Vista desde River, la vida de Alejandro del Prado, tuvo por lo menos dos organizadores importantes: La radio y el fixture. Junto a la radio lloró largo y tendido una mañana cuando, tomando mate en la cama y levantándose tarde, porque había dibujado de noche, escuchó la noticia de que había muerto Raúl Scalabrini Ortiz. Junto a la radio palideció en diciembre del 62, cuando Nai Foino cobró el famoso penal que enfrentó para la historia a Roma y Delem. Le dijo a su hijo “Andá para arriba. No lo escuchés”, y lo mandó a la terraza. Una ovación trepó por los techos del Barrio de Villa Real, anunciando que algo malo había pasado. Calé subió como si la muerte del mundo hubiera caído sobre su vida. Solo dijo “lo atajó” y se dejó caer al piso, mesándose los cabellos hasta el derrumbe peor.
Poco después de aquello, se murió. Era demasiado para Calé, un hombre que había enarbolado en el tanque de agua de la azotea la bandera de River que le había cosido una novia rosarina, festejando como un campeonato el día que nació su segundo hijo. Y lo del fíxture era así. Según salieran los partidos de visitante, se sabía a que tía se iba a visitar o quién vendría a comer a su casa. Con Huracán sería domingo en lo de Tía Susi, que vivía enfrente del Colegio Bernasconi. Con Platense, en lo de tía Ñata, en la calle Tamborín. Con Vélez, cerca de su casa, llegaría para el almuerzo su entrañable barra de la Revista River: Don Roberto, Bubi Neuberger, El Veco, Juvenal, Genaro Presta, Ulises Bravo… ¿Era excesiva esa relación fatal entre la vida y la tabla de posiciones?. Quién sabe. En su lápida imaginaria, en esa especie de cementerio de Pere Lachaise o Arlington al que los Millonarios van a sufrir juntos por la eternidad, prodría inscribirse el título con que lo despidió El Veco en la Revista River: “Una pena, una”. Pero sobre todo la gloria incomparable de que Martín Pando lo homenajeara, al enterarse de su “retiro”, dedicándole su gol en el 2-0 de River sobre Chacarita que se jugó aquel domingo de su muerte. Vista su vida desde River Plate, Calé diría que valió la pena.
Sus lápices, sus pinceles, sus papeles de dibujo y, sobre todo, su corazón estaban atravesados por una banda roja. Desde esta perspectiva parcial, pero ampliada a otros temas por la agudeza de sus visiones, reflejó el ambiente del fútbol , el del club de barrio, el de la milonga, las pilchas y la moda de la época como pocos. Alejandro del Prado –para todos Calé- fue el gran dibujante costumbrista de los años cincuenta y uno de los mejores de toda la historia gráfica argentina. Lo popular fue la materia con que desarrolló su talento.
Calé nació el 14 de diciembre del 24 en Buenos Aires, pero fue una casualidad el lugar. Su madre estudiaba en Bellas Artes y ni bien recibió su título, se volvió con el pequeño bebé a su Rosario natal. Su vocación artistica innata se potenció por la influencia familiar y el ambiente en el que dio sus primeros pasos. Cuando por fin ancló en la Capital –ya abandonadas sus pretensiones de futbolista y cantor- la noche porteña lo abrazó siguiendo las orquestas de tango. Siempre provisto de su libreta de bocetos, en la cual hacía caricaturas y retratos de los músicos. De allí a probar suerte con sus dibujos y textos en una editorial formal había un paso. Así surgió su memorable “Buenos Aires en camiseta” en épocas en que la revista Rico Tipo tiraba a la calle 200 mil ejemplares y luego su pase a la revista River.
Murió a los 38 años, el 3 de mayo de 1963. Tal vez su corazón no resistió las exigencias de un arte –sostenido a veces en el gremio del café, el wisky y el cigarrillo- que cuando se convierte en un trabajo, con entregas y plazos fijos, suele devorarse a sus propios cultores.
Sus lápices, sus pinceles, sus papeles de dibujo y, sobre todo, su corazón estaban atravesados por una banda roja. Desde esta perspectiva parcial, pero ampliada a otros temas por la agudeza de sus visiones, reflejó el ambiente del fútbol , el del club de barrio, el de la milonga, las pilchas y la moda de la época como pocos. Alejandro del Prado –para todos Calé- fue el gran dibujante costumbrista de los años cincuenta y uno de los mejores de toda la historia gráfica argentina. Lo popular fue la materia con que desarrolló su talento.
Calé nació el 14 de diciembre del 24 en Buenos Aires, pero fue una casualidad el lugar. Su madre estudiaba en Bellas Artes y ni bien recibió su título, se volvió con el pequeño bebé a su Rosario natal. Su vocación artistica innata se potenció por la influencia familiar y el ambiente en el que dio sus primeros pasos. Cuando por fin ancló en la Capital –ya abandonadas sus pretensiones de futbolista y cantor- la noche porteña lo abrazó siguiendo las orquestas de tango. Siempre provisto de su libreta de bocetos, en la cual hacía caricaturas y retratos de los músicos. De allí a probar suerte con sus dibujos y textos en una editorial formal había un paso. Así surgió su memorable “Buenos Aires en camiseta” en épocas en que la revista Rico Tipo tiraba a la calle 200 mil ejemplares y luego su pase a la revista River.
Murió a los 38 años, el 3 de mayo de 1963. Tal vez su corazón no resistió las exigencias de un arte –sostenido a veces en el gremio del café, el wisky y el cigarrillo- que cuando se convierte en un trabajo, con entregas y plazos fijos, suele devorarse a sus propios cultores.
7 comentarios:
Personajes como Calé y blogs como lujo y pueblo hacen que uno se sienta cada dia un poco mas orgulloso de la banda que nos cruza a todos los que compartimos el mismo sentimiento
Sssshhhhhhapo dalmasitto es un lujo leerte
Adrian desconocía esa historia ...gracias por recordarla .
Que linda historia. La desconocía por completo. Muchas gracias!
uh qué lindo posteo , estos personajes de la Historia me gustan , qué bohemia !!
También desconocía tanta anécdota de su ser Riverplatense aunque a Calé lo conocía por su arte en Rico Tipo
saludos , Jorge
38 años tenía Calé cuando murió!!! no lo sabía. Gran historia, no la conocía con los detalles enriquecedores que solo este blog puede brindar.
LUJO es poder haber conocido este blog Y PUEBLO riverplatense: Centrojás ya lo dijo todo... no dejen de visitar este espacio. Felicitaciones. Gustavo
Bueno amigos, muchas gracias. Pero no doren tanto la pildora, que luego la decepción puede ser grande.
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