viernes, 23 de octubre de 2009

JAVIER SAVIOLA


Apareció en Primera y movió todas las estanterías del planeta River. Luego de ese estreno con gol en la Tacita de plata jujeña, cuando ni siquiera era un adolescente, todos los domingos de River cambiaron, porque cada partido suyo significaba una nueva revelación, el encontrarse con algo nuevo, algo vanguardista, algo que se escapaba del molde de lo ordinario, cosas disparatadas que brotaban de la inventiva de un pibe prodigio en la cumbre de su “inconsciencia” futbolística. Un caño absurdo, una gambeta irreverente, un pique electrizante, una definición inapelable, un gol, y otro gol, y otro, y otro, y otro más. Celebraba con una pirueta destartalada, y cuando caía todos rezábamos para que estuviese entero, de tan frágil que era.
Fue tal el sacudón que provocó su irrupción que -con apenas 3 años con la banda- se volvió inolvidable. No lo hubiera sido si no fuese un tesoro de la casa. No lo hubiera sido si no fuese un notable delantero. Convirtió 54 tantos de todos los tipos y colores y ante cualquier adversario, escenario y circunstancia.
A caballo de sus goles y su memorable dupla con Pablo Aimar, River ganó el Apertura 1999 y el Clausura 2000. Tuvo jornadas apoteóticas. Una sábado a la noche ante Estudiantes en 1 y 57, liquidó dos mano a mano con la frialdad del mas avezado veterano. Una tarde ante Newell’s, tomó el balón a 70 metros del arco y desde allí partió como un rayo, esquivando rivales y patadas, hasta cederle el gol a Aimar en el área chica. Otra tarde, en el Chateau Carreras, inventó dos apiladas maradoneanas sobre el final para definir un partido chivo ante Belgrano.
Por supuesto que una joya tan cara podía durar muy poco en una vidriera como la de Núñez. Fue Barcelona quién se lo llevó desembolsando la friolera de 22 millones de dólares. Unos días antes, sus festejos (11 de 7 partidos) y su talento (Botín de oro del Torneo) empujaban al Sub 20 de Pekerman a ganar el Mundial Juvenil de 2001 disputado en nuestras tierras.
Barcelona lo recibió como héroe y salvador, cosa que nunca fue. Decir que fracasó en el cuadro Culé es un absoluto error (72 goles oficiales), pero por aquellos lados todavía se espera una explosión suya que nunca ocurrió. Tuvo dos buenas temporadas iniciales en el blaugrana, pero en la comparación entre inversión y resultado, la sequía de títulos y su elevado cachet, le abrieron la puerta de salida a nuevos aires. Se fue prestado una temporada a Mónaco (17 goles) y luego otra a Sevilla (15 tantos), donde ganó la Copa UEFA del año 2006. Finalizado el vínculo con los Catalanes, Real Madrid se lo llevó para la Casa Blanca, más por encono que por otra cosa. Jugó poco y espaciado. En dos años apenas hizo 3 goles.
Fue protagonista de la Selección en la era de Bielsa y Pekerman. Ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas. Jugó en buen mundial de Alemania con grandes partidos ante Costa de Marfil y Serbia y Montenegro, aunque discutiblemente, Pekerman lo apartó del 11 titular en el partido definitivo ante Alemania en Berlín. Hoy ha mudado sus goles a la ciudad de Lisboa para vestir la casaca roja del Benfica. Allí lo recibió su viejo compadre de tantas tardes del Monumental, Pablo Aimar. Tal vez sea este un acontecimiento premonitorio para el ansiado retorno de la legendaria dupla a la plataforma que los lanzó al mundo. Sería una fabulosa noticia para el mundo River, que hace ya varios años espera que sus estanterías vuelvan a sacudirse.

3 comentarios:

Marcelo desde Mendoza dijo...

En una época de gloria para nuestro River el conejito asomaba como un gurrumín dentro del contexto de delanteros más desarrollados físicamente ..aún recuerdo su debut ante Gimnasia Jujeño y en la primera pirueta en el área marcó su priemr gol en primera ..Ramán el DT de ese momento seguro le vió las condiciones intactas que tiene ..un caso muy similar es el chiquilin Daniel Villalva que salvando las distancias sin apurarlo puede ser un delantero del mismo calibre .

Jose Ant. Vega dijo...

MUY GRANDE EL CONEJO !!

aquí en Sevilla dejó huella, siempre sera bienvenido

un saludo

A River lo quiero - Los Sobrios del Hormigón dijo...

En Barcelona cayó en una etapa muy mala y sacó la cara por el equipo en todo momento (no así Riquelme), encima Van Gaal lo hizo jugar de cualquier cosa.

Yo jugaba a la pelota con Saviola (era un nenito y yo adolecente) a la vuelta de su casa, la rompía, se paraba cerca del arco y las mandaba todas adento, encima le sacabamos como 2 cuerpos de ventaja. Me enteré que jugaba en River cuando fui a decirle que lo acompañaba a probarse al club (obviamente ya estaba adentro).

Negro