Montevideo. Barrio Bolivar. Esquina de Juan Cruz Varela y Juan José Quesada. 1939. Casa de la familia Pérez. Un buen empleo tiene el hombre como empleado de la UTE (Administración de Usinas y Transmisiones Eléctricas). Solo por eso Don Pérez cuenta con el privilegio de tener una gran lamparilla de luz en el portal. Lugar ideal para reuniones juveniles y trasnochadas, cobijo de amores y sueños. A la luz de la cancel un puñadito de adolescentes se aventura a la patriada de crear un club que formalice la actividad que desde hace años realizan todos los días: Jugar a la pelota.
Juan Deri era argentino y un vecino respetado de la zona, además de un habitué de los picados de la muchachada. Por ser mayor lo escuchaban y lo admiraban. Deri no perdía oportunidad para contarle a quien quisiese las maravillas que Bernabé y Peucelle regalaban domingo tras domingo en la otra orilla. No dudaron un instante en ofrecerle el cargo de Presidente de un club que aún no tenía nombre. No pudo negarse.
Los pibes se quemaron el bocho buscando un nombre original. Hasta que lo hallaron. Lo llamaron Boston, por la admiración que le tenían al equipo que representaba a la Sastrería Boston, animadores eternos de los choques barriales. Y también le pusieron River, como un gesto de tierno agradecimiento a Don Deri y su devoción por el millonario. Y así nació la historia del Boston River de Montevideo. El 20 de Febrero de 1939. A la luz de una lamparilla solitaria.
Claro que no fue fácil la supervivencia. Hasta 1954 el verdirrojo se movió itinerante en los torneos interurbanos, hasta que decidió afiliarse a la AUF. Jugó torneos de ascenso de mala muerte con suerte esquiva. En 1981 sus nuevos dirigentes cerraron sus puertas para siempre, dolidos por traicionar aquel impulso de los viejos fundadores, pero convencidos de lo correcto al no contar con plata, tiempo y ganas para afrontar un desafío que otorgaba mas penas que alegrías.
Hubo que esperar hasta 1999 para que nuevas caras le dieran un renovado impulso. Se reafilió a la Asociación Uruguaya y comenzó a escalar escalafones. Desde el año 2006 juega en la Segunda División Profesional del Fútbol Charrúa. Hace 2 años, un grupo inversor de capitales argentinos, se hizo cargo del fútbol profesional del Boston River. Tres figuras muy vinculadas de una u otra manera a River Plate son las caras visibles de esta apuesta: Martín Cardetti (aun en actividad el Chapulín en este equipo), Carlos Fernando Navarro Montoya y Walter Silvani. Ellos promovieron un choque amistoso y semi-informal que se dio en noviembre de 2009, ante la reserva de River en el césped del mismísimo Monumental de Núñez. De alguna forma el sueño de Don Juan Deri se había cumplido.
Para Boston River la ilusión es una sola: Jugar alguna vez con los grandes de la Primera División. En eso están. Esta campaña terminaron cuartos y eliminados de la chance de ascenso en la promoción ante Cerro Largo. Una cosa es segura. El año que viene volverán a la carga.
Juan Deri era argentino y un vecino respetado de la zona, además de un habitué de los picados de la muchachada. Por ser mayor lo escuchaban y lo admiraban. Deri no perdía oportunidad para contarle a quien quisiese las maravillas que Bernabé y Peucelle regalaban domingo tras domingo en la otra orilla. No dudaron un instante en ofrecerle el cargo de Presidente de un club que aún no tenía nombre. No pudo negarse.
Los pibes se quemaron el bocho buscando un nombre original. Hasta que lo hallaron. Lo llamaron Boston, por la admiración que le tenían al equipo que representaba a la Sastrería Boston, animadores eternos de los choques barriales. Y también le pusieron River, como un gesto de tierno agradecimiento a Don Deri y su devoción por el millonario. Y así nació la historia del Boston River de Montevideo. El 20 de Febrero de 1939. A la luz de una lamparilla solitaria.
Claro que no fue fácil la supervivencia. Hasta 1954 el verdirrojo se movió itinerante en los torneos interurbanos, hasta que decidió afiliarse a la AUF. Jugó torneos de ascenso de mala muerte con suerte esquiva. En 1981 sus nuevos dirigentes cerraron sus puertas para siempre, dolidos por traicionar aquel impulso de los viejos fundadores, pero convencidos de lo correcto al no contar con plata, tiempo y ganas para afrontar un desafío que otorgaba mas penas que alegrías.
Hubo que esperar hasta 1999 para que nuevas caras le dieran un renovado impulso. Se reafilió a la Asociación Uruguaya y comenzó a escalar escalafones. Desde el año 2006 juega en la Segunda División Profesional del Fútbol Charrúa. Hace 2 años, un grupo inversor de capitales argentinos, se hizo cargo del fútbol profesional del Boston River. Tres figuras muy vinculadas de una u otra manera a River Plate son las caras visibles de esta apuesta: Martín Cardetti (aun en actividad el Chapulín en este equipo), Carlos Fernando Navarro Montoya y Walter Silvani. Ellos promovieron un choque amistoso y semi-informal que se dio en noviembre de 2009, ante la reserva de River en el césped del mismísimo Monumental de Núñez. De alguna forma el sueño de Don Juan Deri se había cumplido.
Para Boston River la ilusión es una sola: Jugar alguna vez con los grandes de la Primera División. En eso están. Esta campaña terminaron cuartos y eliminados de la chance de ascenso en la promoción ante Cerro Largo. Una cosa es segura. El año que viene volverán a la carga.
5 comentarios:
Lindo Post Adrian ...me imagino que la banda roja es por River y lo verde por la esperanza jajaja .
Otro equipo vidriera .
Muy buen posteo, otro equipo más para fijarse de reojo.
Marce. No pude averiguar porque el verde sobre la banda roja.
Yo supongo que el verde viene por la gran comunidad de irlandeses (identificados con esa tonalidad -remember san patricio-) que se afincaron en boston.
Pero no se, tal vez estoy delirando.
abrazo
Che, y no puede venirse el Chapulín? Mirá que no me gustaba y me parecía que no estaba a la altura cuando vino a jugar a River, al igual que el Bichi Fuertes. Pero ahora...
Buen post, linda historia.
gran goleador Cardetti. Es cierto. No era lujoso. -en aquellos tiempos teniamos esas exigencias-. Por la facha no dabas cinco mangos, pero te embocaba siempre.
pago por un tipo así para el sabado
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