia. Sin embargo, en el cuadrangular de la segunda fase (el equivalente a las semifinales), un empate de local ante Racing, y dos caídas ante Colo Colo en Santiago y ante Universitario en Bs. As. lo habían sacado rápido del lote de aspirantes al cetro americano.
El River que fue a Lima estaba acéfalo. Ya se había ido el “Toto” Juan Carlos Lorenzo cargando consigo una pobre campaña en lo que respecta a juego y a resultado. En el banco estaba interinamente José D’Amico, aunque luego se haría cargo del plantel hasta fin de año. Universitario, en cambio, llegaba con un gran empuje moral por haber ganado en sus 2 partidos en Argentina, y al amparo de varios jugadores de calidad, y con una certeza muy clara: Si ganaba se ponía en las puertas de un histórico arribo a la final de la Copa.
River salió a la cancha con Gatti; Dominichi y Viéytez; Morcillo, Bayo y Guzmán; Cubilla, Matosas, Daniel Onega, Solari y Más. Por los peruanos fueron Rubén Correa; Nicolás Fuentes y González; Luis Cruzado, La Fuente y Chumpitáz; Víctor Catalayud, Roberto Challe, Cassaretto, Enrique Rodríguez y Uribe. El juez del partido fue el paraguayo Héctor Ortíz. Hubo 45.000 limeños en las gradas del Nacional.
Fue un juego ríspido y cambiante. River sin presiones apostó al ataque y en consecuencia dañó y fue dañado. Universitario era superior colectivamente pero la presión de su público y la chance de la final a un éxito de distancia le jugaron una mala pasada. A falta de 15 y con el juego empatado en dos, por tantos de Daniel Onega y Luis Cubilla para River y de Enrique Cassaretto y Roberto Challe para el elenco crema, ocurrió el momento crucial de la tarde y del cuadrangular semifinal. Hubo un penal para el local. Héctor Chumpitáz decidió no correr el más mínimo riesgo y le dio de derecha con alma y vida. El tiro salió como una bala centrada y baja. Hugo Gatti hizo una de las cosas que mejor hacía. Aguantó hasta el remate, intuyó y atajó. El festejo se escuchó mas fuerte en Avellaneda que en Núñez, y había sobrados motivos para que así fuera. El gol y la victoria hubieran metido a Universitario en la final de la Copa. Días mas tarde, Racing derrotó fácil a River 3-1 en Avellaneda (pese a arrancar abajo por un gol a los 20 segundos de José Luis Cruz) y forzó un juego desempate con los peruanos en Santiago de Chile. Luego lo que todos sabemos, la victoria en la final sobre Nacional –también en tercer partido en Santiago-. La Intercontinental ante el Celtic de Glasgow, el golazo de Cárdenas y el surgimiento de la leyenda del equipo de José. Leyenda que bien pudo no haber nacido, de no ser por el penal atajado el Loco Gatti
El primer vínculo es aquel partido legendario de septiembre del 66, cuando el millonario le cortó a Racing una serie invicta de 39 cotejos, ganándole 2-0 con goles de Más y Cubilla. Pero muy pocos saben que fue –en parte- gracias a la “colaboración” de River, el equipo de Pizutti logró edificar su gloriosa campaña internacional del año 67, que lo llevó a ganar la Copa Libertadores de América y el Trofeo Intercontinental.
Para eso en necesario centrarse en el juego que Universitario de Perú y River Plate jugaron la tarde del jueves 29 de junio de 1967 en el Estadio Nacional de Lima. Con la sangre en el ojo por la insólita caída ante Peñarol en la final del año anterior, el millonario había galopado sin inconvenientes durante la primera fase con varias goleadas estrepitosas ante los representantes de Bolivia y Colombia. Sin embargo, en el cuadrangular de la segunda fase (el equivalente a las semifinales), un empate de local ante Racing, y dos caídas ante Colo Colo en Santiago y ante Universitario en Bs. As. lo habían sacado rápido del lote de aspirantes al cetro americano.
El River que fue a Lima estaba acéfalo. Ya se había ido el “Toto” Juan Carlos Lorenzo cargando consigo una pobre campaña en lo que respecta a juego y a resultado. En el banco estaba interinamente José D’Amico, aunque luego se haría cargo del plantel hasta fin de año. Universitario, en cambio, llegaba con un gran empuje moral por haber ganado en sus 2 partidos en Argentina, y al amparo de varios jugadores de calidad, y con una certeza muy clara: Si ganaba se ponía en las puertas de un histórico arribo a la final de la Copa.
River salió a la cancha con Gatti; Dominichi y Viéytez; Morcillo, Bayo y Guzmán; Cubilla, Matosas, Daniel Onega, Solari y Más. Por los peruanos fueron Rubén Correa; Nicolás Fuentes y González; Luis Cruzado, La Fuente y Chumpitáz; Víctor Catalayud, Roberto Challe, Cassaretto, Enrique Rodríguez y Uribe. El juez del partido fue el paraguayo Héctor Ortíz. Hubo 45.000 limeños en las gradas del Nacional.
Fue un juego ríspido y cambiante. River sin presiones apostó al ataque y en consecuencia dañó y fue dañado. Universitario era superior colectivamente pero la presión de su público y la chance de la final a un éxito de distancia le jugaron una mala pasada. A falta de 15 y con el juego empatado en dos, por tantos de Daniel Onega y Luis Cubilla para River y de Enrique Cassaretto y Roberto Challe para el elenco crema, ocurrió el momento crucial de la tarde y del cuadrangular semifinal. Hubo un penal para el local. Héctor Chumpitáz decidió no correr el más mínimo riesgo y le dio de derecha con alma y vida. El tiro salió como una bala centrada y baja. Hugo Gatti hizo una de las cosas que mejor hacía. Aguantó hasta el remate, intuyó y atajó. El festejo se escuchó mas fuerte en Avellaneda que en Núñez, y había sobrados motivos para que así fuera. El gol y la victoria hubieran metido a Universitario en la final de la Copa. Días mas tarde, Racing derrotó fácil a River 3-1 en Avellaneda (pese a arrancar abajo por un gol a los 20 segundos de José Luis Cruz) y forzó un juego desempate con los peruanos en Santiago de Chile. Luego lo que todos sabemos, la victoria en la final sobre Nacional –también en tercer partido en Santiago-. La Intercontinental ante el Celtic de Glasgow, el golazo de Cárdenas y el surgimiento de la leyenda del equipo de José. Leyenda que bien pudo no haber nacido, de no ser por el penal atajado el Loco Gatti
7 comentarios:
No conocía esta historia. Leyendola pienso en que podrían haber hecho un poco más de fuerza en el triangular final del ´68 contra Vélez en caracter de retribución.
Un abrazo
gran recuerdo y gran foto de gatti atajando un penal para nosotros, esa foto es un documento muy bueno
Es así Enrique,yo vi ese partido en Boedo.En las tribunas de Vélez sabían hasta el resultado.El turco Webe y Willington se hicieron un picnic con el cuco de Perfumo.Bah,la sombra.
Debía ser campeón El Fortín,el gran Amalfitani estaba muy enfermo ,nunca había visto campeón a su Vélez.Entre el robo de Nimo y esa opereta con Racing ,le dieron una alegría a Don Pepe y nos afanaron otra vez.Cuando salimos de la cancha después del 1-1 con los de la V,sabíamos que Racing jamás haría nada por Ríver,ese mismo Ríver que les facilitó una Libertadores y una Intercontinental..
Que increíble historia que sigue mostrando la grandeza de River en cualquier terreno de fútbol. Me parece que a los de Rácing hacía falta tocarlos con unos manguitos la nobleza obliga queda para otra circunstancia dónde no este en juego $ .
El culpable nro 1 es Nimo,yo vi el partido Velez Racing que se paso en directo por television,el primer tiempo Racing hizo fuerza y en el segundo Velez pudo prevalecer pero dudo que Racing se haya vendido porque si ganaba pasaba a la Libertadores de 1969 No olvidemos que ese plantel desde 1966 venia con todo en la parte fisica y ya eso les estaba pasando factura
high quality designer replica replica bags china cheap replica handbags
kobe shoes
yeezy shoes
goyard bag
jordan shoes
jordan shoes
curry 8
hermes outlet
golden goose sneakers
kd 14
jordan shoes
Publicar un comentario