Un jugador dotado de un estilo muy particular. Extrovertido, locuaz, talentoso, comprometido. Llegó a River Plate a mediados de 1999, proveniente de San Lorenzo de Almagro. Se quedó hasta Julio de 2004. En el medio tuvo una transferencia al Celta de Vigo que no redituó los frutos esperados.
Había surgido de las inferiores de Platense en 1993. Seguramente su mejor paso previo a River fue en Rosario Central, equipo en donde es ídolo y obtuvo la Copa Conmebol en el 95.
Un jugador positivo en todo aspecto, el técnico, el táctico, el mental, y el grupal. Con un sentido del espectáculo raro para estos tiempos y que inmediatamente generaba una identificación con su estilo. Carisma, que le llaman.
Anotó 28 goles en River, mucho para un volante por la derecha. Ganó el Apertura 99, y los Clausuras 2000, 2002, y 2004. Le hizo hacer decenas de goles a Cavenaghi y a Cardetti. Dejó recuerdos imborrables como su gol de 30 metros a Newell’s en el 99, o su tanto a Boca en la Bombonera en 2002, el día del 3-0 y la vaselina de Rojas, o un memorable caño a Clemente Rodríguez en un clásico en el Monumental.
Se fue a Rosario Central en 2004, volvió a San Lorenzo y retornó al Canalla en 2006. Desde allí partió a México para alistarse en las filas de San Luis Potosí. Un equipo chico del fútbol azteca, que solo tiene 10 temporadas en primera división, que fue subcampeón en 2006 y que se encuentra entre los cuadros de mejor actualidad de la Liga Mexicana.
Y cuando vemos los vaivenes de Augusto, Barrado, Rosales o quien juegue ahora en ese puesto, no se puede mas que extrañar la bocha platinada del Chacho. Jugador que jugaba, hacia jugar y regalaba sonrisas. Suficiente como para permanecer en la memoria del hincha.
Había surgido de las inferiores de Platense en 1993. Seguramente su mejor paso previo a River fue en Rosario Central, equipo en donde es ídolo y obtuvo la Copa Conmebol en el 95.
Un jugador positivo en todo aspecto, el técnico, el táctico, el mental, y el grupal. Con un sentido del espectáculo raro para estos tiempos y que inmediatamente generaba una identificación con su estilo. Carisma, que le llaman.
Anotó 28 goles en River, mucho para un volante por la derecha. Ganó el Apertura 99, y los Clausuras 2000, 2002, y 2004. Le hizo hacer decenas de goles a Cavenaghi y a Cardetti. Dejó recuerdos imborrables como su gol de 30 metros a Newell’s en el 99, o su tanto a Boca en la Bombonera en 2002, el día del 3-0 y la vaselina de Rojas, o un memorable caño a Clemente Rodríguez en un clásico en el Monumental.
Se fue a Rosario Central en 2004, volvió a San Lorenzo y retornó al Canalla en 2006. Desde allí partió a México para alistarse en las filas de San Luis Potosí. Un equipo chico del fútbol azteca, que solo tiene 10 temporadas en primera división, que fue subcampeón en 2006 y que se encuentra entre los cuadros de mejor actualidad de la Liga Mexicana.
Y cuando vemos los vaivenes de Augusto, Barrado, Rosales o quien juegue ahora en ese puesto, no se puede mas que extrañar la bocha platinada del Chacho. Jugador que jugaba, hacia jugar y regalaba sonrisas. Suficiente como para permanecer en la memoria del hincha.
2 comentarios:
Un grande el chacho.
en la ultima etapa no anduvo muy bien pero igual se extraña
tenes razon martin
pero se extraña
un abrazo
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