COPERO SE NACE

Nacional (Montevideo) 3 - 0 River Plate

Copa Libertadores 2009 - 3ª fecha - Grupo 3

Estadio Centenario - 19/03/09

NACIONAL MONTEVIDEO: Muñóz; Rodríguez, Victorino, Romero y Domínguez; Álvaro Fernández, Arismendi, Morales y Lodeiro; Mondaini y Medina. Luego S. García, Blanco y Brum. DT: Gerardo Pelusso.

RIVER PLATE: Barbosa (3); Ferrari (5), Sánchez (5), Quiroga (5) y Villagra (5); Augusto Fernández (4), Ahumada (6), Sambueza (4) y Gallardo (5); Fabbiani (5) y R.F. García (4). Posteriormente Buonanotte (4), Abelairas y Rosales. DT: Néstor Gorosito.

GOLES: Álvaro Fernández (NAC) 40 pt. Alexander Medina (NAC) 28 st. Mauricio Victorino (NAC) -tiro libre- 49 st.

ARBITRO: Carlos Chandía -Chile- (bien)

RESULTADO MORAL: Nacional 1 - River Plate 0.

En una de esas nuestro error básico es tener como principal objetivo una Copa cuya idiosincrasia nos es completamente ajena. El estilo Libertadores, está en las antípodas de la historia de juego millonaria. Mas que un torneo, es una odisea. 12 batallas en terrenos minados y con dificultades que surgen naturalmente o en forma premeditada. Nos obsesiona por su prestigio, pero su obtención exige sacrificios que hay que estar dispuestos a realizar. Hay que tener temple, raza, fortuna y mistica copera, y eso -lamentablemente- no abunda demasiado por Núñez.

River no nació copero. No lo sentimos, no nos sale. Es una cuestión de piel que no nos deja jugar como la Copa exige que se jueguen sus partidos: Corriendo, metiendo, pegando, hablando. Y si no la Libertadores te lo hace pagar. Y River ha pagado mucho desde siempre.

En un Centenario repleto, Nacional ganó, básicamente, corriendo y metiendo. River también corrió y metió. Pero lo que en ellos se veía como natural, en nosotros surgía como forzado. Es sencillo. Tipos como Arismendi, Morales, Álvaro Fernández, Victorino y Romero disfrutan de correr y meter. En cambió Augusto, Sambueza, Gallardo o Buonanotte, lo padecen.

El 3-0 miente lo que pasó en la cancha. Nacional fue efectivo y aplicado. Jugó con el cuchillo entre los dientes y facturó con sobreprecio cada uno de los errores -horrores en algunos casos- de la retaguardia millonaria. Parece poco argumento para tan importante resultado. Pero la Copa es así. Tendríamos que comenzar a saberlo, antes de que vuelva a ser -otra vez- demasiado tarde.