Asumió su cargo con aires de interinato. Pero le fue tan bien que inscribió su nombre en la historia y hoy, en cada compulsa por un nuevo DT, Américo Gallego siempre encabeza las preferencias de una destacada porción del mundo River. Por algo será.
En una cultura deportiva como la nuestra, una figura con su currículum es intocable. Gallego es un entrenador exitoso. Seguramente no hubiera imaginado semejante reconocimiento, allá a mediados del 94, cuando Alfredo Davicce, a sugerencia de Passarella, le ofreció ser el reemplazante del Kaiser en el banquillo de River, justo cuando este era convocado para afrontar el desafio de la Selección Argentina, pos USA 94. “Bueno, pero solo por seis meses” dijo, haciendo prevalecer la palabra y el compromiso empeñado con su amigo.
Debutó una noche en Mendoza ante Argentinos Juniors por el Clausura 94, en medio del desinterés y la desconfianza. 20 fechas mas tarde, se metía en el túnel del Monumental luego de un 1-1 ante Vélez, bañado por una enorme ovación, y con la distinción -inédita en la historia- de ser el técnico del primer campeón invicto del Club. El River del Apertura 1994 fue un equipo casi perfecto. Impulsado por el genio recuperado de Enzo y por el desparpajo juvenil de Ortega y Gallardo. Y sustentado además, en el despliegue de Berti, la bravura de Astrada y Hernán Díaz, y la solvencia del ascendente Roberto Ayala. Fue campeón invicto. El 3-0 con baile al Boca de Menotti en la Bombonera, es un recuerdo que todavía emociona.
Se fue de ayudante de campo a la Selección pese a que River le ofreció hasta lo que no tenía para que se quede. Todos (el Tolo mas que nadie) sabían que su retorno era cuestión de tiempo. Y el tiempo marcó la hora del regreso en Febrero de 2000. Volvió a ser campeón con otro equipo first class –Aimar, Saviola, Ángel- aunque su segunda etapa quedará marcada mas por el tremendo mazazo que significó la eliminación a manos de Boca en la Copa Libertadores de ese año. Peleó hasta el final los dos torneos que siguieron, padeciendo en este caso el fantasma de Derlis Soto, ese paraguayo ignoto que con sus conquistas, arruinó sendas posibilidades de vuelta olímpica.
Se fue y lo mataron. Pero al tiempo armó un gran Independiente y fue campeón. Emigró a México para orientar a Toluca y al tiempito volvió a festejar. De nuevo en Argentina tomó a Newells Old Boys con Ortega como líder y varios pibes en su formación y volvió a salir campeón.
Bonachón, entrador, políticamente incorrecto, indiscutiblemente capaz. Cada vez que habla lo hace sin el cassette, y sus frases sin pelos en la lengua son un deleite para aquellos que creemos el fútbol se debe gestar con actores auténticos y no con héroes prefabricados. La carrera de Gallego es un boomerang. Salió de River en 1994 y tardó 6 años en retornar. Volvió a despedirse en 2001. Sabemos que algún día volverá. Lo que no sabemos es cuando.
En una cultura deportiva como la nuestra, una figura con su currículum es intocable. Gallego es un entrenador exitoso. Seguramente no hubiera imaginado semejante reconocimiento, allá a mediados del 94, cuando Alfredo Davicce, a sugerencia de Passarella, le ofreció ser el reemplazante del Kaiser en el banquillo de River, justo cuando este era convocado para afrontar el desafio de la Selección Argentina, pos USA 94. “Bueno, pero solo por seis meses” dijo, haciendo prevalecer la palabra y el compromiso empeñado con su amigo.
Debutó una noche en Mendoza ante Argentinos Juniors por el Clausura 94, en medio del desinterés y la desconfianza. 20 fechas mas tarde, se metía en el túnel del Monumental luego de un 1-1 ante Vélez, bañado por una enorme ovación, y con la distinción -inédita en la historia- de ser el técnico del primer campeón invicto del Club. El River del Apertura 1994 fue un equipo casi perfecto. Impulsado por el genio recuperado de Enzo y por el desparpajo juvenil de Ortega y Gallardo. Y sustentado además, en el despliegue de Berti, la bravura de Astrada y Hernán Díaz, y la solvencia del ascendente Roberto Ayala. Fue campeón invicto. El 3-0 con baile al Boca de Menotti en la Bombonera, es un recuerdo que todavía emociona.
Se fue de ayudante de campo a la Selección pese a que River le ofreció hasta lo que no tenía para que se quede. Todos (el Tolo mas que nadie) sabían que su retorno era cuestión de tiempo. Y el tiempo marcó la hora del regreso en Febrero de 2000. Volvió a ser campeón con otro equipo first class –Aimar, Saviola, Ángel- aunque su segunda etapa quedará marcada mas por el tremendo mazazo que significó la eliminación a manos de Boca en la Copa Libertadores de ese año. Peleó hasta el final los dos torneos que siguieron, padeciendo en este caso el fantasma de Derlis Soto, ese paraguayo ignoto que con sus conquistas, arruinó sendas posibilidades de vuelta olímpica.
Se fue y lo mataron. Pero al tiempo armó un gran Independiente y fue campeón. Emigró a México para orientar a Toluca y al tiempito volvió a festejar. De nuevo en Argentina tomó a Newells Old Boys con Ortega como líder y varios pibes en su formación y volvió a salir campeón.
Bonachón, entrador, políticamente incorrecto, indiscutiblemente capaz. Cada vez que habla lo hace sin el cassette, y sus frases sin pelos en la lengua son un deleite para aquellos que creemos el fútbol se debe gestar con actores auténticos y no con héroes prefabricados. La carrera de Gallego es un boomerang. Salió de River en 1994 y tardó 6 años en retornar. Volvió a despedirse en 2001. Sabemos que algún día volverá. Lo que no sabemos es cuando.
5 comentarios:
El principal error de Gallego en la eliminación de esa copa fue haber hecho jugar al equipo completo entre el partido de ida y el de vuelta con Newell´s en Rosario en medio de un diluvio. Ese día ganamos (creo que 3 a 1) un partido durísimo donde terminaron de caer varios soldados (Gallego dixit), Binchi guardó a su equipo y lo tuvo entero para la revancha.
Un abrazo, Negro Enrique
PD: recién terminé de configurar nuestro blogroll, es muy útil para poder saber cuando actualiza cada blog, además poné 1ro al blog que se actualiza
Fue 4-2, negro un sábado a la noche en Rosario. Hizo un gol Yepes y otro Cuevas recuerdo.
El partido con Boca de la Bombonera fue un desastre. Jugó Leo Ramos de 4, Lombardi de 8 y Berizzo de 5. Cuando ibamos 0-0, Angel no llegó por un centímetro a empujar una pelota abajo del arco. Todavía me estoy lamentado.
Cierto 4 a 2, pero el equipo quedó roto y como pusite tuvo que improvisar varios puestos en unos de los partidos más importantes de los últimos 20 años. Por eso digo que ese fue el principal error de Gallego.
Saludos, Negro
aguante river y el tolo a la seleccion afuera maradona
Yo hubiera querido que vuelva en 2010 no se porque no vino ,creo que nos hubiera salvado hoy ya no quiero y siento que sería un desastre
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