Apareció en la primera de River en un extraño amistoso ante Feyenoord de Holanda, una noche de verano de 1998, en el Monumental. Tenía 17 años y se estrenó con un gol. Y aquel tanto que parecía un augurio de una carrera fulgurante, terminó siendo apenas una curiosidad estadística de una figura que se ha "consagrado" lejos de Núñez.
El caso de Gabriel Pereyra tiene un parentesco muy cercano con el de Damián Álvarez. Eternas promesas frustradas de la cantera millonaria, siempre tapados por alguien, siempre suplentes de alguien, siempre insinuando y no pudiendo concretar, siempre emigrando a otras latitudes y encontrando allí, la confirmación de lo bueno que prometían.
Nació en la localidad santafesina de Carlos Pellegrini y tiene ahora 30 años. Juega para los Potros de Acero de Atlante, un equipo del Distrito Federal que juega como local en la paradisiaca ciudad de Cancún. Su presente es exitoso. Allí ganó el Torneo Apertura 2007 y recientemente la Copa de Campeones de la Concacaf. Lleva mas de 20 goles, a los que hay que sumarle los 11 que acumuló en Cruz Azul, primera etapa de su experiencia mexicana.
Estuvo en River hasta 1999, cuando fue prestado junto a José Sand a Defensores de Belgrano, equipo que entonces jugaba en la B Nacional. Permaneció dos años ganándose el corazón de la parcialidad del Dragón. Cuando retornó a casa era otro jugador. Mas armado, mas vivo, e igualmente talentoso. Su mejor momento en la banda lo atravesó con Leonardo Astrada como entrenador, quién se animó, por fin, a confiar en sus condiciones. Fue titular en muchos partidos del Campeonato Clausura 2004. Iba con mucho juego y despliegue y volvía con poca marca. Esas características sedujeron a la Máquina Cementera para contratarlo a comienzos de 2005. En Cruz Azul permaneció dos años y medio. Ganó la Copa de Campeones de la Concacaf, y tomó un vuelo futbolístico insospechado, para los que lo veían insinuar sin concretar en Argentina. No solo porque adquirió continuidad, sino porque explotó a fondo sus virtudes hasta convertirse en un enganche hecho y derecho.
River Plate siempre tuvo tradición de buenos Nº 8. Moreno, Sarnari, Prado, JJ, Enrique, Zapata, Monserrat, Coudet, Lucho González. Gaby Pereyra no se acerca ni remotamente a la estatura de ellos, pero queda la incógnita de saber que hubiera pasado si hubiese tenido un poco mas de continuidad.
El caso de Gabriel Pereyra tiene un parentesco muy cercano con el de Damián Álvarez. Eternas promesas frustradas de la cantera millonaria, siempre tapados por alguien, siempre suplentes de alguien, siempre insinuando y no pudiendo concretar, siempre emigrando a otras latitudes y encontrando allí, la confirmación de lo bueno que prometían.
Nació en la localidad santafesina de Carlos Pellegrini y tiene ahora 30 años. Juega para los Potros de Acero de Atlante, un equipo del Distrito Federal que juega como local en la paradisiaca ciudad de Cancún. Su presente es exitoso. Allí ganó el Torneo Apertura 2007 y recientemente la Copa de Campeones de la Concacaf. Lleva mas de 20 goles, a los que hay que sumarle los 11 que acumuló en Cruz Azul, primera etapa de su experiencia mexicana.
Estuvo en River hasta 1999, cuando fue prestado junto a José Sand a Defensores de Belgrano, equipo que entonces jugaba en la B Nacional. Permaneció dos años ganándose el corazón de la parcialidad del Dragón. Cuando retornó a casa era otro jugador. Mas armado, mas vivo, e igualmente talentoso. Su mejor momento en la banda lo atravesó con Leonardo Astrada como entrenador, quién se animó, por fin, a confiar en sus condiciones. Fue titular en muchos partidos del Campeonato Clausura 2004. Iba con mucho juego y despliegue y volvía con poca marca. Esas características sedujeron a la Máquina Cementera para contratarlo a comienzos de 2005. En Cruz Azul permaneció dos años y medio. Ganó la Copa de Campeones de la Concacaf, y tomó un vuelo futbolístico insospechado, para los que lo veían insinuar sin concretar en Argentina. No solo porque adquirió continuidad, sino porque explotó a fondo sus virtudes hasta convertirse en un enganche hecho y derecho.
River Plate siempre tuvo tradición de buenos Nº 8. Moreno, Sarnari, Prado, JJ, Enrique, Zapata, Monserrat, Coudet, Lucho González. Gaby Pereyra no se acerca ni remotamente a la estatura de ellos, pero queda la incógnita de saber que hubiera pasado si hubiese tenido un poco mas de continuidad.
4 comentarios:
FELIZ DIA DEL PERIODISTA!!!
Es nuestro humilde, pero sincero reconocimiento a quienes se esfuerzan cotidianamente en la búsqueda de la verdad y salvaguardar el derecho a estar informados que tenemos todos los ingregantes de nuestra sociedad y a todos los riverplatenses.
Un abrazo riverplatense
A Perfumo le escuché decir que el 8 es el jugador clave de los grandes River de la historia. Dice que en los partidos fundamentales siempre se intenta anular al 10 de River y cuando el rival lo consigue tiene que aparecer el 8 para marcar la diferencia. Con los nombres que tiraste creo que tiene razón.
Gaby Pereyra era buen jugador, de esos que se van pronto y uno no sabe si se hizo bien en venderlo o si nos perdimos un futuro crack. En el club había un movimiento que organizaba viajes que se llamaba Gaby Pereyra.
Feliz día del periodista, vos estudiaste y realmente lo sos
buen jugador..saludos!
sería bueno para que augusto tenga un recambio e calidad. ademas escuche por estos dias que tenia ganas de volver.
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