La celebración de Marco Tardelli de su tanto en la final del Mundial de España 1982, ha quedado instalado como el festejo de gol mas emotivo y movilizante del que se tenga memoria. Tardelli gritaba el gol con los ojos vidriosos, con el rostro deformado por el éxtasis de tocar el cielo con las manos, en el medio del trance mental que solo las grandes alegrías pueden provocar. Algo muy parecido le debe haber ocurrido a Juan Pablo Ángel, aquella tarde de octubre de 1999, cuando convirtió el segundo gol de un triunfo de River ante Boca en el Monumental. Esa carrera desbocada, ese grito visceral, esas venas hinchadas, esa camiseta en los puños, esa descarga catártica de rodillas frente a la popu del Río de La Plata. El fanático jamás se olvida esos detalles. Es aquella explosión del Torneo Apertura 99, (junto a los del Beto el día de la pelota naranja), el mejor grito de gol de River que recuerde. Uno los gritaría así.
Juan Pablo Ángel, paisa de Medellín, llegó a Núñez a principios de 1998. Tenía 23 años. River había descubierto su talento meses antes, merced de los sofocones padecidos en los enfrentamientos ante Atlético Nacional por las semifinales de la Supercopa. Le costó un tiempo subirse al tren imparable del River de aquellos años, donde todo era suntuoso y abundante, y donde cada figura que llegaba estaba obligada a hacer la diferencia en forma veloz y evidente. Ángel no la hizo, y de pronto, su tranquito en puntas de pié y su escaso feeling tribunero, pasaron a ser carne de cañón de una hinchada impaciente. Pero el problema de Ángel no era ni su talento y su temperamento. El problema era la confianza. Un año mas tarde, ya adaptado a la vida y el trajín de un club y una ciudad imponentes, conformó con Aimar y Saviola, un terceto ofensivo que ha logrado quedar en el recuerdo de nuestra mejor historia. En el Apertura 1999, sencillamente, la rompieron.
Ángel era completo. Cuerpo flexible, mente inteligente, estilo elegante. Tenia buen tranco en velocidad, estatura para el cabezazo, lomo para el roce físico, y una técnica depurada para delanteros de su característica. Era capaz de estremecer redes con un bombazo, o de mandarla mansita a las mallas con un sutil desvío de taco. En River ganó dos campeonatos (Apertura 99 y Clausura 00). Entre torneo y Copa anotó 63 goles. Hoy sería titular indiscutido.
Se fue a principios de 2001. Jugó largas temporadas en la Premier League de Inglaterra defendiendo los colores de Aston Villa de la ciudad de Birmingham. Fue referente de una Selección Colombiana que fracasó en su intento por llegar a los Mundiales de Japón- Corea y Alemania. Hoy anda por los 32 y actúa para los New York Red Bull de la Mayor League Soccer de Estados Unidos. Tal, como ayer, sigue haciendo goles a montones, pero nunca más se lo vio gritarlos como aquella tarde del 99, cuando su chanflazo de derecha derrotó a Oscar Córdoba y lo metió en el recuerdo de la gente para siempre.
Juan Pablo Ángel, paisa de Medellín, llegó a Núñez a principios de 1998. Tenía 23 años. River había descubierto su talento meses antes, merced de los sofocones padecidos en los enfrentamientos ante Atlético Nacional por las semifinales de la Supercopa. Le costó un tiempo subirse al tren imparable del River de aquellos años, donde todo era suntuoso y abundante, y donde cada figura que llegaba estaba obligada a hacer la diferencia en forma veloz y evidente. Ángel no la hizo, y de pronto, su tranquito en puntas de pié y su escaso feeling tribunero, pasaron a ser carne de cañón de una hinchada impaciente. Pero el problema de Ángel no era ni su talento y su temperamento. El problema era la confianza. Un año mas tarde, ya adaptado a la vida y el trajín de un club y una ciudad imponentes, conformó con Aimar y Saviola, un terceto ofensivo que ha logrado quedar en el recuerdo de nuestra mejor historia. En el Apertura 1999, sencillamente, la rompieron.
Ángel era completo. Cuerpo flexible, mente inteligente, estilo elegante. Tenia buen tranco en velocidad, estatura para el cabezazo, lomo para el roce físico, y una técnica depurada para delanteros de su característica. Era capaz de estremecer redes con un bombazo, o de mandarla mansita a las mallas con un sutil desvío de taco. En River ganó dos campeonatos (Apertura 99 y Clausura 00). Entre torneo y Copa anotó 63 goles. Hoy sería titular indiscutido.
Se fue a principios de 2001. Jugó largas temporadas en la Premier League de Inglaterra defendiendo los colores de Aston Villa de la ciudad de Birmingham. Fue referente de una Selección Colombiana que fracasó en su intento por llegar a los Mundiales de Japón- Corea y Alemania. Hoy anda por los 32 y actúa para los New York Red Bull de la Mayor League Soccer de Estados Unidos. Tal, como ayer, sigue haciendo goles a montones, pero nunca más se lo vio gritarlos como aquella tarde del 99, cuando su chanflazo de derecha derrotó a Oscar Córdoba y lo metió en el recuerdo de la gente para siempre.
5 comentarios:
Hola.
Estaremos aproximadamente una semana sin actualizaciones...
Entraremos en una especie de pretemporada sin esfuerzo físico.
Hasta la vuelta.
Que tengas unas lindas y merecidas vacaciones Adrián ....descansa un poco de River también ...jajajajaj
El locombiano que mejor defendio nuestra camiseta, recuerdo que el quiebre lo hizo en un partido contra colon por la copa, a partir de ahi comenzo a conquistar a la gente.
se merece una nueva oportunidad con la banda sangre
Qué tengas buenas vacaciones!!!!
Es cierto el festejo de Tardelli emociona hasta a los que no tenemos nada que ver con ese gol.
Un abrazo
Espero me agregues a tus listas de links, yo agrego todos tus blog.
Abrazo.
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