miércoles, 23 de febrero de 2011

LA TANITA DE AVELLANEDA


Manuel Baena era vendedor de vinos en el barrio de Barracas y era muy amigo de Víctor Camaño, por ese tiempo entrenador del equipo de atletismo de River Plate. Una mañana de trabajo lo cruzó en la calle y le advirtió algo que Camaño tomó como improbable: "Te voy a llevar a una campeona de verdad para que entrenes". Don Baena sabía de lo que hablaba. Él era vecino de la familia Simonetto en Bernal y no había podido escapar del asombro, cuando en un picnic estival había visto a la niña en cuestión saltar más alto que nadie una valla colgada a una altura inverosímil para su estatura y -sobre todo- para su sexo.
Noemí Simonetto apenas era una colegiala de 13 años cuando en la mañana del 8 de diciembre de 1939 cuando se vio cara a cara con Camaño para la prueba. Le hicieron correr los 400 metros de la pista y saltar un par de vallas, exámenes que superó a las carcajadas. Camaño, rendido ante las evidencias, fue concreto y tajante: "Señorita, vengase por la tarde al desfile. Ya es atleta del Club". Ese día era el acto inaugural de la Fiesta del Deporte que se realizaba en el flamante Monumental. A Noemí no le alcanzaban los ojos para observar todo lo que quería ver.
La historia de Noemí Simonetto con River se extiende por poco menos de dos años. Transitaba en compañía de papá los varios kilómetros que separaban su casa del Monumental, sitio que para esa época todavía estaba atestado de pajonales y potreros. Entrenada con las veteranas y reconocidas Lelia Spuhr y Olga Tassi, a las que casi sorprende en el Nacional de 1940, llegando segunda en la competencia de los 100 metros llanos. Su nombre era sinónimo de promesa verdadera, y eso fue motivo para que El Gráfico, nada menos, se fijara en ella para dedicarle una portada. La Edición número 1122, aparecida el 10 de enero de 1941, muestra en tapa a una hermosa joven de cabellos cobrizos, con aires de barrio, con una poderosa mirada parda y una banda roja cruzándole el pecho. Días después de aquello cumplió 15 años, y ella lo recordaba como el mejor regalo de su vida.
Para la gran masa todavía no era la tanita de Avellaneda, apodo tierno que se ganó con el correr de los triunfos logrados en todos los puntos del país y el continente. La dificultad geográfica y la pasión de su familia por Independiente, la empujaron a dejar Núñez para representar al rojo de Avellaneda. Los números de su campaña asustan. Ganó 17 medallas (11 de oro) en los Juegos Sudamericanos, compitiendo tanto en salto en alto como en pruebas de velocidad. Fue la primer atleta sudamericana en ganar una medalla olímpica, obteniendo la plata en salto en alto de los Juegos de Londres de 1948, prueba que perdió en el último salto ante la húngara Olga Gyarmati. Luego de eso comprendió que era el tiempo de dedicarse a ser esposa y madre. Eso jamás la apartó del deporte y el reconocimiento. Fue nombrada miembro del Comité Olímpico Argentino, le dieron el Premio Konex al mérito deportivo, y fue galardonada simbólicamente como la mejor atleta sudamericana de la historia.
Este fin de semana, Noemí Simonetto murió. Quiso el destino que River Plate salte a la cancha para jugar su partido ante Huracán vestido de riguroso luto. Es que nunca nadie podrá borrar de la historia que la leyenda de nuestra atleta mas grande, comenzó a escribirse una calurosa mañana de diciembre del 39, en la vieja pista de ceniza del Monumental.

4 comentarios:

Centrojas dijo...

Como siempre dalmasitto dando clase de nuestra Historia, tu blog es un lujo que nos damos los riverplatenses

Enrique dijo...

Como es común encontrar en este blog un gran posteo que le hace honor a una inmensa deportista.

Marcelo desde Mendoza dijo...

Grande Adrian , un historiador riverplatense de lujo . Un linda historia desconocida para la gran mayoría .

Pablo Monti dijo...

Buenísima historia. Realmente muchas gracias, porque leyendo estas cosas es cuando mas se demuestra que siempre fuimos un gran club, y no solamente una camiseta con marketing, como otros...