River Plate 1964/73 – 1975/76 - 421 partidos - 219 goles – 2 títulos
Debutó en primera el 24 de abril de 1964 en la cancha de Chacarita. La noche previa estuvo tan nervioso que no alcanzó a dormir siquiera unos minutos. Esa tarde hizo una cosa que jamás volvería a hacer en su carrera: Llegar hasta el fondo y tirar un centro atrás. Gol del chileno Rojas y 1-0.
Oscar Mas supo enseguida que los goles serían la razón de su vida y tirando centros atrás, los goles serían de otros y no de él. Ese es Pinino. Nuestro superhombre diminuto. El que propulsado por sus chuecas poderosas se disfrazaba de saltarín de circo y dibujaba piruetas inverosímiles en el aire. Nació en una cuna modesta de Villa Ballester con el arrorró de fondo y un trapo rojo y blanco como mantón. Se recuerdan muy pocos jugadores de River fueron tan fanáticos como él.
Ese es Pinino. Bufón temerario. Darle la pelota era como encender una licuadora. Pícaro y eléctrico, sus arranques eran todo un espectáculo. Agachaba la cabeza, atropellaba y rebotaba. Picaba de cero a cien en una fracción con un empeño voraz. Pero no solo se llenó de goles por porfiado sino también por optimista. Pocos jugadores en la historia de nuestro fútbol se tuvieron tanta confianza ciega. Y esa fe pagó con más de 200 goles festejados.
Ese es Pinino. Nuestro mono tremendo. Un goleador notable. Dueño de un remate de un poder y una puntería admirables. Cuando la empalmaba de lleno, el balón tañía en un ruido sordo y dibujaba una fulminante línea recta que apartaba el aire a su paso y detonaba en la red adversaria o en las manos de algún pobre guardametas.
Oscar Más fue distinto a tantas figuras millonarias que ganaron su idolatría impulsados por una clase y jerarquía sobrenatural. Oscar Mas no. Edificó su nombre eximiéndose de sutilezas, sus voleos de zurda dinamitaban arcos indefensos, sus goles levantaban de cuajo tribunas enteras, sus festejos alocados a plena carrera por la pista de atletismo eran una descarga visceral de un tipo millonario pura cepa.
Ese es el viejo y querido Mono Más. El que erró el penal a propósito cuando pibe para no quedar en Boca. El mas jodón de las concentraciones. El que si llovía entraba a la cancha con paraguas. El que le quemaba el diario a Angelito. El que mandó al carajo al psicólogo en plena sesión. El de la cabriola impensada, el de la chilena rimbombante, el del vuelo en palomita a 20 centímetros del piso. El que se fue a Real Madrid y volvió para ser bicampeón en el 75. El que siempre le hizo goles a ellos. El que se desangró por dentro cuando una ovación conmovedora bajó de las tribunas de Vélez, luego de que, jugando para Quilmes, doblegara al Pato Fillol en el 79. El que terminó sus días de futbolista –paradojas del destino- vistiendo los colores de Boca de Bariloche en los Torneos Regionales.
Esta claro que tanto elogio bien ganado no evitará que señalemos la enorme pena que causo al mundo River la noticia de que Pinino usaba su nombre y el nombre del Club para sacarle dinero a los padres de chicos que querían probarse en Nuñez. Pinino se cansó de pedir disculpas y de admitir su problema. El que las hace las debe pagar, pero tan turbio presente jamás empañará la gloria que supo construir.
Gloria que se explica con un solo y contundente dato: Solo Ángel Labruna hizo más goles en River que él.
Debutó en primera el 24 de abril de 1964 en la cancha de Chacarita. La noche previa estuvo tan nervioso que no alcanzó a dormir siquiera unos minutos. Esa tarde hizo una cosa que jamás volvería a hacer en su carrera: Llegar hasta el fondo y tirar un centro atrás. Gol del chileno Rojas y 1-0.
Oscar Mas supo enseguida que los goles serían la razón de su vida y tirando centros atrás, los goles serían de otros y no de él. Ese es Pinino. Nuestro superhombre diminuto. El que propulsado por sus chuecas poderosas se disfrazaba de saltarín de circo y dibujaba piruetas inverosímiles en el aire. Nació en una cuna modesta de Villa Ballester con el arrorró de fondo y un trapo rojo y blanco como mantón. Se recuerdan muy pocos jugadores de River fueron tan fanáticos como él.
Ese es Pinino. Bufón temerario. Darle la pelota era como encender una licuadora. Pícaro y eléctrico, sus arranques eran todo un espectáculo. Agachaba la cabeza, atropellaba y rebotaba. Picaba de cero a cien en una fracción con un empeño voraz. Pero no solo se llenó de goles por porfiado sino también por optimista. Pocos jugadores en la historia de nuestro fútbol se tuvieron tanta confianza ciega. Y esa fe pagó con más de 200 goles festejados.
Ese es Pinino. Nuestro mono tremendo. Un goleador notable. Dueño de un remate de un poder y una puntería admirables. Cuando la empalmaba de lleno, el balón tañía en un ruido sordo y dibujaba una fulminante línea recta que apartaba el aire a su paso y detonaba en la red adversaria o en las manos de algún pobre guardametas.
Oscar Más fue distinto a tantas figuras millonarias que ganaron su idolatría impulsados por una clase y jerarquía sobrenatural. Oscar Mas no. Edificó su nombre eximiéndose de sutilezas, sus voleos de zurda dinamitaban arcos indefensos, sus goles levantaban de cuajo tribunas enteras, sus festejos alocados a plena carrera por la pista de atletismo eran una descarga visceral de un tipo millonario pura cepa.
Ese es el viejo y querido Mono Más. El que erró el penal a propósito cuando pibe para no quedar en Boca. El mas jodón de las concentraciones. El que si llovía entraba a la cancha con paraguas. El que le quemaba el diario a Angelito. El que mandó al carajo al psicólogo en plena sesión. El de la cabriola impensada, el de la chilena rimbombante, el del vuelo en palomita a 20 centímetros del piso. El que se fue a Real Madrid y volvió para ser bicampeón en el 75. El que siempre le hizo goles a ellos. El que se desangró por dentro cuando una ovación conmovedora bajó de las tribunas de Vélez, luego de que, jugando para Quilmes, doblegara al Pato Fillol en el 79. El que terminó sus días de futbolista –paradojas del destino- vistiendo los colores de Boca de Bariloche en los Torneos Regionales.
Esta claro que tanto elogio bien ganado no evitará que señalemos la enorme pena que causo al mundo River la noticia de que Pinino usaba su nombre y el nombre del Club para sacarle dinero a los padres de chicos que querían probarse en Nuñez. Pinino se cansó de pedir disculpas y de admitir su problema. El que las hace las debe pagar, pero tan turbio presente jamás empañará la gloria que supo construir.
Gloria que se explica con un solo y contundente dato: Solo Ángel Labruna hizo más goles en River que él.
3 comentarios:
uno de los idolos mas grandes de la tribuna millonaria, casi no tengo imagenes de pinino jugando con nuestra camiseta en mi memoria, pero si tengo muy grabado un partido en cancha de velez el sonido de la pelota cuando la calzo con un voleo que no fue gol de milagro,, tenia 5 años y es uno de los recuerdos mas vividos que tengo de esa epoca.
Tambien nos hizo un gol jugando para sarmiento de Junin en nuestra cancha en un partido nocturno, recuerdo que no lo grito y volvio con la cabeza gacha al medio campo mientras un señor mayor al lado nuestro le gritaba, "que grande que sos pinino"
pinino fue un fenomeno, yo cuando se fue a españa queria hacerme hincha del real madrid, prometio hacer 17 goles en primera b, e hizo mas, era imparable,alguien que casi no aparece en la historia de River,cuando volvio el beto alonso, river hizo un partido de recibimiento y para inaugurar las luces, el pinino se comio la cancha, era petisito y le gano en un salto a un defensor que media como 1,90. no habra otro igual
Es verdad, el pato, no atajaba, hacia milagros, yo le habia puesto "PATORUZU", xq era noble, tozudo, y hacia cosas imposibles. tengo grabada una atajada en el mundial Señiors, donde va de un palo a otro con casi 50 años, Fue EL UNICO, jugador aplaudido por todas las hinchadas despues del mundial 78, lo aplaudia la hinchada de boca (despues en un par de partidos la hinchada de river aplaudia al payasito gatti, para devolver gentilezas), y fue aplaudido por la hinchada de independiente jugando para Racing. Bilardo lo traiciono, y lo cambio x zelada para el mundial de mexico(ya que el pato no podia ser suplente)xq afa arreglo promocionar a zelada x las instalaciones en mexico. (fue el mundial que ganamos sin arquero) perdon PUMPIDO, en river anduviste bien, pero en el mundial no viste una, lo mismo le paso a Islas en el otro mundial. Propongo que un arco lleve el nombre Ubaldo Matildo Fillol, y el otro Amadeo Raul Carrizo. no habra ninguno igual, no habra ninguno. Y cuando x ejemplo J Pablo Carrizo, haga una atajada estupenda, algun relator diga que fue una atajada "FILLIOMENAL", xq jp carrizo tiene mas del pato que de Amadeo. Ah, y espero que se lo reconozca al pato como uno de los maximos idolos de la hinchada de River, xq aveces se olvidan de ponerlo entre los grandes idolos, y el pato, llenaba estadios el solo.
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