River Plate 2002/2005 - 23 goles - 2 títulos
Todos sabían que no iba a defraudar. Hay estilos que se distinguen a la distancia. Y el estilo de “Lucho” llevaba desde sus arranques en la primera de Huracán, la marca de la histórica escuela de buen juego riverplatense.
Debe ser por eso que no le pesó la camiseta y su adaptación costó realmente muy poco tiempo. Llegó desde la quema con su porte espigado y elegante a mediados de 2002, para sumarse al proyecto del también debutante en el banquillo Manuel Pellegrini. Se transformó en uno de los abanderados de River durante tres años, con el estandarte de su estilo refinado. Goles, lujos, despliegue, claridad.
Logró dos campeonatos de los que fue participe principal. Aún resuena en la memoria del hincha aquel antológico, aunque vano, golazo a Boca por la Copa Libertadores con el revés de su derecha. Dejó una huella en el césped del Monumental que a pesar de los años, aún no se ha podido borrar.
Lo vendieron al Porto de Portugal. Es ídolo y figura. Pero, cuando lo vemos enfilar para el arco con la pelota dominada y la frente en alto, reconocemos otras vez esa marca tan de nuestra estirpe, y que no lo dejará jamás.
Todos sabían que no iba a defraudar. Hay estilos que se distinguen a la distancia. Y el estilo de “Lucho” llevaba desde sus arranques en la primera de Huracán, la marca de la histórica escuela de buen juego riverplatense.Debe ser por eso que no le pesó la camiseta y su adaptación costó realmente muy poco tiempo. Llegó desde la quema con su porte espigado y elegante a mediados de 2002, para sumarse al proyecto del también debutante en el banquillo Manuel Pellegrini. Se transformó en uno de los abanderados de River durante tres años, con el estandarte de su estilo refinado. Goles, lujos, despliegue, claridad.
Logró dos campeonatos de los que fue participe principal. Aún resuena en la memoria del hincha aquel antológico, aunque vano, golazo a Boca por la Copa Libertadores con el revés de su derecha. Dejó una huella en el césped del Monumental que a pesar de los años, aún no se ha podido borrar.
Lo vendieron al Porto de Portugal. Es ídolo y figura. Pero, cuando lo vemos enfilar para el arco con la pelota dominada y la frente en alto, reconocemos otras vez esa marca tan de nuestra estirpe, y que no lo dejará jamás.
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