Pepillo en realidad era el nombre deportivo de José García Castro, español de Melilla, nacido en 1933, que arribó a River Plate en 1961 cuando en Argentina explotaba la era del fútbol espectáculo. Fue el cuarto y último futbolísta ibérico en jugar con la casaca millonaria. Los tres primeros habían sido Leonardo Cilaurrén, Gregorio Blasco y Serafín Aédo, en el comienzo de los 40.
Llegó al país con la pesada carga que le adhería provenir del hiperganador Real Madrid, de donde llegó con el pergamino de haber anotado 5 goles en un mismo partido (11-2 a Elche) y de ser el suplente nada menos que de Alfredo Di Stéfano y muchas veces considerado su sucesor. Pepillo era un delantero de maniobra, completo, con algo de habilidad, cabezazo y olfato goleador. Pese a jugar poco en la Casa Blanca, hizo 27 goles y gano dos Ligas, una Copa del Rey y una Copa de Europa.
No pudo adaptarse ni a nuestro fútbol, ni a nuestro país, ni mucho menos a la urgencia de la gente de River, que pretendía encontrar en él un reemplazante para el retirado Ángel Labruna.
Lo mas importante de su carrera ya lo había realizado un tiempo antes en Sevilla donde aun hoy se lo recuerda como gloria y referente de ese equipo. Anotó 52 goles y fue subcampeón de la Copa del Rey del año 1955 y de la Liga en 1957. De vuelta en España jugó en Mallorca, que le pagó al merengue la friolera de 1 millón de pesetas, y en Deportivo Huelva. En Argentina jugó 18 partidos y convirtió 7 goles. Su principal aporte a la causa riverplatense fue un furibundo taponazo de tiro libre con el que doblegó a Antonio Roma para empatar un superclásico. Tambien le convirtió goles a Independiente, a San Lorenzo y a Racing. Tal vez hoy, a cualquiera que le anote goles a los grandes en una temporada, le pagarían millones. Pero en aquellos tiempos, 7 goles no hablaban demasiado bien de un delantero.
Las malas lenguas dudaron de su hombría, porque se vestía y se movía por la vida con la elegancia de un torero. Donde seguro no se movió con elegancia fue dentro del campo de juego del Monumental. Entonces no se lamentó demasiado su partida a fines del 61, pese a no haber satisfecho las expectativas que sus innegables pergaminos auguraban. Murió en 2003, a los 69 años.
Llegó al país con la pesada carga que le adhería provenir del hiperganador Real Madrid, de donde llegó con el pergamino de haber anotado 5 goles en un mismo partido (11-2 a Elche) y de ser el suplente nada menos que de Alfredo Di Stéfano y muchas veces considerado su sucesor. Pepillo era un delantero de maniobra, completo, con algo de habilidad, cabezazo y olfato goleador. Pese a jugar poco en la Casa Blanca, hizo 27 goles y gano dos Ligas, una Copa del Rey y una Copa de Europa.
No pudo adaptarse ni a nuestro fútbol, ni a nuestro país, ni mucho menos a la urgencia de la gente de River, que pretendía encontrar en él un reemplazante para el retirado Ángel Labruna.
Lo mas importante de su carrera ya lo había realizado un tiempo antes en Sevilla donde aun hoy se lo recuerda como gloria y referente de ese equipo. Anotó 52 goles y fue subcampeón de la Copa del Rey del año 1955 y de la Liga en 1957. De vuelta en España jugó en Mallorca, que le pagó al merengue la friolera de 1 millón de pesetas, y en Deportivo Huelva. En Argentina jugó 18 partidos y convirtió 7 goles. Su principal aporte a la causa riverplatense fue un furibundo taponazo de tiro libre con el que doblegó a Antonio Roma para empatar un superclásico. Tambien le convirtió goles a Independiente, a San Lorenzo y a Racing. Tal vez hoy, a cualquiera que le anote goles a los grandes en una temporada, le pagarían millones. Pero en aquellos tiempos, 7 goles no hablaban demasiado bien de un delantero.
Las malas lenguas dudaron de su hombría, porque se vestía y se movía por la vida con la elegancia de un torero. Donde seguro no se movió con elegancia fue dentro del campo de juego del Monumental. Entonces no se lamentó demasiado su partida a fines del 61, pese a no haber satisfecho las expectativas que sus innegables pergaminos auguraban. Murió en 2003, a los 69 años.
2 comentarios:
Se nota que cambió el paladar, 7 goles en 18 partidos no está mal y si encima son goles a boca y al resto de los grandes ya se estaría hablando de un pseudo ídolo. Actualmente a un excedido de peso e improductivo en la red se lo ha querido transformar en referente.
Saludos, el Negro
yo he visto jugar a esta delantera: Domingo Perez,Moacir,Pepillo ,Onega y Roberto, quien podria tener hoy el20% de estos fenomenos,Ha el gallego no era ningun tronco, aca se lo gastava por como se vestia .
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