miércoles, 30 de noviembre de 2011

LOS VASQUITOS EXILIADOS


Puede llegar a pensarse que la lucha de la Patria Vasca es una lucha perdida. Pero nadie más que ellos sabe que una lucha definitivamente se pierde cuando se la abandona. Este texto no es una apología separatista ni una reivindicación del derecho que tienen los pueblos a escribir su historia como mejor le plazca. Aunque si así es tomado, la idea tampoco disgusta.
Euzkadi comprendió desde hace largo tiempo que el deporte –y el fútbol- eran instrumentos poderosos para hacer notar reclamos de autonomía. Los seleccionados del País Vasco (y el de Cataluña también) cargaron siempre con ese mantra de ser herramientas políticas para un objetivo independentista. Y lo fueron mucho más aún, en los peores momentos de la historia.
Con la Guerra Civil Española en marcha. El Lehendakari (Presidente) José Antonio Aguirre decidió la conformación de un seleccionado de vascos para girar por Europa con un doble objetivo: Lograr fondos para la defensa de la Segunda República, y hacer conocer en todo el viejo continente los valores de sus ancestrales reclamos de Nación. El legendario equipo se conformó con las mejores figuras nacidas en aquellas tierras, que además, varios de ellos eran de los máximos exponentes del fútbol de España. Cuando Bilbao cayó en manos franquistas, la Euzkal Selekzioa de vio forzada a cruzar el Atlántico para seguir blandiendo su estandarte. Jugaron en México y en Centroamérica hasta que la noticia peor (la caída Republicana) inició una diáspora entre sus jugadores. Varios de ellos optaron por el exilio y seguir en tierras americanas su carrera deportiva. Isidro Lángara y Ángel Zubieta hicieron punta en nuestro país y dejaron grabado a fuego su nombre en la historia de San Lorenzo de Almagro. No fueron los únicos. River Plate arrimó a sus filas a tres integrantes de aquella mítica Selección. Ninguno de destacó demasiado, pero a su modo, también quedaron en la historia.
Leonardo Cilaurren (Bilbao. 5/12/12) fue el pionero vasco en Núñez. Jugó las temporadas del 39 y el 40. Debutó el 23 de julio de 1939 en un 2-1 sobre Chacarita en el Monumental. En total jugó 18 partidos anotando 3 goles. Era un volante central corpulento y estratégico. Tapado por Pepe Minella, recién tuvo un poco de continuidad cuando los profesionales entraron en huelga tras una sanción a José Manuel Moreno. En 1940 el húngaro Platko lo colocó de titular en un puesto que no era el suyo y lo terminó de quemar. Había sido gran figura en Athletic de Bilbao y hombre de Selección Española en 14 cotejos. Tras River, jugó dos temporadas en Peñarol de Montevideo y volvió a México para cerrar su carrera en el Real Club España, donde fue compañero –de equipo y de juerga- del propio Charro. Enfermó gravemente y retornó a España para morir a los 57 años en diciembre de 1969.
Una detalle curioso introdujo para siempre a Gregorio Blasco (Mundaca. 10/5/09) en la historia del fútbol Argentino. Fue el primer arquero en usar guantes en nuestro país. Lo hizo el 6 de junio de 1940, el día de su debut en la valla millonaria ante Banfield. Había arrancado la temporada como suplente de Antonio Rodríguez, pero los malísimos resultados de la era Platko obligaban a modificaciones. Sus partidos en River -18 consecutivos- coincidieron con un enorme repunte en el juego del equipo. Dicen que fue uno de los mejores arqueros de España de su tiempo. Ganó Ligas y Copas con el Bilbao y los siguió ganando en México a su retorno de su excursión Argentina. Afincado en el DF murió el último día de enero de 1983.
La historia de Serafín Aedo (Baracaldo. 11/11/08) en River es tan fugaz que hay que afinar el ojo para poder observarla. Solamente jugó 2 partidos, un 2-0 ante Central en Núñez el 5 de mayo del 40 y en un 2-5 ante Newell’s en el Parque a la semana siguiente. En ambos cotejos fue compañero de Leonardo Cilaurrén. Adujo falta de adaptación para retornar inmediatamente a México y alinearse en el Real Club España. Era un zaguero férreo y expeditivo que (paradójicamente) hizo toda su campaña “española” en el Betis de Sevilla. La guerra cortó su pase hecho al Barcelona FC. Tras su retiro continuó su vida en la capital mexicana hasta su muerte, ocurrida en octubre de 1988.
Hay cosas que existen realmente, y a otras cosas que existen cuando algo o alguien determina que así lo es. Euzkadi está a medio camino en esa frontera imaginaria. Historias como ésta servirán para apuntalar esa lucha que terminará con la victoria o que no terminará jamás.

lunes, 28 de noviembre de 2011

NI EL TIRO DEL FINAL

River Plate 1 - 1 Rosario Central
B Nacional 11/12 - 16ª fecha.
Estadio Monumental - 26/11/11.



RIVER PLATE: Chichizola (5); Abecasis (5), Ferrero (5), González Pirez (6) y JM. Díaz (5); Sánchez (4), Cirigliano (5), Aguirre (4) y Ocampos (5); Domínguez (8) y Cavenaghi (7). Posteriormente Ríos (6) y González. DT: Matías Almeyda.
ROSARIO CENTRAL:
Broun; Ferrari, Talamonti, Lequi y Delgado; Zarif, Motzo, Carrizo y Rivero; Medina y Castillejo. Posteriormente Rivarola, Alderete y Biglieri. DT: Juan Antonio Pizzi.

GOLES:
Gonzalo Castillejo (RC) 4 st. Fernando Cavenaghi (RP) 32 st.

ARBITRO:
Héctor Baldassi -regular-

MAN OF THE MATCH:
Jorge Broun (Rosario Central)

RESULTADO MORAL:
River Plate 2 - Rosario Central 2.


La eternidad. ¿Que será la eternidad?. Hasta podríamos encontrarle una respuesta en ese breve lapso de tiempo que transcurrió entre que la pelota salió empujado por el botín derecho de Andrés Ríos hasta que pegó en la parte alta del palo del arco de la Figueroa Alcorta. Viajó lenta, atrapando suspiros, como una menequín experimentada, consciente de su importancia. Picó en el área chica, petrificando a todos los que la empujaban con la mirada, hasta que decidió rebotar y salir. A pesar del desencanto general, la redonda y sus caprichos habían elegido la mas justa de las opciones.
Antes de ese último flash electrizante de la noche, hubo un partido que volvió a enrostrarle a River lo desnudo que continúa quedando cuando el trámite del cotejo exige tomar atajos que no están señalados en la hoja de ruta. A la banda no le sale fluido el discurso cuando hay bullicio en la sala. Y mientras el millonario pedía silencio para empezar a hablar, Rosario Central se encargó de alborotar el hall con la receta que ya se conoce de memoria cuando visitan Núñez. Pero al consabido achique de espacios el canalla le agregó osadía. Su plantilla puede destacar varios nombres de cartel, pero fueron sus desconocidas ardillitas del medio (Medina, Carrizo, Rivero) las que levemente inclinaron la balanza durante los primeros 60 minutos. Luego el calor pasó factura y la historia fue otra.

Diga que River, en la vergüenza de sus cracks (Domínguez y Cavenaghi jugando al nivel que se les exige) y en un buen par de cambios de Almeyda, se reencontró a tiempo con su patrón de juego para por lo menos apagar el incendio. Usó el campo y el balón para lastimar, atacó con mucha gente, gestó un precioso gol coproducido por Chori y Cavenaghi, y otras tres chances claras que hicieron que Jorge Broun se gane con creces su paga. Hubo un tiro del final, Ríos punteó con el último esfuerzo un bochazo de Sánchez, el balón hizo equilibrio en el filo de la noche, el poste abortó un grito que ya había nacido, hasta que Talamonti la puso en órbita. Cuando no tiene que ser, no es.

Con ya más de un tercio de torneo disputado, la cuestión del ascenso parece convertirse en un reñido cuerpo a cuerpo entre 4 o 5 equipos. Llegar bien plantado al sprint final será clave. Para ello se antoja fundamental: -Saber sumar de a tres y también saber sumar de a uno. -Ser un local mucho menos piadoso. -Comenzar ya mismo a jugar más con el peso del equipo, que con el poder de las individualidades.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

MATEO MUSACCHIO


Fin de semana de noviembre. Fecha de Liga en España. Estadio El Madrigal. Juegan Villareal y Betis de Sevilla. El pibe salió a cruzar a la espalda del marcador lateral, barrió con timming y personalidad, extirpó con limpieza el balón de los pies del adversario. Se levantó elegante y cedió al compañero mas cercano para iniciar un nuevo ataque. El pibe en cuestión (botines blancos, pelito a la moda, buen lomo, número 4 en la espalda) se llama Mateo Musacchio y lleva el sello de calidad de River Plate, aunque es bueno reconocerlo, en su momento nos importó bastante poco.
Visto ahora con cierta distancia, el caso de Mateo Musacchio es una de las pruebas mas cabales del flagrante y repetido delito al que River fue sometido durante la última década. Presa de buitres hambrientos. Títere de intereses repletos de mugre. Su futuro pasó de mano en mano por oscuros señores que gastaron a cuenta de su promesa de crack. En medio se comieron toda la guita, y casi, también le comen la carrera.
Hace un tiempo atrás, no había en el mundo de las formativas millonarias un entendido que no dijera que Mateo Musacchio tenía destino de primera y por largo tiempo. Nacido el 26 de agosto de 1990 en la ciudad de Rosario. Llegó a River con edad de cuarto grado, es decir 9 años. River le dio cobijo y el sitio apropiado para que sus formadores comiencen a moldear lo que traía desde la cuna. Pronto se descubrió como un defensor fuerte pero veloz, apto con el balón y con mucha contracción al trabajo. Eso bastó para resaltar entre la multitud de chicos que soñaban con vestir algún día la banda roja en primera.

Pero ese cartelito de futuro crack le sería un peso demasiado difícil de sobrellevar. Antes de jugar ya estaba en boca de todos. Poco después de su debut, la corruptela de Aguilar había negociado el 30 % de su ficha con el patán de Pinhas Zahavy a precio irrisorio. Con todo esto a cuestas, Daniel Passarella lo mandó a la cancha con 16 años en un partido ante Vélez por el Apertura 2006. Al empuje de su promesa se vio obligado a saltear etapas y casi sabotear su carrera por el deseo voraz de mostrarlo y venderlo. Pocos lo cuidaron, ni los entrenadores impacientes, ni los dirigentes oportunistas, ni los representantes carroñeros. En épocas que ya se avisoraban turbulentas, Mateo Musacchio alcanzó a jugar 10 partidos en la primera de River, lo hizo actuando en posiciones que no eran la suya y poniendo la cara cuando no le correspondía.

Fue Villareal de España quién supo leer mejor lo que Musacchio necesitaba: Tiempo. Pagó su pase, lo rescató de un seguro naufragio y lo mandó al horno de la segunda B para completar su cocción de jugador de Primera. 2 años luego, mas formado y preparado, le tiró la casaca titular de su primer equipo. Y allí está ahora, firme, en la zaga central de un equipo que lo tiene como ejemplo de perseverancia y proyección a futuro.

Es difícil encontrarle relación a aquel pibito que debutó en la cancha de Vélez de la mano de Passarella, con este muchacho que corta ataques en una de las mejores ligas del mundo. Pero , pese al paso de los años, el crecimiento y la experiencia, la principal diferencia sigue no estando en la calidad del jugador. Está básica y tristemente, en la calidad de los dirigentes.

sábado, 19 de noviembre de 2011

FIESTA DEL INTERIOR

Guillermo Brown (Pto. Madryn) 1 - 4 River Plate
B Nacional 11/12 - 15° fecha.

Estadio Raúl Conti - 19/11/11.



GUILLERMO BROWN: Pereyra; Del Cero, Caamaño, Stang y García; Zanni, Aciar, Zbrum y Benítez; Giménez y Jara. Posteriormente Rodas, Tévez y Bottino. DT: Dalcio Giovagnoli.
RIVER PLATE:
Chichizola (6); Abecasis (6), Ferrero (6), Maidana (6) y JM. Díaz; (5) Sánchez, (6) Cirigliano (7), Aguirre (7) y Ocampos (6); Domínguez (8) y Cavenaghi (7). Luego González Pires, Ríos y Domingo. DT: Matías Almeyda.
GOLES:
Lucas Ocampos (RP) 34 pt. Alejandro Domínguez (RP) 1 st. Fernando Cavanaghi (RP) 11 st. Fernando Cavenaghi (RP) 33 st. Sergio Bottino (BRO) -penal- 43 st.
ARBITRO:
Carlos Maglio -bien-
MAN OF THE MATCH: Alejandro Domínguez (River Plate).
RESULTADO MORAL:
Guillermo Brown 1 - River Plate 3.

Será cierto que River atiende en la Capital, pero su corazón late en el interior. Viento del Atlántico. Sábado de luz. Fiesta en el Chubut. Puerto Madryn asiste conmovido al nacimiento de una leyenda regional. Pasarán los años y los viejos, ahora jóvenes, hablarán de esta tarde con el énfasis que solo tienen las apariciones divinas. Trucarán sin molestia las cifras al servicio del relato apasionante. Los goles serán golazos. Las malas sanciones serán robos alevosos. Las buenas jugadas, maniobras imposibles. Se multiplicarán los testigos del cotejo, y hasta tal vez se escriba la historia de la ciudad con un punto de inflexión en esta tarde en la que el gigante inalcanzable hizo temblar al pago chico.
Es la colisión de dos mundos destinados a no chocarse nunca. El puñado de tribunas bajas del Raúl Conti atestiguarán para siempre ese día en que el famoso River Plate pisó su césped sin caersele ningún anillo, y su casaca iluminó ojos vírgenes con el eterno e imperecedero encanto de su resplandor. Y una ciudad entera podrá dar fe de una conmoción nueva y tal vez irrepetible. Al caer el sol una rara nostalgia flota en el aire. El millonario ya se ha sumergido en el túnel y los hinchas arrean las banderas. Volverán a sus casas con el privilegio de haber visto desfilar a la historia. Seguro regresará la banda roja alguna vez a Puerto Madryn. Ojalá que no pronto.
Pero River no fue a la Patagonia a hacer turismo. Fue con un compromiso que cumplir, y lo hizo con solvencia. Los años luz que lo distancian de Guillermo Brown no eran aditamento para sospechar que el partido sería un trámite. Y no lo fue. Todo lo contrario, los locales guerrearon en la primera parte maximizando sus humildes recursos: Entrega, balón aéreo, cancha reducida. Un River incómodo porfió ante esos contratiempos hasta que decantaron con el cabezazo del flaco Ocampos y el pitazo del entretiempo. Un piñón en frío a los 16 segundos del complemento acabó con la faena. Los locales perdieron las pocas esperanzas que tenían y quedaron a merced de la abismal diferencia de jerarquía entre ambos. Se abrieron las puertas de una goleada lógica que finalmente ocurrió.
¿Y?, ¿ahora que?. ¿Que decir?, ¿que pensar?, ¿que hacer?. De cada viaje afuera, River trajo en sus valijas señales positivas que se encargó de dilapidar a la hora de confirmarlas en casa. El último tramo de la primera rueda llega con un derrotero de cotejos que se adivinan bisagras. Mejor no decir nada y aguardar con toda la calma que se pueda a que el equipo sepa estar a la altura de la categoría que creemos que tiene.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

AUPA RIVER!


Esta historia me fue alertada por Centrojás, que debe haber comprendido con emoción, -como luego también lo hice yo-, los poderes inmensos de nuestros colores y lo insólito de nuestra caída. Los detalles de la idea no han trascendido, pero al fin y al cabo, no es importante. Lo cierto es que un buen día, la dirigencia del Sestao River de España decidió hacer honor al vínculo afectivo que los ata a Argentina, elevando a la historia un gesto que ningún millonario bien nacido podrá olvidar jamás. Días después, la firma deportiva Joggers presentaba en sociedad el nuevo modelo de casaca alternativa del elenco vizcaíno que no era otra cosa más que una explícita muestra de apoyo y solidaridad a nuestro River, en la mala hora que atraviesa.
La casaca, paño blanco, banda roja, vivos verdes (colores de Euzkadi), tiene sobreimpreso la silueta del Alto Horno María Ángeles, símbolo derruido de la prosperidad industrial que Vizcaya alguna vez tuvo. La misma se completa en el dorsal con el "toque argentino" del ley motiv: Aguante River. Chocarse con ese gesto en épocas donde la eterna grandeza se extraña, sensibiliza. Y hay que estar orgulloso de sus raíces para exclamarlo a viva voz.

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El Sestao River Club es una entidad joven. Tiene apenas 15 años de historia y su nacimiento se dio empujado por la caída en desgracia del Sestao Sport Club, la emblemática institución deportiva de la ciudad, desaparecida por problemas financieros a finales de 1996. Sus nuevos fundadores optaron por respetar las tradiciones, mantuvieron su escudo, sus mismos colores (verde y negro a rayas verticales emblemas del ayuntamiento), sus mismos hinchas, y hasta el mismo campo de juego (el vetusto reducto de Las Llanas). La única modificación sustancial fue el agregado de River al nombre, haciendo oficial y legal, lo que durante buena parte de su vida había sido el apodo con que se identificó a los sestaotarras.
Fue la fabulosa gira del supercuadro de Minella la que inició el idilio. River viajó por Europa en el invierno boreal de 1951 y 1952. Mostró sus figuras destacadas en canchas abnegadas. Agigantó la enorme imagen de su escuadra, hija de los comentarios de la Máquina de los cuarenta y del inolvidable gesto para con el Torino tras Superga. Anduvo por Italia, España, Francia, Portugal, Suiza, Austria e Inglaterra. Ganó y regaló goles y espectáculo. Fue sensación. Quiso el destino que el Sestao Sport Club viviera por esos años uno de los momentos mas dulces de su historia, conformando un gran equipo que logró un ascenso. Ese equipo jugaba tan bien que los fanáticos vascos no dudaron mucho en apodarlo “el River”. Y “el River” quedó para siempre.
Sestao es un peque
ño municipio de la Provincia de Vizcaya, perteneciente a la comarca del Gran Bilbao. Allí viven 30.000 personas en una calma casi imperturbable. Luego de varios temblores institucionales y deportivos, el Sestao River Club ha encontrado por fin algo de estabilidad y hoy es uno de los animadores de la Segunda B de España. Ser una entidad pequeña (en masividad y en presupuesto) no la aleja del sueño de codearse alguna vez con los grandes del fútbol de la península ibérica. Historia no le falta. Y fidelidad mucho menos.

domingo, 13 de noviembre de 2011

BUEN MOMENTO DESMENTIDO

River Plate 0 - 2 Atlético Tucumán
B Nacional 11/12 - 14ª fecha.

Estadio Monumental - 13/11/11.



RIVER PLATE: Chichizola (7); Abecasis (5), Maidana (4), Román (3) y JM. Díaz (4); Sánchez (4), Cirigliano (5), Ocampos (4) y Domínguez (5); Ríos (4) y Cavenaghi (5). Posteriormente Ferrero (4), Affranchino (4) y Bou. DT: Matías Almeyda.
ATLÉTICO TUCUMÁN:
Ischuck; Fondacaro, Mosset, Barone y Galíndez; Montiglio, Iuvale, Barrado y Longo; Rodríguez y Martínez. Luego Espinoza, Espíndola y Zárate. DT: Juan Manuel Llop.

GOLES:
Luis Rodríguez (ATL) 13 pt. Cesar Montiglio (ATL) 22 pt.

ARBITRO:
Gabriel Favale -bien-

MAN OF THE MATCH:
Deivis Barone (Atlético Tucumán)

RESULTADO MORAL: River Plate 1 - Atlético Tucumán 2.

¿Y saben que es lo peor de todo?. Que lo que pasó ya había pasado y se sabía que podía volver a suceder. El fútbol es sencillo, lo han complicado con tacticismos, numeraciones y pantominas de artilugio, pero su esencia sigue siendo tan cristalina como siempre. Fijense sino: A los 13 un mal pase de Sanchez deriva en Iuvale. Tic para Montiglio. Tic para Rodríguez. Tic a la red. Golazo. A los 22 el que la cede mal es Cirigliano, Tic Longo, Tic pulgita, Tic (burrada de Román mediante) Montiglio. Tic y grito. 2-0 y a remar en el desierto.
En 14 fechas, River se ha especializado en transformar en preguntas las respuestas que en el camino fue cosechando. Convirtió 3 buenas victorias iniciales en 3 empates tibios posteriores. Dinamitó una recuperación con goleada incluida con un lastimoso juego ante Aldosivi. Derrumbó las certezas que se trajeron de Jujuy con una actuación ante Atlético a la que hay que mirar con lupa para verle algo positivo. La B Nacional es un torneo que da tiempo para hacer olvidar estos bajones de tensión, pero estaría bueno saber que prender y apagar tantas veces la máquina, puede llegar a quemarla.
Todos sabían lo que vendría a hacer Tucumán a Nuñez. Mas aún conociendo donde estaba la trampa, repetidamente River fue y cayó. El plan de Llop fue sencillo y ejecutado a la perfección. Concentración, despligue, rudeza, velocidad, y (sobre todo) efectividad. Los goles en la alborada fueron piñas al mentón para un millonario siempre incómodo, siempre apurado, siempre impotente, siempre impreciso. De principio a final.
Quedó flotando la sensación que Almeyda leyó otro partido. Que no era necesario incendiar a Román primero poniéndolo como titular y luego cambiándolo en el entretiempo. Que la presencia de Aguirre en los 11 se impone por si sola. Que la habilidad de Dominguez gravita más en la troya del área y no en la meseta del centrocampo. Que el equipo muchas veces queda demasiado largo, sobre todo para una defensa con piés de barro.
Demasiadas dudas que solito River se ha ganado. Barajar y dar de nuevo es la consigna. El morboso y bizarro match en Puerto Madryn tal vez refresque las respuestas que la banda supo conseguir y que este domingo desmintió ampulosamente.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

ETERNO PADRE

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Como me hubiera gustado verte, bigotito fino, lomo encorvado, gol repetido. Como envidio a los que te disfrutaron, viejo berrinchero, ojo clínico, corbata de cábala. Cuando te fuiste no te conocía y tuve que aprender tu historia, entre incrédulo y fascinado, por voz de terceros que juraban no exagerar. A veces imagino que hubiera pasado si estuvieras presente hoy al pié del cañón. Te extraño y no fuiste parte de mi vida. Evocarte, prócer inmaculado del cielo millonario, aparte de ser un ejercicio placentero, es siempre un formidable repaso por los conceptos que nos hicieron el más grande de todos. Las líneas que siguen, tratarán de relatar esa especialidad de eterno padre xeneize, la criptonita boquense. Fueron 22 goles en total. Aquí los 16 oficiales.
1º- Noviembre 5 de 1939:
Boca tiene en construcción su cancha, por eso es local en el Gasómetro. Se juega por la mañana, ya que a la tarde el Ciclón debe enfrentar a Independiente. El juego está 1-1 cuando a los 31 del segundo tiempo el joven Labruna recibe un pase en cortada del peruano Alcalde. Cruza el remate y supera a Juan Estrada. Los guerrilleros de River ganan 2-1.
2º- Noviembre 17 de 1940: Apenas 7 minutos en los relojes. Moreno cede para D’alessandro por derecha, éste centra y Labruna de cabeza derrota a Estrada abriendo el score. Mas tarde empata Tenorio para Boca y el clásico acaba 1-1.
3º- Octubre 19 de 1941: Partido clave que define campeonato. A los 11 del inicio, La Máquina funciona a todo vapor. El mono Deambrossi desborda por izquierda, manda el centro al primer palo para que Labruna se anticipe a la salida de Estrada y peine al gol. Es el primero de un fabuloso 5-1 en el Monumental.
4º- Julio 19 de 1942: Otro show de La Máquina en Núñez. Al minuto de comenzado el complemento, ya con River 1-0, Pedernera, Moreno y Labruna triangulan a gran velocidad. El Charro asiste en cortada a Ángel que define suave al palo izquierdo de Estrada.
5º- Julio 19 de 1942: A los 25 del segundo tiempo ya es 3-0 y baile. Muñoz desborda, su centro es rechazado por el zaguero Laidwall. El balón queda entre las piernas a Labruna que cruza el derechazo abajo. Estrada pagando. 4-0 final.
6º- Mayo 16 de 1943: Más Máquina para todos. A los 5 del primer tiempo hay un jugadón de Muñóz por derecha. Vaccareza, Valussi y Lazzati en el camino. Claudio Vacca sale desesperado a atorarlo, pero Muñóz cede justo para que Labruna toque con el arco libre. 1-0.
7º- Mayo 16 de 1943: Ahora River está en ventaja 2-1 y Boca se adelanta buscando el empate. A los 31 del complemento, Pedernera mete el puñal largo entre Sosa y Marante. Angelito pica habilitado y define de cachetada en el mano a mano ante Vacca. 3-1 y final para el delirio del Monumental.
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8º- Agosto 24 de 1947: Hay que esperar mas de cuatro años para un nuevo impacto de Labruna en el superclásico. Boca va ganando 1-0 en Núñez y River presiona buscando la paridad. A los 21 del complemento habilitan a Reyes para que envíe un centro rasante desde la derecha. Al balón van Labruna y el arquero Obdulio Diano. El feo llega un centésimo antes y toca al gol. Dos minutos mas tarde Hugo Reyes marca el segundo y la banda termina festejando una victoria clave para el título.
9º- Agosto 1 de 1948: La Boca. Va ganando el local con un gol tempranero del peruano Gómez Sánchez. A los 30 del primer tiempo, Moreno habilita magistralmente al pique de Labruna, que controla con el muslo y remata bajo y cruzado a la izquierda de Vacca. Es el 1-1. En el segundo, un nuevo gol de Reyes permite que River gane su primer partido en La Bombonera.
10º- Julio 31 de 1949: Es un clásico particular en Núñez, porque River va primero y Boca último. A los 5 del complemento, Ángel De Cicco manda un centro pasado. Di Stéfano la vuelve a meter en el corazón del área y Labruna aparece como un fantasma en el área chica para ajusticiar a Vacca. Triunfo 1-0.
11º- Octubre 12 de 1950: Primer aporte sustancial de la dupla Labruna- Gómez en el clásico. Walter dibuja un firulete entre dos marcadores y asiste a Labruna que define ante Diano como mandan los libros: Cruzado y abajo. Es el primer gol de una nueva victoria en La Bombonera. 3 minutos mas tarde marca Gómez y en el complemento Francisco Campana sella el 2-1 final.
12º- Julio 15 de 1951: Partido cerrado en el Monumental. A los 13 del complemento viene un tiro libre en forma de centro del Gallego Pérez. Labruna salta con Magnelli, gana arriba y cabecea al segundo palo de Diano. Golazo y triunfo 1-0.
13º- Octubre 31 de 1954: Boca llega a Núñez para dar la vuelta olímpica, pero River lo abaraja jugando un partido formidable. A los 14 del primer tiempo el Mono Zárate cede a Labruna que se interna en el área, banca con el cuerpo la carga de Otero y define ante la salida de Musimessi en el arco de la Figueroa Alcorta. 1-0.
14º- Octubre 31 de 1954: Golpe de gracia a la esperanza xeneize al minuto de comenzado la segunda parte. Musimessi rechaza a duras penas un remate de Vernazza. Labruna empuja al gol el rebote a metros de la línea de sentencia. Luego de esto, La banda se exhibe con un concierto de toques y gambetas al que se suma hasta Amadeo Carrizo. Walter Gómez decora con un golazo un 3-0 histórico.
15º- Diciembre 8 de 1955: Mañana gloriosa en La Bombonera de victoria y campeonato. Boca va ganando y juega mejor. Pero a los 29 del segundo se enciende Walter Gómez. El botija la mete rasante y en cortada. Mano a Mano con Musimessi, Ángel la toca de cachetada, con cara externa al palo izquierdo del arquero. Un minuto mas tarde, Gómez asiste ahora a Roberto Zárate quién hace el segundo y permite festejar un nuevo título.
16º- Abril 22 de 1956: El Monumental es testigo del último aporte del goleador. Con el juego 1-1 a los 25 del segundo tiempo, Menéndez la manda al área. Labruna se anticipa al Natalio Pescia y de media vuelta saca un derechazo alto que se incrusta en el ángulo derecho del arquero Castro. Es el 2-1 final.

sábado, 5 de noviembre de 2011

CUARTETO Y SOLISTA

Gimnasia y Esgrima (Jujuy) 1 - 4 River Plate
B Nacional 11/12 - 13ª fecha.

Estadio Tacita de Plata - 05/11/11.



GIMNASIA DE JUJUY: Crivelli; Chitzoff, S. Díaz, Soto y Minici; Ferreyra, Rodríguez, Saucedo, Luna y Sagarzazú; Pirquio. Luego Magno, Garrido y Triviero. DT: Salvador Ragusa.
RIVER PLATE:
Chichizola (4); Abecasis (7), Maidana (6), Ramiro Funes Mori (6) y JM Díaz (6); Sánchez (6), Cirigliano (8), Ocampos (6) y Domínguez (7); Ríos (5) y Cavenaghi (10). Luego Aguirre, Affranchino y Bou. DT: Matías Almeyda.

GOLES: Fernando Cavenaghi (RP) -penal- 24 pt. Fernando Cavenaghi (RP) 5 st. Fernando Cavenaghi (RP) 23 st. Nicolás Minici (GJ) 42 st. Fernando Cavenaghi (RP) 45 st.
ARBITRO:
Pablo Lunati -mal-

MAN OF THE MATCH: Fernando Cavenaghi (River Plate)
RESULTADO MORAL:
Gimnasia de Jujuy 1 - River Plate 4.


Y una buena noche, el mejor solista de la banda, volvió al concierto con otro set inspirado. Pararon las rotativas de nuestro mundo ante la noticia mejor y al público absorto no le quedó otra que pararse y aplaudir. Se fue saludando el goleador de frack imaginario, mientras aquella legendaria sensación de orgullo riverplatense volvía a desfilar por nuestras venas. En Jujuy, Cavenaghi fue el Cavegol de siempre. El que tanto disfrutamos, el que tanto extrañamos, el que tanto admiramos. Ese talento de las mil caras del gol. Imperturbable en el penal que abrió la cuenta, genial en el chanflazo del segundo, sutil y despierto en el taco del tercero, frío y maestro en el amague y toque del cuarto. Una actuación así merecía estos renglones iniciales, y este humilde gesto de pleitesía.
El mensaje que deja esta goleada en el norte es un complemento de lo que Almeyda declaró en la semana: "Hablemos de fútbol, muchachos". Azuzado por la pseudoprensa, había en juego en la Tacita de Plata un capital exageradamente importante para el transcurso del torneo. Dos méritos claros tuvo River para salir airoso: Abstraerse y jugar. Del resto se encargó el trámite mismo de un partido desigual. Mientras Jujuy hacía lo que podía para ser prolijo en la custodia de un equipo de jerarquía superior, River se mostraba en otro ritmo, otra sincronización, otra dinámica, otra categoría. Que el partido se haya destrabado con un grosero error del impresentable Lunati es un (vital) detalle. En todo caso la sanción fue injusta. La goleada y la superioridad no.
Deja el 4-1 varias señales positivas. El hambre de juego y de goles inmodificable pese al score. La pasmosa categoría para el juego y el orden de Ezequiel Cirigliano, las mandadas a la brasilera del chico Abecasis, los síntomas de recuperación del Chori Domínguez, los temblequeos defensivos que no desaparecen pese a las variantes, la llamativa mala tarde de Chichizola, y, claro, los goles soberbios de Cavenaghi. Pero sobre todo, queda el alivio de saber que lo de Aldosivi fue solo una mala tarde, y que si River juega a jugar, no tiene contra en este torneo.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

LA HORMIGA LABURANTE

River 1989/98 - 2000/01 - 312 partidos - 19 goles - 10 títulos.

“¡¡¡Hernán Díaz, artista exclusivo de Canal 13!!!!”, decía Marcelo Araujo cuando todavía resultaba gracioso escucharlo. En la pantalla, un morochito con la camiseta 4 de River se retorcía ampulosamente de dolor en el piso, como si lo hubiera picado una cobra de Birmania. Había volado por los aires un centésimo antes de la patada adversaria y había levantado la gente, en un gesto muy suyo, tribunero, aparatoso, intenso, querible para los propios, pero absolutamente odioso para los de enfrente. Así era Hernán, un jugador que no negoció nunca su entrega al ciento por ciento. Siempre fue uno de los soldados mas fieles de la causa. Eso le alcanzó de sobra para quedar en el recuerdo.
Siempre fue una hormiguita laburante del fútbol. Obrero todo tiempo, cuando los lujos rebalsaban o cuando la austeridad era la ley. Había arribado a Baires manejando desde Rosario su humilde Fiat 128, sabiendo que debía pelearla en un medio que apenas lo conocía tras su paso por el Central campeón de la temporada 86/87. Por aquel tiempo era un volante polifuncional que se animaba a ambas bandas y no renegaba si lo bajaban a la defensa. Siempre tuvo su puestito entre los 11 o como alternativa titular ya sea en la avara primera etapa de Mostaza o en el cambio de cara propuesto por el primer Daniel Passarella. Ya había mostrado sus garras y su perfonalidad en una célebre carajeada con la platea Belgrano, una tarde en que arreciaban los insultos y un gol a Mandiyú fue la excusa perfecta para descargar su impotencia a puro corte de manga.
Ya asentado en el juego y la vida millonaria, Hernán Díaz erigió una campaña sólida y referencial. Su nombre aparece adherido a varios de los grandes recuerdos de los últimos tiempos. Siempre tan vital, energético y sanguíneo. Atildado, y haciendo siempre la simple, iba al ataque con decisión, defendía con ahínco, actuaba en un límite reglamentario que a veces excedía, sobre todo en los superclásicos ante Boca, donde su pasión a menudo lo sacaba de las casillas y varias veces fue expulsado, incluso aún como ayudante de campo de Leonardo Astrada.
Ramón Díaz fue el técnico que extrajo lo mejor de su juego, pero fue con él (como varios nombres de ese plantel exitoso) con quien mantuvo una relación de tensión permanente sostenida solo por la mutua conveniencia. En 1999 Ramón le bajó el pulgar y tuvo que emigrar a préstamo a Colón de Santa Fe. Ya en su vuelta a Núñez, una tarde del 2000 ante Chacarita Juniors con el Tolo como DT, Ramón fue a inyectar veneno a la platea baja de la Sívori. Hernán metió el quinto de la goleada y se fue a la pista a dedicarle el gol revoleando la camiseta. Un Hernán auténtico.
Dio 10 vueltas olímpicas con la banda roja. Parecía inagotable pero una día dijo basta. Se fue para siempre la noche del 10 de junio 2001 en el Monumental ante Lanús. 12 años habían pasado desde su debut con la banda, el 23 de agosto del 89 ante Newell's. Lo hizo en su ley. Fue fuerte al piso, encontró un tobillo y no una pelota y el juez Claudio Martín le mostró la segunda amarilla. Se fue protestando con los brazos abiertos. Lo despidió un aplauso demasiado tibio para todo lo que había entregado.