Si en verdad existen cotejos que definen el recuerdo que se tiene de un jugador. No quedan dudas que el partido que los hinchas de River recuerdan del Negro Palma es ese superclásico del 87, cuando con su gol, el Millonario dio vuelta el partido y terminó ganando 3-2, luego de que el mismo Palmita tirara un penal a los chapones que vendían Cinzano al minuto de juego. Fue esa media chilena agónica y antiestética con la que doblegó a Genaro en el arco del Río de La Plata, la acción mas redituable de sus 2 años en River. Puede que suene a poco si se tiene en cuenta el ruido que provocó su llegada, pero ese grito ante Boca hizo que Palmita entre en la historia de River por el portón de los buenos recuerdos.
Palma era un talentoso, una ratita negra que se escabullía con gran dominio de las situaciones mas apremiantes. Era veloz, encarador, tenía clase en el toque, poseía una gran pegada, y llegaba al gol con frecuencia. Cuando los años le fueron quitando la explosión a sus piernas, se retrasó para jugar al lado del cinco. Allí se convirtió en eje de juego –algo así como el Pirlo de Milan- y así manejar desde su experiencia los hilos de su equipo. Jugó sin problemas hasta los 40.
Llegó a River a mediados de 1987. Estaba en el mejor momento de su carrera luego de haber sido genio y figura de la gran campaña del Central campeón de la temporada 1986/1987. Pero en River rara vez pudo aparecer en su real dimensión. Tal vez fue muy fuerte la presión que los medios y los hinchas pusieron sobre él. Tal vez la casaca le quedó grande. Tal vez no tuvo suerte con alguna lesión traicionera. Eran épocas de recambio en el Millonario, primero al comando de Griguol, con un equipo empachado de tanto éxito, y luego con Menotti, que trajo consigo una horda de caciques, que nunca pudieron y quisieron armar un equipo. Con ninguno de los dos técnicos fue titular indiscutido.
Jugó su último partido con la banda (ya con Merlo como DT) justamente ante Boca, en la cancha de Vélez, el día de la piña de Graciani y Serrizuela y la despedida de Passarella. Nadie se puso triste cuando días mas tarde se anunció su traspaso al Veracruz Mexicano. Se fue con un título bajo el brazo –la Interamericana de 1987-, y un gol inolvidable como todo patrimonio.
Había debutado en Rosario Central en el año 1979. En el Canalla ganó el Nacional del 80 y el Campeonato 86/87. Sufrió una fractura de peroné y un descenso en el año 1984. Jugó prestado seis meses en Colón cuando la reestructuración de los torneos de AFA obligó al canalla a parar seis meses. En los Tiburones de Veracruz todavía recuerdan su dupla con Jorge Comas, y un memorable gol a Paco Buyo, arquero de Real Madrid, luego de un slalom de 40 metros. Retornó a su Rosario querido en el 92 y se dio el gusto de volver a dar una vuelta olímpica, en la Conmebol del 95.
Sin la pelota como horizonte, Palmita se afilió al Peronismo y en 2005 fue elegido como intendente de la localidad santafecina de Ibarlucea. Desde su despacho sigue tratando de hacer lo que hacía siempre: Regalarle sonrisas a la gente. Su tarea no es sencilla, ya que ahora no tiene el poder de gambetear un defensor y meterla en el ángulo.
Palma era un talentoso, una ratita negra que se escabullía con gran dominio de las situaciones mas apremiantes. Era veloz, encarador, tenía clase en el toque, poseía una gran pegada, y llegaba al gol con frecuencia. Cuando los años le fueron quitando la explosión a sus piernas, se retrasó para jugar al lado del cinco. Allí se convirtió en eje de juego –algo así como el Pirlo de Milan- y así manejar desde su experiencia los hilos de su equipo. Jugó sin problemas hasta los 40.
Llegó a River a mediados de 1987. Estaba en el mejor momento de su carrera luego de haber sido genio y figura de la gran campaña del Central campeón de la temporada 1986/1987. Pero en River rara vez pudo aparecer en su real dimensión. Tal vez fue muy fuerte la presión que los medios y los hinchas pusieron sobre él. Tal vez la casaca le quedó grande. Tal vez no tuvo suerte con alguna lesión traicionera. Eran épocas de recambio en el Millonario, primero al comando de Griguol, con un equipo empachado de tanto éxito, y luego con Menotti, que trajo consigo una horda de caciques, que nunca pudieron y quisieron armar un equipo. Con ninguno de los dos técnicos fue titular indiscutido.
Jugó su último partido con la banda (ya con Merlo como DT) justamente ante Boca, en la cancha de Vélez, el día de la piña de Graciani y Serrizuela y la despedida de Passarella. Nadie se puso triste cuando días mas tarde se anunció su traspaso al Veracruz Mexicano. Se fue con un título bajo el brazo –la Interamericana de 1987-, y un gol inolvidable como todo patrimonio.
Había debutado en Rosario Central en el año 1979. En el Canalla ganó el Nacional del 80 y el Campeonato 86/87. Sufrió una fractura de peroné y un descenso en el año 1984. Jugó prestado seis meses en Colón cuando la reestructuración de los torneos de AFA obligó al canalla a parar seis meses. En los Tiburones de Veracruz todavía recuerdan su dupla con Jorge Comas, y un memorable gol a Paco Buyo, arquero de Real Madrid, luego de un slalom de 40 metros. Retornó a su Rosario querido en el 92 y se dio el gusto de volver a dar una vuelta olímpica, en la Conmebol del 95.
Sin la pelota como horizonte, Palmita se afilió al Peronismo y en 2005 fue elegido como intendente de la localidad santafecina de Ibarlucea. Desde su despacho sigue tratando de hacer lo que hacía siempre: Regalarle sonrisas a la gente. Su tarea no es sencilla, ya que ahora no tiene el poder de gambetear un defensor y meterla en el ángulo.
3 comentarios:
El del 87 es lamentablemente el ultimo clasico que le dimos vuelta a los bosteros, lo mas cercano que estuvimos despues fue en el 3 a 3 del 97 que casi ganamos cuando el pipa Gancedo la mando a las nubes desde una posicion inmejorable.
Yo tuve la suerte de estar esa tarde y recordar los centros milimetricos de Gordillo a las cabezas de Da Silva y Corti para el 1-2 y el 2-2 .Fue un partido bastante emotivo ya que aparte del penal errado por el amargo de Palma ..en el minuto final Comitas pateó otro por arriba del travesaño . Mi recuerdo del paso de Palma por River fue todo malo salvo ese gol ..fue un jugador que nunca supo ganarse un lugar en la cancha ..porque no era enganche ..ni marcaba ,,ni era rápido ...sólo tenía chispas intermitentes en los partidos y con eso sólo no alcanzaba ... GRACIAS por el recuerdo .
UN ESCANDALO TAPA OTRO ESCANDALO
La peor dirigencia de la historia nos convierte a diario en noticias lamentables
El martes confirmamos que las entradas del clásico fueron reservadas para la reventa y el aparato prebendario, y el miercoles vimos a los “auspiciantes” de las dos candidaturas oficialistas decirse la vergonzosa verdad por televisión.
La verdad que no me sorprenden ni los dichos del padre de uno ni los del otro que va a ir de segundo, en las dos candidaturas apañadas por Mario Israel. Me consta que mucho de lo que se dijeron es cierto.
Que podemos esperar de candidatos que compran mas candidatos, pseuperiodistas, militancia e idolos?
¡Si son los mismos que durante cuatro años tomaron junto a Aguilar todas las nefastas decisiones que tanto dañaron nuestra institucion!
No entienden lo que es la pasion riverplatense, son paracaidistas que llegaron a River con la ambicion de reducir el Club a un negocio personal.
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