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En cualquier ámbito de la vida, y en el fútbol en particular, existen sobrados ejemplos de que no es necesario ser un superdotado para llegar al objetivo, y que con el corazón y la voluntad suficientes, cualquier hijo de vecino puede encontrar el camino del éxito. Al tola Scotta no lo tocaron con la varita mágica, y sin embargo, nadie podrá aseverar jamás que su carrera navegó en la intrascendencia. Dirán que en River su paso fue más bien mediocre. Es cierto, aunque en su caso, el verdadero éxito fue que alguna ver el millonario se haya fijado en su pase.
Néstor Leonel Scotta nació en la localidad santafesina de San Justo. Gringo bruto y buenazo, criado a leche y puchero, junto a Héctor –su hermano mayor- no paraban de sorprender a quienes los conocían de los potreros barriales o las inferiores del Club Justino. Unión de Santa Fe le echó el ojo cuando apenas tenía 18 años y lo hizo debutar en la Primera División. Los 16 goles que marcó en el Tatengüe fueron el trampolín para su llegada a River, que se concretó en Diciembre del 69, a cambio de 10.000.000 de pesos ley.
Cayó en un River complicado, turbado por los fracasos continuos en los intentos por quebrar una racha sin vueltas que en ese entonces era de 13 temporadas. Ninguna de las virtudes futbolísticas de Scotta pasaban por la técnica y la belleza visual. Era un puntal de área. A veces parecía un estorbo, pero tenía la fuerza de un toro, un remate certero con ambas piernas, era veloz en los metros finales y poseía una persistencia a prueba de balas que obligaba a los zagueros a estar en alerta constante. El 27 de marzo del 70, ante Quilmes, jugó el primero de sus 47 partidos. Tuvo un arranque fulgurante con 4 goles en los primeros 4 cotejos. Labruna lo tenía en cuenta como esperanza de gol de un equipo que se jugaba por la doble aspiración del torneo casero y Copa. Pero la suerte fue esquiva. Independiente nos arrebató el Metro del 70 por un gol mas a favor, Angelito se tuvo que ir, y con él, las chances del Tola de continuidad. Didí llegó manejando un par de conceptos que defendería a rajatabla: Jugarán los talentosos y los pibes de la cantera. Scotta no cuadraba en ninguno de ellos.
A principios de 1971 fue cedido a préstamo a Gremio de Porto Alegre. Su principal aporte en el tricolor gaucho fue el de convertir el primer gol en la historia de los brasileiraos, en un triunfo de su equipo ante San Pablo en el Morumbi. Cuando volvió para la temporada de 1972 el panorama no había cambiado. La brusca salida de Didí le permitió volver a jugar con cierta regularidad durante el Metro de ese año. Allí anotó lo que sería su gol mas importante con la banda roja, al aprovechar un error de Antonio Roma y empatar 2-2 un superclásico en la Bombonera. Con el arribo de Urriolabeitia sus participaciones se volvieron casi nulas. Sus minutos finales en River los jugó viniendo desde el banco en la famosa final del Nacional ante San Lorenzo en el Amalfitani.
Inició un largo peregrinaje de varios clubes. En 1973 pasó a Racing en parte de pago por el pase de Quique Wolff. En la academia vivió sus mejores momentos en nuestro fútbol, anotando 63 de sus 104 goles en primera. Mas tarde viajó a Colombia contratado por el Deportivo Cali, equipo en la que realizó una gran campaña y ayudó para que su equipo llegue a jugar una final de Libertadores en 1978. Retornó al país en 1981 para enrolarse en Platense. Luego deambuló por Temperley, Colón de Santa Fe, Estudiantes de Caseros y Excursionistas, equipo en el que se retiró del fútbol en 1986.
Es claro que su paso por River dejó menos de lo esperado, pero es bueno decirlo, muy pocas de las incorporaciones realizadas por esos años turbulentos pudo dejar algo positivo en el recuerdo. Pasó el tiempo, pasó la vida, y una tarde como cualquiera de enero de 2001 alguien avisó que el Tola Scotta había muerto. Como ocurrió con De Vicente hace poquito, fue difícil de creerlo. El colectivo en el que viajaba fue embestido por un camión en un brutal accidente de tránsito ocurrido en las cercanías de la ciudad de Campana, en el cual murieron otras 4 personas. Así de simple, como fue su juego y como fue su vida. 52 años tenía.
En cualquier ámbito de la vida, y en el fútbol en particular, existen sobrados ejemplos de que no es necesario ser un superdotado para llegar al objetivo, y que con el corazón y la voluntad suficientes, cualquier hijo de vecino puede encontrar el camino del éxito. Al tola Scotta no lo tocaron con la varita mágica, y sin embargo, nadie podrá aseverar jamás que su carrera navegó en la intrascendencia. Dirán que en River su paso fue más bien mediocre. Es cierto, aunque en su caso, el verdadero éxito fue que alguna ver el millonario se haya fijado en su pase.
Néstor Leonel Scotta nació en la localidad santafesina de San Justo. Gringo bruto y buenazo, criado a leche y puchero, junto a Héctor –su hermano mayor- no paraban de sorprender a quienes los conocían de los potreros barriales o las inferiores del Club Justino. Unión de Santa Fe le echó el ojo cuando apenas tenía 18 años y lo hizo debutar en la Primera División. Los 16 goles que marcó en el Tatengüe fueron el trampolín para su llegada a River, que se concretó en Diciembre del 69, a cambio de 10.000.000 de pesos ley.
Cayó en un River complicado, turbado por los fracasos continuos en los intentos por quebrar una racha sin vueltas que en ese entonces era de 13 temporadas. Ninguna de las virtudes futbolísticas de Scotta pasaban por la técnica y la belleza visual. Era un puntal de área. A veces parecía un estorbo, pero tenía la fuerza de un toro, un remate certero con ambas piernas, era veloz en los metros finales y poseía una persistencia a prueba de balas que obligaba a los zagueros a estar en alerta constante. El 27 de marzo del 70, ante Quilmes, jugó el primero de sus 47 partidos. Tuvo un arranque fulgurante con 4 goles en los primeros 4 cotejos. Labruna lo tenía en cuenta como esperanza de gol de un equipo que se jugaba por la doble aspiración del torneo casero y Copa. Pero la suerte fue esquiva. Independiente nos arrebató el Metro del 70 por un gol mas a favor, Angelito se tuvo que ir, y con él, las chances del Tola de continuidad. Didí llegó manejando un par de conceptos que defendería a rajatabla: Jugarán los talentosos y los pibes de la cantera. Scotta no cuadraba en ninguno de ellos.
A principios de 1971 fue cedido a préstamo a Gremio de Porto Alegre. Su principal aporte en el tricolor gaucho fue el de convertir el primer gol en la historia de los brasileiraos, en un triunfo de su equipo ante San Pablo en el Morumbi. Cuando volvió para la temporada de 1972 el panorama no había cambiado. La brusca salida de Didí le permitió volver a jugar con cierta regularidad durante el Metro de ese año. Allí anotó lo que sería su gol mas importante con la banda roja, al aprovechar un error de Antonio Roma y empatar 2-2 un superclásico en la Bombonera. Con el arribo de Urriolabeitia sus participaciones se volvieron casi nulas. Sus minutos finales en River los jugó viniendo desde el banco en la famosa final del Nacional ante San Lorenzo en el Amalfitani.
Inició un largo peregrinaje de varios clubes. En 1973 pasó a Racing en parte de pago por el pase de Quique Wolff. En la academia vivió sus mejores momentos en nuestro fútbol, anotando 63 de sus 104 goles en primera. Mas tarde viajó a Colombia contratado por el Deportivo Cali, equipo en la que realizó una gran campaña y ayudó para que su equipo llegue a jugar una final de Libertadores en 1978. Retornó al país en 1981 para enrolarse en Platense. Luego deambuló por Temperley, Colón de Santa Fe, Estudiantes de Caseros y Excursionistas, equipo en el que se retiró del fútbol en 1986.
Es claro que su paso por River dejó menos de lo esperado, pero es bueno decirlo, muy pocas de las incorporaciones realizadas por esos años turbulentos pudo dejar algo positivo en el recuerdo. Pasó el tiempo, pasó la vida, y una tarde como cualquiera de enero de 2001 alguien avisó que el Tola Scotta había muerto. Como ocurrió con De Vicente hace poquito, fue difícil de creerlo. El colectivo en el que viajaba fue embestido por un camión en un brutal accidente de tránsito ocurrido en las cercanías de la ciudad de Campana, en el cual murieron otras 4 personas. Así de simple, como fue su juego y como fue su vida. 52 años tenía.
7 comentarios:
Era una epoca donde habia mucha confusion, tengo graficos que señalan partidos en donde le toco jugar de 11 y hasta de volante izquierdo, no era un jugador de nuestroi paladar asi qeu tranquilamente podria estar jugando en el River de hoy
Y mas si comparamos sus números con los de algunas luminarias que vistieron la banda estos últimos años, por ej. MR7 quisiera saber cuantos partidos en total jugó y cuantos goles metió
MR7, que manera de insultar a ese muchacho!.
Creo habrá jugado mas de cincuenta partidos. Hizo 3. Uno en Jujuy, otro a Arg en el Maradona y el gol a Caranta en la Bombonera.
Un fiasco histórico.
Hoy, con lo sobrevaluado que esta el mercado, 12 goles de Scotta se venden en 3 palos euros al exterior.
El Tola, pobrecito, que en paz descanse. Me acuerdo de putearlo algunos sábados a la tarde en la cancha de Excursionistas, muchos años después.
Tony del Bajo
Mi querido Tola, me alegra tanto que todavia recuerden lo dificil que te fue en nuestro futbol,( asi como otros grandes en el extranjero) con el Chamaco Rodriguez en el Gremio de Porto Alegre FIGURAS!!En el Cali de Bilardo en Colombia ,AMADO y la vida es asi algunos solo pasan y tu vida quedo en una ruta viajando para jugar otro partido...los que reconocen los esfuerzos de los que juegan con el corazon y no con la tecnica...el recuerdo para quien compartio mi vida.
Mi querido Tola, me alegra tanto que todavia recuerden lo dificil que te fue en nuestro futbol,( asi como otros grandes en el extranjero) con el Chamaco Rodriguez en el Gremio de Porto Alegre FIGURAS!!En el Cali de Bilardo en Colombia ,AMADO y la vida es asi algunos solo pasan y tu vida quedo en una ruta viajando para jugar otro partido...los que reconocen los esfuerzos de los que juegan con el corazon y no con la tecnica...el recuerdo para quien compartio mi vida.
El tola dirigió la escuelita de river, hasta que falleció, lo tuve de dt, gran persona y muy buen dt. lo quise mucho, cuando me entere que murió en el accidente me puse a llorar yo tenia 11 años, se hizo querer el tola, hoy todavía lo recuerdo como un gran tipo.
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