domingo, 28 de noviembre de 2010

EL CORAZÓN EN LA MANO

River Plate 1 - 0 Olimpo (Bahía Blanca)
Torneo Apertura 2010 - 16ª fecha.
Estadio Monumental - 28/11/10


RIVER PLATE: Carrizo (8); Ferrari (5), Maidana (6), Coronel (5) y Román (7); Acevedo (6), Almeyda (6), Pereyra (6) y Lamela (5); Ortega (4) y Pavone (5). Posteriormente Funes Mori, Buonanotte y Cirigliano. DT: Juan José López.
OLIMPO: Tombolini; Casais, Bianchi Arce, Mosset y Villanueva; Galván, Brum, Cobo y Vega; Salom y Furch. Luego Rolle, Bareiro y Delorte. DT: Omar De Felippe.
GOLES: Adalberto Román (RP) 31 pt.
ARBITRO: Sergio Pezzotta -bien-
MAN OF THE MATCH: Juan Pablo Carrizo (River Plate)
RESULTADO MORAL: River Plate 2 - Olimpo 1.

Dos años y medio de diferencia y el mismo grito absolutamente distinto. Dos años atras, Diego Buonanotte se filtraba en la defensa bahiense y tocaba al segundo palo y al rastrón para anotar el gol con que River ganaba su último campeonato, allá en el Clausura 08. Hoy, en el mismo arco, en el mismo palo, y con casi la misma euforia en el festejo, Adalberto Román se anticipó en un corner de Lamela, y cabeceó como Dios y los manuales mandan. A contrapierna, abajo y de pique al suelo. Hoy como ayer ese estallido. Hoy como ayer con el corazón en la mano. Hoy como ayer esa victoria tan festejada, aunque los motivos de la alegría sean tan disímiles que cuesta creer que entre suceso y suceso hayan pasado apenas 2 años y medio.
La principal virtud de JJ ha sido sincerar a River de cara a su realidad. En estos tres últimos partidos el millonario ha sido honesto con su urgencia y fue a lo básico y primordial: Los puntos. Ya no hay aventuras románticas ni futuros perfectos. Ahora, con el privilegio del orden y el cero en el arco propio, equipo y circunstancia parecen tener mucho mas en común. Lo cual no deja de ser un síntoma positivo. No se puede pensar en la revolución si lo que primero que se tiene es la panza vacía. También ciertas movidas de nombres parecen haber sido acertadas. Acevedo aporta el bendito equilibro y un traslado seguro en la zona central, al margen de ser un pulmón extra para el Pelado Almeyda. Y Román no sube como Arano, pero cancela su zona defensiva y es, además, un reaseguro en el juego aéreo en ambas áreas.
Maniatado y nervioso, hasta ese cabezazo de Román, River no había hecho demasiado por merecer el triunfo ante un Olimpo humilde y ordenado. Pero en este fútbol en donde el trámite lo determinan los goles y no el juego, el sufrimiento experimentado hasta el último minuto para festejar el éxito pareció un poco exagerado. En los minutos posteriores a la apertura del score la banda generó bastante como para eliminar los sobresaltos que llegaron en el cierre del juego. Los arrestos voluntariosos de Olimpo provocaron alguna zozobra y fue necesaria la aparición de San Carrizo -Almeyda dixit- para jugarse la vida ante una entrada de Bareiro en el descuento (como previamente lo había hecho ante Furch y Galván). Su arrojo abrochó una victoria vital y sin mucho para destacar. Además ahuyentó los fantasmas de un empate, que de haber ocurrido, hubiera dado por tierra con la precaria ilusión a la que estamos aferrados.
River Plate pone a prueba tu corazón. Lo zamarrea en un vaivén de sensaciones de la que solo los mas fuertes saldrán airosos. Te da aire y de pronto te lo quita. Este River (su fútbol, su gente, sus falencias, sus virtudes) debe ser analizado y comprendido bajo el inapelable prisma de su contexto. Hoy, la actualidad reclama cuchillo entre los dientes y armadura de hierro. Su DT y sus jugadores lo saben, y parece ser, que buena parte de su público también. No es una mala señal. La historia, la gloria, las banderas, las tradiciones que nos han hecho los mas grandes se respetan y se defienden, pero hoy por hoy, están para ser exhibidas en el museo.

viernes, 26 de noviembre de 2010

LUIS MARÍA RONGO

River Plate 1935 / 1940 - 49 partidos – 53 goles - 2 títulos.
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La década del 30 para River Plate puede definirse con un solo nombre: Bernabé Ferreyra. El shock que “La Fiera” causó, conmovió los cimientos de una institución que dejó por esos años de ser importante para ser grande de verdad. Bernabé era como un rockstar, un semidiós magnético – y por ende- irreemplazable. No fueron pocos los que encararon esa patriada titánica de hacer olvidar a Bernabé. Ninguno lo logró. Quien más cerca estuvo de hacerlo, sin dudas, fue Luis María Rongo.
Nacido en Córdoba en el año 1916. Rongo vino a River de pibe y fue una de las estrellas de una camada inolvidable cuyos apellidos más rutilantes fueron Moreno y Pedernera. Ya saltaba a la vista sus cualidades de artillero cuando los seguidores de la cuarta especial atestiguaban los 44 goles que marcó en el año 1933, curiosamente los mismos que Ferreyra había marcado en la temporada anterior, pero en Primera. Rongo era un rusito morrudo, de frente amplia, peinado a la gomina, y no era ninguna luminaria técnica ni mucho menos. Poseía si, una perseverancia a prueba de balas y un admirable remate de derecha, que le permitía anotar seguido desde afuera del área con pelota en movimiento o de tiro libre.
Una lesión de Bernabé le abrió las puertas del debut en Primera justo ante Boca en un superclásico el 1 de septiembre del 35. El estreno no podría haber sido mejor. A los 21 minutos del segundo tiempo un furibundo derechazo suyo estremeció la red de Yustrich y decretó el 1-1 final en Alvear y Tagle. Al mes siguiente jugó su segundo partido y le hizo 3 a Gimnasia de La Plata, y también se anotó con otro tanto más ante Talleres de Remedios de Escalada. Pero cuando sanó Bernabé, Rongo volvió sin chistar a la cuarta especial.
En realidad no fueron muchas las oportunidades que tuvo Rongo de jugar con continuidad, ya que River por esos años era un equipo armónico y ya asentado, que giraba en derredor de la estrella del mortero de Rufino, la sapiencia de Peucelle, y el talento juvenil del Charro y Adolfo. Ese equipo fue campeón en las temporadas del 36 y 37, y el cordobés apenas actuó en 15 partidos.
Luis María Rongo es protagonista de un hecho curioso y excepcional en la historia del fútbol Argentino ya que jugó en la misma temporada (la del 37) en un equipo que fue campeón –River- y en otro que se fue al descenso (Argentinos Juniors, al que fue cedido a mitad de año en calidad de préstamo). Cuando volvió en 1938, la tónica de hacer banco parecía repetirse, hasta que otra lesión de Bernabé le dio nuevas oportunidades. Rongo jugó los últimos 20 partidos de esa campaña y en ese lapso de destapó. Convirtió 33 goles con el espeluznante promedio de 1,58 tantos por partido. Una tarde le hizo 4 a Atlanta. También registró hattricks ante Huracán –ida y vuelta-, Racing Club, Vélez Sarsfield, y varios dobletes, uno de ellos ante Boca.
Los goles de Rongo nunca estuvieron en discusión, pero sí su calidad para el juego asociado. Es por eso que –pese a sus números- nunca le confiaron la titularidad a rajatabla. En el 39 jugó apenas 7 partidos con 10 goles (5 de ellos en una misma tarde, la del 26 de mayo en Caballito ante Ferro). Su último tanto con la banda roja se lo anotó a Vélez, ya en 1940, su único festejo esa temporada.
Tenía 25 años cuando Fluminense de Río de Janeiro, equipo que había conocido su potencia ofensiva en varios amistosos, se lo llevó para jugar y ganar el Estadual Carioca de 1941. Rongo avaló sus pergaminos con ¡36! goles en 25 partidos. El 20 de julio, ante Sao Cristovao, Rongo hizo 6 pepas, y es hasta hoy, el jugador que marcó mas goles en un mismo cotejo vistiendo la tricolor de Laranjeiras.
Volvió a Argentina para jugar en Platense 3 temporadas. En 1945 fue adquirido por Temperley y luego cerró su campaña profesional actuando para Excursionistas y San Telmo en las división de ascenso de nuestro fútbol.
Se preguntarán porque un jugador que posee dos vueltas olímpicas y un record (tal como Bernabé) de mas goles convertidos que partidos jugados no es ídolo en la historia de River?. Quien lo sabe. El hincha tiene razones que la propia razón no entiende.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

EL RIVER DE CARMÓPOLIS


Decir que River Plate este año no ganó ningún campeonato es una afirmación concretamente cierta, pero que -a la vez- técnicamente es incorrecta. ¿What?. Si, es incorrecta. Prueben poner en el buscador de imágenes de google la frase "River campeón" y aparecerá con el correr de las páginas la foto que enmarca este post. River Plate campeón del Torneo Estadual de Sergipe. Brasil. Peor es nada.
Muchos tomamos contacto con la historia de la Sociedad Esportiva River Plate de Carmópolis hace ya algunos años cuando una crónica color del diario La Nación descubrió la existencia de un duelo River - Boca en un pequeño estado de Brasil. Pero la historia de este humilde club del nordeste profundo, que resurgió inspirado en la luz irradiada por el millonario argentino, se fue escribiendo día a día, mas allá de este particularidad altisonante. Hoy, el River de Carmópolis atraviesa el mejor momento de su corta existencia, al haberse coronado por primera vez como campeón del Certamen Estadual Sergipano, jugado en la primera parte de 2010.
Nació el 18 de agosto de 1967 bajo el nombre de Sao Cristovao. No existen muchas posibilidades de futuro venturoso si se nace en un pequeño pueblo (de apenas 7.000 habitantes en aquel momento) percutido por las carencias y privaciones de toda una región. Fue recién a mitad de los 90 cuando River aparece en esta historia. Cuenta la leyenda que los dirigentes de Sao Cristivao tomaron la medida de cambiar su nombre por el de River Plate para poder rivalizar con mas encono con una entidad que por esos años se había fundado bajo el nombre de Boca Junior (como suena, sin s). Así y todo, la austeridad continuó signando casi todo el derrotero de la banda carmopolitense. Jugadores pseudo profesionales, apoyos económicos esquivos, desinteres popular, magros resultados deportivos. No fueron pocos los que sugirieron levantar el teléfono y comunicarse con Buenos Aires presentándose como el primo pobre brasileño. Otros, mas pragmáticos iniciaron contactos con la firma Petrobras -sponsor millonario-, que justamente tiene su casa central del Estado de Sergipe, en la ciudad de Carmópolis.
La suerte comenzó a modificarse lentamente en los últimos años con la banca económica provista por la firma de medicina prepaga Plamed, la cual permitió acercar a Carmópolis jugadores de cierto nivel, y organizar una estrategia mas seria de trabajo, que tuvo su corolario este año con una campaña inobjetable que concluyó con la obtención del cuadrangular final con el que se definió el certamen estadual.
El River de Carmópolis usa una camiseta blanca con vivos azules. También viste una enteramente roja con vivos blancos y negros y otra completamente azul. Alguna vez llevaron sobre su pecho la banda roja, manchada por el bizarro auspicio de "Calcinha preta -bombacha negra-", una banda de mangue beat de la zona. Su escudo se parece mucho al nuestro, solo modificado por las iniciales SERP y la fecha de su nacimiento. Tiene su canchita pelada con apenas un vetusto alambrado perimetral. Pero hoy, muy a menudo, juega sus partidos de local en el estadio Batistao de Aracajú, la capital estadual, distante 30 km de Carmópolis, para favorecer la convocatoria de los equipos de esa ciudad y así obtener mejores recaudaciones. A nivel nacional se encuentra jugando la Serie D. Bastante lejos todavía de las grandes luces del futebol brasileiro.
Sergipe es el estado mas pequeño de todo Brasil. En Aracajú, las playas son blancas como una prolongada víbora que acompaña las aguas perladas que la bañan, y palmeras que completan la postal perfecta. Hace calor. Siempre. Su pueblo vive del turismo que se pasea por sus tierras todo el año. Río. San Pablo, Salvador, Brasilia, quedan tan lejos que su idiosincrasia se parece poco al de las grandes aglomeraciones. Hoy, Carmópolis tiene 20.000 habitantes. Fue bautizada así en 1943 en homenaje a Nuestra Señora de Carmo, patrona del lugar. Allí no hay playas ni turistas. Si hay carencias viejas mezcladas con esperanzas nuevas. También hay fútbol, y allí River es el capo indiscutido.
Hasta hace poco uno de sus principales dirigentes ironizaba explicando que "Tenemos un escudo parecido al de River de Argentina, nos inspiramos en ellos, usamos los mismo colores. Para parecernos del todo, solo nos falta ser millonarios". Todavía les falta. Pero van en camino.

domingo, 21 de noviembre de 2010

DOLOR DE OJOS

San Lorenzo 0 - 0 River Plate
Torneo Apertura 2010 - 15ª fecha.
Estadio Gasómetro - 21/11/10.


SAN LORENZO: Migliore; Luna, Tula, Bottinelli y Palomino; G. Pereyra, Reynoso y Torres; Rovira, Menseguez y Bordagaray. Posteriormente Bazán y Benítez. DT: Ramón Díaz.
RIVER PLATE: Carrizo (6); Ferrari (5), Maidana (6), Ferrero (5) y Román (6); Acevedo (5), Almeyda (6), R. Pereyra (5) y Lamela (4); Ortega (4) y Pavone (4). Posteriormente Arano, Lanzini y Funes Mori. DT: Juan José López.
GOLES: No hubo
ÁRBITRO: Diego Abal -regular-
RESULTADO MORAL: San Lorenzo 0- River Plate 0.

A veces hay partidos que no dan ni para que uno queme preciosas neuronas en un vano intento de explicación. Este de San Lorenzo y River es uno de esos casos. Habrá quienes argumenten el sofocante calor de la tarde porteña. Otros pondrán en la mesa la excusa de la presión por lograr el resultado. Otros la crisis global. Otros la caída del Muro de Berlín. Todas pavadas. Es difícil de consebir que tipos preparados física y mentalmente, varios de talento comprobado, bien dispuestos y bien remunerados, erren pases de tres metros al compañero, o tiren centros 20 metros atrás del arco, o fouleen de manera torpe e infantil durante todo un partido. La decadencia de nuestro fútbol es tan notable que tal vez este clásico no haya sido siquiera el peor juego de la fecha. Pero lo cierto es que cotejos como el del Gasómetro espantan a la gente de las canchas. Si los 30 y pico mil tipos que pagaron la entrada deciden no volver más a un estadio, estarán absolutamente justificados.
No somos tan necios como para creer que el triunfo del martes iba a fundar un nuevo River, pero sí pensamos que esta era una buena chance para proseguir con el envión de tan magnifica victoria. No se dio. River no pudo ser intenso ni pudo ser preciso. Desplegó cierta solvencia para contener sin problemas a los 3 atacantes que puso Ramón, pero eso le restó aire, inventiva y jugadores al momento de provocarle peligro a la valla de Migliore. Con el correr de los minutos el juego se fue tornando de mediocre a malo, y luego de malo a desastroso. Los 15 finales fueron un concierto de chambonadas insultantes para la historia del fútbol de ambas instituciones.
22 puntos en la tabla de al menos 30 que se pretenden. Con 12 en juego la lectura es sencilla: O mejoramos o no llegamos. Los empates no ayudan mucho en lo aparente. Las igualdades de visitante solo rinden si de local se gana.

jueves, 18 de noviembre de 2010

TODOS LOS CARNEROS VAN AL CIELO


A partir de este momento sin repetir y sin soplar: Jugadores titulares de River Plate el día del gol de Bruno, comenzando ya!!!: Ehhh… Bruno, ehhhhhh…..paso.
Deben ser realmente muy pocos los hinchas de River que sepan recitar de memoria la formación de purretes que vistió la banda roja aquella noche histórica del 14 de agosto de 1975. La misma memoria, que a veces recuerda los detalles más intrascendentes, los ha apartado a un rincón semialumbrado, como un castigo injusto, ya insalvable en el tiempo. Ocurre que para el hincha de River los nombres de esa noche son efectivamente un detalle. Esa noche no hubo 11 apellidos, sino 11 camisetas. Esa noche no hubo ídolos que ovacionar y sí una historia que revertir. 55 mil millonarios fueron ese jueves helado al Fortín de Villa Luro atraídos por el imán del amor a los colores. Gigantescas lenguas de miles de personas abarrotaron avenidas y adyacencias carcomidas por la ilusión y la incertidumbre. Era River en su esencia. Era River frente al trascendental acontecimiento de una vuelta olímpica esquiva hasta la crueldad. Era un grito contenido que ni una huelga de morondanga podría ahogar. Era un capitulo muy negro que esa noche debía ser cerrado.
Aquella noche es hoy una burbuja en el tiempo. La custodia un aura mágica que solo permite el recuerdo en flashes violentos. La huelga que no se levanta. El colosal marco. El aliento tenso a 11 anónimos con acné en las mejillas. El gol que no llega nunca hasta que llega por fin. El pibe con la 10 en la espalda -que después se sabría se llamaba Bruno- festejando en el alambrado. La invasión ciega. La alegría desbordante que contagia inmediatamente a todo un país con la radio en la oreja.
Salvo el Flaco Vivalda y Rodolfo Raffaelli, ninguno de aquellos chicos hizo carrera en el fútbol. Los acusaron de carnerear la medida de fuerza. De arrebatarles el festejo a los grandes luego de una campaña inolvidable. Muchos de los pibes experimentaron el vacío del destrato de los profesionales cuando ya se codeaban con la primera. En Agremiados les cerraron las puertas. Los pibes estaban presionados por la dirigencia y actuaron en obediencia debida. De antemano ya estaban condenados. Poco a poco fueron sucumbiendo en la espesa niebla del olvido transformada en pase libre. Rescatar aquí sus nombres de aquella noche de Liniers es –si se quiere- un mínimo gesto de agradecimiento por brindarle a la historia de River una jornada muy difícil de igualar en niveles de emoción.
1- Alberto Pedro Vivalda: Ya había debutado en primera 15 días antes reemplazando a Fillol ante Temperley, por eso, su decisión de jugar cayó mal en los profesionales. Anduvo por Chacarita, Racing, Unión, Platense, Ferro y Millonarios de Bogota. Llegó a jugar 257 partidos en primera. Problemas depresivos lo empujaron a cometer suicido cuando apenas tenía 39 años.
4- Rodolfo Luis Raffaelli: Quedó libre y pasó a Atlanta en el 78. Luego peregrinó por Huracán y Banfield. Cerró su campaña de 168 partidos en primera, jugando un Nacional para Guaraní Antonio Franco de Posadas.
2- Orlando Ponce: Jugó en primera solo esa noche en el Amalfitani.
6- Fernando Zappia: Le dieron libertad de acción a fines del 77. Probó suerte en el extranjero, donde actuó para Tirol de Austria, Nancy, Metz y Lille de Francia. Volvió y dio las urras en Atlanta. 50 partidos en primera.
3- Luis Alberto Jometón: Solo jugó esa noche en River Plate. Completó su historial en primera con 4 partidos más en Altos Hornos Zapla de Jujuy.
8- Ruben Mario Cabrera: Se fue al terminar esa temporada. Hizo casi toda su carrera en el ascenso jugando para Deportivo Italiano. En 1983 se fue a El Porvenir donde se retiró.
5- Héctor Bargas: Emigró de Núñez en 1976 descartado por Labruna y Aragón. Francia lo amparó años mas tarde actuando en los ignotos Louhans – Cuiseaux, Le Puy y Chatellerault.
10- Ruben Bruno: Su estadística personal dice que jugó en River 11 partidos convirtiendo dos goles (el otro a GELP en 1976). Le dieron el pase libre y fichó para Los Ándes donde jugó 10 partidos. Luego lo contrató Huachipato de Chile y mas tarde se lo vio en Central Norte de Salta e Independiente de Neuquén. Hoy es probable que al autor de uno de los goles mas importantes de la historia de River ni lo conozcas si te lo cruzas por la calle.
7- Leonardo Labonia: Solo ese partido en primera. No confundir con Antonio “Tano” Labonia, legendario enganche de Dálmine en el ascenso.
9- Ramón Orlando Gomez: Se puso la banda roja solo esa jornada. Sin chances ni oportunidades se fue a All Boys de Floresta donde jugó mas de veinte partidos. Continuó su carrera en Once Caldas de Manizales, Colombia.
11- Francisco Groppa: Titular solo por esa vez.
13- Sergio Gigli: Media hora de ese segundo tiempo en la primera de River. Al año siguiente lo transfirieron a Banfield.
15- Luis María Giménez: Nada mas que 15 minutos en Liniers con la de casaca riverplatense.
Nadie pensó que la sangre iba a llegar al río. Agremiados peleaba por la creación de un convenio colectivo de trabajo y decretó huelga el lunes 11. La tarde del jueves 14 fracasó la última reunión y lo impensado ocurrió. A jugar con los pibes. Reunido con los profesionales en la concentración, Labruna decidió esa misma tarde no ir a Liniers y mandar en su lugar a Federico Vairo. También ordenó sacar del plantel de la cuarta división a su hijo Omar, “para que no hablen pavadas”. Al mismo tiempo, los 20 juveniles citados para el compromiso, votaban por acatar la decisión de la dirigencia o por respetar la huelga de los futbolistas. Ganó 19 a 1 el sí. Solo Ramón Gómez optó por no jugar.
Hasta último momento, Argentinos dudó en incluir a un chico de ¡14! años que la rompía en la octava. No Lo hicieron y ya saben de quién se trata. Eguía, Rosello y Amorone fueron los suplentes que no ingresaron. Luego del gol, el chico Bruno perdió el conocimiento unos segundos por la terrible emoción de entrar en la historia. 2 minutos antes del final, el juez Miguel Comesaña paró el partido por invasión. Miles de muchachos ya mayores de edad arrancaban el pasto del Amalfitani como en trance. Era la primera vez que veían a River campeón. Por primera vez en 18 años, ese 14 de agosto, todo el país volvía a dormir tranquilo.
Una anécdota pinta mejor que nadie lo que fue aquella jornada apoteótica. Dijo Orlando Ponce, zaguero de River ese cotejo: “En el vestuario nos felicitaron y nos llevaron en caravana hasta Núñez donde siguieron los festejos. La alegría era indescriptible pero sentíamos algo raro sobre nosotros. Después todos nos fuimos a casa en colectivo. Eran como las tres de la mañana cuando me tomé el 80 para ir a Liniers. En frente mío iba un hincha de River leyendo el diario que tenía mi foto en la tapa, y ni me reconoció”.
La huelga se levantó el viernes 15. El domingo el plantel de primera tuvo su merecido festejo en el Monumental ante Racing. La historia volvía a encontrar su curso normal. Y los chicos que jugaron ante Argentinos no estaban contemplados en ella.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

QUE ESTO DURE PARA SIEMPRE

River Plate 1 - 0 Boca Juniors
Torneo Apertura 2010 - 14ª fecha.
Estadio Monumental - 16/11/10.


RIVER PLATE: Carrizo (7); Ferrari (5), Maidana (8), Ferrero (7) y Román (6); Acevedo (7), Almeyda (6), Pereyra (7) y Lamela (6); Ortega (6) y Pavone (6). Posteriormente Arano, Buonanotte y Funes Mori. DT: Juan José López.
BOCA JUNIORS: García; Cellay, Caruzzo, Insaurralde y Rodríguez; Méndez, Battaglia, Giménez y Riquelme; Mouche y Palermo. Luego Chávez, Viatri y Monzón. DT: Claudio Borghi.
GOLES: Jonathan Maidana (RP) 8 st.
ARBITRO: Héctor Baldassi (regular)
MAN OF THE MATCH: Jonathan Maidana (River Plate)
RESULTADO MORAL: River Plate 2 - Boca Juniors 0.

Quisiera subirme a esta noche y no bajarme nunca más. Abrazarme a miles de anónimos y, porque no, dejar caer una lágrima. Confundirme con el humo de las bengalas que abriga, como una cobija espumosa, esta noche inolvidable. Sentirme así feliz como hacía rato no pasaba. Libre como esas banderas que se ondean al viento. Pleno, extasiado, agradecido, emocionado.
Quisiera meterme en ese abrazo en el circulo central. Sacudir esta angustia atorada en el garguero. Poder tener este indescriptible placer de escribir estas líneas para ustedes con una sonrisa que no cabe en la cara. Volver a verte, querido River, como en tus mejores noches, convocante, imponente, ganador. Bajar y decirle gracias al Pelado, y a Ariel, y a Juan Pablo, y al Negro JJ, y a todos. Poder retomar esa esperanza maltrecha de alguna vez volver a ser lo que siempre fuimos.
River ganó en todo. Rotundo e incuestionable. Lo hizo desde esa recepción escalofriante de su pueblo, hasta el pitazo lapidario de Baldassi. JJ puso en cancha un dibujo con las fichas en los lugares correctos y con las ideas absolutamente claras. Siempre supo cual era su negocio y lo hizo evidente tanto por el fervor con que enfrentó el cotejo, como por la rotunda mediocridad con la que Boca reptó por Núñez. Maidana, Ferrero y Román le pusieron músculo, codo y agarrón al patrullaje de Palermo. Almeyda y Acevedo se entendieron precisos en el siempre difícil arte del "sale uno, espera el otro". Por ellos, Riquelme no estuvo en el Liberti. Carrizo transmitió paz. Rara vez hubo mas de 40 metros entre el primer delantero y el último defensor de la banda. Esa "rigurosidad" táctica, abrió las puertas para que los talentos de Pereyra (altísimos 45 iniciales) y Lamela generen desequilibrio. Este River fue mucho mejor que el de las últimas versiones de Cappa. Pero -sobre todas las cosas- fue un River diferente. Muy diferente.
Y después sí. El gloriosos minuto 8 del complemento. El chanfle cerrado de Lamela a la boca del área chica. La entrada rauda de Maidana, con el fantasma de Passarella guiando su arremetida con la 6 en la espalda. Y ese parietal izquierdo de pique al suelo. Y esa ceguera loca por un gol, que más que un gol es un orgasmo, que más que un orgasmo es un desahogo.
El último párrafo es para JJ. Tanta verdura mediática tirada al voleo por aquel pasado azul y oro hizo que el negro mereciera esta reivindicación publica y popular. Nunca (y menos ahora) nos debiste algo JJ. Nos quedamos con tu arrojo para agarrar este fierro caliente; Tu postal serena ante la locura y el deliro; Con la cinta adhesiva que te volviste a poner en la muñeca, como cuando la rompías con la banda roja; Y con ese puño apretado de cara a la (tu) gente cuando los tres puntos ya estaba en el bolsillo.
Tres puntos que -sabemos- son solo eso, pero que -también sabemos- que no son tres puntos cualquiera.

jueves, 11 de noviembre de 2010

EL FANTASMA BUENITO

River Plate 1966-71 / 1973 - 250 partidos - 118 goles - 0 títulos.
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Primero le dijeron el fantasma. Merodeaba las áreas como desentendido, se esfumaba de la vista de todos, y luego aparecía por sorpresa en el lugar menos pensado y causaba pavor en las defensas contrarias. Los goles se le caían de los bolsillos. Mas tarde lo llamaron simplemente Tito. Para ese entonces ya era mas hombre y menos pibe, y también era mas jugador que promesa. En esa mutación hipotecó el 9 de área y descendió al mediocampo para seguir marcando diferencia, en este caso para asistir a delanteros de gol. Daniel pudo lograr su brillo propio al resguardo de la tremenda sombra emanada por la figura de su hermano mayor, Ermindo. Es difícil establecer cuando dejó de ser “solo” el hermano de. Arribar a eso tal vez sea el mayor logro de su carrera.
Llegó de Las Parejas y al rato ya estaba en la primera jugando al lado de su hermano. Renato Cesarini, aquel zorro maestro del juego y de la vida, lo agarró en el vestuario del Monumental en la noche de su debut ante Boca, y de un sermón le sacó todos los nervios que podía tener. “Yo creo que usted es mejor que el Ronco. Ahora demuestremelo, carajo”. Aquel estreno en la Copa Libertadores del 66 lo marcó a fuego. A los pocos días anotaba ante Lara FC el primero de sus 17 tantos en ese torneo, cifra hasta hoy jamás superada para un solo certamen. Era certero en el área para el toque final, tenía el olfato necesario, pero también sabía ganarse sus chances en base a una habilidad difícil de descifrar.
La partida de Ermindo a Peñarol de Montevideo a fines del 68, lo redefinió en cuanto a estilo y protagonismo. Labruna lo retrasó a la función de armador de juego y allí volvió a romperla, ya no tanto como artillero sino como fino estratega. Bajaba y metía bochazos precisos de 40 metros al pié del compañero. La llevaba cortita mientras buscaba paciente un hueco y la largaba en cortada, como cuña entre los zagueros para el pique de Oscar Mas, su eterno socio del gol. Se anotó 5 veces en el superclásico. Tenia el temperamento mas caliente que el de su hermano, aunque no su chispa genial. Sufrió junto a varios próceres de los años oscuros, la injusticia de la reprobación de una tribuna contrariada por los repetidos fracasos. Daniel jamás negoció su estilo. Nunca. Ni siquiera cuando Didí llegó a Núñez con una escoba barre referentes y que –en parte- obligó a su préstamo a Racing para la temporada de 1972.
Daniel Onega convirtió 118 goles con la banda roja y es el octavo anotador de nuestra historia. Nadie sabe cuantos más hizo hacer. A finales del 73 eligió irse a España para jugar para el Córdoba. Su retiró se daría unos años mas tarde en Millonarios de Bogota.
Su apellido significa otra forma de decir River, vaya novedad. El pequeño Daniel nació en una casa cuyo principal adorno era un banderín del millonario, y las fotos de las glorias de La Máquina. Con el genio de Ermindo como espejo, edificó una carrera célebre aún sin el aporte sustancial de las vueltas olímpicas. Dos nombres propios y un destino sin gloria el de los Onega, que sin embargo se yergue en la historia riverplatense con la imponencia de las Torres Gemelas.

martes, 9 de noviembre de 2010

UNA SOMBRA YA PRONTO SERÁS


Fuera de discusión está lo erróneo de echar un DT una semana antes de jugar un superclásico. En realidad, no es correcto echar un técnico antes de que finalice su contrato. Es obvio el error y tomar esta decisión tan drástica supone asumir descarnadamente en público los alcances de ese desliz. En el caso de River, el error no fue solo haber incumplido lo firmado con Cappa. El error -hoy reconocido y sincerado- fue haberle ofrecido contrato.
Parte Don Ángel. Allá por abril de este año, no fuimos pocos los que (cruzando los dedos para espantar mufas) temimos por esta sucesión de imágenes que se abalanzaron sobre nosotros desde el doloroso y patético 0-1 en Floresta. Parte Don Ángel. Quién sabe que lectura habrá hecho Passarella desde su personalísima conducción para imaginar una realidad distinta a la que se caída de madura. Habrá soñado con una aventura "barcelonesca" al fragor del mensaje romántico del entrenador; Habrá visto la potencialidad de la revolución que River Plate todavía se adeuda; Habrá encontrado una figura maleable que no opaque egos y que contagie aquello que en el plantel ya está comprobado que no existe.
Haya lo que haya imaginado el Kaiser, nada de eso ocurrió. Y el fracaso de Cappa -por su incapacidad- es también el propio -por el flagrante error de haberlo considerado apto para esta empresa-.
Jugados como estamos, todos compramos esa ilusión. No nos quedaba otra. Como tambien compraremos la que venga en su reemplazo. Mas siempre quedará la convicción de saber que Cappa fue consecuente con sus mediocres antecedentes, obviando el famoso Huracán del tiki tiki. Será River Plate un eslabón más en su larga cadena de patriadas que (por hache o por ve) se troncharon a mitad de camino. Este millonario maximizado en urgencias, jamás le planteó el mínimo resquicio para la paz. Tal vez por eso nunca encontró el equipo. Tocó a la marchanta esquemas, puestos y jugadores. Ese mareo estratégico que lo apresó, hizo que poco a poco el empuje soberbio de un arranque con 3 victorias se fuera desinflando penosamente. Algo es claro: Si en 18 partidos no das dos pases seguidos y solo encontrás 4 titulares indiscutidos (Carrizo, Maidana, Almeyda, Pavone), algo mal se debe haber hecho.
Ya sea en sus abundantes parloteos iniciales o desde el absurdo silencio autoimpuesto antes de su caída, Ángel clamó por tiempo para trabajar. Nadie podrá quitarle razón a sus súplicas, pero 7 partidos sin ganar, una caída lastimosa ante All Boys, un cuadro hundido en la promoción y un equipo carente de juego y ánimo para la respuesta, son motivos (aparentemente suficientes) para cortar por lo sano. En este River de hoy el tiempo es un bien escaso, y Cappa consumió mucho y lo retribuyó casi con nada.
Venerado y denostado por la pseudoprensa. Virulento, calentón y hasta querible por la vehemencia con la que defendió su (nuestra) causa. Volverá ahora Don Ángel al lugar que corresponde. Volverá a la teoría. A la mesa de café, al púlpito de catedrático, a la sanación de un mensaje sin fisuras, a las alabanzas irrefutables de ese juego que a todos nos gusta, pero que tal vez ya no exista. Al dardo venenoso hacia los incultos procuradores del resultado a como de lugar. Volverá Cappa a ese sitio, lejos de este cruel día a día que le exije comprobar que es capaz de llevar a la práctica su dialéctica.
Allí pertenece Cappa. Lejos de las peripecias ilógicas de un deporte que ha vuelto a jugarle una mala pasada.

domingo, 7 de noviembre de 2010

DE MAL EN PEOR

All Boys 1 - 0 River Plate
Torneo Apertura 2010 - 13ª fecha.
Estadio Malvinas Argentinas - 07/11/10.


ALL BOYS: Cambiasso; Vella, Casteglione, Domínguez y Soto; Sánchez, Barrientos, Rodríguez y Grazzini; Fabbiani y Mattos. Posteriormente Pérez García, Rimoldi y J. Ferrari. DT: José Romero.
RIVER PLATE: Carrizo (6); Ferrari (4), Maidana (6), Ferrero (5) y Arano (3); Rojas (3), Cirigliano (4), Ballón (4) y Lanzini (4); Buonanotte (5) y Pavone (5). Luego Ortega (4), Pereyra (5) y Funes Mori. DT: Ángel Cappa.
GOLES: Juan Pablo Rodríguez (AB) 8 st.
ARBITRO: Néstor Pitana (mal)
MAN OF THE MATCH: Cristian Fabbiani (All Boys).
RESULTADO MORAL: All Boys 1 - River Plate 0.

Fin de semana de noviembre. Sol. Calor. Primavera.
Estudiantes barre a Lanús y es puntero.
Messi brilla en una nueva victoria de Barcelona.
Federer es campeón en el ATP de Basilea.
Ginobili aporta 28 para otro éxito de San Antonio Spurs.
Todo normal.
River Plate va a Floresta a una parada brava por el descenso.
Pierde y juega horrible.
Una vez más.
Todo normal.
Estamos muy tristes.
Más que tristes, calientes.
Más que calientes, preocupados.
Y las fechas pasan y, la verdad, no pasa nada.
En realidad si pasa, pero nada de lo que pasa es bueno.
En Floresta River dio lástima.
All Boys es más de lo que muchos piensan, pero sigue siendo All Boys.
Nada extraño. 4-4-2 y todos corren.
Hasta Fabbiani no desentona.
Suficiente para este Millonario con las cuentas en rojo.
Ahora. All Boys seguirá siendo All Boys, pero.
¿Seguimos siendo River?.
En su silencio autoimpuesto, ¿Cappa sabe lo que quiere?.
Será tan difícil acertar alguna vez un planteo táctico.
O hacer un cambio correcto.
O acaso no le entienden su parla barroca.
O será que es solamente incapaz.
Y si es así.
¿Cuanto durará al frente de este barco?
Buonanotte y Ortega, salen y entran sin ton ni son.
Rojas y Ballón del fondo del banco a puestos clave entre los 11.
Funesito y Lamela, promesas de juego que... no juegan.
Una linea de cuatro que no se altera por mas que haya crisis atómica.
No hay 3 pases seguidos.
No hay un conductor.
Ni un pálido atisbo de inteligencia.
No hay temperamento y fuego sagrado.
¿Podría alguien decir de que jugó Cirigliano?
¿O de que jugó Lanzini?.
Carrizo, parando lo que puede. Pero es arquero, no mago.
Ferrari, desconocido.
Arano, el mismo perro de siempre.
Maidana y Ferrero, lo más decente mal que mal.
Pavone... pobre Pavone.
Cappa, con un bolonqui que le quema las manos.
Y si le quema, Don Ángel, mejor que lo deje ahora que es tiempo.
Encima se viene Boca. Match visagra.
Noticias grossas auguran ocurrir el próximo martes.
Solo espero un cambio radical.
Ya sea para reconstruirnos anímicamente desde una alegría.
O para que todo estalle en mil pedazos desde una decepción.
Pero que cambie, por favor.
Esta lenta agonía es insoportable.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

EL ROBO DE GUAYAQUIL

Barcelona 1 (4) – 0 (3) River Plate
Semifinal Copa Libertadores 1990 – 12/09/90.



- ¿Vos sos periodista Argentino, no?.
- Si.
- ¿Sabés si vino Tití Fernández de Continental?.
- No, no vino. Yo soy de El Gráfico.
- Bueno, te lo digo a vos. Este partido está comprado.
- ¡¿Cómo?!.
- Si, hermano, está comprado. Pero salgamos de acá, vamos afuera. Ecuador es Colombia en miniatura.

Estas fueron las primeras líneas de la crónica con que El Gráfico cubrió la eliminación de River de la Libertadores del 90 a manos de Barcelona de Guayaquil. Los periodistas de esta revista, fundadores de un estilo que hizo escuela, a menudo mas afecto a la novela que al rigor periodístico, sabían como hacer para enganchar al lector. Habrán recibido infinidad de acusaciones de este tipo, pero en este caso, lo ocurrido y lo denunciado se parecieron llamativamente mucho.
El anónimo denunciante tenía datos precisos del supuesto soborno. El sábado previo al choque el vicepresidente de Barcelona, el Capitán Xavier Paulson y el preparador físico del plantel, el peruano Hernán Saavedra, habrían viajado a Lima para arreglar todo con Carlos Montalbán, juez del partido. Le pagarían a él 15 mil dólares y 5 mil a un línea a cambio de que antes de los primeros treinta Barcelona esté en ventaja y luego echarle a River un jugador importante. Sabía la fuente en que hotel se habían reunido y como estaban vestidos los protagonistas del cónclave. Pero cronista y denunciante no eran los únicos enterados de esta movida sombría, toda la delegación de River sabía que “algo” se estaba tramando, pero no sabían bien que.
Sugestionado, mal predispuesto, y tal vez, consiente de que iba a ser robado, River entró al Monumental de Guayaquil a jugar un partido de semifinal de Copa en un clima espeso, de nacionalismo exacerbado, y absolutamente viciado. A los 2 minutos Uquillas le marcó la tibia a Zapata de un planchazo. Dos minutos mas tarde Carlos Muñóz fue victimario de Astrada con un cabezazo alevoso. Ambos debieron ser expulsados. Valía todo. Marcelo Trobbiani y los uruguayos Saralegui y Acosta fogoneaban la máquina. 40.000 personas hervían al grito de ¡Ecuador!, ¡Ecuador!, por el que tanto había pugnado por TV el Presidente de Barcelona Isidro Romero Carbo, ataviado con camiseta y vincha del club de sus amores. El trámite era anormal y un River con varios pibes (Miguel, Astrada, Zapata, Berti, Borrelli) estaba sobrepasado.
Los 45 minutos iniciales fueron un calvario. Montalbán permitía todo tipo de alevosías y descontrol. A los 21 ocurrió lo predicho. Una pelota cayó al área millonaria, a ella fueron Acosta y Serrizuela, ante el mínimo contacto el delantero local se dejó caer y el juez sancionó penal. El mismo Acosta venció a Miguel con toque suave y puso el 1-0. Cerca de 100 tipos que estaban tras los carteles ingresaron al campo a festejar el gol y –de paso- sobrar a los jugadores riverplatenses. No hubo una batalla campal de milagro. Por la protesta el partido estuvo parado 10 minutos. La policía, escudo y bastón en mano separaba a los golpes a los jugadores del árbitro. “Nozz ezztán robando” gritaba el Loco Enrique. Era verdad, pero era un grito en el desierto.
River era mucho mejor equipo que Barcelona pero apenas le había ganado 1-0 en la ida. Con la Cabeza mas fría y enfocado en no caer en la trampa del clima prefabricado, River generó mas de 5 situaciones claras de gol en el segundo tiempo para empatar y lograr el pase a la final. La pelota no entró y hubo que ir a los penales. El pobre Tiburcio Serrizuela falló el primero de la serie (el segundo si se tiene en cuenta el que había marrado en Bs. As.) y el último de Da Silva pegó en el travesaño, dio en la línea de gol y cayó en las manos de pestañita Morales. La suerte estaba echada. Aunque para muchos, ya estaba echada desde mucho antes. Por River fueron José Miguel; Basualdo, Higuaín, Serrizuela y Carlos Enrique; Zapata, Astrada, Berti y Vázquez; Medina Bello (expulsado en el complemento) y Da Silva. Luego entró Borrelli. Por Barcelona jugaron Morales; Izquierdo, Montanero, Bravo y Guzmán; Proaño, Saralegui, Trobbiani y Muñóz; Uquillas y Acosta. El DT era Miguel Brindisi.
La Libertadores del 90 fue absolutamente anormal. River e Independiente pasaron a octavos directamente porque sus rivales colombianos porque su campeonato local se había suspendido. En cuartos de final, y luego de una denuncia de apriete por parte del juez uruguayo Juan Cardellino, la Confederación decidió hacer jugar de nuevo, y en terreno neutral, el partido que disputaron en Medellín, Atlético Nacional y Vasco da Gama. En ese cotejo y en el de semifinal ante Olimpia de Paraguay, los colombianos hicieron de local en Santiago de Chile.
Santiago de Guayaquil, ciudad de un abrazo muy famoso y de un robo muy bien echo. River esbozó una protesta formal por lo ocurrido en Ecuador. Presentó videos y pruebas. Esa carpeta debe estar durmiendo todavía en algún oscuro cajón de la sede del fútbol sudamericano en Asunción.