Torneo Apertura 2010 - 16ª fecha.
Estadio Monumental - 28/11/10
RIVER PLATE: Carrizo (8); Ferrari (5), Maidana (6), Coronel (5) y Román (7); Acevedo (6), Almeyda (6), Pereyra (6) y Lamela (5); Ortega (4) y Pavone (5). Posteriormente Funes Mori, Buonanotte y Cirigliano. DT: Juan José López.
OLIMPO: Tombolini; Casais, Bianchi Arce, Mosset y Villanueva; Galván, Brum, Cobo y Vega; Salom y Furch. Luego Rolle, Bareiro y Delorte. DT: Omar De Felippe.
GOLES: Adalberto Román (RP) 31 pt.
ARBITRO: Sergio Pezzotta -bien-
MAN OF THE MATCH: Juan Pablo Carrizo (River Plate)
RESULTADO MORAL: River Plate 2 - Olimpo 1.
Dos años y medio de diferencia y el mismo grito absolutamente distinto. Dos años atras, Diego Buonanotte se filtraba en la defensa bahiense y tocaba al segundo palo y al rastrón para anotar el gol con que River ganaba su último campeonato, allá en el Clausura 08. Hoy, en el mismo arco, en el mismo palo, y con casi la misma euforia en el festejo, Adalberto Román se anticipó en un corner de Lamela, y cabeceó como Dios y los manuales mandan. A contrapierna, abajo y de pique al suelo. Hoy como ayer ese estallido. Hoy como ayer con el corazón en la mano. Hoy como ayer esa victoria tan festejada, aunque los motivos de la alegría sean tan disímiles que cuesta creer que entre suceso y suceso hayan pasado apenas 2 años y medio.
La principal virtud de JJ ha sido sincerar a River de cara a su realidad. En estos tres últimos partidos el millonario ha sido honesto con su urgencia y fue a lo básico y primordial: Los puntos. Ya no hay aventuras románticas ni futuros perfectos. Ahora, con el privilegio del orden y el cero en el arco propio, equipo y circunstancia parecen tener mucho mas en común. Lo cual no deja de ser un síntoma positivo. No se puede pensar en la revolución si lo que primero que se tiene es la panza vacía. También ciertas movidas de nombres parecen haber sido acertadas. Acevedo aporta el bendito equilibro y un traslado seguro en la zona central, al margen de ser un pulmón extra para el Pelado Almeyda. Y Román no sube como Arano, pero cancela su zona defensiva y es, además, un reaseguro en el juego aéreo en ambas áreas.
Maniatado y nervioso, hasta ese cabezazo de Román, River no había hecho demasiado por merecer el triunfo ante un Olimpo humilde y ordenado. Pero en este fútbol en donde el trámite lo determinan los goles y no el juego, el sufrimiento experimentado hasta el último minuto para festejar el éxito pareció un poco exagerado. En los minutos posteriores a la apertura del score la banda generó bastante como para eliminar los sobresaltos que llegaron en el cierre del juego. Los arrestos voluntariosos de Olimpo provocaron alguna zozobra y fue necesaria la aparición de San Carrizo -Almeyda dixit- para jugarse la vida ante una entrada de Bareiro en el descuento (como previamente lo había hecho ante Furch y Galván). Su arrojo abrochó una victoria vital y sin mucho para destacar. Además ahuyentó los fantasmas de un empate, que de haber ocurrido, hubiera dado por tierra con la precaria ilusión a la que estamos aferrados.
River Plate pone a prueba tu corazón. Lo zamarrea en un vaivén de sensaciones de la que solo los mas fuertes saldrán airosos. Te da aire y de pronto te lo quita. Este River (su fútbol, su gente, sus falencias, sus virtudes) debe ser analizado y comprendido bajo el inapelable prisma de su contexto. Hoy, la actualidad reclama cuchillo entre los dientes y armadura de hierro. Su DT y sus jugadores lo saben, y parece ser, que buena parte de su público también. No es una mala señal. La historia, la gloria, las banderas, las tradiciones que nos han hecho los mas grandes se respetan y se defienden, pero hoy por hoy, están para ser exhibidas en el museo.