miércoles, 18 de febrero de 2009

CARLOS TIMOTEO GRIGUOL


Ya han pasado mas de 20 años de la llegada de Griguol a River Plate y todavía sigo preguntándome como un entrenador como Timoteo pudo alguna vez ser entrenador del Millonarios.
Ojo, no piensen mal. Griguol representa una idea de conducción fantástica, una forma docente y paternal de imponer sus ideas. Una persona íntegra, chapada a la antigua, con códigos, con valores humanos, algo así como el Alex Ferguson de estas tierras. Pero el mundo River siempre fue una carnicería exitista, atestada de espesas nubes de tormenta triunfalista que debe ser satisfecha urgentemente. Desde siempre el trabajo de Griguol necesitó tiempo para imponerse por la natural “bondad” de su propuesta. Y en River, si hay algo que no existe, es paciencia.
Secundado por sus fieles escuderos Carlos Aimar y Luis Bonini, Griguol llegó a River a mitad del año 1987. Era una época complicada, no por la malaria sino por la abundancia. Heredó un plantel ganador de todo y con sus respectivos egos por las nubes. Pumpido, Nelson Gutiérrez, Ruggeri, Alzamendi, Negro Enrique, Funes, Da Silva. Manejar ese vestuario requería del tacto de un domador de leones, no de un maestro de escuelas. Tal vez por esto, su River nunca jugó bien, a pesar que arrancó con una vuelta olímpica por la obtención de la Copa Interamericana, a expensas del ignoto Liga Deportiva Alajuelense de Costa Rica.
Retener la Libertadores era el objetivo y este se truncó de inmediato en la segunda fase a manos de Peñarol de Montevideo. En realidad la Copa se va en Avellaneda ante Independiente. Esa noche, ganando 1-0, Funes erró un gol con el arco libre. La flamante Supercopa pasó a ser la prioridad, pero Racing aguó la fiesta en semifinales con un gol agónico de Néstor Fabbri en el Monumental. Para cuando esto ocurrió, Newell’s Old Boys de Rosario ya se había escapado lo suficiente en el torneo Local, como para ilusionarse con un título. Jaqueado y ya sin puertas por golpear. Timoteo comprendió que su ciclo se había terminado. Tal vez, haya pensado que nunca debió comenzar.
Igual, su año en Núñez no fue todo lo oscuro que este post puede suponer. La Copa Interamericana, el afianzamiento de Claudio Caniggia y Pedro Troglio como jugadores titulares, y sobre todo, el inolvidable 3-2 a Boca, luego de estar 2-0 abajo en el segundo tiempo.
Construyó gloriosos equipos como el Ferro de los 80 y Gimnasia de los 90. Es una lástima que su nombre esté en la hilera de los entrenadores que no dejaron mucho en la historia riverplatense. Sus pergaminos no lo merecían.

6 comentarios:

Agrupacion Tradicional River Plate dijo...

Inolvidable maestro, pero su estilo
no se adecuó a nuestro River. Muy buen comentario, muy buen recuerdo!

Además te avisamos que subimos a la
www.tradicionalriver.com.ar en "River en cada Rincón" el comentario que posteaste en nuestra última entrada abierta sobre "El Ogro".

Un abrazo riverplatense

Anónimo dijo...

Le conozco mejor por su etapa en ESpaña. En el Betis, fracasó. NO dejo buena imagen en mi país. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Recuerdo que luego de su partida Ruggeri declaró que el grupo no lo había entendido, seguramente esto tiene relación a lo que ponés sobre los egos de aquellos jugadores. Me queda en la memoria para siempre el 3 a 2 a los bosteros

Anónimo dijo...

Esa derrota es la mayor vergüenza bostera en un superclásico. Ganaban x 2 goles faltando menos de25 minutos para terminar y se los dimos vuelta. En el descuento le dan un penal para empatar el partido y Comas lo tiró a la Centenario.
Uno de los partidos más increíbles que me tocó ver y que se mantienen en la retina.

Anónimo dijo...

En ese partido el Negro Palma erra un penal ántes de los 15 minutos. Ese día se destapó Carucha Corti que hasta ahí era muy cuestionado, luego tuvo un muy buen paso por el club.

Anónimo dijo...

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