miércoles, 29 de diciembre de 2010

ES LO TUYO, ANTONIO

River Plate 1982-83 / 1986-88 - 102 partidos – 43 goles – 3 títulos.
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Corre Antonio. No se porque siempre lo imagino corriendo. Siempre corriendo. De cara a un arquero o desatado en un festejo, como aquella madrugada del 14 de diciembre del 86 entre las bocinas de Tokio, cuando se ganó para siempre el pase a la eternidad. Corre Antonio y no lo pueden alcanzar. Libre. Vital. Prepotente. Rápido como una flecha lanzada con extrema precisión. Antonio apuntaba al corazón, y rara vez fallaba.
Corre Antonio y no pares de correr. Que mientras vos corrés, uno delira envuelto en sus recuerdos. Allí donde todo es perfecto perpetuamente, donde tus piques en diagonal siguen siendo imposibles de perseguir y tus definiciones certeras jamás pasan de moda.
Siga disparando, querido Antonio. Desde sus piernas atómicas detone el fuego inmaculado, desde su timming para el contragolpe levante tribunas impacientes. Parta raudo una vez más hacia esos estallidos imborrables. Carrera loca. Brazos abiertos. Torso erguido. Boca llena de gol. Beso a la casaca.
Corre Antonio. Corre sin parar. 7 en el lomo. Perseguido por algún defensor impotente pidiendo off side. Atrás, una estela de aire tenso acompaña su camino, escrito con la tinta de los goles y los campeonatos. Un camino con comienzo esquivo allá por el 82, y que obtuvo revancha como punta de lanza de un equipo apoteótico, amado por su pueblo, que golpeó los portones del cielo en 1986. Portones que abriste, Antonio, con ese gol dinosaurio ante el adversario rumano, bajo aquel plomizo gris del mediodía nipón.
Antonio Alzamendi Casas. Oriental de Durazno. No siempre es necesario haber nacido en la cuna del club, transitar con tezón las inferiores, debutar y consagrarse con la casaca banda sangre o volver para llenarse de gloria. Para ser ídolo a veces alcanza con ciertas cosas puntuales. Como por ejemplo, estar en el lugar indicado, en el momento justo. Y Antonio si que estuvo.
Entonces corré Antonio. No detengas tu carrera en el imaginario millonario. Corré y la ovación del “u-ru-guayo!!!” bajará para hacerte compañía hasta el final de los tiempos. Corré Antonio. Al gol, al festejo, al delirio. Es lo tuyo.

lunes, 27 de diciembre de 2010

AYUDANDO A JOSÉ

Universitario (Perú) 2 - 2 River Plate
Copa Libertadores 1967 - 29/06/10.
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Se sabe que River Plate y Racing Club de Avellaneda son los protagonistas del enfrentamiento clásico más antiguo del Fútbol Argentino. Se sabe también de la histórica y abrumadora paternidad del millonario sobre la academia, la brecha más grande entre los choques de los equipos mas populares del país. Pero además, existen otras particularidades que vinculan a ambos y que se centran exclusivamente en un período particularmente dulce para la entidad de Avellaneda: La época dorada del equipo de José.
El primer vínculo es aquel partido legendario de septiembre del 66, cuando el millonario le cortó a Racing una serie invicta de 39 cotejos, ganándole 2-0 con goles de Más y Cubilla. Pero muy pocos saben que fue –en parte- gracias a la “colaboración” de River, el equipo de Pizutti logró edificar su gloriosa campaña internacional del año 67, que lo llevó a ganar la Copa Libertadores de América y el Trofeo Intercontinental.
Para eso en necesario centrarse en el juego que Universitario de Perú y River Plate jugaron la tarde del jueves 29 de junio de 1967 en el Estadio Nacional de Lima. Con la sangre en el ojo por la insólita caída ante Peñarol en la final del año anterior, el millonario había galopado sin inconvenientes durante la primera fase con varias goleadas estrepitosas ante los representantes de Bolivia y Colombia. Sin embargo, en el cuadrangular de la segunda fase (el equivalente a las semifinales), un empate de local ante Racing, y dos caídas ante Colo Colo en Santiago y ante Universitario en Bs. As. lo habían sacado rápido del lote de aspirantes al cetro americano.
El River que fue a Lima estaba acéfalo. Ya se había ido el “Toto” Juan Carlos Lorenzo cargando consigo una pobre campaña en lo que respecta a juego y a resultado. En el banco estaba interinamente José D’Amico, aunque luego se haría cargo del plantel hasta fin de año. Universitario, en cambio, llegaba con un gran empuje moral por haber ganado en sus 2 partidos en Argentina, y al amparo de varios jugadores de calidad, y con una certeza muy clara: Si ganaba se ponía en las puertas de un histórico arribo a la final de la Copa.
River salió a la cancha con Gatti; Dominichi y Viéytez; Morcillo, Bayo y Guzmán; Cubilla, Matosas, Daniel Onega, Solari y Más. Por los peruanos fueron Rubén Correa; Nicolás Fuentes y González; Luis Cruzado, La Fuente y Chumpitáz; Víctor Catalayud, Roberto Challe, Cassaretto, Enrique Rodríguez y Uribe. El juez del partido fue el paraguayo Héctor Ortíz. Hubo 45.000 limeños en las gradas del Nacional.
Fue un juego ríspido y cambiante. River sin presiones apostó al ataque y en consecuencia dañó y fue dañado. Universitario era superior colectivamente pero la presión de su público y la chance de la final a un éxito de distancia le jugaron una mala pasada. A falta de 15 y con el juego empatado en dos, por tantos de Daniel Onega y Luis Cubilla para River y de Enrique Cassaretto y Roberto Challe para el elenco crema, ocurrió el momento crucial de la tarde y del cuadrangular semifinal. Hubo un penal para el local. Héctor Chumpitáz decidió no correr el más mínimo riesgo y le dio de derecha con alma y vida. El tiro salió como una bala centrada y baja. Hugo Gatti hizo una de las cosas que mejor hacía. Aguantó hasta el remate, intuyó y atajó. El festejo se escuchó mas fuerte en Avellaneda que en Núñez, y había sobrados motivos para que así fuera. El gol y la victoria hubieran metido a Universitario en la final de la Copa. Días mas tarde, Racing derrotó fácil a River 3-1 en Avellaneda (pese a arrancar abajo por un gol a los 20 segundos de José Luis Cruz) y forzó un juego desempate con los peruanos en Santiago de Chile. Luego lo que todos sabemos, la victoria en la final sobre Nacional –también en tercer partido en Santiago-. La Intercontinental ante el Celtic de Glasgow, el golazo de Cárdenas y el surgimiento de la leyenda del equipo de José. Leyenda que bien pudo no haber nacido, de no ser por el penal atajado el Loco Gatti

jueves, 23 de diciembre de 2010

FRANCO COSTANZO


Pensando en él, me doy cuenta que casi ni le conozco la voz. Mejor dicho. No le conozco la voz. Me pregunto: ¿importa?. Me respondo: No. Esta bueno desmenuzar entonces este caso muy particular con muy pocos precedentes en la historia de la delirante y enfermiza relación de los medios y el deporte. Un buen día, y vaya a saber bajo que convicciones, a Franco Costanzo se le antojó no darle notas a los medios argentinos. Lo que hubiera pasado inadvertido en otro tiempo, se convirtió rápidamente en carne de cañón para el circo mediático, capaz de generar noticias de las palabras de los protagonistas como en la ausencia de ellas.
Costanzo nunca habló con los medios argentinos. Los esquivaba cortésmente. Les ganó la pulseada hasta lograr que dejaran de insistir. Pero, salvaguardando su integridad mental, Franco se ganó un enemigo demasiado incómodo. Prefirió no ser amigo, no ser participe de la rueda delirante, a expensas de prescindir para siempre de la crítica complaciente y el elogio desmesurado con el que varios han lanzado su carrera. No es dificultoso entonces ver un dejo de sinceridad en esta actitud de bajarse del carro de la entrevista vacía, del espacio cedido a huecos con respuesta de cassette, o a mercachifles que se venden como próceres, o de tipos mas preocupados por lucir bien ante la cámara que a darle un pase correcto al compañero.
Sin la complicidad de la turba especializada. Costanzo edificó una carrera que siempre apuntó mas alto de lo que realmente llegó a ser. Allá por los albores de esta década, buena parte de los riverólogos abonaban la idea de que el arco millonario iba a ser suyo por varios años. Motivos no faltaban. Costanzo, ya cuando joven, era un coloso físico y mostraba una personalidad que lo diferenciaba del resto de sus compañeros. Américo Gallego le dio la vaya titular en el arranque de 2001. Jugó todo el Clausura de ese año en un equipo que se quedó en las puertas de la consagración. Atajó dos penales en ese periplo (a Migliónico de Colón y Riquelme de Boca), hasta que a mitad de temporada, el recién llegado Ramón Díaz trajo al Flaco Comizzo para aportar la experiencia que a Franco se notaba que le faltaba.
Arrojado en su estilo, a veces suicida, valiente y temerario. Fue Manuel Pellegrini el que le devolvió la valla de Primera a expensas del pobre nivel mostrado por José María Buljubasich. Lo hizo en un momento álgido del Clausura 03, frente a Boca, en la Bombonera. Dos goles de Barros Schelotto frustraron un triunfo que venía encaminado esa tarde, pero Costanzo respondió bien y no salió más del 11 titular.
Durante su tiempo en River, siempre fue la primera opción para el arco, a pesar de tener la férrea competencia de otro gran arquero como Germán Lux. Bancó paradas fieras en duelos internacionales. Una noche en Torreón, ante el Santos Laguna, atajó brillantemente todo un tiempo con el hombro luxado. Otra noche, en el Morumbí de San Pablo, volteó un par de muñecos que llegaban de compadritos a un tumulto. Otra tarde –ya jugando en Europa- un compañero suyo se hizo echar tontamente y él no tuvo reparos en correr hasta donde estaba y reprenderlo ferozmente con insultos y un tirón de pelos. En River tuvo partidos flacos y algunos errores garrafales, pero respondía siempre a la altura en los cotejos importantes.
Franco Costanzo nació el 5 de septiembre de 1980 en la ciudad de Rió Cuarto, Córdoba. Jugó su último partido en River en la cancha de Banfield, en una derrota 1-4 por la 4ª fecha del Apertura 2005. Fue vendido a Alavés de España. Dos años luego pasó al FC Basel de Suiza. Allí juega y es gran figura y referente. También responde amablemente a las requisitorias periodisticas de un medio que ni por asomo es comparable a los parámetros que estableció la histeria local.

lunes, 20 de diciembre de 2010

BICHO, MI BUEN AMIGO

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Están muy frescas en el recuerdo las imágenes de Boca y Oriente Petrolero tocando para atrás, en ese empate pactado para dejar afuera a River de la Copa Libertadores de 1991, o del “¿que haces, bolú?” de los compañeros de Ricardo Solbes, cuando éste anotó el famoso gol de San Martín de Tucumán en la Bombonera, la tarde que el xeneize ganó el Apertura 92. Uno a veces recuerda lo que bien le conviene, pero dicen que el que esté libre de pecados, que arroje la primera piedra. Así que este resumen no tratará de esconder un muerto guardado en el placard, ni tampoco empañar nuestro nombre inmaculado. Solo reflejará un tiempo en que la ley de las conveniencias y del favor recíproco pesaron más que los valores de la deportividad. En los 90, hermanados por las “casualidades” del fixture, River Plate y Argentinos Juniors escribieron con las manos sucias y sin rubor, varios episodios de los cuales es difícil sentirse orgullosos.
Cuando venció a River con gol de Sergio Martínez, todos comprendimos que era prácticamente imposible arrebatarle a Boca ese Apertura del año 1992. Pese a eso, hubo una aflojada bostera al final que no fue aprovechada por el cuadro de Passarella (1-1 vs Talleres y 2-3 vs Lanús). 2 puntos debajo y con una fecha por jugar, River debía derrotar a Argentinos y aguardar la quimera de que San Martín de Tucumán ganase en La Boca. Disturbios ocasionados por los Borrachos del tablón frenaron media hora el arranque del juego en Caballito. Sabiendo del gol de Solbes, River jugó 45 minutos en serio y le ganaba al bicho 1-0 con gol de Ramón Díaz. Pero bastó la noticia del tanto de Benetti para que toda ilusión se desvanezca. Con Boca ya festejando su primer título en 11 años, la Brava arremetió de nuevo con la violencia y el juego se suspendió. Los 45 restantes fueron reprogramados por la AFA para abril del 93, en plena disputa del Clausura de ese año. Un miércoles por la tarde, con casi nadie en las tribunas, los desinteresados suplentes de River no le hicieron demasiada fuerza a Argentinos que se jugaba la vida con el descenso. Nicolás Lauria Calvo derrotó a Sodero con un toque corto dentro del área y le dio al bicho un punto que necesitaba imperiosamente. A las pocas semanas (ya por el Clausura) volvieron a verse las caras en el Monumental un River apático y sin chances de campeonar y un Argentinos necesitado de la victoria para zafar. Ese viernes debutaron en primera Facundo Villalba, Hernán Buján y el Guatemalteco Rojas. Dos bombazos de Javier Netto consumaron un resultado que no sorprendería a nadie.
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El Apertura de 1993 fue un verdadero cambalache. Sin fechas, producto de las eliminatorias jugadas a mitad de año, el certamen debió culminar en 1994. River, Racing, Vélez Sarsfield y Boca aspiraban al cetro, pero para la jornada final la ventaja de River era inestimable. Le bastaba empatar de local con Argentinos para ser campeón. Era un River juvenil, talentoso e inmaduro. Llegaba a los tumbos pero confiado por la diferencia aliviadora y por un respaldo multitudinario que adquiría, bajo la incesante lluvia de ese sábado 19 de marzo en Buenos Aires, dimensiones épicas. La realidad del Bicho no era muy distinta a la del año anterior salvo por una sola circunstancia: Eran locales en Mendoza. Llegaban a Nuñez con la calculadora en el bolsillo y dispuestos a hacer negocios. Días previos al choque, ambas directivas habían acordado el traspaso de Gabriel Cedrés a Núñez. Cuando entró a reconocer el campo de juego, una estruendosa ovación lo recibió, a la cual el uruguayo saludo ampulosamente. River arrancó ese partido como para desmentir cualquier tipo de rumor. A los 8 una jugada tejida entre Sergio Berti y Hernán Crespo le permitió a Julio Cesar Toresani ajusticiar a Mondragón tras un rebote e irse a besar la camiseta (otra más) a la popu del Río de la Plata. Después, obvio, las caretas se cayeron. River no quería y Argentinos hacía como que no podía. Faltando 3 para el cierre, alguien de rojo cayó en el área, Aníbal Hay marcó penal, y el Beto Ortega Sánchez empató la historia. Con el punto, River festejó a lo grande un título obtenido con mayoría de pibes de la casa, y Argentinos sonrió al sumar en una cancha en la que, en condiciones normales, difícilmente lo hubiera hecho.
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El Apertura de 1997 fue un mano a mano entre River y Boca. Una carrera excitante entre un equipazo y otro que se había reforzado hasta las muelas para romper su hegemonía. La infartante victoria sobre Colón por 2-1, había dejado al cuadro de Ramón en una posición inmejorable de cara al festejo: Otra vez bastaba con empatar para lograr el título. Argentinos Juniors, que había logrado el ascenso a mitad de temporada, naufragaba en la mitad de la tabla acosado por el promedio. Un joven Polo Quinteros, delantero de La Paternal, avivó el fuego de los rumores ante la prensa mostrándose gustoso de ser incentivado y diciendo que ante River se jugaba “el partido de su vida”. Nada de eso pasó. Promediando el primer tiempo un centro de Escudero fue cabeceado al gol por Marcelo Salas para el 1-0 y finiquitar la historia. Esa tarde Francescoli jugó su último partido. Gallardo fue reemplazado a poco del final y partió raudo hacia su casamiento, realizado esa misma noche. En Argentinos, además de un inexpresivo Polo Quinteros, jugaron Diego Cocca –ex River- y Rolando Schiavi, otrora héroe xeneize. Al fin y al cabo, la mejor figura del Bicho terminó siendo Cristian Zermatten, un fana confeso de la banda, que el miércoles anterior había estado en las tribunas del Monumental festejando la obtención de la Supercopa ante San Pablo.
Con la ventaja, River replegó sus líneas para aguardar el festejo y Argentinos, cuidando vaya uno a saber que cosa, jamás se decidió a tomar el protagonismo. Cerca del final del partido, Roberto Saavedra capitalizó un borbollón en área para poner el empate. Y después si. Los minutos finales fueron un concierto de pases laterales y pelotazos sin sentido. El famoso pacto tácito y silencioso –una vez mas- iba a cumplirse.

jueves, 16 de diciembre de 2010

PARECERES DE UN SEMESTRE HOT


- El Apertura: River redondeó un torneo decente, cuando todo apuntaba a lo contrario. Hubo un arranque furioso que se esfumó ante el mínimo contratiempo. La impericia de Cappa para establecer su idea futbolística llevó al equipo a una confusión que explotó en mil pedazos la tarde de la caída en Floresta. A partir del clásico, River comprendió que para sumar debía arremangarse las mangas y laburar los partidos. Sumó preciosas unidades con un esquema táctico que abre créditos de confianza para lo que viene. Muy pocas veces mostró buen fútbol, y jugar con el fantasma del descenso es una aliciente en este ítem.
- El mejor: Juan Pablo Carrizo. El mismo que se fue. El mismo de siempre. Sobrio y ganador. Por momentos pareció invencible. Ganó solito varios de los 31 puntos obtenidos. Sus atajadas a Silvera, Leguizamón y Bareiro –todas para victorias- fueron milagrosas. Mención especial para Jonathan Maidana, Alexis Ferrero y Mariano Pavone.
- El peor: Carlos Arano. Acorde a sus antecedentes del montón. Flojo en ataque. Flojo en la marca. Cuando lo sentaron en el banco la defensa mejoró. Un berretín innecesario de Cappa. Rodrigo Rojas. ¿Qué será de ese paraguayito que sorprendió en el verano por su ductilidad?. Demasiado frío. Mas que frío, helado.
- La revelación: Erik Lamela. La última joyita de la cantera, poseedor de una zurda diabla y un talento distinto y desequilibrante, al que todavía falta pulir. Arrancó como volante por izquierda, pero fue de enganche cuando ofreció su versión mas osada y productiva. Adalberto Román. Era un desconocido y fue haciéndose un lugar (como buen paraguayo) a base de garra, corazón y juego aéreo. JJ lo mandó a la izquierda de la defensa y –junto a Maidana y Ferrero- construyó un bloque desacostumbradamente sólido en la zaga millonaria.
- Los históricos: Una de las imágenes de la campaña es la del Pelado Almeyda trabando con la cabeza en el final del partido ante Huracán. Recibido de ídolo y referente, su aporte fue clave en el primer tramo del certamen. Vital en la estructura moral del plantel y la hinchada. Un desgarro lo sacó 7 partidos coincidiendo con lo mas pobre de la campaña. Dejó la marca de su entrega conmovedora y una súplica unánime en el pueblo: Que juegue 6 meses más. Ariel Ortega. Su infantil expulsión ante Huracán abortó lo que había sido un muy buen arranque de temporada. Luego cayó en un pozo del que no salió. Tanto que su aporte fue más productivo viniendo desde el banco. Mas allá de su problema personal. Todos nos hemos dado cuenta de que Ariel ya no puede. Todos, menos él.
- Los refuerzos: Mariano Pavone. Una polenta de topadora. Vino lesionado y le costó entrar en sintonía. Suplió todo con un esfuerzo titánico casi siempre en desventaja ante los zagueros. En las fechas finales aparecieron los goles que prometió y sigue prometiendo. Jonathan Maidana venció rápido el preconcepto de haber surgido en Boca jugando con mucha solvencia y categoría. Parejo y regular, se metió para siempre en el recuerdo del hincha con ese cabezazo ganador en el superclásico. Walter Acevedo perdió rápido el puesto con Almeyda y Cappa no lo tuvo en cuenta. Jugando en tándem con el Pelado brindó un gran aporte en la parte final del año. Equilibrio, despliegue y pase seguro. Josepmir Ballón, humilde, silencioso, tímido, le costó aclimatarse al mundo River. En la segunda parte del torneo fue opción seguido a la hora de la variante. No desentonó. Leandro Caruso. Sus tres goles a Central Norte ilusionaron con la explosión del buen delantero que sabemos que es. Se quedó en promesas. Jugó muy poco y no hizo mucho para ganarse el puesto.
- Los técnicos: El principal error de Ángel Cappa fue la lectura de la realidad. Planteó una revolución cuando en River ni siquiera había fusiles. Desaprovecho el impulso de un gran arranque y se fue perdiendo en la nube de sus rabietas histéricas y las pocas respuestas de su esquema futbolístico. La formación de su último equipo en el partido ante All Boys, es la muestra del desconcierto en el que estaba metido. Juan José López llegó para apagar el incendio. Sinceró las metas y ordenó las fichas en sus respectivos lugares. Privilegío el orden a la fantasía y de esa formula llegaron los puntos que estaban escaseando.
- El mejor partido: El 1-0 a Boca. Por la carga previa, por la entrega de los 11, y porque sirvió luego para la remontada en la tabla. También el 4-1 a Lanús de la fecha final. Además de eso, los 45 iniciales ante Huracán y lapsos de los partidos ante Gimnasia y Quilmes en el Monumental.
- El peor partido: River fue muy superado por Vélez y Estudiantes. Pero el peor juego de todos fue ante All Boys en Floresta, por la indolencia y la carencia de rumbo. Una tarde aciaga que reavivó más que nunca los fantasmas tan temidos.
- Lo bueno: Los 31 puntos. El retorno en gran forma de Carrizo. La aparición de figuras jóvenes de verdadero nivel. El liderazgo de Almeyda. La reivindicación como ídolo riverplatense de JJ López. El desahogo ante Boca. El apoyo irrestricto del pueblo millonario en las 19 fechas.
- Lo malo: El karma de jugar mirando la tabla de los promedios. El fracaso de la gestión Cappa. Cierta tendencia de varios jueces a hacerse los giles cuando dirigen a River, con el bochornoso arbitraje de Beligoy en Mendoza a la cabeza. La actualidad futbolística de Ariel Ortega.
- Lo triste: La muerte del pibe Walter Paz en las tribunas de Vélez. Y el silencio posterior con el que –desde los medios y las dirigencias- se pretendió cubrir el hecho.
- La hinchada: El hincha leyó mejor que nadie la gravedad de la situación. Sumó paciencia en momentos álgidos y acompañó, como siempre, reventando estadios a lo largo del certamen. La recepción del equipo en el superclásico ante Boca, todavía eriza la piel.
- La dirigencia: En un estilo poco aconsejable, Passarella manda desde el silencio. Desde allí decidió echar a Cappa, y confirmar a JJ para el año que viene. Se sabe poco de lo que se hace –si se hace- para reparar el hoyo dejado por Aguilar. Seguimos esperando la mentada auditoría, que con cada día que pasa, suena mas a zaraza de campaña.
- El ruego: Ni título, ni Copa. Para el próximo semestre… otros 30.

martes, 14 de diciembre de 2010

CUARTO CRECIENTE

Lanús 1 - 4 River Plate
Torneo Apertura 2010 - 19ª fecha.
Estadio Ciudad de Lanús - 13/12/10.


LANUS: Caranta; Lugo, Hoyos, Goltz y Arce; Blanco Pelletieri, Pizarro y Regueiro; Romero y Castillejo. Posteriormente Ramírez y Grana. DT: Gabriel Schurrer.
RIVER PLATE: Carrizo (6); Maidana (6), Ferrero (6), Román (6) y Arano (6); Acevedo (6), Almeyda (6), Pereyra (7) y Lamela (8); Buonanotte (6) y Pavone (8). Luego Ballón (6), Affranchino y Coronel. DT: Juan José López.
GOLES: Erik Lamela (RP) 28 pt. Silvio Romero (LAN) -penal- 31 pt. Adalberto Román (RP) 6 st. Mariano Pavone (RP) -penal- 8 st. Mariano Pavone (RP) 31 st.
ARBITRO: Saúl Laverni -bien-
ROJAS: Santiago Hoyos (Lanús)
MAN OF THE MATCH: Mariano Pavone (River Plate)
RESULTADO MORAL: Lanús 2 - River Plate 4.

Allá por Agosto, cuando estaba arrancando toda esta historia, unanimemente nos preguntábamos ¿cómo vamos a hacer para llegar a 30 puntos?. Un poco mas acá en el tiempo, allí por Octubre y con el barco de Cappa hundiéndose indefectiblemente, volvimos a plantearnos ese interrogante sin una respuesta satisfactoria. Ha terminado el Apertura 2010 amigos y River Plate a sumado 31 unidades y out de la promoción. Inmejorable panorama, el balance semestral aprobado por aclamación. Así y todo, no resulta sencillo exponer la principal virtud de este equipo para llegar al objetivo. ¿El juego?. Hmmm, difícil. ¿Un cambio de mando acertado?. Podría ser. ¿La actitud y la entrega?. Si, por ahí vamos.
Para llegar a la cifra deseada, primero River Plate debía sortear el siempre complicado escollo de Lanús en el Sur. Y lo hizo sacando de la bolsa una de sus mejores performances de la temporada. El 4-1 impacta, y tal vez, no haya habido tamaña diferencia en el desarrollo del partido, pero la solvencia y el aplomo con que River resolvió el trámite valen por si solos como para justificar el score. Luego de un arranque equilibrado, la banda le torció la muñeca al grana en el arranque del complemento con dos golpes al mentón consecutivos. Primero con un nuevo gran aporte aéreo de Román, y luego con un penal gestado, provocado y convertido por Mariano Pavone.
Apoyado en el raro equilibrio que brinda el tándem Almeyda- Acevedo, mas las pocas pulgas de Maidana, Ferrero y Román, el millonario encontró los modos para darle libertad al talento estético y desequilibrante de Lamela y a las zancadas cada vez más productivas de Pereyra. Pavone agradecido, porque ya el Tanque no debió debatirse tan en soledad ante los codos y las rodillas de los zagueros adheridos a su espalda. De todos modos su entrega es emocionante, dejando hasta la última gota de sudor. Juega como el hincha quiere. Juega como el hincha jugaría si pudiese.
El certamen de Primera División del Fútbol Argentino está compuesto por 20 equipos, 18 de ellos normales y 2 extraordinarios y fuera de cualquier alcance. River concluyó cuarto en esa tabla o -si se quiere- segundo dentro de ese G-18 del montón. Nos vamos al verano piolones y mansos. Sabrá Dios que ilusiones nacerán y morirán en la pretemporada, pero estaría bueno reconocer, entre tanta satisfacción por el pequeño objetivo logrado, cual es la verdadera misión para el próximo semestre: Otros 30 puntitos. Jugando como en las últimas fechas, no tendremos que transpirar tanto para lograrlo.

jueves, 9 de diciembre de 2010

EL TAMAÑO SI IMPORTA

River Plate 0 - 4 Estudiantes (La Plata)
Torneo Apertura 2010 - 18ª fecha.
Estadio Monumental - 08/12/10.


RIVER PLATE: Carrizo (4); Ferrari (4), Maidana (4), Ferrero (4), Román (4); Acevedo (3), Almeyda (4), Pereyra (4) y Lamela (5); Funes Mori (3) y Pavone (3). Posteriormente Lanzini, Buonanotte y J.M. Díaz. DT: Juan José López.
ESTUDIANTES: Orión; Desábato, F. Fernández y Ré; Mercado, Braña, Sánchez, Rojo y Benítez; Núñez y G. Fernández. Luego Stefanatto, Iberbia y López. DT: Alejandro Sabella.
GOLES: Leandro Desábato (EST) 2 pt. Matías Sánchez (EST) 45 pt. Marcos Rojo (EST) 1 st. Gabriel Mercado (EST) 11 st.
ARBITRO: Diego Abal -regular-
ROJAS: Jonathan Maidana (River Plate)
MAN OF THE MATCH: Rodrigo Braña (Estudiantes)
RESULTADO MORAL: River Plate 0 - Estudiantes 3.

La superioridad se reconoce fácil. La derrota se acepta sin problemas. Lo que es difícil de digerir es esta tremenda sensación de impotencia. Ellos son altaneritos y les querés ganar para bajarles el copete. Desábato y esa pinta de fayuto. Braña y su postura camorrera. Verón y su soberbia. La Gata y ese estilo de "me importa un carajo todo". Pero a la hora de jugar, juegan. Son mejores. Tienen más técnica, más fuerza, más táctica. Son mas pillos que vos, son mas vivos que vos, y encima, seguro que si compran un billete se sacan la grande. Seamos claros. Hoy Estudiantes de 10 partidos nos gana 8. Lo que duele no es esa certeza de derrota. Lo que duele es el tamaño de la misma.
Estudiantes fue una máquina despiadadamente certera. A los 2 un pestañeo de Maidana le hizo perder la marca de Desabato que ajustició a Carrizo en el segundo palo. Primer mazazo. Al cierre del primer tiempo, otra pelota parada, un rechazo, una nueva desatención, y Matías Sánchez llegando libre por el medio para el grito. Segunda piña. Al minuto de la reanudación, Maidana sobra una jugada y tiene que detener a la Gata con foul. Roja. El centro de Benítez provoca un borbollón y Rojo la manda a guardar en off side. Golpe de knockout.
El millonario había levantado cabeza en los últimos juegos con una receta un poco pijotera, pero sumamente rendidora. Orden, esfuerzo y efectividad. La misma receta con la que Estudiantes se siente cómodo hace años con una sutil y fundamental diferencia. El pincha tiene mejores intérpretes que la banda. Fue 4-0 porque Sabella (tal vez pensando a futuro) decidió que sus muchachos levanten el pié del acelerador. No fue un baile de taco, caño, chiche y pisadita. Fue un baile conceptual, estratégico, psicológico. River siempre llegó tarde al anticipo, siempre perdió en las divididas, siempre estuvo en inferioridad numérica. Estudiantes y Vélez no son parámetro para nuestra realidad. Pero si existen las tardes para el olvido, ésta sin dudas es una.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

DON FEDERICO


Seguro que le habrán dicho al Todopoderoso que por allá abajo había dos viejitos que la seguían rompiendo, y así fue que decidió llevárselos para jugar picados a muerte contra otros cielos. Las vueltas del destino han querido que en menos de una semana (el viernes falleció Ramos Delgado), el mundo River pierda físicamente a dos de sus mas altos valuartes, que engalanaron su rica tradición de buen fútbol.
En el mediodía de éste martes 7 de diciembre, murió Federico Vairo. Decirle gracias es poco. Tenía 80 años, pero todavía se adivinaba en ese venerable anciano a aquel rosarino impetuoso de risos rubios y ojos pardos que clausuraba la banda izquierda con una categoría pocas veces vista y vuelta a ver. Le tocó ser partícipe de un River fulgurante y estelar. En 5 temporadas ganó 3 títulos, jugó casi 100 partidos y marcó 4 goles. Fue cuando el "Carrizo, Pérez y Vairo" se sabía tan de memoria como el Padre Nuestro. No cualquiera hubiera llegado a la gran ciudad para calzarse la casaca abotonada sin siquiera pesarle. No cualquiera hubiera dado el piné para cubrir las espaldas de Walter Gómez, Vernazza, Labruna, Sívori, Loustau o Menéndez. No cualquiera hubiese jugado 44 partidos en la Selección Nacional en esos años turbulentos. Pero a Don Federico le sobraba prestancia y guapeza para imponerse ante el mas pintado. Marcaba como el mejor. Jugaba como el mejor.
River lo adoptó como ídolo, referente y formador. Cargó con orgullo y humildad su enorme figura histórica. Cuando llegaba a algún lugar, el silencio se adueñaba de todos, y los más memoriosos murmuraban por los bajo "Ese es Vairo, el 3 del River que ganó todo". Es muy sencillo porque: A las glorias se las reconoce mejor por los silencios respetuosos y no por las ovaciones estridentes.

martes, 7 de diciembre de 2010

NEGRO EL 2


Tal vez lo haya marcado un reto oportuno de José Nazionale –gloria del Lanús de los famosos globetrotters-, luego de que el negro reventara una pelota a la tribuna. “Eh pibe, acá no se hace eso, y menos usted”. Se lo debe haber tomado tan a pecho que luego no pateó nunca más para arriba en su carrera. José Manuel Ramos Delgado. Morochón quilmeño nacido en el 35. Lucía como una estatua fibrosa untada en aceite verde. Porte, estilo, temple, compostura, delicadeza. Jugaba contradiciendo ese abc del zaguero central que supuestamente impone reciedad, vehemencia y mala leche. Continuador de Alfredo Pérez, Julio Meléndez, y Federico Sacchi. Ramos Delgado anticipaba sin chucho casi en silencio, jugaba en puntas de pié, y la daba redondita al mejor parado mientras los aplausos nacían de las tribunas. Tiempista, prestancia, fina estampa, negro pituco. Vino a River en 1959. Jugó hasta el 65 un total de 172 partidos. Armó duplas históricas con Puchero Varacka, Marcelo Etchegaray y Roberto Matosas. Le faltó muy poco para ser campeón.
Después se fue al Santos. Pocas cosas deben ser tan gratificantes para un futbolista como que el mismísimo Pelé te elogie como uno de los mejores futbolistas con los que jugó. Con el "Peixe" hizo historia. Tuvo como compañeros a jugadores como O Rey, Coutinho, Clodoaldo, Carlos Alberto, Gilmar, Lima. Ganó varios paulistaos, y como ese equipo era como Los Beatles del fútbol, salió en interminables giras mundiales para mostrar su juego. Se retiró a los 39 y luego fue DT (en River en 1982) y formador de juveniles.
El Negro Ramos Delgado se murió el viernes pasado. Tenía 75 años y una vida engalanada por un reconocimiento casi unánime. Apenas hizo un gol en su carrera, pero –como dijo Tomás Sanz en su semblanza-, ni falta hubiera hecho, negro.

domingo, 5 de diciembre de 2010

EL TIRO DEL FINAL TE VA A SALIR

Colón (Santa Fe) 1 - 2 River Plate
Torneo Apertura 2010 - 17ª fecha.
Cementerio de los Elefantes - 04/12/10.


COLÓN: Pozo; Garcé, Raldes y Goux; Quilez, Ramírez, Moreno y Fabianesi, D. Díaz y Quiroga; Fuertes y Larrivey. Posteriormente Higuaín, Rivarola y Curuchet. DT: Fernando Gamboa.
RIVER PLATE: Carrizo (6); Ferrari (5), Maidana (6), Ferrero (6) y Román (6); Acevedo (7), Ballón (6), Pereyra (6) y Lamela (7); Ortega (4) y Pavone (6). Luego Funes Mori (5), Lanzini y J.M. Díaz. DT: Juan José López.
GOLES: Iván Moreno y Fabianesi (COL) 41 pt. Erik Lamela (RP) 11 st. Mariano Pavone (RP) 48 st.
ARBITRO: Juan Pablo Pompei -regular-
MAN OF THE MATCH: Walter Acevedo (River Plate).
RESULTADO MORAL: Colón 1 - River Plate 2.

El reloj marca 48 y monedas. Desde hace 15 minutos tenemos la lapicera en la mano para firmar el empate. De pronto el destino decide tambalear esa igualdad casi juzgada. Carrizo -en su segundo error del semestre- sale lejos y mal para atajar a Curuchet fuera del área, pero decide volverse justo cuando el delantero le enviaba el centro a Fuertes. Lo salva un esfuerzo mayúsculo de Maidana para peinarla de última. Un minuto luego, un bochazo de despeje encuentra a Lanzini en el área y éste al titánico Pavone, por primera vez en el año sin un tipo colgado a sus hombros. Definió rápido, de primera, certero y frío. Lo gritó sacándose la mufa de sus ropas que un poco también son las nuestras. Debemos mirar dos veces para confirmar que sí. Que no es un error ni una ilusión. Que entró. Que ganamos en Santa Fe.
Antes de ese estallido visceral hubo un juego en donde las paridades estuvieron a la orden del día. River controló decentemente los arrestos de un Colón con buenas individualidades deseosas de reivindicar ante su gente la mediocre campaña, hasta que una serie de desaciertos en la marca lo pusieron en desventaja tal vez injustamente. Pero, a diferencia de los juegos anteriores, el millo tuvo mucho más margen para gestionarse opciones de gol. Alli se movió con aciertos y con errores, pero lo empató y era justicia. En la agonía halló la victoria. Y los tres puntos son un premio. Al esfuerzo, a la busqueda, al orden, al bancarse lo que venga. Dirán que esto no es River, y puede que tengan razón, pero, sinceramente amigos, ¿que se supone que es River hoy?.
Dicen que el fútbol es un estado de ánimo. Debe ser así nomás. El buen semblante y el orden a rajatabla son los principales capitales de este River de fin de año. La victoria ante Boca fundó un equipo mas seguro de sí y con unos pocos y fundamentales preceptos para defender a como de lugar: Seguridad defensiva, solidaridad, actitud y cosecha de puntos. Ante eso algunas cosas se van aclarando: El doble cinco de Almeyda -suplido sobriamente por Ballón en el cementerio- y Acevedo a esta altura parece innegociable. El sacrificio de Ferrari para jugar de 4 y 8 al mismo tiempo es notable, por mas que desluzca su brillo personal. Román no se aventurará demasiado con la pelota en los pies, pero desde que juega allí, nadie ha entrado como pancho por su casa al área de Carrizo. A Lamela hay que liberarlo de presiones y responsabilidades. Discontinuo, tal vez un poco frío, de su tranco elegante y su toque fino siempre salen cosas positivas cuando entra en sintonía. Es crack, y lo será mucho más cuando moldee su físico y su personalidad, y cuando aprenda a largarla en el momento justo.
Van 28. Faltan 2 para los básicos 30. Quedan 6 en juego ante rivales chivos. Para cerrar esta crónica de un fin de semana alegre, déjenme elegir la imagen del gol del pibe Lamela. Esa jugada "barceloneana" urdida por los toques de Ballón - Acevedo - Ferrari - Acevedo - Lamela - Acevedo - Pavone - Lamela - red. Permitamente buscar allí el futuro perfecto de un River que sin salir del molde que le ha permitido sumar valiosas unidades, pueda animarse a retomar el camino que nunca debió haber perdido.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

CAMPAÑA 1952

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Víctima del cáncer, el 26 de julio muere Evita. Tiene 33 años y buena parte del país la llora. La otra sonríe por lo bajo. Meses antes, en parte gracias al voto femenino por el que tanto había peleado, el General Juan Perón logra la reelección para su segundo mandato como presidente del país. Nace la provincia de La Pampa, antes Territorio Nacional. Aparecen en los kioscos de golosinas por primera vez los caramelos Sugus. El deporte Argentino se conmociona por la medalla de oro lograda por los remero Tranquilo Capozzo y Eduardo Guerrero en los Juegos Olímpicos de Helsinsky,
En Gran Bretaña, el 6 de febrero asume su reinado Isabel II, trono que ocupa hasta hoy. Fulgencio Batista comanda un golpe de estado que lo deposita en el poder en la isla de Cuba. El laureado General de la 2ª Guerra, Dwigth Eisenhower, gana cómodamente las elecciones en los Estados Unidos. El Italiano Alberto Ascari gana el segundo mundial de F1. Ernest Heminway publica “el viejo y el mar”. Un grupo de muchachos norteamericanos producen un invento con destino de eternidad: El código de barras.
1952 es un año notable para River. La gira Europea, iniciada a finales del 51 lo carga de gloria y reconocimiento. Gana 7 partidos, empata 6 y solo pierde 1 –ante Athletic Bilbao en San Mamés-. El triunfo mas relevante sucede el 2 de Febrero en el lodo de Maine Road. River vence a Manchester City 4-3. Es el primer triunfo de un equipo argentino en la tierra de los inventores del fútbol. Con Minella como DT, el millonario pelea con el tricampeón Racing el certámen local. Llega a la cima en la fecha 8 cuando lo derrota con dos goles de Vernazza y no dejará ese puesto hasta el final. Gran año de Guito, autor de 17 tantos, bien secundado por Eliseo Prado con 13 y el siempre invalorable aporte de Labruna, Walter Gómez y Amadeo Carrizo. La vuelta se da en Rosario. River le va ganando a Newell's 1-0 con gol de Prado, pero el partido debe ser suspendido por incidentes. El millo gana los puntos y obtiene el festejo. El título abrirá las puertas del ciclo mas ganador en la historia del Club.
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CAMPEONATO AFA 1952
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1- Independiente 3-3 - Prado (2), Vernazza / Lacasia, Cecconatto, Micheli.
2- Estudiantes (LP) 4-2 - Labruna (2), Vernazza, Prado / Infante, Pelegrina.
3- Vélez Sarsfield 1-1 - Vernazza / Zubeldía.
4- Atlanta 2-0 - Ferrari, Gómez.
5- San Lorenzo 1-2 - Labruna / Benavídez, Torres.
6- Lanús 1-1 - Prado / Daponte.
7- Rosario Central 3-2 - Loustau (2), Prado / Apiciafuocco, Gauna.
8- Racing Club 2-1 - Vernazza (2) / Cipolla.
9- Platense 3-2 - Labruna (2), Vernazza / Rodriguez, Bernardo.
10- Boca Juniors 1-2 - Acosta -ec- / A. Pérez -ec-, González.
11- Chacarita Jrs. 2-0 - Gallo, Labruna.
12- Ferro C.O. 3-0 - Prado, Gallo, Loustau.
13- Huracán 3-2 - Labruna, Gómez, Vernazza / López (2).
14- Banfield 1-2 - Labruna / Álvarez, Sánchez Laje.
15- Newell's O.B. 2-2 - Vernazza (2) / Carranza, Ortiguela.
16- Independiente 2-1 - Vernazza, Prado / Grillo.
17- Estudiantes (LP) 2-1 - Prado, Evaristo / Giosa.
18- Vélez Sarsfield 3-2 - Vernazza(2), Loustau / Mallegni (2).
19- Atlanta 3-2 - Prado, Loustau, Evaristo / Dupuy, Delogu.
20- San Lorenzo 1-2 - Gómez /Benavídez, Giarrizo.
21- Lanús 2-1 - Vernazza, Labruna / Sosa.
22- Rosario Central 3-5 - Gómez (2), Labruna / Portaluppi (2), J.A. Vairo, F. Vairo, Apiciafuocco.
23- Racing Club 2-2 - Gómez (2) / Blanco (2).
24- Platense 1-4 - Vernazza / López (2), Sayago, Menéndez.
25- Boca Juniors 3-1 - Gómez (2), Loustau / Borello.
26- Chacarita Jrs. 1-0 - Gómez.
27- Ferro C.O. 1-3 - Prado / Pérez, Runzer, Fumero -ec-.
28- Huracán 7-1 - Vernazza (3), Gómez (2), Labruna, Prado / Ricagni.
29- Banfield 1-1 - Prado / Converti.
30- Newell's O.B. 1-0 * - Prado.
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* El partido fue suspendido por incidentes a los 15 minutos del segundo tiempo. River ganó los puntos en el tribunal.

FORMACIÓN BASE: Amadeo Carrizo –Marcelino Fumero-; Alfredo Pérez y Lidoro Soria; Norberto Yácono –Roberto Tesouro-, Julio Luis Venini y Héctor Ferrari; Santiago Vernazza, Eliseo Prado, Walter Gómez, Ángel Labruna y Félix Loustau.

GOLEADORES: Santiago Julio Vernazza 17- Eliseo Prado 13- Walter Gómez 12- Ángel Amadeo Labruna 11- Félix Loustau 6- Alberto Evaristo 2- Alberto Gallo 2- Héctor Ferrari 1 Acosta (Boca Juniors -EC-) 1.

GIRA EUROPEA 1952
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- Athletic Bilbao (España) 2-5 - Labruna (2)
- Real Madrid (España) 4-3 - Vernazza, Labruna, Gómez, Pizzutti.
- Atlético Madrid (España) 3-3 - Gómez (2), Labruna.
- Nápoli (Italia) 2-1 - Labruna (2).
- AC Roma (Italia) 1-1 - Vernazza.
- Combinado Inter / AC Milan (Italia) 3-3 - Vernazza (2), Labruna.
- Combinado Sampdoria / Genoa (Italia) 3-3 - Labruna, Pizzuti, Gómez.
- Lugano (Suiza) 9-0 - Labruna (2), Gómez (2), Prado, Loustau, Zárate, De Zorzi, Respuela.
- Spezia (Suiza) 8-1 -
- Servette (Suiza) 4-3 - Labruna (2), Prado, Respuela.
- Racing Club París (Francia) 3-3 - Prado (2), Loustau.
- Celta (España) 3-3 - Vernazza (2), Loustau.
- Manchester City (Inglaterra) 4-3 - Labruna (2), Gómez, Vernazza.
- Sporting Lisboa (Portugal) 5-0 - Prado (2), Labruna (2), Pizzutti.

domingo, 28 de noviembre de 2010

EL CORAZÓN EN LA MANO

River Plate 1 - 0 Olimpo (Bahía Blanca)
Torneo Apertura 2010 - 16ª fecha.
Estadio Monumental - 28/11/10


RIVER PLATE: Carrizo (8); Ferrari (5), Maidana (6), Coronel (5) y Román (7); Acevedo (6), Almeyda (6), Pereyra (6) y Lamela (5); Ortega (4) y Pavone (5). Posteriormente Funes Mori, Buonanotte y Cirigliano. DT: Juan José López.
OLIMPO: Tombolini; Casais, Bianchi Arce, Mosset y Villanueva; Galván, Brum, Cobo y Vega; Salom y Furch. Luego Rolle, Bareiro y Delorte. DT: Omar De Felippe.
GOLES: Adalberto Román (RP) 31 pt.
ARBITRO: Sergio Pezzotta -bien-
MAN OF THE MATCH: Juan Pablo Carrizo (River Plate)
RESULTADO MORAL: River Plate 2 - Olimpo 1.

Dos años y medio de diferencia y el mismo grito absolutamente distinto. Dos años atras, Diego Buonanotte se filtraba en la defensa bahiense y tocaba al segundo palo y al rastrón para anotar el gol con que River ganaba su último campeonato, allá en el Clausura 08. Hoy, en el mismo arco, en el mismo palo, y con casi la misma euforia en el festejo, Adalberto Román se anticipó en un corner de Lamela, y cabeceó como Dios y los manuales mandan. A contrapierna, abajo y de pique al suelo. Hoy como ayer ese estallido. Hoy como ayer con el corazón en la mano. Hoy como ayer esa victoria tan festejada, aunque los motivos de la alegría sean tan disímiles que cuesta creer que entre suceso y suceso hayan pasado apenas 2 años y medio.
La principal virtud de JJ ha sido sincerar a River de cara a su realidad. En estos tres últimos partidos el millonario ha sido honesto con su urgencia y fue a lo básico y primordial: Los puntos. Ya no hay aventuras románticas ni futuros perfectos. Ahora, con el privilegio del orden y el cero en el arco propio, equipo y circunstancia parecen tener mucho mas en común. Lo cual no deja de ser un síntoma positivo. No se puede pensar en la revolución si lo que primero que se tiene es la panza vacía. También ciertas movidas de nombres parecen haber sido acertadas. Acevedo aporta el bendito equilibro y un traslado seguro en la zona central, al margen de ser un pulmón extra para el Pelado Almeyda. Y Román no sube como Arano, pero cancela su zona defensiva y es, además, un reaseguro en el juego aéreo en ambas áreas.
Maniatado y nervioso, hasta ese cabezazo de Román, River no había hecho demasiado por merecer el triunfo ante un Olimpo humilde y ordenado. Pero en este fútbol en donde el trámite lo determinan los goles y no el juego, el sufrimiento experimentado hasta el último minuto para festejar el éxito pareció un poco exagerado. En los minutos posteriores a la apertura del score la banda generó bastante como para eliminar los sobresaltos que llegaron en el cierre del juego. Los arrestos voluntariosos de Olimpo provocaron alguna zozobra y fue necesaria la aparición de San Carrizo -Almeyda dixit- para jugarse la vida ante una entrada de Bareiro en el descuento (como previamente lo había hecho ante Furch y Galván). Su arrojo abrochó una victoria vital y sin mucho para destacar. Además ahuyentó los fantasmas de un empate, que de haber ocurrido, hubiera dado por tierra con la precaria ilusión a la que estamos aferrados.
River Plate pone a prueba tu corazón. Lo zamarrea en un vaivén de sensaciones de la que solo los mas fuertes saldrán airosos. Te da aire y de pronto te lo quita. Este River (su fútbol, su gente, sus falencias, sus virtudes) debe ser analizado y comprendido bajo el inapelable prisma de su contexto. Hoy, la actualidad reclama cuchillo entre los dientes y armadura de hierro. Su DT y sus jugadores lo saben, y parece ser, que buena parte de su público también. No es una mala señal. La historia, la gloria, las banderas, las tradiciones que nos han hecho los mas grandes se respetan y se defienden, pero hoy por hoy, están para ser exhibidas en el museo.

viernes, 26 de noviembre de 2010

LUIS MARÍA RONGO

River Plate 1935 / 1940 - 49 partidos – 53 goles - 2 títulos.
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La década del 30 para River Plate puede definirse con un solo nombre: Bernabé Ferreyra. El shock que “La Fiera” causó, conmovió los cimientos de una institución que dejó por esos años de ser importante para ser grande de verdad. Bernabé era como un rockstar, un semidiós magnético – y por ende- irreemplazable. No fueron pocos los que encararon esa patriada titánica de hacer olvidar a Bernabé. Ninguno lo logró. Quien más cerca estuvo de hacerlo, sin dudas, fue Luis María Rongo.
Nacido en Córdoba en el año 1916. Rongo vino a River de pibe y fue una de las estrellas de una camada inolvidable cuyos apellidos más rutilantes fueron Moreno y Pedernera. Ya saltaba a la vista sus cualidades de artillero cuando los seguidores de la cuarta especial atestiguaban los 44 goles que marcó en el año 1933, curiosamente los mismos que Ferreyra había marcado en la temporada anterior, pero en Primera. Rongo era un rusito morrudo, de frente amplia, peinado a la gomina, y no era ninguna luminaria técnica ni mucho menos. Poseía si, una perseverancia a prueba de balas y un admirable remate de derecha, que le permitía anotar seguido desde afuera del área con pelota en movimiento o de tiro libre.
Una lesión de Bernabé le abrió las puertas del debut en Primera justo ante Boca en un superclásico el 1 de septiembre del 35. El estreno no podría haber sido mejor. A los 21 minutos del segundo tiempo un furibundo derechazo suyo estremeció la red de Yustrich y decretó el 1-1 final en Alvear y Tagle. Al mes siguiente jugó su segundo partido y le hizo 3 a Gimnasia de La Plata, y también se anotó con otro tanto más ante Talleres de Remedios de Escalada. Pero cuando sanó Bernabé, Rongo volvió sin chistar a la cuarta especial.
En realidad no fueron muchas las oportunidades que tuvo Rongo de jugar con continuidad, ya que River por esos años era un equipo armónico y ya asentado, que giraba en derredor de la estrella del mortero de Rufino, la sapiencia de Peucelle, y el talento juvenil del Charro y Adolfo. Ese equipo fue campeón en las temporadas del 36 y 37, y el cordobés apenas actuó en 15 partidos.
Luis María Rongo es protagonista de un hecho curioso y excepcional en la historia del fútbol Argentino ya que jugó en la misma temporada (la del 37) en un equipo que fue campeón –River- y en otro que se fue al descenso (Argentinos Juniors, al que fue cedido a mitad de año en calidad de préstamo). Cuando volvió en 1938, la tónica de hacer banco parecía repetirse, hasta que otra lesión de Bernabé le dio nuevas oportunidades. Rongo jugó los últimos 20 partidos de esa campaña y en ese lapso de destapó. Convirtió 33 goles con el espeluznante promedio de 1,58 tantos por partido. Una tarde le hizo 4 a Atlanta. También registró hattricks ante Huracán –ida y vuelta-, Racing Club, Vélez Sarsfield, y varios dobletes, uno de ellos ante Boca.
Los goles de Rongo nunca estuvieron en discusión, pero sí su calidad para el juego asociado. Es por eso que –pese a sus números- nunca le confiaron la titularidad a rajatabla. En el 39 jugó apenas 7 partidos con 10 goles (5 de ellos en una misma tarde, la del 26 de mayo en Caballito ante Ferro). Su último tanto con la banda roja se lo anotó a Vélez, ya en 1940, su único festejo esa temporada.
Tenía 25 años cuando Fluminense de Río de Janeiro, equipo que había conocido su potencia ofensiva en varios amistosos, se lo llevó para jugar y ganar el Estadual Carioca de 1941. Rongo avaló sus pergaminos con ¡36! goles en 25 partidos. El 20 de julio, ante Sao Cristovao, Rongo hizo 6 pepas, y es hasta hoy, el jugador que marcó mas goles en un mismo cotejo vistiendo la tricolor de Laranjeiras.
Volvió a Argentina para jugar en Platense 3 temporadas. En 1945 fue adquirido por Temperley y luego cerró su campaña profesional actuando para Excursionistas y San Telmo en las división de ascenso de nuestro fútbol.
Se preguntarán porque un jugador que posee dos vueltas olímpicas y un record (tal como Bernabé) de mas goles convertidos que partidos jugados no es ídolo en la historia de River?. Quien lo sabe. El hincha tiene razones que la propia razón no entiende.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

EL RIVER DE CARMÓPOLIS


Decir que River Plate este año no ganó ningún campeonato es una afirmación concretamente cierta, pero que -a la vez- técnicamente es incorrecta. ¿What?. Si, es incorrecta. Prueben poner en el buscador de imágenes de google la frase "River campeón" y aparecerá con el correr de las páginas la foto que enmarca este post. River Plate campeón del Torneo Estadual de Sergipe. Brasil. Peor es nada.
Muchos tomamos contacto con la historia de la Sociedad Esportiva River Plate de Carmópolis hace ya algunos años cuando una crónica color del diario La Nación descubrió la existencia de un duelo River - Boca en un pequeño estado de Brasil. Pero la historia de este humilde club del nordeste profundo, que resurgió inspirado en la luz irradiada por el millonario argentino, se fue escribiendo día a día, mas allá de este particularidad altisonante. Hoy, el River de Carmópolis atraviesa el mejor momento de su corta existencia, al haberse coronado por primera vez como campeón del Certamen Estadual Sergipano, jugado en la primera parte de 2010.
Nació el 18 de agosto de 1967 bajo el nombre de Sao Cristovao. No existen muchas posibilidades de futuro venturoso si se nace en un pequeño pueblo (de apenas 7.000 habitantes en aquel momento) percutido por las carencias y privaciones de toda una región. Fue recién a mitad de los 90 cuando River aparece en esta historia. Cuenta la leyenda que los dirigentes de Sao Cristivao tomaron la medida de cambiar su nombre por el de River Plate para poder rivalizar con mas encono con una entidad que por esos años se había fundado bajo el nombre de Boca Junior (como suena, sin s). Así y todo, la austeridad continuó signando casi todo el derrotero de la banda carmopolitense. Jugadores pseudo profesionales, apoyos económicos esquivos, desinteres popular, magros resultados deportivos. No fueron pocos los que sugirieron levantar el teléfono y comunicarse con Buenos Aires presentándose como el primo pobre brasileño. Otros, mas pragmáticos iniciaron contactos con la firma Petrobras -sponsor millonario-, que justamente tiene su casa central del Estado de Sergipe, en la ciudad de Carmópolis.
La suerte comenzó a modificarse lentamente en los últimos años con la banca económica provista por la firma de medicina prepaga Plamed, la cual permitió acercar a Carmópolis jugadores de cierto nivel, y organizar una estrategia mas seria de trabajo, que tuvo su corolario este año con una campaña inobjetable que concluyó con la obtención del cuadrangular final con el que se definió el certamen estadual.
El River de Carmópolis usa una camiseta blanca con vivos azules. También viste una enteramente roja con vivos blancos y negros y otra completamente azul. Alguna vez llevaron sobre su pecho la banda roja, manchada por el bizarro auspicio de "Calcinha preta -bombacha negra-", una banda de mangue beat de la zona. Su escudo se parece mucho al nuestro, solo modificado por las iniciales SERP y la fecha de su nacimiento. Tiene su canchita pelada con apenas un vetusto alambrado perimetral. Pero hoy, muy a menudo, juega sus partidos de local en el estadio Batistao de Aracajú, la capital estadual, distante 30 km de Carmópolis, para favorecer la convocatoria de los equipos de esa ciudad y así obtener mejores recaudaciones. A nivel nacional se encuentra jugando la Serie D. Bastante lejos todavía de las grandes luces del futebol brasileiro.
Sergipe es el estado mas pequeño de todo Brasil. En Aracajú, las playas son blancas como una prolongada víbora que acompaña las aguas perladas que la bañan, y palmeras que completan la postal perfecta. Hace calor. Siempre. Su pueblo vive del turismo que se pasea por sus tierras todo el año. Río. San Pablo, Salvador, Brasilia, quedan tan lejos que su idiosincrasia se parece poco al de las grandes aglomeraciones. Hoy, Carmópolis tiene 20.000 habitantes. Fue bautizada así en 1943 en homenaje a Nuestra Señora de Carmo, patrona del lugar. Allí no hay playas ni turistas. Si hay carencias viejas mezcladas con esperanzas nuevas. También hay fútbol, y allí River es el capo indiscutido.
Hasta hace poco uno de sus principales dirigentes ironizaba explicando que "Tenemos un escudo parecido al de River de Argentina, nos inspiramos en ellos, usamos los mismo colores. Para parecernos del todo, solo nos falta ser millonarios". Todavía les falta. Pero van en camino.

domingo, 21 de noviembre de 2010

DOLOR DE OJOS

San Lorenzo 0 - 0 River Plate
Torneo Apertura 2010 - 15ª fecha.
Estadio Gasómetro - 21/11/10.


SAN LORENZO: Migliore; Luna, Tula, Bottinelli y Palomino; G. Pereyra, Reynoso y Torres; Rovira, Menseguez y Bordagaray. Posteriormente Bazán y Benítez. DT: Ramón Díaz.
RIVER PLATE: Carrizo (6); Ferrari (5), Maidana (6), Ferrero (5) y Román (6); Acevedo (5), Almeyda (6), R. Pereyra (5) y Lamela (4); Ortega (4) y Pavone (4). Posteriormente Arano, Lanzini y Funes Mori. DT: Juan José López.
GOLES: No hubo
ÁRBITRO: Diego Abal -regular-
RESULTADO MORAL: San Lorenzo 0- River Plate 0.

A veces hay partidos que no dan ni para que uno queme preciosas neuronas en un vano intento de explicación. Este de San Lorenzo y River es uno de esos casos. Habrá quienes argumenten el sofocante calor de la tarde porteña. Otros pondrán en la mesa la excusa de la presión por lograr el resultado. Otros la crisis global. Otros la caída del Muro de Berlín. Todas pavadas. Es difícil de consebir que tipos preparados física y mentalmente, varios de talento comprobado, bien dispuestos y bien remunerados, erren pases de tres metros al compañero, o tiren centros 20 metros atrás del arco, o fouleen de manera torpe e infantil durante todo un partido. La decadencia de nuestro fútbol es tan notable que tal vez este clásico no haya sido siquiera el peor juego de la fecha. Pero lo cierto es que cotejos como el del Gasómetro espantan a la gente de las canchas. Si los 30 y pico mil tipos que pagaron la entrada deciden no volver más a un estadio, estarán absolutamente justificados.
No somos tan necios como para creer que el triunfo del martes iba a fundar un nuevo River, pero sí pensamos que esta era una buena chance para proseguir con el envión de tan magnifica victoria. No se dio. River no pudo ser intenso ni pudo ser preciso. Desplegó cierta solvencia para contener sin problemas a los 3 atacantes que puso Ramón, pero eso le restó aire, inventiva y jugadores al momento de provocarle peligro a la valla de Migliore. Con el correr de los minutos el juego se fue tornando de mediocre a malo, y luego de malo a desastroso. Los 15 finales fueron un concierto de chambonadas insultantes para la historia del fútbol de ambas instituciones.
22 puntos en la tabla de al menos 30 que se pretenden. Con 12 en juego la lectura es sencilla: O mejoramos o no llegamos. Los empates no ayudan mucho en lo aparente. Las igualdades de visitante solo rinden si de local se gana.

jueves, 18 de noviembre de 2010

TODOS LOS CARNEROS VAN AL CIELO


A partir de este momento sin repetir y sin soplar: Jugadores titulares de River Plate el día del gol de Bruno, comenzando ya!!!: Ehhh… Bruno, ehhhhhh…..paso.
Deben ser realmente muy pocos los hinchas de River que sepan recitar de memoria la formación de purretes que vistió la banda roja aquella noche histórica del 14 de agosto de 1975. La misma memoria, que a veces recuerda los detalles más intrascendentes, los ha apartado a un rincón semialumbrado, como un castigo injusto, ya insalvable en el tiempo. Ocurre que para el hincha de River los nombres de esa noche son efectivamente un detalle. Esa noche no hubo 11 apellidos, sino 11 camisetas. Esa noche no hubo ídolos que ovacionar y sí una historia que revertir. 55 mil millonarios fueron ese jueves helado al Fortín de Villa Luro atraídos por el imán del amor a los colores. Gigantescas lenguas de miles de personas abarrotaron avenidas y adyacencias carcomidas por la ilusión y la incertidumbre. Era River en su esencia. Era River frente al trascendental acontecimiento de una vuelta olímpica esquiva hasta la crueldad. Era un grito contenido que ni una huelga de morondanga podría ahogar. Era un capitulo muy negro que esa noche debía ser cerrado.
Aquella noche es hoy una burbuja en el tiempo. La custodia un aura mágica que solo permite el recuerdo en flashes violentos. La huelga que no se levanta. El colosal marco. El aliento tenso a 11 anónimos con acné en las mejillas. El gol que no llega nunca hasta que llega por fin. El pibe con la 10 en la espalda -que después se sabría se llamaba Bruno- festejando en el alambrado. La invasión ciega. La alegría desbordante que contagia inmediatamente a todo un país con la radio en la oreja.
Salvo el Flaco Vivalda y Rodolfo Raffaelli, ninguno de aquellos chicos hizo carrera en el fútbol. Los acusaron de carnerear la medida de fuerza. De arrebatarles el festejo a los grandes luego de una campaña inolvidable. Muchos de los pibes experimentaron el vacío del destrato de los profesionales cuando ya se codeaban con la primera. En Agremiados les cerraron las puertas. Los pibes estaban presionados por la dirigencia y actuaron en obediencia debida. De antemano ya estaban condenados. Poco a poco fueron sucumbiendo en la espesa niebla del olvido transformada en pase libre. Rescatar aquí sus nombres de aquella noche de Liniers es –si se quiere- un mínimo gesto de agradecimiento por brindarle a la historia de River una jornada muy difícil de igualar en niveles de emoción.
1- Alberto Pedro Vivalda: Ya había debutado en primera 15 días antes reemplazando a Fillol ante Temperley, por eso, su decisión de jugar cayó mal en los profesionales. Anduvo por Chacarita, Racing, Unión, Platense, Ferro y Millonarios de Bogota. Llegó a jugar 257 partidos en primera. Problemas depresivos lo empujaron a cometer suicido cuando apenas tenía 39 años.
4- Rodolfo Luis Raffaelli: Quedó libre y pasó a Atlanta en el 78. Luego peregrinó por Huracán y Banfield. Cerró su campaña de 168 partidos en primera, jugando un Nacional para Guaraní Antonio Franco de Posadas.
2- Orlando Ponce: Jugó en primera solo esa noche en el Amalfitani.
6- Fernando Zappia: Le dieron libertad de acción a fines del 77. Probó suerte en el extranjero, donde actuó para Tirol de Austria, Nancy, Metz y Lille de Francia. Volvió y dio las urras en Atlanta. 50 partidos en primera.
3- Luis Alberto Jometón: Solo jugó esa noche en River Plate. Completó su historial en primera con 4 partidos más en Altos Hornos Zapla de Jujuy.
8- Ruben Mario Cabrera: Se fue al terminar esa temporada. Hizo casi toda su carrera en el ascenso jugando para Deportivo Italiano. En 1983 se fue a El Porvenir donde se retiró.
5- Héctor Bargas: Emigró de Núñez en 1976 descartado por Labruna y Aragón. Francia lo amparó años mas tarde actuando en los ignotos Louhans – Cuiseaux, Le Puy y Chatellerault.
10- Ruben Bruno: Su estadística personal dice que jugó en River 11 partidos convirtiendo dos goles (el otro a GELP en 1976). Le dieron el pase libre y fichó para Los Ándes donde jugó 10 partidos. Luego lo contrató Huachipato de Chile y mas tarde se lo vio en Central Norte de Salta e Independiente de Neuquén. Hoy es probable que al autor de uno de los goles mas importantes de la historia de River ni lo conozcas si te lo cruzas por la calle.
7- Leonardo Labonia: Solo ese partido en primera. No confundir con Antonio “Tano” Labonia, legendario enganche de Dálmine en el ascenso.
9- Ramón Orlando Gomez: Se puso la banda roja solo esa jornada. Sin chances ni oportunidades se fue a All Boys de Floresta donde jugó mas de veinte partidos. Continuó su carrera en Once Caldas de Manizales, Colombia.
11- Francisco Groppa: Titular solo por esa vez.
13- Sergio Gigli: Media hora de ese segundo tiempo en la primera de River. Al año siguiente lo transfirieron a Banfield.
15- Luis María Giménez: Nada mas que 15 minutos en Liniers con la de casaca riverplatense.
Nadie pensó que la sangre iba a llegar al río. Agremiados peleaba por la creación de un convenio colectivo de trabajo y decretó huelga el lunes 11. La tarde del jueves 14 fracasó la última reunión y lo impensado ocurrió. A jugar con los pibes. Reunido con los profesionales en la concentración, Labruna decidió esa misma tarde no ir a Liniers y mandar en su lugar a Federico Vairo. También ordenó sacar del plantel de la cuarta división a su hijo Omar, “para que no hablen pavadas”. Al mismo tiempo, los 20 juveniles citados para el compromiso, votaban por acatar la decisión de la dirigencia o por respetar la huelga de los futbolistas. Ganó 19 a 1 el sí. Solo Ramón Gómez optó por no jugar.
Hasta último momento, Argentinos dudó en incluir a un chico de ¡14! años que la rompía en la octava. No Lo hicieron y ya saben de quién se trata. Eguía, Rosello y Amorone fueron los suplentes que no ingresaron. Luego del gol, el chico Bruno perdió el conocimiento unos segundos por la terrible emoción de entrar en la historia. 2 minutos antes del final, el juez Miguel Comesaña paró el partido por invasión. Miles de muchachos ya mayores de edad arrancaban el pasto del Amalfitani como en trance. Era la primera vez que veían a River campeón. Por primera vez en 18 años, ese 14 de agosto, todo el país volvía a dormir tranquilo.
Una anécdota pinta mejor que nadie lo que fue aquella jornada apoteótica. Dijo Orlando Ponce, zaguero de River ese cotejo: “En el vestuario nos felicitaron y nos llevaron en caravana hasta Núñez donde siguieron los festejos. La alegría era indescriptible pero sentíamos algo raro sobre nosotros. Después todos nos fuimos a casa en colectivo. Eran como las tres de la mañana cuando me tomé el 80 para ir a Liniers. En frente mío iba un hincha de River leyendo el diario que tenía mi foto en la tapa, y ni me reconoció”.
La huelga se levantó el viernes 15. El domingo el plantel de primera tuvo su merecido festejo en el Monumental ante Racing. La historia volvía a encontrar su curso normal. Y los chicos que jugaron ante Argentinos no estaban contemplados en ella.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

QUE ESTO DURE PARA SIEMPRE

River Plate 1 - 0 Boca Juniors
Torneo Apertura 2010 - 14ª fecha.
Estadio Monumental - 16/11/10.


RIVER PLATE: Carrizo (7); Ferrari (5), Maidana (8), Ferrero (7) y Román (6); Acevedo (7), Almeyda (6), Pereyra (7) y Lamela (6); Ortega (6) y Pavone (6). Posteriormente Arano, Buonanotte y Funes Mori. DT: Juan José López.
BOCA JUNIORS: García; Cellay, Caruzzo, Insaurralde y Rodríguez; Méndez, Battaglia, Giménez y Riquelme; Mouche y Palermo. Luego Chávez, Viatri y Monzón. DT: Claudio Borghi.
GOLES: Jonathan Maidana (RP) 8 st.
ARBITRO: Héctor Baldassi (regular)
MAN OF THE MATCH: Jonathan Maidana (River Plate)
RESULTADO MORAL: River Plate 2 - Boca Juniors 0.

Quisiera subirme a esta noche y no bajarme nunca más. Abrazarme a miles de anónimos y, porque no, dejar caer una lágrima. Confundirme con el humo de las bengalas que abriga, como una cobija espumosa, esta noche inolvidable. Sentirme así feliz como hacía rato no pasaba. Libre como esas banderas que se ondean al viento. Pleno, extasiado, agradecido, emocionado.
Quisiera meterme en ese abrazo en el circulo central. Sacudir esta angustia atorada en el garguero. Poder tener este indescriptible placer de escribir estas líneas para ustedes con una sonrisa que no cabe en la cara. Volver a verte, querido River, como en tus mejores noches, convocante, imponente, ganador. Bajar y decirle gracias al Pelado, y a Ariel, y a Juan Pablo, y al Negro JJ, y a todos. Poder retomar esa esperanza maltrecha de alguna vez volver a ser lo que siempre fuimos.
River ganó en todo. Rotundo e incuestionable. Lo hizo desde esa recepción escalofriante de su pueblo, hasta el pitazo lapidario de Baldassi. JJ puso en cancha un dibujo con las fichas en los lugares correctos y con las ideas absolutamente claras. Siempre supo cual era su negocio y lo hizo evidente tanto por el fervor con que enfrentó el cotejo, como por la rotunda mediocridad con la que Boca reptó por Núñez. Maidana, Ferrero y Román le pusieron músculo, codo y agarrón al patrullaje de Palermo. Almeyda y Acevedo se entendieron precisos en el siempre difícil arte del "sale uno, espera el otro". Por ellos, Riquelme no estuvo en el Liberti. Carrizo transmitió paz. Rara vez hubo mas de 40 metros entre el primer delantero y el último defensor de la banda. Esa "rigurosidad" táctica, abrió las puertas para que los talentos de Pereyra (altísimos 45 iniciales) y Lamela generen desequilibrio. Este River fue mucho mejor que el de las últimas versiones de Cappa. Pero -sobre todas las cosas- fue un River diferente. Muy diferente.
Y después sí. El gloriosos minuto 8 del complemento. El chanfle cerrado de Lamela a la boca del área chica. La entrada rauda de Maidana, con el fantasma de Passarella guiando su arremetida con la 6 en la espalda. Y ese parietal izquierdo de pique al suelo. Y esa ceguera loca por un gol, que más que un gol es un orgasmo, que más que un orgasmo es un desahogo.
El último párrafo es para JJ. Tanta verdura mediática tirada al voleo por aquel pasado azul y oro hizo que el negro mereciera esta reivindicación publica y popular. Nunca (y menos ahora) nos debiste algo JJ. Nos quedamos con tu arrojo para agarrar este fierro caliente; Tu postal serena ante la locura y el deliro; Con la cinta adhesiva que te volviste a poner en la muñeca, como cuando la rompías con la banda roja; Y con ese puño apretado de cara a la (tu) gente cuando los tres puntos ya estaba en el bolsillo.
Tres puntos que -sabemos- son solo eso, pero que -también sabemos- que no son tres puntos cualquiera.

jueves, 11 de noviembre de 2010

EL FANTASMA BUENITO

River Plate 1966-71 / 1973 - 250 partidos - 118 goles - 0 títulos.
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Primero le dijeron el fantasma. Merodeaba las áreas como desentendido, se esfumaba de la vista de todos, y luego aparecía por sorpresa en el lugar menos pensado y causaba pavor en las defensas contrarias. Los goles se le caían de los bolsillos. Mas tarde lo llamaron simplemente Tito. Para ese entonces ya era mas hombre y menos pibe, y también era mas jugador que promesa. En esa mutación hipotecó el 9 de área y descendió al mediocampo para seguir marcando diferencia, en este caso para asistir a delanteros de gol. Daniel pudo lograr su brillo propio al resguardo de la tremenda sombra emanada por la figura de su hermano mayor, Ermindo. Es difícil establecer cuando dejó de ser “solo” el hermano de. Arribar a eso tal vez sea el mayor logro de su carrera.
Llegó de Las Parejas y al rato ya estaba en la primera jugando al lado de su hermano. Renato Cesarini, aquel zorro maestro del juego y de la vida, lo agarró en el vestuario del Monumental en la noche de su debut ante Boca, y de un sermón le sacó todos los nervios que podía tener. “Yo creo que usted es mejor que el Ronco. Ahora demuestremelo, carajo”. Aquel estreno en la Copa Libertadores del 66 lo marcó a fuego. A los pocos días anotaba ante Lara FC el primero de sus 17 tantos en ese torneo, cifra hasta hoy jamás superada para un solo certamen. Era certero en el área para el toque final, tenía el olfato necesario, pero también sabía ganarse sus chances en base a una habilidad difícil de descifrar.
La partida de Ermindo a Peñarol de Montevideo a fines del 68, lo redefinió en cuanto a estilo y protagonismo. Labruna lo retrasó a la función de armador de juego y allí volvió a romperla, ya no tanto como artillero sino como fino estratega. Bajaba y metía bochazos precisos de 40 metros al pié del compañero. La llevaba cortita mientras buscaba paciente un hueco y la largaba en cortada, como cuña entre los zagueros para el pique de Oscar Mas, su eterno socio del gol. Se anotó 5 veces en el superclásico. Tenia el temperamento mas caliente que el de su hermano, aunque no su chispa genial. Sufrió junto a varios próceres de los años oscuros, la injusticia de la reprobación de una tribuna contrariada por los repetidos fracasos. Daniel jamás negoció su estilo. Nunca. Ni siquiera cuando Didí llegó a Núñez con una escoba barre referentes y que –en parte- obligó a su préstamo a Racing para la temporada de 1972.
Daniel Onega convirtió 118 goles con la banda roja y es el octavo anotador de nuestra historia. Nadie sabe cuantos más hizo hacer. A finales del 73 eligió irse a España para jugar para el Córdoba. Su retiró se daría unos años mas tarde en Millonarios de Bogota.
Su apellido significa otra forma de decir River, vaya novedad. El pequeño Daniel nació en una casa cuyo principal adorno era un banderín del millonario, y las fotos de las glorias de La Máquina. Con el genio de Ermindo como espejo, edificó una carrera célebre aún sin el aporte sustancial de las vueltas olímpicas. Dos nombres propios y un destino sin gloria el de los Onega, que sin embargo se yergue en la historia riverplatense con la imponencia de las Torres Gemelas.

martes, 9 de noviembre de 2010

UNA SOMBRA YA PRONTO SERÁS


Fuera de discusión está lo erróneo de echar un DT una semana antes de jugar un superclásico. En realidad, no es correcto echar un técnico antes de que finalice su contrato. Es obvio el error y tomar esta decisión tan drástica supone asumir descarnadamente en público los alcances de ese desliz. En el caso de River, el error no fue solo haber incumplido lo firmado con Cappa. El error -hoy reconocido y sincerado- fue haberle ofrecido contrato.
Parte Don Ángel. Allá por abril de este año, no fuimos pocos los que (cruzando los dedos para espantar mufas) temimos por esta sucesión de imágenes que se abalanzaron sobre nosotros desde el doloroso y patético 0-1 en Floresta. Parte Don Ángel. Quién sabe que lectura habrá hecho Passarella desde su personalísima conducción para imaginar una realidad distinta a la que se caída de madura. Habrá soñado con una aventura "barcelonesca" al fragor del mensaje romántico del entrenador; Habrá visto la potencialidad de la revolución que River Plate todavía se adeuda; Habrá encontrado una figura maleable que no opaque egos y que contagie aquello que en el plantel ya está comprobado que no existe.
Haya lo que haya imaginado el Kaiser, nada de eso ocurrió. Y el fracaso de Cappa -por su incapacidad- es también el propio -por el flagrante error de haberlo considerado apto para esta empresa-.
Jugados como estamos, todos compramos esa ilusión. No nos quedaba otra. Como tambien compraremos la que venga en su reemplazo. Mas siempre quedará la convicción de saber que Cappa fue consecuente con sus mediocres antecedentes, obviando el famoso Huracán del tiki tiki. Será River Plate un eslabón más en su larga cadena de patriadas que (por hache o por ve) se troncharon a mitad de camino. Este millonario maximizado en urgencias, jamás le planteó el mínimo resquicio para la paz. Tal vez por eso nunca encontró el equipo. Tocó a la marchanta esquemas, puestos y jugadores. Ese mareo estratégico que lo apresó, hizo que poco a poco el empuje soberbio de un arranque con 3 victorias se fuera desinflando penosamente. Algo es claro: Si en 18 partidos no das dos pases seguidos y solo encontrás 4 titulares indiscutidos (Carrizo, Maidana, Almeyda, Pavone), algo mal se debe haber hecho.
Ya sea en sus abundantes parloteos iniciales o desde el absurdo silencio autoimpuesto antes de su caída, Ángel clamó por tiempo para trabajar. Nadie podrá quitarle razón a sus súplicas, pero 7 partidos sin ganar, una caída lastimosa ante All Boys, un cuadro hundido en la promoción y un equipo carente de juego y ánimo para la respuesta, son motivos (aparentemente suficientes) para cortar por lo sano. En este River de hoy el tiempo es un bien escaso, y Cappa consumió mucho y lo retribuyó casi con nada.
Venerado y denostado por la pseudoprensa. Virulento, calentón y hasta querible por la vehemencia con la que defendió su (nuestra) causa. Volverá ahora Don Ángel al lugar que corresponde. Volverá a la teoría. A la mesa de café, al púlpito de catedrático, a la sanación de un mensaje sin fisuras, a las alabanzas irrefutables de ese juego que a todos nos gusta, pero que tal vez ya no exista. Al dardo venenoso hacia los incultos procuradores del resultado a como de lugar. Volverá Cappa a ese sitio, lejos de este cruel día a día que le exije comprobar que es capaz de llevar a la práctica su dialéctica.
Allí pertenece Cappa. Lejos de las peripecias ilógicas de un deporte que ha vuelto a jugarle una mala pasada.