miércoles, 26 de enero de 2011

LO MISMO EN BAIRES QUE EN MADRID


La historia de los colores de Rayo Vallecano tiene dos vertientes que la explican. Una lo vincula con Atlético de Madrid en un acuerdo cooperativo a finales de la década del 40, y la otra que lo relaciona con River y la donación de unos juegos de camisetas en ocasión de una gira a comienzos del 50. En realidad, la verdad absoluta es una combinación de ambos sucesos.
Vallecas es un municipio sureño de la ciudad de Madrid. Allí se erige desde 1924 el Rayo Vallecano, entidad que ha tenido siempre sobre sí la sombra enorme e ineludible del Real y el Atlético. Desde aquellos tiempos pre franquistas vienen en la lucha y con mucho esfuerzo han logrado forjarse un nombre propio que los separe de la idea –instalada por un tiempo- de ser el hermano menor y pobre de los taitas de la capital.
Pero en 1948, la realidad del Rayo exigía una toma de decisiones drástica para evitar la caída en desgracia. Ese salvavidas económico llegó de la mano de Atlético Madrid que aportó una buena cantidad de jugadores a la causa Vallecana, con una sola y particular condición: Rayo debía agregarle el color rojo a su habitual indumentaria blanca. Por aquellos años, la reputación de River Plate –y de La Máquina sobre todo- estaba en pleno auge en todo el mundo. Por esto, y como no existió una especificación clara de cómo debía aplicarse el colorado a la nueva casaca, es que los dirigentes de Rayo decidieron imitar el diseño de River para afrontar la temporada de ascenso en 1949.
El convenio de Rayo con Atlético Madrid duró lo que un suspiro, pero la banda roja había logrado perpetuarse en los corazones de sus hinchas. Esos lazos invisibles con el millonario se hicieron mas concretos con del paso de River por Madrid en la gira europea del año 1952. Enterados del asunto, el propio Antonio Liberti, reunido con los popes rayistas, prometió el obsequio de dos juegos de camisetas para que el elenco capitalino luzca en sus partidos. El mismo se cumplió algunas semanas mas tarde vía crucero. El amor estaba sellado.
Tuvo que pasar mucho tiempo para que ambas bandas rojas vuelvan a estrecharse en un abrazo. Fue el 7 de agosto de 1978 en ocasión del desarrollo del Torneo Villa de Madrid jugado en el estadio Vicente Calderón. River (con 5 campeones del mundo en su plantel) derrotó a Rayo Vallecano 1-0 con gol de Norberto Alonso. Fue esa la primera y única vez que se enfrentaron oficialmente. Como correspondía por sorteo -pero también por historia-, River dejó de lado su franja sangre para vestir la suplente tricolor.
Rayo Vallecano creció mucho desde aquellos años referidos. Alcanzó a jugar en Primera varias temporadas. Estuvo al borde de la desaparición en el año 1984 pero salió adelante. Desde 1992 funciona como una Sociedad Anónima cuando sus acciones deportivas fueron compradas por el empresario José María Ruíz-Mateos, quien fue sucedido dos años mas tarde por su esposa, la señora Teresa Rivero, quién se convirtió en la primer mujer en presidir los destinos de un club de fútbol en España, cargo que ejerce hasta hoy.
Teresa Rivero también es el nombre de su estadio, que tiene capacidad para 15 mil personas y guarda un cercano parecido con el Diego Maradona de Argentinos Jrs. por la coincidencia de que ambos tienen una cabecera sin tribuna. Debutó en Primera en 1977, alguna vez lo dirigió Alfredo Di Stéfano y vistió sus colores el uruguayo Fernando Morena. Tal vez el mejor año futbolístico de Rayo haya sido 2000-01, temporada en la que se arrimaron hasta los cuartos de final de la Copa UEFA. Hoy allí actúan los argentinos Emiliano Armenteros y Oscar Trejo. Actualmente sueña con lograr una de las tres plazas que lo depositen nuevamente en la Liga de las estrellas ibérica, sitio que no ocupa desde la campaña 2002/03.
De tanto en tanto, cuando algún esporádico flash televisivo nos acerca a la pantalla el resumen de los goles del ascenso español, la antenita se para, atenta al destino de esa banda roja que magnetiza la atención con solo aparecer nomas. Es que la camiseta tira. Lo mismo en Baires que en Madrid.

4 comentarios:

Centrojas dijo...

Me pongo de pie

aparte de mi tremendo amor por River, en un espacio del corazon tengo lugar para tres equipos más (el gallito de Moron por herencia barrial, La reggina por genes calabreses y del Rayo Vallecano por todo lo que escribiste en el post y mas)

Los vinculos que nos unen incluyen tambien una peña en Madrid que se llama "Aupa River, Aguante Rayo"
en su ultima etapa en primera habia un jugador (si mal no recuerdo se llamaba Bolo) que cada vez que convertia un gol se sacaba la camiseta para mostrar que debajo jugaba con la de River.
Tengo amigos gallinas que viven en madrid que para matar la distancia, van cada 15 dias a vallecas con sus camisetas de River y son recibidos como unos vallecanos mas.

Marcelo desde Mendoza dijo...

Muy linda historia ..el gen riverplatense está diseminado por amor en todo el mundo .

pelotín dijo...

La pena del Rayo son sus propietarios. La familia Ruiz Mateos no tiene ningún aprecio por el fútbol, son unos mafiosos de cuarta, y utilizan al club demagógicamente.

Son famosas las escenas de su presidenta durmiéndose en los partidos (es cierto que el Rayo no pasa por su mejor momento, pero...).

El síntoma de todo esto es el cambio de nombre del Estadio, tal como hizo el ex dueño del Betis, Ruiz de Lopera: la obscenidad de autoponerse el nombre es la negación del espíritu de club. Por suerte, en el Betis, los hinchas han vuelto al nombre tradicional http://www.elpais.com/articulo/deportes/estadio/Betis/cambia/nombre/elpepudep/20101027elpepudep_8/Tes

El romanticismo de historias como la del Rayo, el Atlético y River van quedando sepultadas por la prepotencia de algunos que se llevan todo por delante a golpe de billetera. Están matando lo mejor del fútbol. Y lo peor es que nosotros, los hinchas, no los rechazamos lo suficiente, muchas veces guiados por las buenas intenciones y el amor a los colores. Una pena, de verdad.

dalmassito dijo...

Buen aporte pelotín.

Uno es romántico, pero claro. La realidad no lo es tanto a veces.

abrazo